capitulo
Caminamos hacia la fogata. Decidí no contarle a Pablo sobre el
estúpido episodio
de borrachera de Benja. Ya pasó y aparte no fue tan malo. Por
supuesto que Benja
tocándome fue asqueroso, pero termine el día jugando billar con Gaston.
El recuerdo
de él sonriéndome mientras yo tiraba, me causa un dolor en el
corazón. Lo extraño
mucho.
Mientras caminábamos al claro, varias personas nos detuvieron para
darle la
bienvenida a Pablo. Todos querían hablar de fútbol. Yo sonreía
mientras
esperaba pacientemente ver a Gaston entre la multitud. No lo había
visto desde que
salí de su tráiler sin un adiós. Todas las noches desde ese día
duermo sosteniendo
mi teléfono para ver si me llama o al menos me manda un mensaje.
Pero no lo ha
hecho. La idea de que las cosas vuelvan a ser como antes me
asusta. No puedo
estar con él como quiero pero no lo quiero perder para siempre. Mi
enojo por la
forma en la que me había despedido ya había disminuido. Ahora sólo
quería verlo.
Hablar con él. Que me sonriera.
—Ven, vi a Gaston y a Eugenia por allá —dijo Pablo mientras ponía su mano en mi
espalda y me llevó a un pequeño grupo de jugadores de fútbol y sus
novias.
Ellos estaban sentados en las puertas traseras de algunas
camionetas y en unas
viejas llantas de tractor que habían traído aquí años antes para
sentarse. Una
pequeña fogata ardía en medio haciéndolos ver cálidos.
—Pablo. El hombre ha vuelto —dijo Ethan sonriendo sentado en la
caja de
su camioneta.
Brooke se acurruco contra él y agito sus dedos con uñas color
neón, para
saludarnos. Ellos terminaron la primavera pasada pero al parecer
ya regresaron o
están en eso. Las piernas de ella estaban sobre el regazo del él,
mientras su mano
estaba metida entre los muslos de ella.
—Habla con nosotros. Cuéntanos cómo nos vas a poner en forma.
Toby quien juega en la esquina trasera, porque intercepto un pase
en el
campeonato estatal el año pasado al evadir a dos tacleadores y
hacer un
touchdown que nos dio la victoria. Después de ese juego su estatus
social se elevo.
Lo que explica porque la capitana de las porristas, Kayla está
sentada en su
regazo. Ella estaba empeñada a conseguir la atención de Gaston el
año pasado.
Aparentemente se rindió.
—Yo no soy el que nos hizo ganar el juego estatal el año pasado
—le recordó
Pablo mientras me atraía hacia él cuando se recargaba en la
camioneta.
—Creo que tienes razón. Deberíamos asegurarnos de que el
entrenador le dé más
recepciones a nuestro receptor estrella de la esquina —dijo Ethan.
—Estoy de acuerdo —respondió Pablo.
Siguieron hablando de fútbol pero yo no podía poner atención. Gaston
estaba
directamente frente a mí, no verlo me estaba costando toda mi
fuerza de voluntad.
Yo sonreía y trataba de no parecer fría, a pesar de que no me
sintiera a gusto con la
mano de Pablo en mi cintura. Pablo se inclino y me besó
casualmente en la sien
mientras hablaba. Escuché algo sobre un bombardeo y sobre más
tiempo para la
práctica, pero toda mi concentración estaba en no mirar a Gaston.
—Tierra a Rocio. —La voz de Kayla interrumpió mis pensamientos,
levanté la
cabeza rápidamente en su dirección. Parecía que esperaba una
respuesta.
—Um, lo siento no te escuché —dije, sintiendo que se me sonrojaba
el cuello.
Ella se rio mientras enredaba un mechón de cabello en su dedo.
—Te pregunte si quieres ser una chica con espíritu este año. Tal
vez este año
nuestro quarterback sí acepte a una chica con espíritu si te puede
escoger a ti.
Una chica con espíritu es una chica que las porristas agregan a su
club, de manera
que cada jugador tenga una chica que le haga regalitos el día del
partido. También
de manera extra oficial las chicas con espíritu les ayudan con sus
tareas, les piden
una pizza para el lunch y a veces también masajes y otras cosas.
El quipo principal
siempre escoge a su chica con espíritu y los demás participan en
una rifa para
obtener la suya.
—Um, sí, claro —respondí.
Pablo se rio entre dientes.
—Entonces Rochi es mía.
Kayla le sonrió, pero parecía más molesta que emocionada.
—Le estamos asignando dos muchachos a cada chica este año. Así que
tendrás a
otro chico que cuidar este año. Los chicos todavía no eligen pero
no creo que
alguien te elija porque ya eres de Pablo. Vas a tener que elegir
un nombre.
Eugenia se rio y yo inmediatamente me tense esperando su
comentario hiriente. Sin
pensarlo mire en su dirección y me arrepentí de inmediato. Gaston
estaba sentado en
el suelo, recargado en la llanta de un tractor, con las piernas
flexionadas y abiertas.
En medio de sus piernas vestidas con jeans estaba sentada Eugenia.
Quien tenía una
mano alrededor del cuello de él y la otra en su rodilla. Hubiera
sido mejor que ella
me diera un golpe en el estomago. Tal vez golpearme algunas veces.
En el
momento el dolor seria una bienvenida distracción para el peso que
sentía en el
corazón. Los ojos de Gaston me miraron, después de todo lo que
hemos pasado
juntos esperaba que el mostrara una pizca de… oh… no lo sé. Sólo
algo. Pero no se
veía inmutado por mí en lo absoluto. Era como si esas dos semanas
nunca
hubieran pasado. Tragué el nudo en mi garganta.
