Gaston miró la puerta por la que se había marchado Rochi unos minutos más, hasta que su cuerpo fue capaz de reponerse a la perdida de su abrazo. Se giró y camino en dirección a su casa. Cuando llevaba un rato andando se percató de que Victorio lo acompañaba y lo miraba con media sonrisa burlona.
- ¿No tenías cosas que hacer? -preguntó Gas extrañado.
- Sí, pero te vi tan obtuso que pensé en acompañarte para que no te atropellen o algo -se burló Vico sin rastro de diversión.
- ¿Y a ti qué te pasa? -dijo parándose junto a él.
- ¡No me extraña que todo el mundo crea que sois novios cuando os conocen! -exclamó Victorio ceñudo.
- ¿Cómo?
- Ro y tú ¡Parecéis novios! -afirmó muy serio.
- Como crees. Para nada. Es solo que es mi amiga. Mi mejor amiga. Como una hermana. Y como parte de mi familia que es, no me gusta que me oculte cosas o que me trate como si yo no fuese importante. Ella es una niña muy especial para mi, pero nunca podría verla de una forma... -¿sexual? se preguntó a si mismo y frunció el ceño- No podría verla de una forma que corrompiese nuestra amistad.
- Se nota que tenéis algo lindo. Pero tarde o temprano caeréis. Una amistad tan fuerte lleva a confusión -predijo el morocho aún muy serio.
- No me atrae en lo absoluto. Además, nuestra amistad es limpia y pura, nunca la estropearía acostan... con nada -se rectificó incapaz de decir una palabra tan soez para con la persona más importante de su vida.
- ¿En serio hay cero posibilidades de que haya algo entre vosotros? -preguntó interesado Vico.
- ¡Cero posibilidades! -corroboró Gas- Pero ¿por qué o qué? Dijiste que tú no estabas interesado en ella.
- ¡Ya! Pero la verdad, me atrae muchísimo. Me gustó en cuanto la vi, pero después cuando la intenté conocer estaba muy seria y apenas hablaba. Estaba así porque tú estabas medio desaparecido y después ella apenas daba la cara. Ahora sé que era por el trabajo. Pero no creo que la chica que conocí sea la verdadera Rochi. Cuando la he visto hoy contigo ha sido toda una revelación. La fuerza con la que toma las cosas. Esta claro que tiene carácter -dijo soltando una carcajada- Es muy inteligente. No la engañamos ni por un segundo. Y nunca la imaginé tan dulce. Cuando sonríe... -se mordió el labio y se llevó las manos a la cara- ¡Uf! Quiero conocerla mejor, mucho mejor.
Gaston escuchó atentamente todo lo que dijo Victorio y estuvo de acuerdo con cada afirmación. Era obvio que al chico le gustaba su amiga de verdad, que no quería jugar con ella. Recordó la imagen de ella en los brazos del gorila. Mejor que con ese chico con cualquiera, pensó Gaston. Victorio parecía hablar en serio, y si quería conquistar a Rocio, él no se opondría. Si ella tenía que tener un novio, al menos, tendría uno que él pudiese controlar. Si se pasaba de la raya... no lo haría. No se lo permitiría. Pero Victorio parecía más serio de lo que él pensó en primera instancia. No jugaría con ella.
Al llegar la noche Rochi no llamó a Gaston, sino que fue a su casa. Él estaba en la cama ojeando una revista cuando entró en su habitación. Él la miró, sonrió y echó la revista a un lado.
- No te esperaba -afirmó Gas.
- ¡Estoy muerta! -exclamó Rochi tirándose sobre la cama.
La cama era enorme por lo que cabían los dos sin problemas. Aún así, al estirarse Rocio coloco su brazo sobre el abdomen de Gaston.
- ¡Ven acá! -ordenó Gas tirando de ella para colocarla sobre su pecho- ¿estás muy cansada? -preguntó acariciándole el pelo. Le besó la frente y continuó peinándole el cabello con los dedos, deshaciendo la coleta que llevaba.
- ¡Agotada! -respondió dejándose mimar- No volveré a participar en la próxima fiesta que monten.
- ¡Ajam! -es lo único que pudo decir ya que estaba concentrado en el brillante pelo entre sus dedos. Nunca se había fijado en lo sedoso que era ¿Por qué lo llevaría siempre recogido? Estaba seguro de que suelto sería una melena increíblemente... No, se dijo Gas, no iba a pensar que era sexy. Además, una melena no podía ser sexy. Aún así tuvo que contenerse para no pedirle que se levantará para ver como le quedaba el pelo suelto.
- Pero mañana acabará todo -continuó Rochi-¿Me estás escuchando? -dijo levantando la cabeza para mirarlo.
A escasos centímetros Rocio esperaba que Gaston le respondiese. Y este esperaba volver a respirar lo antes posible. Con el pelo revuelto por las caricias y cayendo en cascada a un lado, Rochi estaba deslumbrante. Definitivamente se había equivocado, pensó Gaston, ¡era guapísima! Sus enormes ojos mieles completamente pendientes a él, su melena dorada acentuando la suavidad de su cuello y los carnosos labios entreabiertos ¡Una belleza!
