Capítulo 8
me despertó el sonido de mi alarma del
teléfono. Miré a mí alrededor
preguntándome
por qué estaba en la sala de estar, entonces recordé el
sueño.
Gaston
seguía dormido; como siempre, sus brazos y piernas estaban encima de mí,
sujetándome
bajo su peso. Sonreí y lo miré unos minutos antes de que decidiera
despertarlo
amablemente. Usualmente, sólo le pegaba un codazo y lo empujaba;
pero pensé
que hoy sería un poco más creativo, que le gustaría eso.
Me moví
hacia adelante, empujando su hombro. Él rodó sobre su espalda, sin
quitar sus
brazos de mí, así que me arrastró con él. Me levantó de manos y rodillas
para
quedar a horcajadas, antes de poner mi peso de nuevo sobre él. Acaricié su
hermoso rostro
un par de veces antes de que pusiera mis labios ligeramente. Él
suspiró un
poco en su sueño así que lo besé de nuevo, un poco más fuerte y por
más
tiempo.
Comenzó a
excitarse y sofoqué una risita. Está bien, sé que soy nueva en todo esto,
pero este
chico parecía sacar mucha lujuria de mí.
Fue un
poco embarazoso; pero al mismo tiempo me hacía sentir querida,
necesitada
y atractiva.
Lo besé de
nuevo y recorrí su pecho con mi mano.
Él comenzó
a moverme, sus brazos apretando a mi alrededor, sujetándome a su
pecho a
pesar de que ni siquiera estaba despierto. Lo besé de nuevo y avancé por
su labio
con mi lengua.
Eso llamó
su atención; abrió los ojos y me miró, claramente sorprendido, pero con
una
sonrisa jugando en el borde de sus labios.
—Espero que esa sea la manera en la que me despiertes a partir de
ahora —dijo
con voz
ronca.
—Tal vez, si eres afortunado —bromeé. Puso una mano detrás de mi cabeza y me
hizo
besarlo de nuevo. Mordió mi labio inferior, pidiéndome que entrara, pero lo
alejé,
haciéndolo gemir.
—Tienes que irte, Gaston. —Me liberé de él y
me senté, todavía a horcajadas.
lo que me
hacía anhelarlo de una
manera que
no había pensado hasta ahora.
Sonrió y
puso sus manos sobre mis rodillas y me miró sentado encima de él. Sus
ojos
estaban tan lujuriosos que estaba sorprendida que no me suplicara por sexo
aquí y
ahora.
Ni
siquiera se movió, sólo se quedó ahí con una gran sonrisa de satisfacción en su
rostro.
Esta no era realmente una buena posición para sentarse.
La
sensación de tenerlo abajo de mí se estaba convirtiendo en algo enloquecedor.
Me
pregunté que se sentiría cuando me tocara, recorriendo mi cuerpo con sus
manos. Me
mordí el labio mientras una ola de deseo de apoderaba de mí.
Los
sentimientos eran tan confusos, tan extraños para mí. Nunca había querido si
quiera
besar a alguien, mucho menos los pensamientos que ahora comenzaban a
formarse
en mi cabeza.
—¿Qué me estás haciendo? —susurré,
confundida de que me sintiera así: querer a
alguien
cuando generalmente eludía todo contacto físico por lo que mi padre solía
hacerme.
—¿Qué quieres decir? —preguntó,
mirándose un poco confundido. Negué con la
cabeza; no
podía explicarlo, especialmente no a él. Necesitaba que él fuera capaz
de
esperarme. Si le dijera cómo me sentía, probablemente lo arruinaría todo.
—Dime que quieres decir, Ángel. ¿Por favor? —rogó, usando su cara de cachorro
en mí.
¡Demonios! ¡Eso siempre funcionaba y lo sabía!
—No quiero, Gaston. —Me alejé y me
recosté a su lado.
—¿Por favor? —susurró,
mirándome con sus ojos suplicantes.
Suspiré.
