Cerdo
Caras conocidas
ocupaban los asientos de nuestra mesa del almuerzo favorita. Lali se sentó en
un lado de mí, Agustin en el otro, y el resto de los asientos fueron
interceptados por Peter y hermanos Sigma Tau. Era difícil de escuchar con el
ruido dentro de la cafetería, y el aire acondicionado parecía estar
descompuesto nuevamente. El aire estaba cargado con el olor de comida frita y
piel sudorosa, pero de alguna manera todo mundo parecía tener más energía de lo
habitual.
—Hola, Brasil —dijo
Peter, saludando al hombre que estaba sentado delante de mí. Su piel aceitunada
y ojos color chocolate contrastaba con la gorra blanda del equipo de futbol.
—Te perdí después
del partido del sábado, Pet. Bebí una o seis cervezas en tu honor. —dijo con
una amplia y blanca sonrisa.
—Te lo agradezco.
Llevé a La a cenar. —dijo, inclinándose para besar la cabellera de Lali.
—Estás sentado en mi
silla, Brasil.
Brasil se volvió a
ver a Gaston parado detrás de él, y luego me miró a mí, sorprendido.
—Oh, ¿es ella una de
tus chicas, Gas?
—Absolutamente, no.
—dije, sacudiendo la cabeza.
Brasil miró a
Gaston, quien lo miraba expectante.
Brasil se encogió de
hombros y luego tomó su bandeja al final de la mesa.
Gaston me sonrió
mientras se acomodaba en el asiento.
— ¿Qué hay de nuevo,
Pajarita?
— ¿Qué es eso?
—Pregunté, incapaz de apartar mi mirada de su bandeja. La comida misteriosa en
su plato parecía una exhibición de cera.
Gaston se echó a
reír y tomó un sorbo de su vaso de agua.
—Las señoras de la
cafetería me asustan. No criticaré sus habilidades culinarias.
No puede ignorar las
miradas de los que estaban sentados en la mesa. El comportamiento de Gaston
despertaba su curiosidad, y reprimí una sonrisa al ser la única chica a la que
habían visto insistir en sentarse cerca.
—Ugh… el
examen de Bio es después del almuerzo, —se quejó Lali.
— ¿Has estudiado? —Le pregunté.
—Dios, no. Pasé toda
la noche tranquilizando a mi novio de que no dormirías con Gaston.
Los jugadores de
fútbol sentados al final de la mesa detuvieron su desagradable risa para
escuchar más de cerca, provocando a los demás estudiantes darse cuenta. Miré a
Lali, pero ella no le importaba la culpa, empujando a Peter con el hombro.
—Jesús, Pet. Lo
pasas tan mal, ¿eh? —preguntó Gaston, lanzando un paquete de salsa de tomate a
su primo. Peter no contestó, pero sonrió con diversión en dirección a Gaston.
Lali frotó su espalda.
—Él va a estar bien.
Sólo le tomará un tiempo para creer que Rochi es resistente a sus encantos.
—No he tratado de
seducirla —resopló Gaston, pareciendo ofendido—. Ella es mi amiga.
Miré a Peter.
—Te lo dije. No tienes nada de qué
preocuparte.
Peter finalmente me
vio a los ojos, y al ver mi expresión sincera, sus ojos se iluminaron un poco.
— ¿Tú estudiaste?
—me preguntó Gaston.
Fruncí el ceño.
—Ninguna cantidad de
estudio me va a ayudar con la Biología. Es algo que no puedo entender del todo.
Gaston se puso de
pie.
—Vamos.
— ¿Qué?
—Vamos a tomar tus
notas. Voy a ayudarte a estudiar.
—Gaston…
—Levanta tu trasero,
Pajarita. Vas a aprobar ese examen.
Tiré una de las
largas trenzas de Lali mientras pasaba.
—Nos vemos en clase,
La.
Ella sonrió.
—Te voy a guardar un
asiento. Necesitaré toda la ayuda que pueda conseguir.
