domingo, 23 de diciembre de 2012

Hemoso Desastre capitulo 31


Entramos en el aparcamiento, y Lali sostuvo la puerta abierta mientras yo arrastraba mi maleta al interior. Nos apresuramos a su habitación y jadeé, esperando que ella desbloqueara su puerta. La sostuvo abierta y luego me lanzó la llave.
—Va a terminar siendo arrestado o algo así —dijo.
Corrió al pasillo y la miré apresurarse a través del aparcamiento desde la ventana, metiéndose en el auto justo mientras Gaston detenía su motocicleta a su lado. Él corrió alrededor al lado del pasajero y abrió la puerta, mirando a las puertas cuando se dio cuenta que no estaba en el auto. Lali retrocedió mientras Gaston corría hacia el edificio, y me giré, mirando la puerta.
Abajo por el pasillo, Gaston golpeó en mi puerta, diciendo mi nombre. No tenía idea si Mery estaba allí, pero si lo estaba, me sentía mal por lo que tendría que soportar por los siguientes minutos hasta que Gaston aceptara que no estaba en mi habitación.
— ¿Pajarita? ¡Abre la puta puerta, maldición! ¡No voy a irme hasta que hables conmigo! ¡Pajarita! —Gritó, golpeando la puerta tan fuerte que el edificio entero podría haber oído.
Me encogí cuando escuché la voz tímida de Mery.
¿Qué? —Gruñó.
Presioné mi oreja contra la puerta, luchando por escuchar los bajos murmullos de Gaston. No tuve que esforzarme más.
— ¡Sé que está aquí! —Gritó—. ¿Pajarita?
—No está… ¡Oye! —chilló Mery.
La puerta golpeó contra la pared de bloque de cemento de nuestro cuarto y supe que Gaston había forzado su camino al interior. Después de un minuto completo de silencio, escuché a Gaston gritar abajo en el pasillo. — ¡Pajarita! ¿Dónde estás?
— ¡No la he visto! —gritó Mery, más enojada que lo que alguna vez la había escuchado. La puerta se cerró de golpe y de repente las náuseas me abrumaron mientras esperaba lo siguiente que haría Gaston.
Después de varios minutos de silencio, abrí la puerta, mirando abajo por el pasillo amplio. Gaston sentado con su espalda contra la pared con sus manos cubriendo su cara. Cerré la puerta tan silenciosamente como pude, preocupada porque la policía del campus hubiera sido llamada. Después de una hora, miré el pasillo de nuevo. Gaston no se había movido.
Revisé dos veces más durante la noche, finalmente cayendo dormida alrededor de las cuatro. Me quedé dormida a propósito, sabiendo que me saltaría mis clases ese día. Encendí mi teléfono para revisar mis mensajes, viendo que Gaston había inundado mi bandeja de entrada. Los mensajes sin fin que me había enviado a través de la noche variaban de disculpas a vociferaciones.
Llamé a Lali en la tarde, esperando que Gaston no hubiera confiscado su móvil. Cuando me contestó, suspiré.
—Hola.
Lali mantuvo su voz baja. —No le he dicho a Peter dónde estás. No lo quiero en medio de esto. Gaston está locamente enojado conmigo ahora. Probablemente voy a quedarme en el departamento esta noche.
—Si Gaston no se ha calmado… buena suerte obteniendo algo de sueño aquí. Hizo una actuación digna de un Oscar en el pasillo anoche. Estoy sorprendida de que nadie llamara a seguridad.
—Fue expulsado de Historia hoy. Cuando no apareciste, le dio una patada a tus dos escritorios. Pet escuchó que esperó por ti después de todas tus clases. Está perdiéndola, Rochi. Le dije que terminaste al segundo que tomó su decisión de trabajar para Benny. No puedo creer que pensara por un sólo segundo que estarías bien con eso.
—Supongo que te veré cuando estés aquí. No creo que todavía pueda ir a mi habitación.
Lali y yo fuimos compañeras de habitación por la semana siguiente, y ella se aseguró de mantener a Peter alejado de mí así él no estaría tentado de decirle a Gaston de mi paradero. Fue un trabajo de tiempo completo eludir un encuentro con él. Evité la cafetería a toda costa, la clase de Historia, y jugué seguro dejando mis clases antes. Sabía que tendría que hablar con Gaston alguna vez, pero no podía hasta que se hubiera calmado lo suficiente para aceptar mi decisión.