—No sé lo que me está pasando. Un día no puedo si quiera soportar
que alguien
me toque y
al siguiente... —Mi voz se debilitó, insegura de cómo
terminar la frase
sin darle
una impresión equivocada.
—Al día siguiente, ¿qué? —solicitó,
apoyándose en su codo para mirarme a los
ojos.
—Al día siguiente, tú llegas y me haces necesitarte y no puedo
ayudarme a mí
misma —admití, ruborizándome locamente.
Él se rió
en voz baja y me dio su sonrisa arrogante.
—También me haces necesitarte.
—Sí, esa es la mitad de problema —declaré,
,
ruborizándome de nuevo cuando miré y él me había
visto
mirándolo. ¡Oh, mierda, eso es tan embarazoso!
—Siento que eso pase. —Me sonrió y me
ruboricé más, retorciéndome ante lo
incomoda
que se estaba volviendo la conversación. Le di una palmada en el pecho
y me reí
por la vergüenza. Atrapó mi mano y la sostuvo fuertemente mientras me
miraba.
—Me asusta —admití,
sintiéndome estúpida e infantil.
—Sé que sí, pero nunca te haría daño. Si alguna vez sientes que las
cosas van
demasiado
rápido, lo único que tienes que hacer es decirlo, lo prometo. —No
podía
dudar de su sinceridad. La verdad de sus palabras estaba clara en su rostro.
Me incliné
hacia adelante y lo besé suavemente, antes de alejarlo.
—Realmente tienes que irte. Son casi las ocho.
Él suspiró
y se entretuvo con mis dedos.
—Realmente no me gusta tu amiga, es su culpa que me tenga que ir —murmuró,
fingiendo
estar molesto. Reí y me levanté del sofá, levantando sus piernas
conmigo.
—Quizás quieras normalizarte un poco antes de salir. ¿Qué pensarán
los vecinos si
te ven
salir de mi casa así? —bromeé,
asintiendo con la cabeza hacia su
entrepierna;
ruborizándome al darme cuenta de que lo había visto de nuevo.
Se echó a
reír.
—Podrían pensar que tengo una novia muy hermosa, que me acaba de
echar de su
cama —dijo, encogiéndose de hombros casualmente.
Le sonreí
mientras se acomodaba sus shorts para que fuera menos notable, antes
de besarme
de nuevo y salir por la puerta principal.
Me metí a
la habitación. Mery todavía estaba dormida, así que me arrastré a mi
cama; pero
no volví a dormir, en cambió le envié un mensaje a Gaston:
Me alegro de que al menos durmieras 3 horas
anoche.
Puse mi
teléfono en silencio, para que su respuesta no despertara a Mery.
Respondió,
haciéndome sonreír:
También yo. Ese sillón es sorprendentemente
cómodo, mejor que mi cama;
pero es probablemente porque estabas ahí.
Le envié:
Podrías quedarte esta noche. Tal vez podría
salir a hurtadillas a la sala
después de que Mery se duerma.
Me
preguntó:
¡Me gusta la idea! ¿Qué vas a hacer hoy?
¿Quieres hacer algo?
Le
respondí:
No estoy segura; creo que pasaré todo el día
con Mery, viendo que se quedará
aquí.
Contestó,
haciéndome reír:
Esa chica está arruinando todo; en primer lugar
no me puedo quedar más
tiempo. ¡Ahora no puedo pasar el día contigo!
Estoy muy disgustado
que esté aquí.
Nos
mensajeamos alrededor de una hora más, y me alegré de que decidiera
actualizar
el plan de mi equipo así obtuve mensajes ilimitados, de lo contrario esto
me
costaría una fortuna.
Me levanté
un par de horas más tarde, me vestí y salí a la cocina. Gaston ya estaba
ahí. No
debería estar realmente sorprendida, casi nunca estaba en su casa. Pasaba
la mayor
parte del día aquí, cuando no estaba en la escuela, saliendo como a las
nueve de
la noche sólo para escabullirse de nuevo en mi ventana, alrededor de las
diez
treinta.
