miércoles, 22 de agosto de 2012

El hijo del Magnate Capítulo 27


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 Cap 27
Cuando Rocío volvió del paseo y entró en la casa de su hermana. Eugenia la miró con disgusto y preguntó:
— ¿Dónde has estado?
—Estabas dormida cuando me he despertado —respondió—. Todavía tengo que comprar unas cuantas cosas, así que he salido a dar un paseo y...
— ¿A dar un paseo? —Dijo con incredulidad—. ¿Vuelas a Rusia esta tarde y todo lo que se te ocurre es salir a dar un estúpido paseo?
Rocío apretó los labios.
—No sé cuánto tiempo estaré afuera —declaró—, pero sé que echaré de menos este lugar.
—Mamá se ha presentado a la hora de comer. ¿Y sabes una cosa? ¡Sabe de dónde has sacado el dinero!
Rocío  la miró con horror.
— ¿Cómo se ha enterado?
—Lo ha deducido por su cuenta. Y aunque todo ha sido cosa mía, ahora está convencida de que tiene el dinero gracias a ti. Menos mal que sólo sabe eso: no imagina que tu boda con él es una especie de trabajo.
Rocío gimió.
—Dios mío, ¿qué voy a hacer ahora?
—Yo no me preocuparía mucho. Anna está encantada con tu futuro marido; además, le he dicho que el dinero te lo dio Gastón por su cuenta, para que hicieras lo que te pareciera oportuno con él.
—Comprendo...
—Como ves, he vuelto a salvarte el pescuezo —ironizó.
Rocío apretó los dientes. A pesar de que su hermana se iba a casar con Nicolás al día siguiente, se comportaba como si su matrimonio con Gastón fuera una ofensa inadmisible para Rocío.
—No, querida hermana, no eres tú quien me ha salvado el pescuezo a mí, sino yo quien te lo ha salvado a ti —le recordó—. Fuiste tú quien firmaste ese contrato con mí nombre, sin que yo lo supiera. Fuiste tú quien se metió en un lío. Y ahora soy yo quien me tengo que casar con Gastón.
— ¡Oh, qué gran sacrificio! —Se burló Eugenia—. ¡Casarse con un hombre absolutamente fascinante, fantásticamente rico e increíblemente generoso con el dinero! ¿Es que te has vuelto loca? No ha dejado de enviarte regalos y ramos de flores todos los días... Muchas mujeres estarían más que encantadas de casarse con él. Pero tú no, claro. – Rocío no quería discutir con su hermana, así que desapareció escaleras arriba. Al parecer, a Eugenia le seguía importando más el dinero y la riqueza que su supuesto amor por Nicolás y el hijo que esperaba.

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