¡Oh, Dios!
Rochi comenzó a impacientarse y como acto de ansiedad por la mudez de su amigo, se mordió el labio. Gaston notó como se tensaba todo su cuerpo y el corazón comenzaba a latirle a mil pulsaciones por segundo. En cuanto su cuerpo se lo permitió salió corriendo de la cama y fue al baño. No podía ver a Rocio como una mujer. Era Rochi ¡Maldita sea!, se reprochó. Si no se había dado cuenta antes de lo bella que era fue porque era un amigo al que respetar, no con el que fantasear. Y estaba seguro de que la imagen que acababa de ver lo atormentaría esa misma noche. No podía ser tan miserable de ignorar a su amiga simplemente porque le pareciera guapa. Saldría del baño y actuaría como siempre. A fin de cuentas, que fuera guapa no cambiaba nada. Él seguía sintiéndose atraído por otra clase de mujeres. Esas que juegan hasta enloquecerlo de deseo, sexys y atrevidas ¡Y Rocio no era de esas! Saldría y hablaría con ella como lo que era, una amiga, pensó Gaston tajante. En cuanto se le pasase la erección, claro.
Bastantes minutos más tarde Gaston había conseguido calmarse y salir, más relajado, a su cuarto. Miró a la cama y ella seguía allí. Se había puesto la coleta otra vez, y su pelo había vuelto a ser el amasijo de pelo sin gracia de siempre. Miraba la revista que él había dejado un rato antes y fruncía el ceño. Él la conocía y sabía exactamente qué artículo estaba leyendo. Suspiró relajado. Ella volvía a ser la que conocía. No sabía cómo había parecido aquella extraña y sexy mujer pero por suerte para él había desaparecido. Frente a él estaba la chica con la que jugaba al baloncesto siempre que podían, la que le acompañaba a ver fútbol, la que le sacaba de los líos, en los que normalmente era ella quién lo metía, y de la que estaba seguro conocía cada detalle de su vida. Fuese lo que fuese lo que le pasaba últimamente desaparecería. Puede que fuese el descubrimiento de que otros la veían diferente, lo que provocaba aquello. Pero ella no había cambiado y él no quería que ella lo hiciese. Y mucho menos que cambiase su relación.
- Ro tengo algo que decirte -afirmó Gas acercándose a la cama.
- Si es lo que has hecho en el baño, ¡ahórratelo! -pidió Rocio inmersa en lo que leía.
- ¡No! -negó Gaston sonrojándose por un instante, hasta que se dio cuenta de que ella se refería a otra acción que cubría una necesidad básica, para lo que estaba diseñado el aseo, y no la que había cubierto en realidad. Se relajó y sonrió. Se dijo a si mismo que no se había masturbado a costa de su amiga. Era una simple coincidencia que su erección surgiese frente a ella. Y él solo se limitó a hacer que desapareciese.
- Bueno, pues cuenta -dijo Rochi dejando la revista a un lado.
- Quería hablarte de Victorio -le comunicó sentándose en la cama frente a ella.
- ¿Otra vez? ¿Qué quieres saber ahora? Apenas nos vemos ¿no creerás que nos vemos a escondidas o algo así? -acusó pensativa. No tenía ni fuerzas ni ganas para otra discusión.
- Tranquila. Hemos pasado tiempo juntos y he descubierto que es un buen tipo.
- ¡Que sexy! -dijo sarcástica, desconcertando a su amigo. Había pasado mucho tiempo sin controlar lo que decía y se había vuelto normal que el único tema de charla fuesen los hombres malos y cuan malos podían llegar a ser en el dominio en el que estaba permitido: la cama. Pero ahora no estaba con las chicas y tenía que controlarse- ¿Qué pasa con él?
- Me ha corroborado que le gustas -informó sereno.
- Eso ya se dijo hace mucho ¿Cual es la novedad? -preguntó sin entender a donde iba su amigo.
- Antes sabíamos que le parecías guapa, ahora él me ha confirmado que quiere conocerte más en profundidad -explicó Gaston tan lento y cuidadoso como si hablase con una retrasada o un bebé que apenas comienza a hablar.
- ¿Y? -replicó Rochi perdiendo la paciencia. Si no soportaba que la tratase como ton'ta, aún menos que se hiciese de rogar tanto. Estaba claro que creía que la iba a escandalizar o algo parecido.
- Tú siempre igual. Todas las chicas de la universidad matarían por una oportunidad con él y tú ni lo tomas en cuenta ¿No te gusta o es que no te atraen los hombres? -bromeó no estando seguro de escuchar la respuesta.
- Oh, claro. Como a todas les gusta a mi me tiene que gustar. Por esa lógica aplastante yo debería estar desnuda bajo tus sábanas esperándote y rogando para que me hagas tuya, al igual que todas se te regalan diariamente.
