Capítulo 10
—Efectivamente, no lo soy. Soy su tía. Su madre es mi hermana Marianela.
¡Y he tenido que aguantar que la insultaras cuando te ha venido en gana! Por
cierto, para tu información, Marianela no es la mujerzuela que tú crees, es
bailarina y cantante. Aunque tú creas que no es digna de tu primo, es él
quien no es digno de mi hermana ni de su hija —estalló Rocío—. Tu primo le dijo
que la quería y le prometió un futuro juntos, pero luego las abandonó. ¡No
tienes ni idea de lo que ha pasado Marianela! ¡Yo estaba allí cuando Kiara
nació y oí a mi hermana gritar el nombre del hombre al que amaba! ¡Qué fácil es
para los hombres! ¿Verdad? Si no queréis responsabilizaros de un bebé o de
vuestros hijos, no tenéis más que desaparecer. No tienes ni idea de lo que es
crecer sabiendo que tu padre no te quiere y que tu madre está destrozada por
su abandono y nunca volverá a ser la misma persona que antes de que le rompieran
el corazón. ¡Yo jamás permitiré que un hombre me haga sufrir lo que Marianela
ha sufrido!
—Me dejaste creer que Peter y tú erais amantes —la interrumpió Gastón,
furioso.
—Al principio, creí que eras el padre de Kiara, así que di por hecho que
sabías que yo no era su madre. Admítelo, desde el principio has querido pensar
lo peor de mí. ¡Has disfrutado haciéndolo! Intenté decirte que te estabas
equivocando cuando malinterpretaste los comentarios del príncipe, ¿recuerdas?
—¿Te das cuenta de los
problemas que esto me está acarreando? —preguntó Gastón secamente.
—¿Y yo qué culpa tengo? Mi
hermana es una mujer moderna que vive como una mujer moderna. Su gran error ha
sido enamorarse de tu primo y aun así te atreves a hablar de Rochi como si fuera…
—¿Estas intentando decirme que
tú también eres una mujer moderna que vive la vida de una mujer moderna? Porque
si es así…
Gastón se interrumpió abruptamente al recordar lo que el príncipe le había
contado de Rocío cuando se había presentado en el palacio aquella misma tarde
indignado y con el periódico en la mano.
Por lo visto, Rocío era una artista aclamada y una mujer de gran integridad
moral.
—No es asunto tuyo —contestó Rocío furiosa.
—Te equivocas. ¡Claro que es asunto mío!
Rocío se quedó mirándolo fijamente con el corazón latiéndole
aceleradamente.
—Kiara es la hija de mi primo
y, por tanto, es un miembro de mi familia. Como tú también eres su tía, también
eres miembro de mi familia. Como responsable de la familia que soy, debo cuidar
de las dos y no voy a permitir que vivas en Zuran sola ni que trabajes para el
príncipe sin vigilancia. ¡El honor y el orgullo de mi familia están en juego!
¡Claro que es mi responsabilidad!
—¿Qué? —explotó Rocío
mirándolo con desprecio—. ¿Quién te crees tú para hablar de orgullo y de
honor? Si mal no recuerdo, no tuviste reparos a la hora de acostarte con la
que creías la madre de la hija de tu primo con el único propósito de
mantenerlos separados. ¡Menuda broma! Has abusado de mí tanto verbal como
físicamente, me has insultado y denigrado y ahora vienes y tienes la
desfachatez de hablar de orgullo y de honor. En cuanto al sentido de la
responsabilidad del que hablas, no tienes ni idea de lo que estás diciendo.
Rocío observó cómo Gastón
apretaba los dientes y supuso que era por la ira que lo embargaba y no por la
vergüenza.
—¡La situación ha cambiado!
—¿Ah sí? ¿Por qué? ¿Por qué te has enterado de que no soy la amante de tu
primo, sino una mujer con estudios?
—Peter se ha puesto en
contacto conmigo me ha confirmado que es el padre de Kiara, así que me veo
obligado a considerar el futuro de la niña y su reputación.
—¿Su reputación? —contestó
mirándolo como si se hubiera vuelto loco—. ¡Kiara solo tiene cuatro meses! En
cualquier caso, el príncipe ya ha hecho lo necesario para evitar cualquier tipo
de rumor.
—He estado hablando con
él y le he dicho que, mientras estéis en Zuran, viviréis bajo mi protección en
mi casa. Por supuesto, está completamente de acuerdo conmigo.
Rocío no daba crédito a lo que
estaba oyendo.
—¡No, no y no!
