martes, 27 de agosto de 2013

Una vida sin vivir capitulo 12

Capítulo 12
debemos habernos quedado dormidos, porque desperté con Gaston todo
desparramado encima de mí. Miré su reloj. Mierda, ¡eran más de las nueve!
Nicolas ya debía estar en casa. Lo sacudí para que despertara.
Hey, me tengo que ir son más de las nueve dije intentando desenredarlo de
mí.
Gimió.
Diez minutos más Ángel murmuró soñolientamente.
Sonreí, se veía tan lindo cuando estaba durmiendo. Reí mientras le hacía cosquillas.
Gaston no es de mañana, aún es noche, pero me tengo que ir. Nicolas se estará
preguntado ¡dónde estoy! expliqué, finalmente sacándolo de encima de mí y
levantándome. Gimió y me tiró de regreso hacia él, sosteniéndome fuerte contra su
cuerpo, sonriendo soñolientamente. Reí. ¡Detente! tengo que irme dije riendo
mientras mordisqueaba el lóbulo de mi oreja.
Sacudió su cabeza.
No, no quiero que te vayas murmuró, mientras besaba mi cuello. Lo empuje y
gruñó. Pero te voy a extrañar lloriqueó, haciéndome reír incluso más.
Te veré en una hora. De todas formas tengo tarea que hacer dije,
encogiéndome de hombros.
Suspiró con resignación.
Sí, yo también admitió, haciendo un pequeño puchero. Salí de su cama y fui
hacia la puerta.
Hey espera, te acompañaré a la puerta. Agarró mi mano mientras
caminábamos por el pasillo. Asomé la cabeza hacia el living.
Adiós Silvia. Adiós Pedro dije.
Adiós cariño respondió Pedro, sin sacar los ojos de la televisión. Silvia me sonrió.
Adiós Rocio. ¿Se divirtieron? preguntó dándome un guiño. Me sonrojé y
asentí insegura de que mi voz pudiera salir si intentaba hablar.
Gaston rodó sus ojos, me llevó hasta la puerta de enfrente, contra la cual me presionó
ligeramente y me besó hasta que me sentí un poco mareada.
Te veo después de las 10, ¿de acuerdo? susurró acariciando mi mejilla.
Camine rápidamente hacia mi casa, volteándome para sonreírle a Gaston mientras
atravesaba la puerta de enfrente. Bendito sea, él estaba parado en su porche,
viendo para asegurarse de que llegara a salvo a casa y es que sólo vivía como a 9
metros.
Nicolas estaba sentado en el sofá, esperándome. Mientras pasaba por la puerta, me
miró, con sus ojos estrechos con enojo.
¿Dónde has estado? ¡Estaba preocupado!. Podrías haber dejado una nota o algo
dijo sacudiendo sus manos de manera desaprobadora.
Lo siento, estaba en lo de Gaston. Silvia me invitó a que me quedara a cenar, y pensé,
viendo que ya que no estabas aquí, en ir para no quedarme aquí sola dije
encogiéndome de hombros.
¡Amo las cenas de Silvia! gimió, la expresión de enojo abandonando su rostro,
para ser remplazada por una de celos.
Bueno te perdiste una buena, hizo pastel casero y todo me burlé, sonriendo
malvadamente mientras se lamentaba.
Bueno, yo disfruté de mi queso a la parrilla bromeó, haciéndome reír.
Voy a hacer mis tareas. Me volteé y comencé a dirigirme al pasillo para ir a mi
cuarto.
Rochi, espera un minuto. Necesito hablarte de algo dijo, acariciando el sofá
junto a él, viéndose triste. Me dejé caer a su lado.
¿Qué pasa Nicolas? pregunté, preocupada, se veía realmente molesto por algo.
Tomó un profundo respiro.
Le hablé a mamá esta noche. Sonreí.
¿Sí? ¿Está bien? ¿Viene a casa? pregunté emocionándome, pensando en que
vería a mi madre antes de dos semanas.
La había extrañado con locura, y las veces que estaba aquí, parecían pasar
demasiado rápido.
