La fiesta es en el sótano de alguien,
una de esas cosas
hey-nosotros-hicimos-esto-para-que-ustedes-chicos-no-destruyan-la-casa. Está
uno de esos aparatos que podrías desear, pero por supuesto a nadie le importa
porque todos están muy ocupados bailando o perdiendo el tiempo con el juego de
croquet que alguien ha encontrado e instalado. eugenia camina directamente a la
pista de baile, y gaston y yo terminamos jugando croquet un rato. Me aseguro de
no estar de pie junto a él, porque… bueno… porque sí. vicco viene a mí mientras
yo he terminado y siento mi millonésimo turno y estoy esperando por ir de
nuevo. —Hola —dijo—. Mírate. —Hola, vicco —dije, y lo vi sonreírme. Él
realmente luce bien, y él huele… bueno, él huele como después del aftershave.
El aftershave de mi padre. —Luces genial —dice, únicamente mirando a eugenia
mientras él dice esto, y tengo que decir que, aunque es raro estar complicada
por un chico que huele como mi padre, en realidad me siento un poco mal por vicco.
eugenia estuvo con él cerca de una semana el año pasado, entonces ella decidió
que no quería seguir adelante. Él no lo hizo. La mayoría de los chicos de eugenia
no lo hacen. Quiero decir, no caminan detrás de ella en la escuela o algo así,
pero sabes, incluso cuando ellos están con alguien más, que si ella estuviera
interesada otra vez, ellos habrían estado corriendo de vuelta. Ella tiene este
modo de hacer, que el chico la quiera más de lo que ella lo quiere, los chicos
la quieren a ella para siempre y es permitido pensar en ella incluso cuando ha
salido con alguien más. —Así que, ¿quieres sentarte o algo? —dijo vicco, y yo
me encogí de hombros, soltando mi mazo.
Vamos a sentarnos
en las sillas del césped que han sido puestas en un semicírculo alrededor del
borde del croquet instalado. A simple vista, él está nervioso, pero entonces le
pregunto sobre su banda, recuerdo a eugenia quejarse sobre ésta, y muy pronto
él deja de estarlo y se suelta. Me gusta la música, aunque no estoy segura de
que vicco‘s Banana Brain Pain necesariamente calificara como eso. Sin embargo,
me gusta el nombre. Él me dijo que me daría una camiseta cuando le dije eso, y
entonces empieza a decirme sobre su irónico cover de una canción sobre alguna
banda de chicos que recuerdo amar cuando estaba en primero. —Así que, ¿cómo ha
estado eugenia? —dice. Y lo miro, tratando de no mirarla a ella. Pobre chico.
—Ella está bien —digo, y golpeo a vicco con mi codo—. A ella siempre le gustó
tu banda. —¿De verdad? Asiento y sonrío a eso, ampliamente y muy feliz porque
lo he visto sonreír todo el tiempo que ha estado conmigo. Miro alrededor y
encuentro a candela mirándolo. —¿Sabes a quién más le gusta muchísimo tu banda?
—digo—. candela. —¿A ella? —Sip. Ya sabes, deberías ir a hablarle sobre esa
canción —digo—. Ella la amará. —Ella lo hará. candela sólo viste camisetas de
los noventa, y si alguien más amaría escuchar sobre un irónico cover de una
banda de chicos, es ella. Además es obvio que ella piensa que vicco es lindo.
—No —dijo vicco, pero él está viendo a candela ahora, y ella le devuelve una
tímida risita. Lo veo mirarme, y entonces le sonríe de vuelta. —Oye, voy a
tomar una bebida —digo—. ¿Te veo por ahí? —Sí— contesta. Y mientras estoy
buscando una cerveza de raíz —y tengo que conformarme con una Coca—Cola— lo veo
sentarse cerca de ella. Ella luce realmente feliz y él incluso no está mirando
a eugenia. (Bueno, una vez, pero solo por un segundo). —Así que, ¿vicco y candela?
—dice gaston, y lo miro, alarmada.
—Parece que sí
—digo, y tomo un sorbo de Coca—Cola antes de hacerme parar para mirarlo—. A
ella siempre le gusta oír hablar de su banda. —Pensé que le gustabas. Fuerzo
una risa. —No, a él sólo le gusta hablar sobre… nosotros sólo hablamos a veces.
—¿Siempre encuentras chicas para los chicos a los cuales todavía les gusta eugenia?
Lo observo para ver si él luce celoso o enojado sobre que a vicco le guste eugenia.
Él no sonaba como eso, y no luce enojado del todo. Está sonriendo. Y mirándome.
