sábado, 25 de febrero de 2012

Amigos Desconocidos Cap 24




Capítulo 24



Una noche más sin poder dormir pensando en ella, pensó Gas. Pero las cosas habían cambiado. Se había dado cuenta de que daba igual lo revolucionadas que estuviesen sus hormonas. Aunque quisiese Rocio no dejaría que pasase nada entre ellos. 

Era posible que Rochi no fuese el chico que él pensaba pero si se mostraba así era porque no tenía el más mínimo interés en que él la viese de otra forma. Ella no sentía más que cariño por él y tenía que aceptarlo. A fin de cuentas solo tenía un calentón. No es que estuviese enamorado o algo así, se dijo relajadamente.

Se levantó sorprendentemente temprano para ser sábado, pero al no haber salido la noche anterior, la resaca era inexistente. Y no podía estar un minuto más entre esas cuatro paredes o acabaría volviéndose loco.

Caminando llego hasta el parque donde se cruzó con dos chicas que corrían y hablaban animadamente. Reconoció a una de ellas sin problema, era Candela, y se acercó a saludar, por puro aburrimiento. Tras unos minutos de charla, la otra chica cayó bajo los encantos de Gaston. Y la propia Cande habría caído sino fuese porque pensaba que era un cretino posesivo y egoísta, que casi le parte la preciosa cara a Victorio.

Cande estaban tan ocupada regañándose por pensar en esos términos de Vico que no se percató que su regalada amiga estaba invitando a Gas a verla trabajar esa noche, en "El Ritual", donde llevaba unos meses bailanoa. Él estuvo encantado de ir. Encontraría de nuevo a la bellísima relaciones públicas y en su defecto a cualquier otra que lo pudiese entretener lo suficiente para olvidar a Rochi unas horas.

Las chicas se marcharon. Una feliz por su cita de esa noche y la otra preocupada por no estar segura de lo que sentía o si tenía derecho a sentirlo. Atormentada por sus emociones fue a buscar a Rocio horas más tarde. Y ya en su casa le confesó que comenzaba a sentir algo por Vico.

- No te apenes por eso Can. No pienses que yo me vaya a enojar por tal tontería. Primero, ya lo sabía; y segundo, no me voy a pelear con nadie por un hombre. Aunque a ambas nos gustase el mismo, que no es el caso, yo no me enojaría. Es cuestión de saber compartir como buenas amigas -bromeó Rochi abrazándola para que quitase la cara de preocupación- Ahora tenemos que hacer que ese loquito siente cabeza. Para lo cual tú debes ignorar cualquier intento de acercamiento por su parte.
- ¿Y si se harta y se va con otra? -preguntó Cande conociendo a los hombres- Tengo algo de experiencia con mujeriegos como él.
- Si, pero el objetivo no es estar con un mujeriego. Eso ya lo hice yo -afirmó soltando una carcajada- El objetivo es que deje de serlo. Y yo me ocuparé de que no se deje vencer tan fácilmente. Pero tienes que hacer todo lo que yo te diga. Y no decir que si y después hacer lo que te sale de las narices como siempre.

Cande frunció el ceño. Eso sería difícil. No es que no quisiese hacer caso a su amiga, es que siempre se le complicaba todo tanto que era imposible recordar lo que esta le había aconsejado. Pero lo intentaría.

Rochi estaba más animada. Entre la nueva pareja que tenía que unir y las expectativas de esa noche, apenas se había acordado de Gas. Y con apenas se refería a que de veinticuatro horas del día solo había pensado en él veintitrés. Un récord en la última semana. Pero Gas seguía siendo el mismo rompe corazones de siempre. Había escuchado a Agus decir que el mismo sábado en que había dejado descompuesta a Dakiy la había besado a ella, se había acostado con una chica que había conocido en un bar. No es que le doliese, era algo normal en él. Eso solo hizo que pusiese los pies en la tierra. Gaston era un mujeriego y si se acercaba o mostraba algún interés por ella era por el simple hecho de ser mujer, no tenía nada de especial. Y aún así no estaba segura de que él fuese a fijarse en ella. Por eso era mejor seguir con su papel.

Esa noche un viejo amigo con el que empezó trabajando hacía unos años la visitaría y tenía planeado toda una exhibición como en los viejos tiempos. Se recordó cuando aún era menor de edad y se escabullía para bailar con él en una discoteca del montón, pero que para una chica de su edad era toda una aventura. Cuando fue mayor de edad, ya tenía varias ofertas de locales más dignos y su amigo ya había terminado la carrera, por lo que no necesitaba el empleo y se había convertido en un intérprete bastante cotizado. Había pocos intérpretes de chino y japonés, por lo que no tenía muchos problemas para encontrar trabajo.
Unos días antes la llamo desde Shangai, donde llevaba unos meses viviendo, para avisarla de que iría a verla. Rocio estaba feliz de volver a verlo. Por una noche olvidaría su puesto de relaciones públicas y se subiría a la tarima con su antiguo compañero de baile.