Gaston me siguió
hasta mi habitación y saqué mi guía de estudio mientras él abrió el libro. Me
interrogó sin descanso, y luego aclaró algunas cosas que no entendía. En la forma
en que él explicaba, los conceptos pasaron de ser confusos a obvio.
—… Y las células
somáticas usan mitosis para reproducirse. Eso es cuando tienes las fases.
Suenan como una especie de nombre de mujer: Prometa Anatela.
Me eché a reír. —
¿Prometa Anatelo?
—Profase, Metafase, Anafase y Telofase.
—Prometa Anatelo,
—repetí, asintiendo con la cabeza.
Golpeó mi cabeza con
los papeles.
—Lo tienes. Ahora sabes esta guía al derecho y
al revés.
Suspiré.
—Bueno… ya veremos.
—Te acompañaré a
clase. Te cuestionaré en el camino.
Cerré la puerta
detrás de nosotros.
—No te enfadarás si repruebo el examen,
¿verdad?
—No reprobarás,
Pajarita. Tenemos que empezar antes del siguiente, sin embargo, —dijo,
caminando junto a mí hacia el edificio de ciencia.
— ¿Cómo vas a darme
clases particulares, hacer tu tarea, estudiar y entrenar para tus peleas?
Gaston se echó a
reír.
—No entreno para mis
peleas. Bauer me llama, me dice dónde es la lucha y voy.
Sacudí mi cabeza con
incredulidad mientras él sostenía el papel delante de él para hacer la primera
pregunta. Estuvimos a punto de terminar una segunda ronda de la guía de estudio
cuando llegamos a mi clase.
—Patea sus traseros
—él sonrió y me entregó las notas apoyándose en el marco de la puerta.
—Hola, Gas.
Me volví para a un
chico alto, algo desgarbado, sonreírle a Gaston en su camino al salón de
clases.
—Pablo —Gaston
asintió con la cabeza.
Los ojos de Pablo se
iluminaron un poco cuando me miró, y él sonrió.
—Hola, Rochi.
—Hola. —dije,
sorprendida de que él supiera mi nombre. Lo había visto en clase, pero nunca
había hablado con él.
Pablo continuó a su
asiento, bromeando con los que se sentaban junto a él.
— ¿Quién es? —Le pregunté.
Gaston se encogió de
hombros, pero la piel alrededor de sus ojos parecía más tensa que antes.
—Pablo.
— ¿Estás en una
fraternidad? —Pregunté, dudosa.
—al igual que Pet.
Pensé que ya lo sabías. —dijo, mirando más allá de mí a Pablo.
—Bueno… no pareces
el tipo de fraternidad. —le dije, mirando a los tatuajes en sus antebrazos.
Gaston volvió su atención hacia mí y me sonrió.
—Mi papá es un ex alumno, y todos mis hermanos son Sig Tau…
es una cosa de familia.
— ¿Y ellos esperan
que jures? —Le pregunté, escéptica.
—En realidad no.
Sólo son chicos buenos —dijo, agitando mis papeles—. Es mejor que vayas a
clase.
—Gracias por
ayudarme —le dije, dándole un codazo. Lali pasó y la seguí a nuestros asientos.
— ¿Cómo te fue?
—Preguntó ella.
Me encogí de
hombros.
—Es un buen tutor.
—Es un buen amigo,
también.
Ella parecía
decepcionada, y reí ante la expresión de su rostro.
Siempre había sido
el sueño de Lali que ambas saliéramos con amigos en común, y chicos que fueran
primos para ella era sacarse el premio mayor. Ella quería compartir la misma
habitación cuando decidió venir conmigo, pero veté su idea, con la esperanza de
extender mis alas un poco. Una vez que terminó de hacer pucheros, se centró en
la búsqueda de un amigo de Peter al cual presentarme.
El sano interés de
Gaston hacia mí había superado sus expectativas.