Sacudió su cabeza.
Me dijo algo, pero no quiero que enloquezcas por eso. No hay nada por que
preocuparse. Lo prometo. Tomó mi mano y me miró, sonriendo tristemente.
Oh demonios, ¡esto va a ser malo!
¿Qué es? pregunté imaginándome lo peor.
Nos íbamos a tener que mudar a China. Había perdido su trabajo. Se estaba
volviendo a casar, pero supongo que eso no era algo malo, a menos que el tipo
fuera un idiota. Cientos de cosas pasaron por mi mente, pero la última cosa que
esperaba fue lo que Nicolas dijo:
Nuestro padre se contactó con ella. Aparentemente quiere vernos,
recompensarnos por lo que hizo escupió a través de sus dientes, su tristeza
transformándose en rabia ciega.
No podía respirar. Mis pulmones se rehusaban a trabajar. Mi corazón latía
demasiado rápido, mientras mi cuerpo comenzaba a temblar. Él estaba volviendo.
Quería vernos. La última vez que vi al hombre, me había arrancado mi camisa del
colegio y me había empujado al suelo, mientras se sacaba los pantalones. Estaba a
punto de violarme cuando Nicolas y Gaston entraron y lo comenzaron a golpear. Oh
Dios, estaba de vuelta.
Reproduje todos los golpes que nos dio a mí y a Nicolas, todos los toques que habían
sucedido cuando estaba a solas con él, las palabras susurradas, y las sonrisas
secretas. Mi visión comenzó a tener puntos negros, mientras hiperventilaba. Me iba
a morir, podía sentirlo; mi cuerpo se estaba apagando incapaz de lidiar con los
recuerdos y el dolor.
Era vagamente consiente de los gritos.
Sólo déjala, ¡puedo ayudarla! gritó una voz que reconocía.
Llama al 911 por el amor de Dios. ¡No puede respirar! gritó Nicolas.
Nicolas, ¡déjala! Yo me encargo, lo prometo dijo urgentemente la voz de nuevo.
Fui ligeramente empujada y entonces sentí dos fuertes brazos rodeándome, y
presionándome hacia un duro pecho; había un hermoso aroma que reconocí como
el de Gaston.
Oh, gracias a Dios, ¡Gaston está aquí!. La carrera de mi corazón comenzó a
ralentizarse mientras sentía que presionaba sus labios en mi cuello y respiraba
lento y calmadamente por mi espalda. Intenté igualar mi respiración con la suya.
Me concentré en sentir el constante latido de su corazón contra mi pecho, y los
puntos negros comenzaron a desaparecer.
Después de unos minutos, recuperé el control de mis brazos, y los enredé
apretadamente alrededor de su cintura, aferrándome a él como si fuera la única
cosa que evitaba que me cayera del borde del mundo.
Mi padre estaba regresando, pero yo estaba con Gaston, y él no dejaría que nada me
lastimara, lo sabia. Así que comencé a sentirme a salvo en sus brazos. Después de
lo que pareció una eternidad, fui capaz de hacerme hacia atrás y mirarlo.
¿Estas bien ahora? preguntó, poniendo sus manos a ambos lados de mi rostro
y presionando su frente contra la mía.
Asentí y me lamí mis labios, los cuales por algún motivo estaban salados, y me di
cuenta de que estaba llorando. Me limpié el rostro y esnifé. Lentamente me volví
consciente de lo que me rodeaba. Aún estaba en el salón.
Levanté la vista para ver a Nicolas sentado ahí, conmocionado observándonos a mí y a
Gaston. Su boca colgaba abierta, y sus ojos muy abiertos. Pensé en hacerme hacia
atrás, pero no podía. No me podía alejar de Gaston, era mi seguro; era al que
necesitaba, el que me mantendría a salvo de todo esto.
Nicolas caminó hacia mí, y me sacó de los brazos de Gaston, haciéndome lloriquear. Me
rodeo en un fuerte abrazo.
Demonios, Rocio. ¡Nunca me hagas eso de nuevo! ¡Creí que te ibas a morir!