Le sonreí,
pero rápidamente desvié la mirada, porque estaba sentado junto a Nicolas.
—Buenos días, Rochi. ¿Dónde está Mery? ¿Has hablado con ella sobre
no tocarme?
—preguntó Nicolas, haciéndome reír por su expresión seria.
—Está en la ducha. De todos modos, deberías estar halagado de que
le gustes;
aunque tal
vez se pasa a Gaston hoy —me burlé,
guiñándole un ojo.
Gaston
gimió.
—¡De ninguna manera! Estoy saliendo con alguien —afirmó con seguridad. Me
ruboricé
un poco y me moví incómoda en mis pies porque le había dicho eso a
Nicolas.
La cara de
Nicolas se desvió en su dirección.
—¿Estás saliendo con alguien? ¿Algo, como, seriamente? Tú nunca
tienes
relaciones
—dijo, frunciendo el ceño y mirando con incredulidad.
—Estoy loco por ella —dijo Gaston,
encogiéndose de hombros.
Me dirigí
al refrigerador para tomar un poco de leche para mi cereal, tratando de
fingir que
no estaba ahí. Mi corazón estaba fallando en mi pecho. ¡Oh, dios! ¡Él iba
a hacerlo!
¡Iba a decirle a Nicolas!
—¿Loco por ella? Así que debes estar sobre ella. Debe ser muy buena
en la cama
—dice Nicolas, sonriendo y dándole una palmada en la espalda con
orgullo. Me
atraganté
con el jugo de naranja.
—No he dormido con ella. Ella no cree en el sexo antes del
matrimonio. —Gaston
sonrío.
Nicolas
parecía estar cerca de desmayarse, estaba mirando a Gaston como si le hubiera
crecido
otra cabeza.
—Tú... Ella... ¿Qué? —tartamudeó, agitando
su cabeza con violencia.
Gaston se
rió.
—A partir de ahora, estoy oficialmente retirado del negocio. Por lo
tanto, Ángel,
dile a tu
amiga que no estoy disponible —indicó,
volviéndose hacia mí y
guiñándome.
—Lo haré. Vaya, así que un mujeriego reformado, tal vez haya
esperanza para ti
después de
todo, Nicolas. —Me reí, lanzándole un pedazo de coco.
—De ninguna manera, le doy a Gaston una semana antes de que regrese
a su
antiguo
yo, acostándose con cualquier cosa que se mueva —dijo Nicolas con
confianza.
—No sé, Nicolas. Esto se ve bastante serio para mí —dije, mientras terminaba mi
desayuno.
Gaston me sonrío, obviamente le gustó lo que dije, mostrándole mi
confianza.
—Finalmente has aprendido a usar la cabeza que está pegada a tu
cuello —
bromeó
Nicolas, haciéndome dar un respingo con sus palabras.
—Creo que es dulce, Gaston. Ella debe ser una chica afortunada;
ojalá que no rompas
su corazón
—murmuré, mirando mi plato vacío; con la esperanza de que él no me
hiciera
daño.
—No lo haré —digo Gaston con confianza.
Me sonrío mientras caminaba de vuelta a
mi
habitación para ver a Mery. Podía oír a Nicolas interrogando a Gaston en la
cocina, y
no quería
estar ahí para eso.
—Entonces, ¿qué vamos a hacer hoy? —le pregunté a Mery mientras se aplicaba su
habitual
tonelada de maquillaje.
—Hmm. No sé. ¿Qué tal si jugamos a los bolos? Podía llamar a Candela
y Agus.
Podríamos
preguntarle a tu hermano y a Gaston si quieren venir —decía con
emoción.
No me
gusta mucho jugar a los bolos, pero mis otros amigos lo amaban.
Probablemente
terminaríamos de ir como en un mes.
—Claro. Los llamaré. —Tomé mi teléfono
y marqué el número de Candela.
—Voy a pedirle a Dios sexo. —Sonrió Mery, saliendo de mi habitación.
Seguí
detrás de ella cuando Candela respondió.