Tras varias horas de preparativos, como cada noche, el local abrió sus puertas. Rochi estaba enfrascada en sus rutinas y a la espera de su cita. Las horas iban pasando y la gente la buscaban como si fuese el centro de la reunión. Estaba acostumbrada y encantada, ya que ese era su trabajo. Sonrió y charlo con cada cliente que se le acercaba. Rechazo cortésmente algunas propuestas de trabajo y con bastante menos educación, algunas otras propuestas.

A la hora prevista su amigo llegó. Tomaron unas copas y hablaron de sus vidas. La diferencia de edad siempre había sido evidente pero a ninguno le importaba, solo fueron amigos, con alguna recaída esporádica. Pero ahora Thiago viajaba por todo el mundo y aunque no había madurado en lo absoluto, se veía mucho más hombre. Ella ya no era la adolescente que conoció pero no se dejaba impresionar por sus excentricidades. La noche continuó y las copas no dejaron de servirse.

Gaston estaba frente al local que le había traído de cabeza durante tanto tiempo y que ahora lo recordaba como el único lugar donde podía olvidarse de Rochi durante unas horas. Aunque después pensase en ella el doble de tiempo.

Suspiró con frustración y entró gracias a la simpática bailarina que había conocido esa misma mañana. No le había llamado lo suficiente la atención como para pasar la noche con ella, pero le había permitido entrar así que no podía quejarse.

Caminó entre millonarios y futuras promesas del estrellato, mientras contemplaba el lugar. No estaba como la última vez. Seguramente cambiaban la decoración muy a menudo. Según los eventos. Pero le sorprendió que todo el mundo miraba en la misma dirección y vitoreaban de una forma bastante similar, hacía la misma tarima.

Se fue haciendo un hueco entre la concurrencia hasta llegar al punto de admiración. Una pareja bailaba de forma bastante erótica aunque era apreciable que cada movimiento estaba medido para que el contacto no lo fuese. No le llamó la atención. Ni siquiera enfocó la vista para mirarlos. Continuó el escudriño del local. 

En la barra vio a Vico, estaba hablando con una camarera. Al cambiar las luces reconoció a la chica, era Candela. Su amigo no perdía el tiempo, se dijo Gas. Pero parecía que su víctima pasaba de su proposición y lo dejaba solo con su copa. Gas sonrió. Así se sentía él, como si la única chica que le interesaba pasase de él.

Rochi era la clase de chica en la que él nunca se habría fijado, pero lo había hecho. Y ahora no podía hacer nada. Temía escandalizarla con su excitación o perderla por su deseo. Si ella pudiese entender lo que significaba la frustración sexual... Pero Rochi nunca había tenido a un hombre en ese estado por ella, se dijo Gas seguro de sus palabras.Salió de sus pensamientos y miró de nuevo a Vico que saludaba con complicidad y le sacaba la lengua a alguien en dirección opuesta a donde estaba él. Gas lo reconoció como un gesto que solía hacer a Rochi y automáticamente buscó a quien iba dirigido el guiño.

Se encontró de nuevo con la tarima y los dos bailarines. Esta vez miró más atentamente. El chico era alto, morocho y musculoso. Muy típico. La chica... Estaba de espaldas, con una camisa de seda ceñida que se le levantaba levemente al contonearse, unos pantalones ceñidos y bajos de una seda brillante que enmarcaba sus curvas. Con cada movimiento su figura se veía más exuberante. Sus caderas eran una maquina perfecta de crear fantasías. Sus manos señalaban cada punto que todos los hombres deseaban poder besar y acariciar. Y tenía un compás perfecto con la música.

Gas comenzó a estremecerse de una forma ya conocida. Nunca en su vida había sido tan intensa esa excitación pero últimamente se estaba acostumbrando a que le pasase. Paró a la primera persona que pasaba, un muchacho de su edad, calculaba él.

- ¿Quién es? -señaló hacía la tarima.
- Es la relaciones públicas del local -contestó sonriente mientras babeaba como todos al mirarla.

¡Lo sabía! La chica de la deliciosa espalda. La muchacha a la que había besado en la fiesta de disfraces. La única que era capaz de hacerle excitarse tanto como para olvidar la opinión de su corazón o su cerebro. Ninguna mujer, especial o no, era relevante en presencia de esa diosa.

La observó maravillado mientras la canción concluía y las manos de ella se desplazaban desde su sensual melena hasta sus devastadoras caderas, haciendo una suave pasada por el contorno de sus pechos y cintura, que hicieron que Gaston contuviese el aliento, aunque desde allí no pudiese ver esos magníficos frutos.

Justo cuando la canción terminó y antes de comenzar la siguiente, el chico a su lado afirmó con rotundidad y clara voz, lo que menos esperaba escuchar.

- ¡Se llama Rocio Igarzabal! -informó el chico mientras sorbía de su copa y se alejaba del petrificado Gaston.

Vio como la sexy bailarina cambiaba de posición para la siguiente canción y el oxígeno desapareció de sus pulmones. Con los maravilloso ojos mieles, que tanto le enloquecían, maquillados para enfatizar su poder devastador y la blusa ceñida semiabierta mostrando tanto su plano vientre como un generoso escote, su amiga era la visión más perfecta de una mujer que había visto nunca ¡Era Rochi!


Fin Capi...

*Mafe*

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