Capítulo 86
Por las calles abarrotadas de gente en una soleada mañana, Rochi y Candela
caminaban charlando distraídamente.
- Mi Cande como sigas retrasando la boda, acabarás organizándosela a Luca -bromeó Rochi sorbiendo un poco de su humeante capuchino para llevar que acababan de comprar unas tiendas más atrás.
- ¡No digas esas cosas de mi bebé! No quiero imaginármelo de mayor y siendo un... hombre -terminó diciendo la morocha con expresión de asco.
- ¡Asimílalo, lo será! -exclamó la rubia seria.
- Deja de fastidiarme o tu vestido acabará siendo rosa -amenazó Candela ceñuda.
- ¡Cruel! ¡Tú nunca me harías algo así! -quiso pensar la chica asustada.
- ¡Pruébame!
Rochi decidió no arriesgarse y cambió de tema. Lo último que deseaba era parecer un pastelito en una boda que ya de por si le daba grima ir. No era dada a reuniones sentimentales, en las que el único propósito era mostrar emociones. Para alguien que se negaba a reconocer que las tenía, era lo más parecido a la tortura. Pero iría por su amiga. Ni loca se vestiría de rosa, pero iría.
- Esto... -dijo Candela nerviosa- ya he enviado todas las invitaciones. Solo me queda la de... Gas -concluyó la morena, observando a su amiga cabizbaja.
Gaston había desaparecido semanas antes, preocupándolos a todos y dejando a Rochi al borde de la histeria. Durante semanas la chica lo había esperado en su departamento sin salir ni cinco minutos, por si volvía mientras ella se había ido. Había perdido su trabajo en la empresa y en la discoteca. Casi suspende los últimos exámenes para terminar la carrera y licenciarse. Su vida fue un auténtico caos hasta que Gimena se puso en contacto con ella para decirle que Gaston estaba bien. Al parecer al maldito no le había costado mucho rehacer su vida lejos de todos, mientras ella se moría por su abandono. Una vez más.
- Uhm -murmuró Rochi ante la simple mención del hombre.
- ¿Crees que debería mandársela a Gimena para que ella le diga? -preguntó Candela, ignorando su ceño fruncido.
- Creo que deberías mandarle la invitación a la m¡erda, es donde yo espero que esté -replicó la rubia airada.
Candela resopló con paciencia. Ya le había quedado más que claro en esos meses, que Rochi deseaba mandar a Gaston, a la m¡erda. Y era bastante educada en ese comentario. Ese día estaba de buen humor. Sino habría maldecido contra él y enumerado las millones de formas en las que le gustaría que muriese, cada una más dolorosa que la anterior. Para ser alguien que no le gustaba demostrar sus emociones, expresaba con mucha facilidad la ira.
- Estoy segura de que no sería nada práctico -aseguró Candela, en un suspiro.
- Pues mándasela a Gimena entonces ¿Para qué me preguntas? -espetó irritada la chica- Tengo cosas más importantes que hacer que estar pensando en ese ¡mbécil.
Imbéc¡l o no, Rochi estaba enamorada de él. Y su amiga podía ver el dolor en ella, por mucho que lo enmascarase tras el rencor.
Rochi había pasado de ser una novia desconsolada a proclamar su oído por él, de forma tan brusca que todos temieron por su salud mental. Habían aprendido a no discutir con ella sobre ese tema. A no nombrar al innombrable, o atenerse a las consecuencias. Todos la habían apoyado y había hecho caso omiso de los fingidos intentos de la chica por seguir adelante. No importaba que todos supiesen lo mal que se encontrase, si ella sonreía, todos sonreían. Un teatro bien montado, que ya estaba durando demasiado.
Las chicas entraron por la puerta trasera del local "El Ritual". Estaba cerrado, al ser aún de día. Estaba muy oscuro en su interior, por lo que tuvieron que esperar un poco hasta que su vista se acomodara a la leve luminosidad. Cuando pudieron entrar y vislumbrar a las chicas de servicio limpiando, buscaron y se acercaron hasta el gerente. Seguía siendo Rama, su antiguo amigo y compañero.
- Hola cielo, dime que tienes buenas noticias para nosotras -rogó Rochi, segura de que se pondría a gritar de lo contrario.
- Para vosotras, siempre -comentó coqueto el chico.
- Yo voy a buscar los números de teléfonos que necesitamos y empezar a hacer llamadas -informó Candela haciendo un gesto en dirección al despacho- Vosotros podéis seguir obsesionándoos con los detalles más nimios.
- Nosotros también te queremos Cande -dijeron ambos al unísono, al verla alejarse.
Rama y Rochi se enfrascaron en una disputa de decoración, luces, inventario y empleados, que duró horas. Candela no se equivocaba al dejarlos solos. En muy poco tiempo había prendido que, Aunque eran unos genios para organizar las mejores fiestas, era imposible soportarlos discutir. Se emocionaban con el más mínimo detalle y no paraban hasta que todo era perfecto. Candela había sido inteligente y se había alejado de todo eso. Estaría distraída buscando personal de refuerzo y asegurando los envíos de todos los envíos. Después se iría con su bebé y se lo comería a besos. Y no dudaba que algún día acabaría haciéndolo de verdad. Porque cada día estaba más bello.