¡Maldita sea! Intentaba verla como un chico aunque estuviese hablando claramente de que era una mujer con deseos por otros hombres ¿Por qué tenía que haber dicho eso? "Desnuda bajo tus sábanas esperándote y rogando para que me hagas tuya". No sería fácil de olvidar o de ignorar. Pero eran amigos y tenía que bromear como correspondía a un engreído que no se toma nada en serio.
- Ya tienes medio camino hecho. Ya estás en la cama. Ahora solo falta que te quites la ropa que yo ya hago lo demás -bromeó Gaston rezando para que no se estropease su relación por bromear con el sexo.
- ¡Que pereza! Lo dejamos para otro día mejor -le siguió la broma Rocio. Ella apenas se había dado cuenta de que era la primera vez que bromeaban con el sexo entre ambos. Era algo tan frecuente en su día a día, que no le pareció diferente. Solía picarse frecuentemente con todos los hombres que conocía, haciéndose la difícil, como ellos le reprochaban.
- ¿Entonces? -preguntó relajado por la normalidad con la que ella se había tomado la broma.
- ¿Qué?
- Pues ¿qué piensas de Vico? -quiso saber impaciente.
- ¡Ahm! ¿Soy totalmente sincera?
- Claro. Sino no preguntaría.
- Nunca he hablado así contigo así que puede extrañarte -afirmó Rocio escéptica.
- No hay problema. Somos amigos y podemos contárnoslo todo -repuso muy sonriente.
- ¡Ok! Físicamente es mi tipo. Pero apenas he tenido oportunidad de conocerlo. Así que no puedo hablar sobre su personalidad. Pero... -continuó antes de que la interrumpiese- yo soy de las que piensan que tiene que atraerte desde el primer momento. Eso de que con el tiempo se comienza a querer a alguien es una chorrada. Con el tiempo solo se consigue cariño. Si la química no se da desde el primer momento, nunca se dará.
- ¿Y la hay entre vosotros? -preguntó sereno.
- Vico no pasa desapercibido pero la verdad no me agrada el no poder decir que lo conozco. Pero sí, me atrae -confesó Rocio delicadamente.
- Le encantará saberlo -afirmó Gaston risueño.
- Si es que se entera. Porque tú no se lo dirás y yo no se si quiero que se enteré. No te necesito de cupido. Me las he arreglado muy bien sin ti hasta ahora. Además, tengo algunos asuntos sin resolver -dijo pensando que como Simon escuchase esa conversación ejecutaría de inmediato a sus dos amigos. Aunque estaba segura de que si pudiese hacer tal cosa, extendería la condena a todos los hombres heterosexuales atractivos. Y a todos los demás, también.
- ¿El gorila es tu novio? -preguntó ceñudo.
- ¿Nico? Ya le gustaría -bromeó Rochi soltándose en carcajadas- Lo que quería decir es que yo no soy de tener novio. Tú me conoces, nunca he tenido ninguno -formal, pensó- Y no estoy segura de querer tenerlo. Además eso se tiene que dar, no planearlo. Y me extraña que estés de acuerdo. Pensaba que el día que me echase novio harías una campaña contra él, no a favor de que me lo eche ¿Tan necesitada me ves? -se burló en tono payaso.
- No te imagino con novio para nada. Pero si tienes que tener uno, al menos, que sea de confianza -explicó Gaston relajado.
- ¿De confianza? Vaya mier'da de celestina eres. Anda -dijo despeinándolo mientras se levantaba- Me voy que se me hace tarde.
- Te me cuidas -se despidió tirándose sobre la cama.
- ¡Eso mismo te digo yo! Que no quiero ser tía antes de tiempo -bromeó caminando hasta la puerta- Hasta el lunes. Te llamo el domingo para ver que onda, si tengo algún huequito libre. Bye.
Rocio se fue sorprendida por lo bien que se estaba tomando Gaston los cambios que iban surgiendo. No había protestado ante la idea de que uno de sus amigos la rondara e incluso, la había alentado a hacerse novios. Había bromeado sobre sexo y no había sido incómodo, ni nada se había roto en su amistad. Podía ser que se hubiese equivocado al esconderle cómo era en realidad con los hombres. Puede que él si pudiese distinguir entre como el trato con amigos y con el resto.
Gaston dio gracias al cielo porque no la volvería a ver hasta el lunes. Tenía tiempo suficiente para pensar en todo lo que había pasado. Su mejor amiga era la niña más bella que había visto jamás. No podía olvidar esa imagen a tan escasos centímetros de él. La había escuchado bromear con el sexo, hablar de hombres y comportarse como toda una mujer. Segura y de ideas claras. Y había sido tremendamente sexy. Le parecía estar tratando con dos personas distintas, y tenía todo el fin de semana para pensar qué hacer ¿Unirlas? No, eso no era posible ¿Hacer que la nueva desapareciese o volver a ignorar su existencia como hasta entonces? Eso sería lo mejor, aunque no tenía la menor idea de cómo hacerlo.
Fin Capi...
*Mafe*

No hay comentarios:
Publicar un comentario