—Hey, ¿quieres venir a los bolos? —pregunté alegremente, mientras Mery se
dejaba
caer junto a Nicolas en el sofá, prácticamente sentándose en su regazo.
—Sí, seguro. ¿A qué hora? —respondió,
sonando emocionada.
—Nos encontramos allí, digamos, ¿en una hora? —sugerí, mirando mi reloj, eran
sólo las
diez pasadas así que eso podría ir bien.
—OK. Llamaré a Agus, puedo buscarlo en el camino —dijo.
Sonreí
porque Mery estaba coqueteando descaradamente con Nicolas. —Está bien.
Nos vemos
allí. —Me desconecté de la llamada y me apoyé contra la pared, viendo
a mi mejor
amiga suplicar a mi hermano.
—¿Puedes venir con nosotras? Así podrás ver que tan buena soy con
pelotas —
ronroneó Mery,
agitando sus pestañas. Gaston se ahogó con su risa, que rápidamente
se volvió
en tos cuando Mery lo miró—. Vamos, Gaston,
voy a hacer que valga la
pena. Sé
que eres un buen jugador, ¿qué tal si tú me enseñas un par de trucos? —
dijo
seductivamente, acercándosele. Él se veía incómodo con sus avances. En
realidad
estaba disfrutando verlo retorcerse. Por lo general le coquetearía, pero hoy
parecía
que quería huir.
Decidí
ayudarlo a salir.
—Mery, ¿los dejarías solos? No quiero al perro de mi hermano y a su
reformado
mejor
amigo, viniendo, y que tener que verte tirándoteles encima todo el día. —Me
burlé, pretendiéndola
hacer callar. En realidad se me estaba haciendo muy molesto
que ella
siguiera mirando a Gaston como si se lo quisiera comer aquí y ahora. Gaston
me miró
agradecido, lo que hizo que mi corazón empezase a tartamudear un poco
en mi
pecho.
Mery me
sonrió.
—Hmm, bueno ¿dónde está la diversión en eso? —preguntó, guiñándome el ojo
haciéndome
reír.
—Nos vamos de bolos en una hora de todos modos, si quieres venir es
por tu
cuenta. Candela
y Agus están llegando, y tal vez Daky. —Me encogí de hombros,
dejándome
caer en el suelo en los pies de Gaston, apoyándome en sus piernas. Podía
ver a Mery
mirándome con ojos asombrados y anchos, así que rápidamente me
alejé de
él, ruborizándome como loca.
—No me importan los bolos. ¿Qué piensas, Nicolas? Quiero azotarle
el culo a las
chicas —preguntó Gaston sonriendo.
Mery
asintió con la cabeza rápidamente.
—Estoy definitivamente para algunos azotes —dijo con entusiasmo. Pero los chicos
la
ignoraron.
—Sí, está bien. Me gusta jugar a los bolos, supongo. Hey, Gaston, ¿por
qué no le
preguntas
a tu novia para que vaya también? ¿O tienes miedo de que ella vaya a
tener una
mirada en mí y creer que ella ha cometido un error
? —bromeó Nicolas.
—Mi novia ni siquiera te miraría, Nicolas, por lo que no tengo nada
de qué
preocuparme
—respondió Gaston con confianza, podía oír diversión en su voz.
Sólo
me sonrojé
más duro, tratando de fundirme en el sofá y desaparecer.
—¿Tienes novia, Gaston? —preguntó Mery,
con el ceño fruncido. Parecía que estaba
tratando
de resolver un problema matemático complejo, con la cara toda la
arrugada
en la concentración.
—Sí, la tiene. Una misteriosa chica por la que está loco,
aparentemente —se burló
Nicolas,
rodando sus ojos.
Los ojos
de Mery saltaron a mí por alguna razón. Parecía que estaba tratando de
hacerme un
agujero en la cara. Tragué saliva y miré hacia otro lado, en realidad no
quería
mentirle a mi mejor amiga. Ella abrió la boca y me miró con ojos muy
abiertos,
luego miró a Gaston, a continuación, volvió a mí, en silencio preguntando si
era yo.