Esa noche habría una fiesta. Aunque el calendario no mostrase festividad. Las chicas querían festejar que un día como ese ellas se habían conocido en ese mismo lugar. Y ser las nuevas dueñas les permitía hacerlo. De todas formas cualquier excusa era buena para mimar a sus clientes.
Cuando Rochi había abandonado su empleo, y todo su mundo, para esperar por Gaston, el negocio se había resentido. "El Ritual" había dejado de ser lo que era, en un tiempo record. Era conocido por todos que un lugar tiene el estatus que le da quienes lo dirigen. Y la relaciones públicas del local, era el alma del mismo.
El dueño, pese a seguir ganando una considerable suma, quiso venderlo porque no se conformaba con un segundo puesto. Y había bajado bastante más que a esa posición.
Una vez que Rochi se había dado cuenta del egoísmo de su ex novio y había decidido continuar con su vida, se planteó la compra. Obviamente no tenía capital para ello y necesitaba socios. Ahí entraban en juego Rama y Candela. Aunque las dueñas legales del lugar eran ellas, Rama tenía una pequeña porción y apenas voz y voto cuando ellas estaban juntas. Y no es porque fuesen dueñas absolutas -que lo eran- sino porque él era un hombre inteligente que no discutía con dos mujeres unidas.
Rochi se caminó hacía su coche, al igual que hizo Rama. Ellos volverían más tarde y estarían hasta el cierre. Candela se quedaría hasta su vuelta ya que, aunque iría a la fiesta, apenas asistiría para ser vista. No se lo perdería por nada, pero tenía un recién nacido al que cuidar. Y aún no estaba preparada para pasar mucho tiempo lejos de él. Pero definitivamente esa noche ambas necesitaban unas copas.
Rochi se paró con las llaves en la mano. Le pareció ver a... ¡No, no podía ser! Sacudió la cabeza y abrió el coche. Pero la duda le hizo volver a mirar a su alrededor. Sabía que no sería él. Gaston no iba a estar por allí. Y menos escondido en una esquina, asomándose como si buscase o se escondiese de alguien.
- ¡Rochi!
La chica se sobresaltó y se giró de inmediato.
- Mi coche no funciona ¿me llevas?
- Claro Rama. Sube.
- Mi Cande como sigas retrasando la boda, acabarás organizándosela a Luca -bromeó Rochi sorbiendo un poco de su humeante capuchino para llevar que acababan de comprar unas tiendas más atrás.
- ¡No digas esas cosas de mi bebé! No quiero imaginármelo de mayor y siendo un... hombre -terminó diciendo la morocha con expresión de asco.
- ¡Asimílalo, lo será! -exclamó la rubia seria.
- Deja de fastidiarme o tu vestido acabará siendo rosa -amenazó Candela ceñuda.
- ¡Cruel! ¡Tú nunca me harías algo así! -quiso pensar la chica asustada.
- ¡Pruébame!
Rochi decidió no arriesgarse y cambió de tema. Lo último que deseaba era parecer un pastelito en una boda que ya de por si le daba grima ir. No era dada a reuniones sentimentales, en las que el único propósito era mostrar emociones. Para alguien que se negaba a reconocer que las tenía, era lo más parecido a la tortura. Pero iría por su amiga. Ni loca se vestiría de rosa, pero iría.
- Esto... -dijo Candela nerviosa- ya he enviado todas las invitaciones. Solo me queda la de... Gas -concluyó la morena, observando a su amiga cabizbaja.
Gaston había desaparecido semanas antes, preocupándolos a todos y dejando a Rochi al borde de la histeria. Durante semanas la chica lo había esperado en su departamento sin salir ni cinco minutos, por si volvía mientras ella se había ido. Había perdido su trabajo en la empresa y en la discoteca. Casi suspende los últimos exámenes para terminar la carrera y licenciarse. Su vida fue un auténtico caos hasta que Gimena se puso en contacto con ella para decirle que Gaston estaba bien. Al parecer al maldito no le había costado mucho rehacer su vida lejos de todos, mientras ella se moría por su abandono. Una vez más.
- Uhm -murmuró Rochi ante la simple mención del hombre.
- ¿Crees que debería mandársela a Gimena para que ella le diga? -preguntó Candela, ignorando su ceño fruncido.
- Creo que deberías mandarle la invitación a la m¡erda, es donde yo espero que esté -replicó la rubia airada.
Candela resopló con paciencia. Ya le había quedado más que claro en esos meses, que Rochi deseaba mandar a Gaston, a la m¡erda. Y era bastante educada en ese comentario. Ese día estaba de buen humor. Sino habría maldecido contra él y enumerado las millones de formas en las que le gustaría que muriese, cada una más dolorosa que la anterior. Para ser alguien que no le gustaba demostrar sus emociones, expresaba con mucha facilidad la ira.
- Estoy segura de que no sería nada práctico -aseguró Candela, en un suspiro.
- Pues mándasela a Gimena entonces ¿Para qué me preguntas? -espetó irritada la chica- Tengo cosas más importantes que hacer que estar pensando en ese ¡mbécil.
