Trago Barato
Agustin tomó otra
calada. El humo fluyó de su nariz en dos chorros. Giré mi cara hacia el sol
mientras él me relataba su reciente fin de semana de baile, licor y un nuevo
amigo muy persistente.
—Si él te está
acechando, entonces ¿Por qué dejas que te compré las bebidas? —Me reí.
—Es muy sencillo,
Rochi. Estoy en quiebra.
Me reí nuevamente y Agustin
me encajó su codo en mi costado cuando alcanzó a ver a Gaston caminando hacia
nosotros.
—Hey, Gaston. —Cantó
alegremente Agustin, guiñándome un ojo.
—Agustin —él
asintió. Levantó sus llaves—. Me voy a casa, Pajarita. ¿Necesitas un aventón?
—Estaba a punto de
entrar —dije, sonriendo a través de mis gafas de sol.
— ¿No te vas a
quedar conmigo esta noche? —Preguntó, su rostro era una combinación de sorpresa
y decepción.
—No, sí lo haré.
Sólo tengo que tomar algunas cosas que olvidé.
— ¿Cómo qué?
—Bueno, para empezar
mi máquina de afeitar. ¿Qué te importa?
—Ya es hora de que
te afeites las piernas. Están destrozando las mías. —dijo con una sonrisa traviesa.
Los ojos de Agustin
se agrandaron mientras me dio una rápida mirada, y yo volteé mi cara hacia
Gaston. — ¡Así es cómo empiezan los rumores! —Miré a Agustin y sacudí mi
cabeza—. Estoy durmiendo en su cama…sólo durmiendo.
—Está bien. —dijo Agustin
con una sonrisa maliciosa.
Le di un golpe en el
brazo a Agustin antes de abrir la puerta y subir por las escaleras. Cuando
llegué a la segunda planta, Gaston estaba a mi lado.
—Oh, no te enojes.
Sólo estaba bromeando.
—Todo el mundo ya
asume que estamos teniendo sexo. Lo estás empeorando.
— ¿A quién le
importa lo que piensan?
— ¡A mí, Gaston! ¡A mí! —Abrí mi puerta, metí mis
cosas en una pequeña bolsa y luego salí violentamente, con Gaston detrás de mí.
Sonrió mientras tomó la bolsa de mi mano y le lancé una mirada asesina—. No es
divertido. ¿Quieres que toda la escuela crea que soy una de tus putas?
Gaston frunció el
ceño. —Nadie piensa eso. Y si lo hacen, será mejor que esperen que yo no me
entere.
Mantuvo la puerta
abierta para mí y después de atravesarla, me detuve abruptamente delante de él.
— ¡Whoa! —dijo,
chocando conmigo.
Volteé alrededor. —
¡Oh Dios mío! Probablemente piensan que estamos juntos y tú, con tu falta de
vergüenza, continuas con tu…estilo de vida. ¡Debo verme patética! —dije,
dándome cuenta de eso mientras hablaba—. No creo que deba quedarme contigo por
más tiempo. Deberíamos, simplemente, permanecer alejados uno del otro en
general por un tiempo.
Le quité mi bolsa y
él me la arrebató de vuelta.
—Nadie piensa que
estamos juntos, Pajarita. No tienes que dejar de hablarme para probar tu punto.
Estábamos envueltos
en un tira y afloja con la bolsa, y cuando él se negó a dejarla ir, gruñí
ruidosamente en frustración. — ¿Alguna vez tuviste a una chica, que es una
amiga, quedándose contigo? ¿Alguna vez llevas clases con esas chicas en la
escuela? ¿Has comido los almuerzos con ellas todos los días? Nadie sabe qué
pensar sobre nosotros, ¡Incluso cuando se los décimos!
Caminamos hacia el
estacionamiento.
—Voy arreglar esto,
¿Está bien? No quiero que nadie piense menos de ti debido a mí —dijo, con una
expresión apenada. Abrió muchos sus ojos y sonrió—. Déjame hacer las paces
contigo. ¿Por qué no vamos a The Dutch esta noche?
—Eso es una barra de
motociclistas —desprecié, viendo como sujetaba mi bolsa a su moto.
—Está bien, entonces
vamos al club. Te llevaré a cenar, y luego podemos ir a The Red Door. Yo
invito.
— ¿Cómo es que salir
a cenar y luego a un club arregla el problema? Cuando la gente nos vea
salir juntos lo hará peor.