Mierda, que me asustaste despotricó Nicolas mientras me mecía gentilmente.
Estoy bien dije débilmente. Mire hacia a Gaston, por tranquilidad y vi que no
estaba ahí, el pánico comenzó a levantarse en mi pecho mientras mi respiración
comenzaba a acortase.
¿Dónde está Gaston? grité, las lágrimas fluyendo por mi rostro de nuevo. ¡Oh
Dios, me dejó!
Nicolas me abrazó más fuerte.
Shh está bien. Sólo respira, shh murmuró, pero no podía, mis pulmones
estaban demasiados apretados.
¡Mierda! jadeó Nicolas al mirarme. ¡Gaston, vuelve aquí rápido! casi gritó.
Gaston corrió de regreso al cuarto, sosteniendo un vaso de agua que dejó en la mesa
bruscamente, tirando la mitad de ésta, antes de envolver sus brazos a mi alrededor.
Está bien, Ángel susurró, poniendo sus labios en mi cuello otra vez.
Después de un par de minutos, cuando pude recuperarme, le sonreí a Gaston
gratamente. Nicolas se veía mordazmente enojado.
¿Qué demonio? Ustedes dos están juntos, ¿no? rugió.
Gaston levantó una mano para detener su arranque.
Mira Nicolas, tú y yo hablaremos de esto, pero justo ahora no es el momento
después de lo que ha pasado. Necesito asegurarme de que ella esté bien dijo
con severidad poniéndole fin a la conversación.
Nicolas me miró arrepentido y asintió.
Lo siento, Rocio, pero tenía que decírtelo, asegurarme que lo supieras, pero te
prometo que nunca dejaré que te lastime. No tienes que preocuparte por nada. Lo
mataré antes de que te toque dijo Nicolas tomando mi mano.
Sonreí, pero tengo la sensación de que se vio más como una mueca.
Lo sé, Nicolas. Siento haberme vuelto loca y asustarte. Levanté una temblorosa
mano y limpié mis lágrimas de nuevo.
Está bien. Sólo, no lo hagas de nuevo dijo sonriéndome. Reí débilmente y
asentí.
Gaston me dio el vaso de agua y la bebí. Noté que Nicolas observaba cada movimiento
de Gaston, mirándolo enojado.
Deja de mirarlo así Nicolas, él no ha hecho nada malo dije frunciendo el ceño.
Sacudió la cabeza y tensó su mandíbula, tomando un profundo aliento,
obviamente intentando calmarse a si mismo antes de hablar.
Ustedes dos están juntos dijo simplemente, mirándonos de uno al otro para
confirmación. Me moví incómoda en mi asiento. De acuerdo, demasiado para un
par de semanas.
respondió Gaston asintiendo. Su brazo envuelto apretadamente a mí
alrededor. Me encogí hacia él, esperando que esto fuera un sueño. No sólo mi
padre abusivo estaba regresando sino que mi hermano iba comenzar a golpear a
mi novio.
¿Desde hace cuánto? preguntó Nicolas, su mandíbula aún tensa, pero parecía
estar haciéndolo bien con su autocontrol.
Desde el viernes respondió Gaston en voz baja. Se veía realmente culpable, y
sabia que era mi culpa, porque le había pedido que mintiera sobre esto.
Él te lo quiso decir de inmediato Nicolas, pero yo quería esperar. No quiero que
ustedes dos peleen. ¿Por favor? rogué mirando a mi hermano, poniendo carita
de cachorro.
Te gusta, ¿Rocio? preguntó Nicolas, cerrando los ojos, pareciendo triste y
decepcionado.
admití, aún rogándole con mis ojos que lo aceptara y no fuera a culpar a
Gaston por esto. Odiaría esto si ellos caen sobre mí.
Él asintió pero no abrió sus ojos.
¿Qué fue lo que hiciste, Gaston? ¿Cómo hiciste eso? ¿Calmarla de esa forma?
preguntó abriendo los ojos y mirándolo con gratitud.
No lo sé. Es sólo algo que la calma, eso es todo. Siempre lo ha hecho dijo Gaston
con un encogimiento de hombros.