Terminé rápidamente
la prueba y me senté en las escaleras del edificio, esperando a Lali. Cuando
ella se dejó caer a mi lado en derrota, esperé a que hablara.
— ¡Eso fue horrible!
—Exclamó.
—Deberías de
estudiar con nosotros. Gaston lo explica muy bien.
Lali gimió y apoyó
la cabeza en mi hombro.
— ¡Tú no fuiste
ayuda en absoluto! ¿No podrías haberme dado un guiño de cortesía o algo así?
—Enganché mi brazo alrededor de su cuello y caminé con ella hasta nuestro
dormitorio.
Durante la siguiente
semana, Gaston me ayudó con mi trabajo de historia y me tuteó en Biología. Nos
paramos juntos escaneando la lista de calificaciones fuera de la oficina del
profesor. Mi número de estudiante estaba a tres puntos de la cima.
— ¡La tercera calificación más alta en el examen! ¡Bien
hecho, Pajarita! —Dijo, abrazándome. Sus ojos brillaban de emoción y orgullo, y
un sentimiento extraño me hizo dar un paso atrás.
—Gracias, Gas. No
podría haberlo hecho sin ti. —le dije, tirando de su camiseta.
Él me tiró sobre su
hombro, abriéndose camino entre la multitud detrás de nosotros. — ¡Abran paso!
¡Muévanse, gente! ¡Vamos a darle paso a esta pobre mujer con un desfigurado,
horrible y descomunal cerebro! ¡Ella es un jodido genio!
Me reí ante las
expresiones divertidas y curiosas de mis compañeros de clase.
Como pasaban los
días, nos vimos involucrados en los rumores sobre una relación. La reputación
de Gaston ayudó a calmar los chismes. Él nunca se había quedado con una chica
más de una noche, así que cuantas más veces se nos veía junto, más gente
entendía nuestra platónica relación por lo que era. A pesar de las constantes
preguntas de nuestro compromiso, el flujo de atención que Gaston recibía de sus
compañeros no cedió.
Él siguió sentándose
a mi lado en historia y comiendo conmigo en el almuerzo. No tomó mucho tiempo
darme cuenta que me había equivocado sobre él, incluso mostrándome defensiva
ante a los que no conocían a Gaston como yo lo hacía.
En la cafetería, Gaston
puso una lata de jugo de naranja delante de mí.
—No tenías por qué
haberlo hecho. Yo iba a tomar uno —dije, quitándome la chaqueta.
—Bueno, ahora no
tienes que hacerlo. —dijo
Brasil dio un
resoplido.
— ¿Ella te convirtió en mandilón, Gaston? ¿Qué
sigue después, abanicarla con una hoja de palmera,
Gaston le lanzó una
mirada asesina y salté a su defensa.
—. Cierra tu
estúpida boca.
— ¡Tranquila, Rochi! ¡Estaba bromeando! —dijo Brasil,
levantado sus manos.
—Sólo… no hables así
de él. —le dije, frunciendo el ceño.
La expresión de
Gaston era una mezcla de sorpresa y gratitud.
—Ahora sí que lo he
visto todo. Acabo de ser defendido por una chica, —dijo, poniéndose de pie.
Antes de irse con su bandeja, ofreció una mirada de advertencia a Brasil, y
luego salió para reunirse junto a un pequeño grupo de fumadores fuera del
edificio.
Traté de no mirarlo
mientras reías y hablaba. Todas las chicas en el grupo sutilmente competían por
el lugar al lado de él, Lali me golpeó con el codo en las costillas cuando se
dio cuenta de que mi atención estaba en otra parte.
— ¿Qué ves, Rochi?
—Nada. No estoy
mirando nada.
Apoyó la barbilla en
la mano y sacudió la cabeza.
—Son tan obvias.
Mira a la pelirroja. Ella ha pasado sus dedos por el pelo tantas veces como
parpadea. Me pregunto si Gaston se cansa de eso.
Peter asintió con la
cabeza.