—Yo no… —digo, y entonces desvanezco mi voz, porque él ha levantado la ceja con
la cicatriz y yo solo… yo solo quiero inclinarme hacia él. Ahora, aquí,
enfrente de todos. Enfrente de mi mejor amiga—. Tú deberías ir a bailar con eugenia
—digo, y me muevo un poco lejos de él, envolviendo mis temblorosas manos
fuertemente alrededor de mi soda. —Yo en verdad no bailo como ella. Ya sabes
eso. —¿Quién puede? —digo, ignorando la última parte de lo que él dice porque
tengo que hacerlo. No puedo pensar en él bailando. Solo no puedo. La mención de
ese paseo en bote del año pasado era suficiente para mantenerme deseando y… No.
No hagas eso. Miro a eugenia balanceando sus caderas, sonriéndome mientras tira
su cabello atrás y oscila la cadera, algo que yo podría practicar en mi
habitación miles de horas e incluso nunca dominarlo, y agrego—: Además, a eugenia
no le importa. Le gustas, a ella le gusta todo de ti. —Excepto mi coche —dice.
—Bien, excepto eso. —Y mi cabello. Río, segura de que él está bromeando, pero
él no se ríe tampoco, y me giro dentro de una clase de tos y tomo otro sorbo de
soda. —¿Qué está mal con tu cabello? —sé que debería arrastrarlo hasta eugenia
y verla mover sus manos alrededor de él, pero eso es lo que sale en su lugar. Y
a ella no puede de verdad no gustarle su cabello. ¿No?
—Ella dice que es
demasiado largo —dice, arrastrando una mano a través de él, y lo veo caer sobre
su frente, el final de éste sigue cayendo sobre sus ojos, suaves ondas que
amaría tocar. —Oh —digo, porque no puedo tocar su cabello o decir que creo que
luce genial porque soy la mejor amiga y él es su novio. Yo no sé por qué eugenia
me pidió venir a su casa y ver esa película con ellos o traerme a esta fiesta,
pero sé que quiero irme a casa y no pensar sobre lo mucho que deseo a gaston y
estuve parada aquí hablando de algo real en lugar de hablar de él y eugenia.
—Estoy muy cansada —digo—. Probablemente debería irme. —Y trato de fingir un
creíble bostezo y evitar sacudir mi soda. —Espera, iré a decírselo a eugenia
—dice, y mierda, vine con ellos. Debí haber dicho que tenía que ir a hablar con
alguien y conseguir un paseo con ellos. No quiero ir con eugenia y gaston, no
quiero sentarme en el coche con ellos, no quiero verlos… —rocio, ¿quieres irte?
—dice eugenia, viniendo detrás de mí y lanzando sus brazos alrededor de mí.
Incluso sudando, ella luce preciosa—. ¿Por qué? Yo no puedo decir ―Porque
quiero arrojarme a tu novio y también, es exhausto el quererlo y sentirme
culpable por eso al mismo tiempo,‖ así que solo digo: —Estoy cansada. Lo
siento. Estoy rendida. —Solo pasa el tiempo con nosotros por un rato más,
¿Vale? Allí hay algo en su voz y yo la miro, pero ella está volviendo su cara y
está viendo a todos bailar. —No puedo. Voy a encontrar a alguien y tomar un
paseo, aun así llámame mañana —digo, y golpeo mi cadera contra la de ella. —Te
llevaré a casa —dice gaston, y lo miro, sorprendida. Él tiene sus manos metidas
en sus bolsillos, su rostro un poco ruborizado, y eugenia dice: —Sí, ve con gaston,
¿vale? —y entonces me da un abrazo—. Pregúntale por qué no quiere pasar tiempo
conmigo —susurra mientras pone sus manos alrededor mío—. A él incluso no le
importa que yo esté bailando con chicos con los que solía salir, y al principio
esta cosa de no—celos era genial, pero ahora es… No lo sé. También dile que se
corte el cabello.
Ella regresa al grupo de personas
que están bailando, girándose hacia gaston antes de que ella gire hacia uno de
sus ex, nico, que luce muy feliz de verla.
Me giro hacia gaston,
lista para decirle que él no necesita preocuparse por mí, que seré capaz de
encontrar un paseo a casa y que él debería pasar tiempo con eugenia, pero él no
está viéndola. Ella tiene razón, él no está celoso. Eso nunca ha pasado antes.
—¿Lista para irte? —dice, y yo asiento, confundida y algo… y otras cosas. Cosas
que no debería estar sintiendo. Pero que las siento de cualquier manera.

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