¿Qué siempre lo ha hecho? ¿Cuándo lo hiciste antes? preguntó Nicolas,
pareciendo confundido.
Sí, he tenido que tranquilizarla un par de veces respondió Gaston tristemente.
Pensé a lo que se refería, todas las veces que me había visto llorar, probablemente
cada noche, hasta los 14 años.
¿Qué? ¿Cuándo? Nunca te había visto hacer eso protestó Nicolas, negando con
su cabeza, pareciendo confundido.
Saqué un inestable suspiro. Ahora va a descubrir que Gaston duerme en mi cuarto.
Crucé mis dedos y recé porque esto saliera bien, que Nicolas estuviera de acuerdo, y
no muy enojado con su mejor amigo. Gaston me miró pidiéndome permiso para
decirle, y asentí mordiéndome el labio, sabiendo que esto se iba a saber tarde o
temprano.
Nicolas, por favor no enloquezcas rogué, moviendo mi cuerpo hasta que estuvo
ligeramente enfrente de Gaston, en caso de que Nicolas se lanzara hacia él o algo. Mi
pequeño movimiento, podría detenerlo de atacar a mi novio.
Nicolas, chico, nada nunca ha pasado, lo juro prometió Gaston. Nicolas lo miró, con su
expresión aún más confundida. Cuando tenía diez, la vi a través de mi ventana
llorando en su cama. Así que me acerqué para asegurarme de que estaba bien, y
terminé durmiendo en su cama Nicolas lo miraba como si estuviera a punto de
asesinarlo en ese momento. Sucedió de nuevo a la noche siguiente y la siguiente.
Ella lloraba y yo entraba a hurtadillas por su ventana. Después de un tiempo, se
convirtió en un hábito dijo Gaston frunciendo un poco.
Nicolas saltó con su puño en alto. Sus ojos estrechos miraban a Gaston. Tan rápido
como un rayo, Gaston me agarró del brazo y me puso detrás de él, protectoramente.
Los ojos de Nicolas, llamearon antes de que su rostro se calmara.
¿Por qué hiciste eso? preguntó Nicolas, jadeando y mirando a Gaston intensamente.
¿Hacer qué? preguntó Gaston, aun sosteniéndome detrás de él.
Poner a mi hermana detrás de ti de esa forma dijo Nicolas, completamente
calmado ahora.
Gaston sacudió su cabeza, como si no terminara de entender la pregunta.
Es sólo que no quiero que salga lastimada, eso es todo.
volvió a sentarse, pasando sus manos a través de su rubio cabello.
¿De verdad te gusta mi hermana? preguntó mirando el piso.
Nicolas, estoy enamorado de tu hermana, lo sabes Gaston se sentó en el sofá y me
hizo sentar junto a él.
Nicolas asintió.
Y has dormido en su cama antes, cuando éramos niños declaró Nicolas, como si
estuviera asegurándose que había entendido bien las cosas.
No sólo cuando éramos niños, eso es lo que estaba intentando decirte. Ella solía
llorar, así que me metía a escondidas para confortarla cada noche. Es sólo que se
volvió una costumbre, y ahora ninguno de los dos puede dormir bien, sin el otro
ahí admitió Gaston, frunciendo el ceño.
El rostro de Nicolas se endureció.
¿Aún duermes en su cuarto? ¿Cada noche desde que tenias diez? Maldición,
Gaston. ¡Mierda! ¡Hijo de puta, idiota estúpido! rugió Nicolas, no realmente capaz de
dejar salir las palabras, dando un paso al frente, con sus puños cerrados otra vez.
Apreté los ojos. ¡Oh, Dios, aquí viene! Levanté mis manos, intentando detenerlo.
Nicolas, ¿recuerdas cuándo solía despertarme gritando todo el tiempo? pregunté
desesperada. Necesitaba hacerlo entrar en razón antes de que terminaran
peleando.
Asintió y cerró los ojos, pestañeó.
Sí, dejaste de hacerlo cuando tenías como ocho o algo así.