—Lo hace. Todo el
mundo piensa que es un imbécil, pero si supieran la cantidad de paciencia que
hace frente a todas las chicas que piensan que lo pueden domar… él no puede ir
a ninguna parte sin ser molestado. Confía en mí; él es mucho más amable de lo que
yo lo sería.
—Oh, como si no te
gustaría. —dijo Lali, besando la mejilla de Peter.
Gaston estaba
terminado su cigarrillo fuera de la cafetería cuando pasé.
—Espera, Pajarita.
Te acompaño.
—No tienes que
acompañarme a todas las clases, Gaston. Sé cómo llegar por mí misma.
Gaston fue
fácilmente distraído por una chica con pelo largo y rubio y una falda corta
caminando mientras le sonrió. Él la siguió con la mirada y asintió con la
cabeza en la dirección de la chica, arrojando su cigarrillo.
—Te veré más tarde,
Pajarita.
—Sí. —dije, poniendo
los ojos en blanco mientras él trotaba hacia la chica.
El asiento de Gaston
permaneció vacío durante la clase, y me encontré a mí misma un poco enfadada
con él por perder la clase por una chica a la que no conocía. El Profesor
Camilo terminó la clase temprano, y me apresuré por el césped, consciente de
que tenía que encontrarme con Agustin a las tres para
entregarle las notas de La Música. Miré mi reloj y apresuré
el paso.
— ¿Rochi?
Pablo corrió por el
césped hasta llegar a mi lado.
—No creo que nos
hemos conocido formalmente, —dijo, tendiéndome la mano—. Pablo.
Tomé su mano y
sonreí.
—Rochi Igarzabal.
—Estaba detrás de ti
cuando recibiste tu calificación de biología. Felicidades. —sonrió, metiendo
las manos en los bolsillos.
—Gracias. Gaston
ayudó, o habría estado al final de la lista, créeme.
—Oh, ustedes son…
—Amigos.
Pablo asintió y
sonrió.
— ¿Te dijo que hay
una fiesta este fin de semana?
—Por lo general sólo
hablamos de biología y comida.
Pablo se echó a
reír.
—Eso suena como
Gaston.
En la puerta, Pablo
escaneó mi cara con sus grandes ojos.
—Deberías venir.
Será divertido.
—Hablaré con Lali.
No creo que tengamos ningún plan.
— ¿Son un paquete?
—Hemos hecho un
pacto este verano. No asistiremos a ninguna fiesta sin la otra.
—Inteligente.
—asintió con la cabeza en señal de aprobación.
—Ella conoció a Pet
en la clase de orientación, por lo que en realidad no he tenido que estar junto
a ella tanto. Esta será la primera vez que necesitaré preguntarle, estoy segura
que estará feliz de venir. —Me regañé internamente. No sólo estaba balbuceando,
sino que había hecho obvio que yo no era invitada a fiestas.
—Genial. Nos vemos
allí. —dijo. Él mostró su perfecta sonrisa de modelo.
Lo vi alejarse; él
era alto, limpio, con una camisa apretada de vestir a rayas y jeans..
Me mordí el labio,
halagada por su invitación.
—Ahora, él es más tu
tipo. —dijo Agustin en mi oído.
—Él es lindo, ¿eh?
—Le pregunté, sin poder dejar de sonreír.
—Diablos, sí, él es lindo… en la posición de misionero o algo
así.
— ¡Agustin! —Grité,
golpeándolo en el hombro.
— ¿Obtuviste las
notas?
—Sí, —dije,
sacándolas de mi bolso. Él encendió un cigarrillo, lo sostuvo entre los labios y
miró hacia los papeles.
—Jodidamente
brillante. —dijo, escaneando las páginas. Él las dobló y guardó en su
bolsillo—. Lo bueno es que las calderas no están funcionando. Necesitarás una
ducha de agua fría después de recibir miradas lascivas por ese alto chico.
— ¿Los dormitorios
no tienen agua caliente? —Gemí.