Mierda,
¿es ella un lector de mentes o algo así? Asentí con la cabeza lentamente,
tratando
de no ser obvio, haciéndola gritar ahogadamente de nuevo y se reírse con
entusiasmo.
—¡Vamos a terminar de prepararnos en ti habitación, Rocio! —gritó, saltando.
Estaba tan
emocionaba que aplaudía como un niño.
Gemí
internamente, oh, bien, aquí viene, el millón de preguntas.
—Ya estoy lista. —Negué con la
cabeza en su advertencia.
—¡Necesito tu ayuda en el dormitorio con algo! —susurró ella, mirándome como si
me fuera a
asesinar, si no me levanto ahora mismo. Me esforcé y oí la risa de Gaston
desde el
sofá.
Puse los
ojos en él, ¡realmente tenía una boca grande a veces! Pero es una dulce
boca.
Seguí a Mery
a mi habitación; cerró la puerta y me agarró.
—¡Lo sabía! Ese muchacho ha estado observándote durante años —gritaba,
saltando
arriba y abajo. Me reí de su entusiasmo, parecía casi tan contenta sobre
ello como
si estuviera saliendo con él.
—¡No lo estaba! —Sonreí.
Ella me
arrastró hasta la cama.
—¡Oh, cállate! Él siempre
está buscándote. Encuentra cualquier excusa para tocarte.
Coquetea
descaradamente contigo, y siempre te dice qué tan atractiva eres. —Ella
suspiró
con aire soñador—. Así que, señorita, ¿cuándo estabas
pensando en
decirme,
tu mejor amiga? —Me reprendió, en broma.
—Emm bueno, lo íbamos a mantener en secreto por un par de semanas.
No le va a
gustar
nada a Nicolas.
Me encogí
ligeramente en el pensamiento de la advertencia que lo había visto
dándole a
Gaston antes, cuando estábamos limpiando después de la fiesta, que se
opone
realmente a la idea de mí saliendo con él.
—Guau, si, no había pensado en ello. ¡Nicolas estará muy enojado! —dijo con los ojos
muy
abiertos. Asentí con la cabeza, jugando con mis manos en mi regazo—. Así
que,
¿cuándo sucedió todo esto? Estaban juntos en la fiesta, ¿verdad? Tenía la vista
fija en ti
toda la noche, y golpeó a la basura del hermano de Eugenia por besarte.
Di un
grito ahogado, un poco sorprendida.
—¿Él golpeó al hermano de Eugenia? —pregunté. Me acordé de él, depositándolo
contra la
pared, pero luego me eché a correr por estar enferma.
—Sí. Él le gritaba para que mantuviera sus sucias manos fuera de
ti, y que no
quería que
él te bese. Te había visto tratando de empujarlo lejos, al parecer. Gaston le
pegó un
par de veces antes que el equipo se disolviera. Luego, desapareció
después de
eso, Nicolas dijo que se fue a su casa. —Ella me miró con curiosidad. Sabía
que mi
cara estaba roja, que era una mentirosa my mala—. Él no fue a su casa,
¿verdad? —Sonrió a mí a sabiendas.
Tomé una
profunda respiración y sacudí la cabeza. Ella gritó, literalmente, gritó, y
cerca de
dos segundos más tarde, Nicolas y Gaston irrumpieron en mi habitación.
—¿QUÉ? ¿QUÉ ES? —gritó Nicolas,
mirando alrededor como si hubiera un incendio o
algo.
—Em…
em, fue una… em —balbuceé, agarrándome violentamente por algo que
decir.
—Araña —intervino Mery rápidamente, apuntando
en la dirección de mi cuarto de
baño.
Nicolas
suspiró y se dirigió allí, moviendo la cabeza con desaprobación.
—En serio, ¿todo esto por una araña? ¡Pensé que estaban siendo
asesinadas aquí!
—regañó.
