Rocío salió corriendo. Estaba cerca de la peluquería en la que había
reservado hora para una larga sesión de masaje. Era demasiado arriesgado
encontrarse con Santiago. Y su cabeza le decía que cuanto más tardase en
confesarle la verdad a Gastón y pedirle el divorcio, más se arriesgaba a que
fuese descubierta. Pero, entonces, ¿qué importaría realmente?.
A Gastón no le importaba lo que hacía ella. Lo veía una vez al mes
cuando él pasaba por Londres, y el año anterior ni siquiera lo había visto con
esa frecuencia. A veces Gastón le pedía que organizara una cena de negocios.
Pero no era frecuente. Había ocurrido pocas veces, y muy espaciadas. Incluso se
solía comunicar con ella a través del personal de su empresa, en caso de
necesitarlo.
Durante el tiempo que llevaban casados, Gastón no la había invitado a
salir nunca, ni siquiera la había llevado a una fiesta. Solía llevar a otras
mujeres en ese caso, pero a su esposa jamás. Gastón dormía en el ala de la casa
que había acondicionado para sí. E incluso las pocas noches que habían dormido
bajo el mismo techo, lo había oído salir tarde, y regresar al amanecer. Es
decir que ni siquiera se podían contar esas noches como compartidas con él.
Por un momento recordó cuánto había llorado y se había preguntado qué
había hecho para que las cosas fuesen así, y que podía hacer para atraer su
atención. Con rabia, quiso borrar esos recuerdos de su mente. El tiempo se
había ocupado de que aquellos tiempos hubiesen quedados sepultados. La joven
novia había crecido y era más sabia ahora.
- Lo siento. Me olvidé de la cita – murmuró Rocío en la recepción de la
peluquería, y además insistió en pagarla de todos modos.
El propietario, Emilio, le ofreció comenzar con ella una sesión
inmediatamente, pero ella se disculpó diciendo que se le hacía tarde, y se
sentó a esperar a su peluquero.
- ¡Oh! Señora Dalmau, su guardaespaldas ha dejado un mensaje para usted
– le dijo Emilio bajando la voz y la cabeza.
Rocío se puso tensa y pálida.
- Tranquilícese – Emilio la miró con complicidad -. He dicho que estaba
en la sesión de masajes.
- Gracias – ahora Rocío se había puesto colorada.
- Será mejor que le dé el mensaje. El señor Dalmau le está esperando en
casa.
¿Qué
Gastón qué? Gastón la estaba esperando....¿Gastón, que nunca la había esperado
en cinco años? ¿Gastón estaba en casa cuando no lo esperaba hasta la siguiente
quincena? Involuntariamente, Rocío se estremeció; se le revolvió el estómago.
Sintió terror.

Holaaa soy Luciaaa!! HERMOSO CAP!! ;)
ResponderEliminarespero mas! me intriga porque ahora gaston la espera!! :)
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