Él se montó en su
moto. —Piénsalo. ¿Yo, borracho, en una habitación llena de mujeres escasamente
vestidas? No tomará mucho tiempo para que la gente sepa que no somos una
pareja.
— ¿Y qué supone que
debo hacer? ¿Llevar a casa a un chico borracho del bar para probar el punto?
—No me refería a
eso. No hay necesidad de enojarse —dijo con el ceño fruncido.
Rodé mis ojos y subí al asiento, pasando mis brazos alrededor
de su cintura. — ¿Alguna chica extraña va a seguirnos a la casa desde el bar? ¿Así
es cómo vas a arreglar las cosas conmigo?
— ¿No estás celosa,
o sí, Pajarita?
— ¿Celosa de qué?
¿De la imbécil infectada de ETS a quien mandarás al diablo en la mañana?
Gaston se rió y
entonces encendió su Harley. Voló hacia su apartamento a dos veces el límite de
velocidad, y cerré mis ojos para no ver los árboles y los coches que dejábamos
atrás.
Después de bajarme
de su motocicleta, golpeé su hombro. — ¿Olvidaste que estaba contigo? ¿Estás
intentando matarme?
—Es difícil olvidar
que estás detrás de mí cuando tus muslos están exprimiendo la vida fuera de mí.
—Una sonrisita llegó con su siguiente pensamiento—. No podía pensar de una
mejor manera de morir, realmente.
—Hay algo muy mal
contigo.
Apenas habíamos
entrado cuando Lali salió del dormitorio de Peter. —Estábamos pensando salir
esta noche. ¿Se unen?
Miré Gaston y
sonreí. —Vamos a pasar por el lugar de sushi antes de ir a Red.
La sonrisa de Lali
abarcó desde un lado de su cara al otro. — ¡Pet! —Chilló, corriendo hacia el
baño—. ¡Saldremos esta noche!
Fui la última en
tomar una ducha, así que Peter, Lali y Gaston estaban de pie impacientes en la
puerta cuando yo salí del baño, en un vestido negro y tacones rosas.
Lali silbó. —
¡Maldita sexy, mamacita!
Sonreí en
agradecimiento y Gaston levantó su mano.
—Lindas piernas.
— ¿Mencioné que es
una navaja mágica?
—No creo que sea la
navaja. —Sonrió, me jaló por a la puerta.
Fuimos demasiado
ruidosos y molestos en el bar de sushi y ya habíamos estado bebiendo esa noche
antes poner un pie en The Red Door. Peter entró en el estacionamiento,
tomándose su tiempo para encontrar un lugar.
—Es para esta noche,
Pet. —Murmuró Lali.
—Oye. Tengo que
encontrar un espacio amplio. No quiero que algún borracho idiota arruine la
pintura.
Una vez que aparcamos, Gaston inclinó el asiento hacia
adelante y me ayudó a salir. —Quería preguntarles sobre sus identificaciones.
Son perfectas. No las consigues por aquí.
—Sí, las hemos
tenido desde hace tiempo. Era necesario…en …—dije.
— ¿Es necesario?
—preguntó Gaston.
—Es algo bueno tener
conexiones. —dijo Lali.
—Dios, mujer —dijo Peter,
sosteniendo a Lali del brazo de mientras ella, torpemente, caminaba a lo largo
de la grava—. Creo que ya has terminado por esta noche.
Gaston hizo una
cara. —¿De qué estás hablando, La? ¿Qué conexiones?
—Rochi tiene algunos
viejos amigos que...
—Son
identificaciones falsas, Gas —Interrumpí—. Tienes que conocer a las personas
adecuadas, si quieres que las hagan bien, ¿Correcto?
Lali desvió su
mirada, intencionalmente, lejos de Gaston y esperé.
—Correcto. —dijo,
extendiendo su mano para tomar la mía.
Agarré tres de sus
dedos y sonreí, sabiendo, por su expresión, que no estaba satisfecho con mi
respuesta.
— ¡Necesito otro
trago! —dije, en un segundo intento de cambiar el tema.
— ¡Tragos! —gritó Lali.
Peter rodó sus ojos.
—Oh, sí. Eso es lo que necesitas, otro trago.
Una vez dentro, Lali
inmediatamente me sacó a la pista de baile. Su cabello negro estaba por todas
partes, y me reí de la cara de pato que hacía cuando se movía con la música.