Me quedé sola el viernes en la noche, acostada en mi cama, sosteniendo el teléfono en mi oído. Puse mis ojos en blanco cuando mi estómago rugió.
—Puedo ir a recogerte y llevarte a cenar a algún lado —dijo Lali.
Pasé las páginas de mi libro de Historia, saltando donde Gaston había garabateado y borroneado notas de amor en las márgenes. —No, es tu primera
noche con Pet en casi una semana, La. Simplemente voy a tomar algo de la cafetería.
— ¿Estás segura?
—Sí. Dile a Pet que dije hola.
Caminé lentamente a la cafetería, sin prisa de sufrir las miradas de esos en las mesas. La escuela entera estaba activa con el rompimiento, y el comportamiento violento de Gaston no ayudaba. Justo cuando las luces de la cafetería aparecieron en la vista, miré una figura oscura acercarse.
— ¿Pajarita?
Sorprendida, me detuve. Gaston caminó hacia la luz, sin rasurarse y pálido. — ¡Jesús, Gaston! ¡Me asustaste como el infierno!
—Si contestaras tu teléfono cuando llamo no tendría que andar a escondidas en la oscuridad.
—Te ves como el infierno —dije.
—He estado por aquí una o dos veces esta semana.
Apreté mis brazos a mi alrededor. —En realidad estoy en camino a tomar algo para comer. Te llamaré más tarde, ¿de acuerdo?
—No. Tenemos que hablar.
—Gas…
—Rechacé a Benny. Lo llamé el miércoles y le dije que no. —Había un brillo esperanzador en sus ojos, pero desapareció cuando registró mi expresión.
—No sé qué quieres que diga, Gaston.
—Di que me perdonas. Di que regresarás conmigo.
Apreté mis dientes, prohibiéndome llorar. —No puedo.
La cara de Gaston se arrugó, y tomé la oportunidad de caminar a su alrededor, pero él dio un paso al lado para mantenerse en mi camino. —No he comido, o dormido… no puedo concentrarme. que me amas. Todo será como solía ser si simplemente vuelves conmigo.
Cerré mis ojos. —Somos disfuncionales, Gaston. Creo que simplemente estás obsesionado con la idea de tenerme más que cualquier otra cosa.
—Eso no es cierto. Te amo más que a mi vida, Pajarita —dijo, herido.
—Eso es exactamente lo que quiero decir. Esto es una conversación loca.
—No es locura. Es la verdad.
—De acuerdo… ¿Así que cuál exactamente es el orden para ti? ¿Es dinero, yo, tu vida… o hay algo que vaya antes del dinero?
—Me doy cuenta de lo que he hecho, ¿de acuerdo? Veo que podrías pensar eso, pero si hubiera sabido que ibas a dejarme, nunca habría… Simplemente quería cuidar de ti.
—Ya has dicho eso.
—Por favor no hagas esto. No puedo soportar sentirme así… está… está matándome —dijo, exhalando como si el aire hubiera sido expulsado de él.
—Terminé con esto, Gaston.
Él parpadeó. —No digas eso.
—Ha terminado. Vuelve a tu hogar.
Sus cejas se juntaron. —Tú eres mi hogar.
Sus palabras me cortaron, mi pecho se apretó tanto que fue difícil respirar. —Hiciste una elección, Gas. Yo he hecho la mía —dije, interiormente maldiciendo el temblor en mi voz.
—Me voy a quedar fuera del infierno de Las Vegas, y alejado de Benny… Voy a terminar la escuela. Pero te necesito. Te necesito. Eres mi mejor amiga. —Su voz era desesperada y rota, concordando con su expresión.
En la poca luz pude ver una lágrima que cayó de su ojo, y en el momento siguiente se estiró por mí y estuve en sus brazos, sus labios sobre los míos. Me apretó fuerte contra su pecho mientras me besaba, y luego acunó mi cara en sus manos, presionando sus labios más fuerte contra mi boca, desesperado por obtener una reacción.
—Bésame —susurró, sellando su boca sobre la mía. Mantuve mis ojos y mi boca cerrada, relajándome en sus brazos. Tomó todo lo que tuve no mover mi boca con la suya, habiendo deseado sus labios toda la semana—. ¡Bésame! —Rogó—. ¡Por favor, Pajarita! ¡Le dije que no!