—Eso es lo que
cuentan. —dijo Agustin, deslizando su mochila sobre su hombro—. Me voy a
Algebra. Dile a Lali que dije que no se olvide de mí este fin de semana.
—Yo le diré. —me
quejé, mirando las paredes de ladrillo antiguo de nuestro dormitorio. Caminé a
mi habitación, abrí la puerta y dejé caer mi mochila al suelo.
—No hay agua
caliente. —murmuró Mery desde su lado del escritorio.
—He oído.
Mi celular sonó, lo
abrí para encontrarme con un mensaje de Lali maldiciendo las calderas. Unos
minutos después se oyó un golpe en la puerta.
Lali entró y se dejó
caer sobre la cama, sus brazos cruzados.
— ¿Pueden creer esta mierda? ¿Cuánto no
estamos pagando y ni siquiera podemos tomar una ducha con agua caliente?
Mery suspiró.
—Deja de quejarte.
¿Por qué no te quedas con tu novio? ¿No has estado quedándote con él, de todos
modos?
Los ojos de Lali se
enfocaron en Mery.
—Buena idea, Mery.
El hecho de que seas una perra es útil a veces.
Mery mantuvo sus
ojos en el monitor de su computadora, sin inmutarse por el golpe de Lali.
Lali sacó su
teléfono celular y envió un mensaje de texto con una velocidad y precisión
asombrosa. Su teléfono sonó, y ella me sonrió.
—Nos vamos a quedar
con Pet y Gaston hasta que arreglen las calderas.
— ¿Qué? ¡No me quedaré!
—Grité.
—Oh, sí que lo
harás. No hay ninguna razón para que te quedes atrapada aquí, congelándote en
la ducha cuando Gaston y Pet tienen dos baños en su apartamento.
—No he sido
invitada.
—Yo te estoy invitando. Pet ya dijo que estaba bien. Puedes
dormir en el sofá… si es que Gaston no lo está utilizando.
— ¿Y si lo está
usando?
Lali se encogió de
hombros.
—Entonces puedes
dormir en la cama de Gaston.
— ¡De ninguna
manera!
Ella puso los ojos
en blanco.
—No seas un bebé,
Rochi. Ustedes son amigos, ¿verdad? Si él no ha intentado nada hasta ahora, no
creo que lo hará.
Sus palabras
hicieron que mi boca se cerrara. Gaston había estado a mí alrededor en una u
otra manera todas las noches durante semanas. Había estado tan ocupada
asegurándome de que todos notaran que sólo éramos amigos, que no se me había
ocurrido que él realmente sólo estaba interesado en nuestra amistad. No estaba
segura por qué, pero me sentí insultada.
Mery nos miró con incredulidad.
— ¿Gaston Dalmau no
ha intentado dormir contigo?
—Somos amigos. —le
dije en tono defensivo.
—Lo sé, pero él ni
siquiera ha… ¿intentado? Él ha dormido con todo el mundo.
—Excepto nosotras.
—dijo Lali, mirándola—. Y tú.
Mery se encogió de hombros.
—Bueno, nunca lo he
conocido. Sólo he oído rumores.
—Exactamente. —le
espeté—. Ni siquiera lo conoces.
Mery regresó a su
monitor, ajena a nuestra presencia.
Suspiré.
—Muy bien, La. Tengo
que hacer las maletas.
—Asegúrate de
empacar por unos días, quién sabe cuánto tiempo llevará arreglar las calderas.
—dijo, muy emocionada.
El temor se apoderó
de mí como si estuviera a punto de entrar al territorio del enemigo.
—Ugh… bien.
Lali saltó cuando me
abrazó.
— ¡Esto será tan
divertido!
me encanta la novela pero no m gusta k entre pablo en la historia ya veo k van a traerle problenas a los rubios no m seas malaaaaaaaa por fa
ResponderEliminarme encanto el cap pero no me gusta que este pablo en la nove quiero que Ro y Gas sean mas que buenos amigos!!
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