Cuando terminó la
canción, nos unimos a los chicos en el bar. Una excesivamente voluptuosa,
rubia-platina, ya estaba al lado de Gaston y la cara de Lali se descompuso en
repulsión.
—Así va a ser toda
la noche, La. Sólo ignorarlos. —dijo Peter, asintiendo hacia un pequeño grupo
de chicas paradas a unos metros de distancia. Observé a la rubia, esperando su
turno.
—Parece que hay una
bandada de buitres —dijo Lali, despreciativamente.
Gaston encendió un
cigarrillo mientras ordenaba dos cervezas más y la rubia mordió sus brillantes
e hinchados labios y sonrió. El camarero quitó las
tapas y le tendió las botellas a Gaston. La rubia agarró una
de las cervezas, pero Gaston la arrebató de su mano.
—Uh…no es para ti.
—le dijo, entregándomela a mí.
Mi idea inicial fue
tirar la botella en la basura, pero la mujer parecía tan ofendida que sonreí y
tomé un trago.
Ella se fue, dando
resoplidos y yo sonreí al ver que Gaston no parecía haberlo notado.
—Como si yo fuera a
comprar una cerveza para alguna chica en un bar —dijo, sacudiendo su cabeza.
Alcé mi cerveza, y él levantó un lado de su boca en una media sonrisa—. Eres
diferente.
Chocó mi botella
contra la suya. —Por ser la única chica con la que un chico, que no tiene
ningún estándar, no quiere dormir. —dije, tomando un trago.
— ¿Lo dices en
serio? —preguntó, retirando la botella de mi boca. Cuando yo no me retracté, él
se inclinó hacia mí—. Primero que nada… Tengo estándares. Nunca he estado con
una mujer fea. Nunca. Segundo lugar, yo quería dormir contigo. Pensé en
tirarte sobre mi sofá de cincuenta maneras diferentes, pero no lo hice porque
ya no te veo de esa manera. No es que no me atraigas, simplemente creo que eres
mejor que eso.
Yo no pude retener
la sonrisa presumida que se deslizó a través de mi cara. —Crees que soy
demasiado buena para ti.
Sonrió burlonamente
con mi segundo insulto. —No se me ocurre ningún solo chico que conozca que sea
lo suficientemente bueno para ti.
La petulancia se
disolvió y fue reemplazada con una conmovida y agradecida sonrisa. —Gracias, Gas.
—dije, colocando mi botella vacía de la barra.
Gaston tiró de mi
mano. — ¡Vamos! —dijo, arrastrándome a através de la multitud en la pista de
baile.
— ¡He bebido
demasiado! ¡Me voy a caer!
Gaston sonrió y me
acercó a él, agarrándome de las caderas.
—Cállate y baila.
Lali y Peter
aparecieron junto a nosotros. Peter se movía como si hubiera estado viendo
muchos videos de Usher.
Gaston me tenía casi
aterrorizada con la manera en que se presionaba contra mí. Si utilizaba
cualquiera de estos movimientos en el sofá, pude ver por qué tantas chicas se
arriesgaban a una humillación en la mañana.
Él acomodó sus manos
alrededor de mi cintura y me di cuenta de que su expresión era diferente, casi
seria. Recorrí con mis manos su impecable pecho
y su abdomen marcado mientras se estiraba y se tensaba bajo
su camisa apretada con la música. Me puse a espaldas a él, sonriendo cuando él
envolvió sus brazos alrededor de mi cintura.
Junto con el alcohol
en mi sistema, cuando él tiró mi cuerpo contra el suyo, las cosas que llegaron
a mente eran cualquier cosa menos amistosa.
La siguiente canción
irrumpió en la que estábamos bailando y Gaston no mostró signos de querer
volver a la barra.
El sudor resbalaba
por la parte trasera de mi cuello y las luces estroboscópicas multicolores me
hicieron sentir un poco mareada. Cerré mis ojos e incliné mi cabeza contra su
hombro. Agarró mis manos y las llevó alrededor de su cuello. Sus manos
recorrieron mis brazos, bajaron por mis costillas, y finalmente regresaron a
mis caderas. Cuando sentí sus labios y luego su lengua contra mi cuello, me
aleje de él.
Él sonrió, luciendo
un poco sorprendido. — ¿Qué, Pajarita?