Imbéc¡l o no, Rochi estaba enamorada de él. Y su amiga podía ver el dolor en ella, por mucho que lo enmascarase tras el rencor.
Rochi había pasado de ser una novia desconsolada a proclamar su oído por él, de forma tan brusca que todos temieron por su salud mental. Habían aprendido a no discutir con ella sobre ese tema. A no nombrar al innombrable, o atenerse a las consecuencias. Todos la habían apoyado y había hecho caso omiso de los fingidos intentos de la chica por seguir adelante. No importaba que todos supiesen lo mal que se encontrase, si ella sonreía, todos sonreían. Un teatro bien montado, que ya estaba durando demasiado.
Las chicas entraron por la puerta trasera del local "El Ritual". Estaba cerrado, al ser aún de día. Estaba muy oscuro en su interior, por lo que tuvieron que esperar un poco hasta que su vista se acomodara a la leve luminosidad. Cuando pudieron entrar y vislumbrar a las chicas de servicio limpiando, buscaron y se acercaron hasta el gerente. Seguía siendo Rama, su antiguo amigo y compañero.
- Hola cielo, dime que tienes buenas noticias para nosotras -rogó Rochi, segura de que se pondría a gritar de lo contrario.
- Para vosotras, siempre -comentó coqueto el chico.
- Yo voy a buscar los números de teléfonos que necesitamos y empezar a hacer llamadas -informó Candela haciendo un gesto en dirección al despacho- Vosotros podéis seguir obsesionándoos con los detalles más nimios.
- Nosotros también te queremos Cande -dijeron ambos al unísono, al verla alejarse.
Rama y Rochi se enfrascaron en una disputa de decoración, luces, inventario y empleados, que duró horas. Candela no se equivocaba al dejarlos solos. En muy poco tiempo había prendido que, Aunque eran unos genios para organizar las mejores fiestas, era imposible soportarlos discutir. Se emocionaban con el más mínimo detalle y no paraban hasta que todo era perfecto. Candela había sido inteligente y se había alejado de todo eso. Estaría distraída buscando personal de refuerzo y asegurando los envíos de todos los envíos. Después se iría con su bebé y se lo comería a besos. Y no dudaba que algún día acabaría haciéndolo de verdad. Porque cada día estaba más bello.
Esa noche habría una fiesta. Aunque el calendario no mostrase festividad. Las chicas querían festejar que un día como ese ellas se habían conocido en ese mismo lugar. Y ser las nuevas dueñas les permitía hacerlo. De todas formas cualquier excusa era buena para mimar a sus clientes.
Cuando Rochi había abandonado su empleo, y todo su mundo, para esperar por Gaston, el negocio se había resentido. "El Ritual" había dejado de ser lo que era, en un tiempo record. Era conocido por todos que un lugar tiene el estatus que le da quienes lo dirigen. Y la relaciones públicas del local, era el alma del mismo.
El dueño, pese a seguir ganando una considerable suma, quiso venderlo porque no se conformaba con un segundo puesto. Y había bajado bastante más que a esa posición.
Una vez que Rochi se había dado cuenta del egoísmo de su ex novio y había decidido continuar con su vida, se planteó la compra. Obviamente no tenía capital para ello y necesitaba socios. Ahí entraban en juego Rama y Candela. Aunque las dueñas legales del lugar eran ellas, Rama tenía una pequeña porción y apenas voz y voto cuando ellas estaban juntas. Y no es porque fuesen dueñas absolutas -que lo eran- sino porque él era un hombre inteligente que no discutía con dos mujeres unidas.
Rochi se caminó hacía su coche, al igual que hizo Rama. Ellos volverían más tarde y estarían hasta el cierre. Candela se quedaría hasta su vuelta ya que, aunque iría a la fiesta, apenas asistiría para ser vista. No se lo perdería por nada, pero tenía un recién nacido al que cuidar. Y aún no estaba preparada para pasar mucho tiempo lejos de él. Pero definitivamente esa noche ambas necesitaban unas copas.
Rochi se paró con las llaves en la mano. Le pareció ver a... ¡No, no podía ser! Sacudió la cabeza y abrió el coche. Pero la duda le hizo volver a mirar a su alrededor. Sabía que no sería él. Gaston no iba a estar por allí. Y menos escondido en una esquina, asomándose como si buscase o se escondiese de alguien.
- ¡Rochi!
La chica se sobresaltó y se giró de inmediato.
- Mi coche no funciona ¿me llevas?
- Claro Rama. Sube.
Fin Capi
*Mafe*

AAAAAAAAAHHH!! POR FINNN!!.. Quiero que todo vuelva a su lugar! culpa de pablo todo esta asi! agg!! espero el proximo! me alegra que volvieras!
ResponderEliminarQUIERO ENCUENTRO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarjajajaja
besotes!!!
al finnnn me encanto me dejas con la intriga subi el proximo pronto y gracias quiero encuentro pronto jajajajaja besos
ResponderEliminarHolaaaaa.. me re encantooo.. por fin se encontraron!! espero el proximo. te amo tu brujita!!
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