—Rocío, por favor, tómatelo
como mi manera de pedirte perdón. Además, no tienes opción, ya que el príncipe
cuenta con ello.
Rocío se dio cuenta de que hablaba sinceramente.
—Te espero hasta que hayas hecho el equipaje para llevarte a mi casa. Ya he
hablado con mi tía abuela para que te acompañe a todas partes como tu carabina
mientras estés en Zuran.
¡Su carabina!
—Tengo veintiocho años y no necesito una carabina —le dijo apretando las
mandíbulas.
—Eres una mujer soltera y
vives bajo el techo de un hombre soltero. Hay gente que, después de haber leído
el artículo, va a pensar mal de ti.
—¡De mí, sí, pero de ti no, claro!
—Yo soy un hombre, así que es diferente —contestó Gastón encogiéndose de
hombros.
Rocío tuvo que contener su ira femenina, ya que temía que, de llevarle la
contraria, Gastón le quitara a la niña.
Tardó menos de media hora en recoger sus cosas y lo hizo bajo la atenta y
peligrosa mirada de Gastón.
Cuando terminó, fue a tomar a Kiara en brazos, pero Gastón se le adelantó.
Sus miradas, una gris y la otra azul, se encontraron con fuerza.
La limusina que los estaba
esperando era tan lujosa como la que el príncipe le había enviado, pero a Rocío
le sorprendió que no hubiera chófer y la condujera Gastón.
Se le hacía difícil asociarlo
con un coche tan ostentoso, dada la vida tan austera que parecía llevar.
Sin embargo, había descubierto
que, bajo su fachada fría y calculadora, existía una pasión abrasadora que
resultaba devastadora precisamente porque intentaba controlarla.
No tardaron mucho en llegar a
su mansión, pero esta vez las verjas estaban abiertas y avanzaron por el
camino de gravilla flanqueado por palmeras.
La villa era de proporciones
elegantes diseño sencillo e inspiración morisca. Aunque no lo habría
reconocido nunca, como artista, a Rocío le encantó.
Gastón pasó con el coche,
salió de él y le abrió la puerta.
En ese momento, apareció un
criado que se ocupó de su equipaje y una tímida jovencita llamada Hera y que
Gastón le dijo que iba a ser la niñera de Kiara.
Sonriente, se la entregó a la
joven antes de que a Rocío le diera tiempo de decir nada.
La niñera sabía cómo agarrar a
la niña, pero aun así Rocío no pudo evitar sentir una punzada de dolor al ver
a su sobrina en manos de otra mujer.
—Kiara no necesita una niñera
—se apresuró a decide a Gastón—. Yo me puedo ocupar de Rochi perfectamente.
—Supongo que sí, pero es
costumbre entre los que nos lo podemos permitir tener niñeras para que los
niños no interfieran en nuestro trabajo. Hera es la hija mayor de su familia y
su madre se acaba de quedar viuda. ¿Quieres privarla de la oportunidad de
ayudar en su casa solo porque te asusta que otra persona pueda estar cerca emocionalmente
de Kiara?
Mientras hablaba, la condujo
al interior de la mansión. Su astuta contestación había tomado a Rocío por
sorpresa y no supo qué decir, así que se limitó a entrecerrar los ojos para
acostumbrarse a la oscuridad del interior.
Gastón se apresuró a tomarla
de la cintura pues se había mareado y había perdido el equilibrio.
Rocío se dijo que habría sido
precisamente a causa del cambio de luz entre el interior y el exterior, pero lo
cierto era que el hecho de Gastón la estuviera tocando no la ayudaba en absoluto.
Confusa, recordó ciertas
imágenes: Gastón nadando desnudo, Gastón tumbándose sobre Rochi en la cama,
Gastón besándola hasta hacer que lo necesitara tanto, que le dolía todo el
cuerpo…
¿Necesitado? No, no necesitaba a Gastón. Jamás lo necesitaría. Jamás.
Rocío se apartó de él y vio
que la estaba mirando con frialdad.
—Tienes que tener cuidado, no
estás acostumbrada a nuestro clima. A finales de mes, la temperatura será de
unos cuarenta grados y tienes la piel muy clara. Tienes que beber mucha agua, y
lo mismo te digo para Kiara.
—Gracias, pero sé lo que tengo
que hacer para no deshidratarme —contestó Rocío con desprecio—. Soy una
adulta, no una niña, y sé cuidarme perfectamente. Llevo haciéndolo mucho
tiempo.