Mi genio estalló,
haciendo que las palabras que quería decir se atorraran en mi garganta. Me
retiré a la barra y ordené otra Corona. Gaston tomó el asiento junto a mí,
levantando su dedo para ordenar una para sí mismo. Tan pronto como el camarero
colocó la botella delante de mí, me incliné y bebí la mitad del contenido antes
de estamparla contra la barra.
— ¿Crees que va eso
va a cambiar la opinión de alguien sobre nosotros? —dije, tirando de mi
cabello a un lado, cubriendo el lugar que él había besado.
Soltó una risa. —No
me importa ni una mierda lo que piensan sobre nosotros.
Yo le lancé una
mirada asesina y luego me giré hacia el frente.
—Pajarita. —dijo,
tocando mi brazo.
Lo alejé de él. —No.
Yo nunca me pondré lo suficientemente borracha para meterme en ese sofá.
Su rostro se
retorció con ira pero, antes de que él pudiera decir algo, una guapa mujer de
cabello oscuro con labios gruesos, enormes ojos y un gran escote, se acercó a
él.
—Bien. ¿No es este
Gaston Dalmau? —dijo, enfatizando en todos los lugares adecuados.
Él tomo la bebida, y
luego sus ojos se apartaron de los míos.
—Hola, Eugenia.
—Preséntame a tu
novia. —Ella sonrió. Rodé mis ojos ente lo patéticamente transparente era.
Gaston inclinó su
cabeza hacia atrás para terminar su cerveza y luego deslizó su botella vacía
por la barra. Todos los que esperaban para ordenar la
siguieron con los ojos hasta que cayó en el bote de basura al
final. —Ella no es mi novia.
Agarró la mano de Eugenia,
y ella felizmente lo siguió a la pista de baile. Él solamente la manoseó
durante una canción y luego otra y otra. Ellos estaban causando una escena con
la forma en que ella permitía que la tocara, y cuando él se inclinó sobre ella
les di la espalda.
—Luces molesta —dijo
un hombre que se sentó a mi lado—. ¿Es ése tu novio?
—No, sólo es un
amigo. —murmuré.
—Bien, eso es bueno.
Podría haber sido bastante incómodo para ti si lo fuera. —Se volvió a la pista
de baile, sacudiendo su cabeza ante el espectáculo.
—Y que lo digas
—dije, bebiendo lo último de mi cerveza. Apenas había saboreado las últimas dos
que había dejado a un lado y mis dientes se habían insensibilizado.
— ¿Deseas otra?
—Preguntó. Volteé a verlo y él sonrió—. Soy Benja.
—Rochi. —dije,
estrechando su mano extendida.
Él levantó dos dedos
hacia el barman, y yo sonreí.
—Gracias.
—Así que ¿Vives
aquí? —preguntó.
—si.
—Tengo un
apartamento.
—. ¿Qué está... como
a una hora de distancia? ¿Qué haces aquí?
—Me gradué el pasado
mayo. Mi hermana va a ahi. Me estoy quedando con ella esta semana, en lo que
meto solicitudes de trabajo.
—Ph…viviendo en el
mundo real, ¿Eh?
Benja se rió. —Y es
todo lo que dicen que es.
Saqué el brillo
labial de mi bolsillo y lo unté en mis labios, utilizando el espejo que
recubría la pared detrás de la barra.
—Ese es un color
lindo —dijo, viéndome presionar mis labios juntos.
Sonreí, sintiendo el
enojo hacia Gaston y la pesadez del alcohol. —Quizás puedas probarlo más tarde.
Los ojos de Benja se
ampliaron cuando me incliné más cerca de él y yo sonreí cuando él tocó mi
rodilla. Retiró su mano cuando Gaston se paró entre nosotros.
— ¿Estás lista, Pajarita?
—Estoy hablando, Gaston —dije, empujándolo. Su camisa estaba
húmeda del circo en la pista de baile y yo hice un espectáculo limpiando mi
mano en mi falda.
Gaston hizo una
cara. — ¿Ni siquiera conoces a este chico?
—Este es Benja.
—dije, enviándole a mi nuevo amigo la mejor sonrisa coqueta que pude hacer.
Él me giñó un ojo y
luego miró Gaston, extendiéndole su mano. —Un placer en conocerte.
Gaston me dio una
mirada gélida y yo suspiré. —Benja, este es Gaston. —murmuré.
—Gaston Dalmau
—dijo, mirando fijamente la mano de Benja como si quisiera arrancarla.