—Sabes Rocio, siempre me he preguntado que es lo que haces tan
bien para
mantener a Pablo en tan buena forma. Me refiero en que debes estar
ocultándonos algún secreto —dijo Eugenia arrastrando las palabras
pero lo
suficientemente alto para que todos la escucharan. Hasta las
personas que no
estaban en nuestro pequeño círculo.
Se me revolvió el estomago. Espero no enfermarme.
—No es una cosa Eugenia, ellas es perfecta en todo lo que hace.
—La voz de Pablo
sonó calmada y amigable como siempre.
Eugenia gruño:
—Lo dudo, sólo has olvidado lo que se siente un buen momento.
Pablo se tensó, sus brazos me apretaron como si me protegiera.
Siempre me he
preguntado lo que hicieron Pablo y Eugenia en 7° grado. A veces me
ponía celosa
cuando ella lo veía como si lo conociera de una manera que yo no.
Pero el había
sido tan cuidadoso conmigo de no hacer otra cosa mas que besarnos
que creí que
era tan casto como yo lo era. “Era” es la parte importante aquí.
—Cállate Eugenia. —Las palabras no fueron de Pablo. La profunda
voz de Gaston
dio una orden. Eugenia se rio y sacudió sus pechos hacia Pablo.
—Te acuerdas de toda la diversión, verdad. Nos divertimos mucho
—soltó
ella.
—Diablos Eugenia, cierra la boca —gruñó Gaston enojado.
Yo debería estar enojada porque mi novio no era tan inexperto como
yo pensaba.
El hecho de que no fuera capaz de mantener sus manos alejadas de Eugenia
y que no
tuviera problema en no tocarme a mi, debería de molestarme. Pero
no lo hace.
Todo lo que sentía era alivio, de ver que Gaston había empujado a Eugenia.
—¿Cuál es el problema? ¿No te gusta escuchar como tu primo me tuvo
primero?
Hmmm… no seas celoso bebé. Eres el único que va a entrar en mis
pantalones esta
noche. —Eugenia trató de ronronear pero, sonó más como un gemido.
Pablo se movió de atrás de mí y me jaló del brazo. Sentí los ojos
de Gaston en mí y
le regrese la mirada. En ese momento vi al Gaston que pensaba que
estaba
enamorado de mí. Sus ojos decían que estaba arrepentido en el
momento que
empujaba a Eugenia. No me perdió de vista cuando Pablo me llevaba
de la fogata.
Había dolor en esa mirada, que me perseguía en sueños. Le di una
triste sonrisa
antes de voltearme para seguir a mi novio dentro de los arboles.
La luz del fuego
desapareció así como los ruidos. La luna se escurría por entre las
ramas de los
arboles dándonos luz suficiente para no tropezarnos con una rama
caída.
—Rochi lo siento —dijo Pablo, abrazándome contra el una vez que
estábamos en
su camioneta.
—Ella es un vil ser humano y la razón por la que una vez salí con
ella no la se,
desearía que Gaston se deshiciera de ella.
Me besó en la coronilla como si fuera un bebe que necesitara de
consuelo. Yo no
tenia ganas de llorar. Pero quería saber por qué. Por tanto tiempo
pensé que el no
tenia pecado alguno y que era yo la que necesitaba ser domada pero
eso no era
verdad.
—Pablo, ¿tuviste sexo con ella? —le pregunté mirándolo
directamente.
La culpa en su rostro respondió mi pregunta. Él tomó un lado de mi
cara con su
mano.
—Rochi eso fue hace mucho tiempo. Ella fue mi primera novia, a
pesar de eso ella
era muy salvaje para tener trece años. Claro que no tuvimos sexo
—dijo él.
—Tú obviamente hiciste algo. Apenas me tocas, eso suena como si
hubieras hecho
algo más que sólo besarte con Eugenia. —Pablo frunció el seño.
Él no esperaba que expresara mis sentimientos. Normalmente no lo
contradigo
cuando está molesto. Nunca quise agitar sus plumas. Hacerle la
vida más sencilla a
Pablo siempre había sido mi mantra. Bueno, la farsa que estaba
viviendo se había
ido. No más palmaditas en la espalda para él.
—Rocio, tomé algunas malas decisiones con Eugenia. Ella me empujó
a hacer
algunas cosas. Me di por vencido. Pero tú, tú eres diferente. Tú
eres buena, no se
trata de sexo entre nosotros.
¿Como puedes estar enamorado de alguien y no querer tener sexo con
esa
persona? Éramos humanos. ¡Era un chico adolescente por el amor de
Dios! Él tenía
hormonas.
—¿No estás atraído a mi de esa forma? Digo, sé que no tengo el
cuerpo de Eugenia y
no voy a estar ganando ningún concurso de belleza, pero si me amas
entonces
pensaría que tener sexo conmigo te atraería.
Hace tres semanas no habría tenido el descaro de decir estas
cosas. Estar con Gaston
me ha cambiado mucho.
La expresión de Pablo estaba entre conmoción y confusión.
—Rocio yo te respeto. Tú mereces respeto. Eres todo lo que yo
siempre he
querido en una mujer. Tú no eres sólo una muchacha con la que
estoy para llenar
el espacio de secundaria. Intento casarme contigo algún día.
¿Casarme con él? ¿Qué? ¿En serio? Oh dios.
Él sonrió con mi expresión de conmoción.
—Te amo Rocio. Intento mantenerte para siempre. Me atraes mucho.
Sólo no
quiero que mi futura esposa pierda su virginidad en la caja de una
camioneta.

huy me gusto =)
ResponderEliminar"Sólo no
ResponderEliminarquiero que mi futura esposa pierda su virginidad en la caja de una camioneta." uppss! Como que ya lo hizo y con la persona que realmente ama y sobre todo no le importo el lugar