Cuando sentí lágrimas cálidas abrasando mi cara fría, lo alejé. — ¡Déjame en paz, Gaston!
Sólo me había alejado unos cuantos centímetros cuando agarró mi muñeca, mi brazo estuvo recto, extendido detrás de mí. No me volví.
—Estoy rogándote. —Mi brazo bajó y tiró mientras él caía sobre sus rodillas—. Estoy rogándote, Rochi. No hagas esto.
Me giré para ver su expresión agonizante, y luego mis ojos bajaron de mi brazo al suyo, mirando mi nombre en gruesas letras negras sobre su muñeca
fpauionada. Me había probado lo que había estado temiendo todo el tiempo. Por mucho que me amara, cuando el dinero estaba involucrado, estaría en segundo lugar. Al igual que estaba con Mick.
Si cedía, o podía cambiar de opinión sobre Benny, o estaría resentido conmigo cada vez que el dinero pudiera haber hecho su vida más fácil. Lo imaginé en un trabajo de cuello azul, llegando a casa con la misma mirada en sus ojos que Mick tenía cuando regresaba después de una noche de mala suerte. Sería mi culpa que su vida no fuera lo que quería que fuera, y no podría dejar que mi futuro estuviera placado con la amargura y remordimiento que dejé atrás.
—Déjame ir, Gaston.
Después de varios momentos finalmente liberó mi brazo. Corrí a la puerta de vidrio, abriéndola sin mirar atrás. Todos en la habitación me miraron fijamente mientras caminaba hacia el buffet, y sólo mientras alcanzaba mi destino, las cabezas se enfocaron para ver afuera de las ventanas donde Gaston estaba sobre sus rodillas, las palmas sobre el pavimento.
La visión de él sobre el suelo hizo que las lágrimas que había estado sosteniendo corrieran por mi cara. Pasé las pilas de platos y bandejas, precipitándome por el pasillo a los baños. Era suficientemente malo que todos hubieran presenciado la escena entre Gaston y yo. No podía dejarlos verme llorar.
Me acurruqué en un cubículo por una hora, chillando incontrolablemente hasta que escuché un golpe suave en la puerta.
— ¿Rochi?
Inhalé. — ¿Qué estás haciendo aquí, Agustin? Estás en el baño de mujeres.
—Mery te vio entrar y fue a los dormitorios a buscarme. Déjame entrar —dijo en una voz suave.
Sacudí mi cabeza, sabía que no podía verme, pero no podía decir otra palabra. Lo escuché suspirar y luego sus palmas golpearon el suelo mientras se arrastraba bajo el cubículo.
—No puedo creer que me estés haciendo actuar así—dijo, empujándose debajo con sus manos—. Vas a lamentar no abrir la puerta, porque acabo de arrastrarme sobre piso cubierto de pis y ahora voy a abrazarte.
Reí una vez, y luego mi cara se oprimió alrededor de mi sonrisa mientras Agustin me empujó hacia sus brazos. Mis rodillas salieron bajo mí, y Agustin cuidadosamente me bajó al suelo, poniéndome sobre su regazo.
—Shh —dijo, meciéndome en sus brazos. Suspiró y sacudió su cabeza—. Maldición, chica. ¿Qué voy a hacer contigo? 

4 comentarios:

  1. ayyy no k triste no los separes con lo lindos k estaban juntos van aestar muxos tiempo separado?

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  2. la verdad es que mejor no lo haya perdonado, que Gas deje su obsesion por ella, que empiece a tener una vida propia y despues estara mucho mas maduro para poder volver con ella en paz...

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  3. pobree Gas pero tiene razon Rochi ella no quiero volver a vivir esaa vida que vivio cuando era chica, espero que Gas entienda, y que vuelvan a estar juntos

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  4. he llorado con este capitulo! por eso recien comento jaja
    No pueeees no me hagas sufrir a Gaston :( Pobeshito! Y Rochi tambien sufreee me muerooo </3

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