Asentí.
Sí, tenía ocho. Eso fue cuando Gaston comenzó a dormir conmigo. Ya no tuve
pesadillas, gracias a Gaston dije sonriendo, y apretando la mano de Gaston.
¡Sí las tenías! Tuve que dormir un par de veces contigo protestó Nicolas.
Sí, lo hiciste, pero seguí teniendo pesadillas aun cuando estabas ahí lo
contrarié. Nicolas se estremeció y asintió, probablemente recordándome gritar en su
cama. Sólo he tenido unas pocas pesadillas desde entonces, y la única vez que
las he tenido ha sido cuando Gaston no estaba ahí. Como cuando estaba de
vacaciones o algo expliqué mirando a Nicolas, viendo la comprensión pasar por su
rostro. Nos quedamos en silencio por un momento.
Gaston acariciaba la parte de atrás de mi mano, Nicolas sólo miraba el piso. Después de
lo que pareció una eternidad, Nicolas miró a Gaston.
Gaston, si lastimas a mi hermana, mejor amigo o no, te mataré le advirtió Nicolas.
Podía ver que lo decía en serio.
No lo haré, lo prometo juró Gaston, con una sonrisa tranquilizadora.
De acuerdo, entonces me voy a la cama. Supongo que los veré en la mañana,
asegúrense de cerrar la puerta antes de irse a la cama instruyó Nicolas parándose y
dejándonos sentados en el sofá en shock.
Miré a Gaston, se veía tan anonadado como yo me sentía.
Wow, eso fue más fácil de lo que hubiera imaginado reflexionó, sonriéndome
mientras ponía sus manos a ambos lados de mi rostro.
Sonreí, complacida de que esto finalmente saliera a la luz.
¿Quieres ir a la cama Gaston? No estoy de humor para hacer tareas, sólo quiero
dormir. Sólo necesitaba meterme en la cama y tenerlo a él, sosteniéndome por
un rato.
Asintió y besó mi nariz.
Sí, sólo necesito regresar a mi casa primero. Nicolas llamó y dijo que tú estabas mal,
así que sólo salí corriendo de la casa, sin decirles a mis padres a dónde iba.
Acarició mi rostro con sus pulgares suavemente, sólo mirándome con una sonrisa
triste.
Está bien. Supongo que me iré a la cama, y te veré cuando estés listo dije
levantándolo y empujándolo hacia la puerta.
Hey, ¿puedo usar la puerta ahora que Nicolas sabe? sonrió.
Reí con su emoción, pero negué con la cabeza.
No, tus padres podrían verte a menos que quieras decirles que te estás
quedando aquí sugerí.
Sonrió felizmente.
Me encantaría caminar por tu puerta de enfrente, y encontrarte en tu cama.
Nunca he hecho eso antes.
Saqué mis llaves y se las pasé.
Asegúrate de cerrar bien la puerta, ¿si? lo besé en la mejilla e hice mi camino
hacia mi cuarto.
Eran casi las diez pero mi cuerpo se sentía tan exhausto por todo el drama
emocional, que me sentía como si no hubiera dormido en días. Me saqué la ropa y
me metí en mi camiseta favorita, que solía ser de Gaston. Me dormí de inmediato. Un
par de minutos después, sentí dos brazos rodeándome y una pesada pierna
deslizarse sobre la mía. Sonreí y me presioné contra él. Mi novio. Al único que
necesitaba cuando las cosas se ponían mal.
Es raro, pero cuando Nicolas me alejó de Gaston esta noche, me sentí extraña, como si
hubiera dejado mi corazón detrás. No me di cuanta hasta entonces, cuán
fuertemente estaba conectada a él. Literalmente lo era todo para mí. Cuando sentí
sus brazos a mí alrededor más temprano, me sentí como en casa, todo el pánico
había comenzado a retroceder. Me sentía, como si mientras él estuviera conmigo,
estaría bien.
Me encogí dentro de él y lo escuché susurrar:
Te amo justo antes de caer en un profundo y tranquilo sueño, esta vez no

dudé de sus palabras.

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