Mery
sonrió a Gaston y a mí. En realidad él parecía que se estaba divirtiendo
mirándome
retorcerme. Me guiñó un ojo, lo que hizo reír a Mery. Yo le saqué la
lengua, y
él movió las cejas hacia mí, ella sólo se rió más fuerte a los dos de
nosotros.
Nicolas
volvió a salir, con el ceño fruncido y moviendo la cabeza.
—No he podido encontrar nada allí.
—Oh, quizás no fue una araña; podría haber sido sólo un poco de
pelusa o algo así
—sugirió Mery, agitando su mano para que se vayan.
Nicolas
puso los ojos en blanco.
—Por Dios, Mery, eres realmente extraña —dijo, saliendo y cerrando la puerta
detrás de
él.
Ella se
volvió hacia mí, luciendo exaltada.
—¡No puedo creer que hayas perdido tu virginidad con Gaston!
¿Estuvo
bueno?
Apuesto a que estuvo bueno, ¿no? ¡Él es tan atractivo! ¡Estoy muy celosa!
—Se arrulló, yéndose a su propio mundo.
—No tuve sexo con él —dije rápidamente.
Ella
chasqueó los ojos con los míos.
—¿No lo hiciste? Bueno, ¿por qué diablos no? Si esa fuera yo,
hubiera saltado sobre el allí mismo y en ese mismo momento.
Me reí y
me encogí de hombros.
—Sí, sé que lo harías, pero esa no soy yo.
—Está bien, lo sé. —Ella suspiró,
mirando un poco derrotada. De repente su rostro
se iluminó
de nuevo—. Así que, ¿qué hicieron entonces?
—Acabamos de empezar, Mery, eso es todo —le dije con sinceridad. En realidad no
había ido
mucho más lejos que eso, por lo que en realidad no era una mentira.
—Tienes tanta suerte. Tienes al chico más atractivo de toda la
escuela como tu
novio y el
segundo más atractivo es tu hermano. Quiero decir, ¡eso es sólo
codicioso!
—me regañó, meneando el dedo hacia mí en un gesto molesto—.
Entonces,
¡él te llamó su novia! ¿Te ha invitado a salir? Oficialmente, ¿son pareja?
¿Exclusivamente?
—preguntó, mirándome con asombro.
Asentí con
la cabeza, pero hice una mueca, al mismo tiempo.
—Sí lo hizo, y sí que somos. Pero para ser honesta, no sé cómo va a
funcionar.
Quiero
decir, él es un jugador. Tengo sinceramente un poco de miedo en dejarme
caer por
él, en caso de que me engañe o termina conmigo o algo así —admití en
una
pequeña voz, mirando al suelo mientras todos los pensamientos de mis
preocupaciones
pasan por mi mente.
Ella me
agarró en un abrazo, que de inmediato me hizo empezar a sentir mal. Mi
corazón
latía con fuerza en mi pecho a su toque desenfadado. Sabía que sólo
estaba
tratando de consolarme, pero no pude evitar la reacción de mi cuerpo con
el tacto.
—No creo que lo hará. Quiero decir, él nunca ha tenido una novia
antes, nunca ha
sido
exclusivo, por lo que no tienes nada en que basar tu teoría. Técnicamente, él
nunca ha
engañado a nadie. —Me dio una media sonrisa. No podía
dejar de reír en
su intento
de hacerme sentir mejor. Supongo que eso es cierto, el hecho de que
está
dispuesto a ser exclusivo es una señal.
—Será mejor que vayamos de todos modos, Candela y Agus nos estarán
esperando
allí. Ah,
y Mery, no digas nada a nadie, ¿de acuerdo? Ni siquiera a Candela. Quiero ver
cómo va
por un par de semanas antes de Nicolas se dé cuenta —le expliqué.
—No lo haré, lo prometo —prometió,
atravesando su corazón—. Por lo tanto,
¿es
un buen
besador? —susurró, mientras caminábamos por el pasillo.
—Increíble —le contesté,
mientras caminábamos hacia el salón.
—¡Maldita sea! ¡Cuánta suerte! —murmuró en voz baja, por lo que me arrancó una
sonrisa.

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