Los ojos de Benja se
ampliaron y él retiró torpemente su mano. — ¿Gaston Dalmau? ¿Gaston
Dalmau?
Descansé mi mejilla
en mi puño, temiendo por el inevitable intercambió de historias, llenas de
testosterona, que pronto ocurriría.
Gaston estiró su
brazo detrás de mí, sujetando la barra.
—Sí, ¿Qué con eso?
—Te vi luchar el año
pasado, hombre. ¡Pensé que iba a presenciar la muerte de alguien!
Gaston lo miró con
ira. — ¿Quieres verlo otra vez?
Benja rió una vez,
sus ojos pasaron entre nosotros. Cuando se dio cuenta de que Gaston hablaba en
serio, sonrió disculpándose y se fue.
— ¿Estás lista,
ahora? —preguntó bruscamente.
—Eres un completo
idiota, ¿Sabes?
—Me han llamado
peor. —dijo ayudándome a levantarme.
Seguimos a Lali y a Peter
al coche y cuando Gaston intentó agarrar mi mano para dirigirme a Gasés del
estacionamiento, la tiré lejos de un jalón. Él se dio la vuelta para encarame y
yo me detuve de pronto, inclinándome hacia atrás cuando él estuvo a pocos
centímetros de mi cara.
— ¡Debería
simplemente besarte y superarlo! —gritó—. ¡Estás siendo ridícula! Besé tu
cuello, ¿Y qué?
Pude oler la cerveza
y los cigarrillos en su aliento y lo empujé. —No soy una amiga para fornicar,
Gaston.
Él sacudió su cabeza en incredulidad. — ¡Nunca dije que lo
fueras! ¡Estás conmigo las veinticuatro horas del día, duermes en mi cama, pero
la mitad del tiempo actúas como si no quisieras que te vieran conmigo!
— ¡Vine aquí
contigo!
—Nunca te he tratado
con algo más que respeto, Pajarita.
Me quedé quieta.
—No, sólo me tratas como tú propiedad. ¡No tenías derecho a ahuyentar a Benja
así!
— ¿Sabes quién es Benja?
—preguntó. Cuando sacudí mi cabeza, él se inclinó más cerca—. Yo sí. Fue
arrestado el año pasado por agresión sexual, pero los cargos fueron retirados.
Crucé mis brazos.
—Oh, ¿Así que tienen algo en común?
Los ojos de Gaston
se redujeron y los músculos de su mandíbula se estremecieron bajo su piel. —
¿Me estás llamando violador? —dijo en un tono frío y bajo.
Apreté mis labios
juntos, incluso más enojada porque tenía razón. Lo había llevado demasiado
lejos. —No, ¡Yo sólo estoy molesta contigo!
—He estado bebiendo,
¿De acuerdo? Tu piel estaba a tres centímetros de mi cara, eres hermosa y
hueles malditamente increíble cuando sudas. ¡Te besé! ¡Lo siento! ¡Supéralo!
Su excusa hizo que
las comisuras de mi boca se elevaran.
— ¿Crees que soy
hermosa?
Él frunció el ceño
con disgusto. —Eres guapísima y lo sabes. ¿Por qué estás sonriendo?
Traté de sofocar mi
diversión en vano. —Nada. Vámonos.
Gaston rió una vez y
sacudió la cabeza. — ¿Que…? ¿Tú…? ¡Tú eres un grano en el trasero! —Gritó,
dándome una mirada asesina. No podía dejar de sonreír, y tras unos segundos, la
boca de Gaston curvó. Él sacudió su cabeza una vez más y entonces pasó su brazo
alrededor de mi cuello—. Me estás volviendo loco. ¿Sabías? adaptacion J mcguire

me encanta la novelaaa kiero ya beso de los rubiosssss
ResponderEliminarmasssssssss me encanta!!!! :)
ResponderEliminarNAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA, ME HIZO TREMENDAMENTE BOSTA EL CAPITULO, DIOS LO QUE SON, ROCIO AKJSBAJKGHHAS, BUENO GASTON TAMBIEN ES UN BOLUDO, QUE SE BESEN Y DEJEN DE JODER. Quiero ver que va a pasar, no las podes dejar ahiiiiiiiii.
ResponderEliminarDecime que en el próximo cap se besan, no lo podes dejar así quiero mas!!!!
ResponderEliminarme encanta esta novela, quiero otro capitulo
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