La mirada que le dedicó Gastón la hizo sentir como si le hubieran arrancado
el corazón.
—Sí, debió de ser duro perder a tu madre y a tu padrastro después de haber
perdido a tu padre a tan temprana edad…
—No, a mi padre no lo perdí
—contestó Rocío con amargura—. Abandonó a mi madre porque no quería hacerse
responsable de mí. Nunca fue un padre de verdad y a mi madre le rompió el corazón…
—Mis padres murieron cuando yo
era un adolescente en un trágico accidente, pero tuve la suerte de tener a mi
abuela, que me ayudó mucho. Sin embargo, como ambos sabemos, crecer sin padres
te hace desarrollar cierta independencia y estar siempre a la defensiva.
Rocío se dio cuenta de que
Gastón estaba eligiendo sus palabras con cuidado, como si estuviera intentado
decirle algo, pero se interrumpió cuando Hera se reunió con ellos con Kiara en
brazos.
—Hera te acompañará a tus aposentos.
Mi tía no tardará en llegar.
Se había girado y se estaba
alejando, así qué a Rocío no le quedó más remedio que seguir a la tímida
jovencita.
La mansión era mucho más
grande de lo que había imaginado. Tras diez minutos de cruzar enormes salones
de recepción, Rocío seguía detrás de la niñera. Subieron unas escaleras y
dieron a una deliciosa galería en la que corría una estupenda brisa y desde la
que se apreciaba un maravilloso jardín con piscina.
—Es el jardín privado del
jeque Gastón —susurró Hera al darse cuenta de que Rocío estaba mirando hacia
abajo—. Nos está prohibido entrar en él, las mujeres de servicio entramos por
otra parte de la casa.
—Dame a Kiara —le indicó Rocío
recuperando a su sobrina y apretándola contra si con cariño.
La niñera abrió otra puerta y
entraron en otra galería que daba a otro jardín de inmaculadas rosas.
—Este es el jardín de los
abuelos del jeque. Su abuela es francesa, las rosas se traen de Francia y Rochi
misma supervisa su plantación.
Observando la rigidez y
precisión del jardín, Rocío se dio cuenta de que aquella mujer debía de ser
extremadamente orgullosa.
¡Obviamente su nieto tenía a quién
parecerse!
Al llegar a los aposentos de
las mujeres Rocío se dio cuenta de que eran mucho más bonitos de lo que
esperaba. También contaban con un patio que daba a un pequeño jardín impecablemente
cuidado, lleno de flores y con varias fuentes.
Pasaron por varios dormitorios
adornados con elegantes muebles dentro de los cuales habías salas de baño
lujosas y vistosas.
Uno de ellos tenía vestidor,
comedor y salón y sus muebles eran franceses, así que sospechó que debía de
tratarse del alojamiento de la abuela de Gastón.
Además, en las estanterías que
había junto a la chimenea había libros en cuyos lomos se podían leer autores
de origen francés.
—El jeque me ha dicho que le
gustaría a usted que la niña estuviera en la habitación contigua a la suya
—dijo Hera—. Ya ha dado orden para que traigan todo lo que va a necesitar
Kiara. ¿En qué habitación le gustaría a usted alojarse?
Rocío tuvo la tentación de
contestar que en ninguna, que lo que en realidad quería era irse de allí
inmediatamente, pero no le pareció justo pagar su ira con la niñera, así que
echó un vistazo a las cuatro habitaciones siguientes y eligió una. Eligió la
más sencilla, la de paredes claras y muebles simples. Tenía acceso privado al
jardín y a la piscina y un asiento cerca del agua para observar el suave
movimiento de la superficie.
—¿Esta?
Rocío asintió y Hera sonrió.
—El jeque va a estar encantado, esta era la habitación de su madre.
¡La habitación de la madre de Gastón! Ya era demasiado tarde para cambiar
de parecer.
—¿De dónde era? —le preguntó a Hera.
—De aquí, era un miembro de la tribu… El padre del jeque la conoció en un
viaje y se enamoró de Rochi inmediatamente…
En ese momento Kiara comenzó a
llorar porque tenía hambre y Rocío recordó que debería ocuparse de su sobrina
y no de la familia de Gastón.

Me imagino lo que pasará ahora q viven juntos Jaja
ResponderEliminarA eso hay q sumarle q gaston ya sabe q no es la madre de kiara... ya no siente culpa por peter Jaja :-)
ResponderEliminarSon re orgullosos los 2.... pero en el fondo se aman... muy buena espero el proximo
ResponderEliminar