domingo, 3 de noviembre de 2013

casi capitulo 36

Capítulo 36
::Rochi::
aro de correr cuando alcanzo los escalones de entrada. Me
siento, tomando una profunda, bastante tranquila,
respiración. Antes que luchar contra el sueño, los recuerdos,
hago algo que nunca he hecho en mi vida.
Le doy la bienvenida a las voces, las imágenes, los sonidos y los
olores de la pesadilla. De la peor noche de mi vida.
Los toco más. Limpiándolos y clasificándolos en un orden
consecutivo hasta que la memoria entera se solidifica y tiene sentido. De
principio a fin.
Incluso reconstruyo lo que mis padres dijeron en el hospital esa noche.
Cada palabra pronunciada cuando ellos pensaron que estaba dormida,
está grabada ahora en mi cerebro.
* * *
Mamá. Llorando: —El doctor me dio que nada ocurrió. Ella no
recuerda cómo llegó al piso superior de esa casa. Ellos piensan que ella tal
vez fue drogada. Pero necesitamos un examen para eso.
Papá, después. Gritando. Acusando: —No. ¡Ningún examen! ¿Cuál
es el punto? Ellos bombearon tanto alcohol fuera de su sistema que podría
haber muerto. Ella ni siquiera puede recordar quién es el culpable de esto.
Ella nos mintió. Rochi es afortunada como el infierno. ¡Afortunada como el
infierno! Espero que haya aprendido una lección.
—¡Ella fue casi violada! ¿Cuál lección hay en eso? —dijo mamá,
sollozando otra vez. Más lágrimas.
Papá. Furioso: —¡Le hemos dicho cómo comportarse! Le hemos
dicho que no beba y que las fiestas no están permitidas. ¿La primera
oportunidad que tiene para caminar fuera de nuestra casa como una
novata de bachillerato y saca este truco? Se puso a sí misma en el lugar
equivocado durante el momento equivocado y eso es lo que ocurrió.
Más sollozos. Mamá está cayendo a pedazos. —No puedo creer que
ella fue casi violada.
—Casi. Gracias a Dios. Casi. Nada ocurrió, ¿verdad? Cariño… tú
sabes que no culpo a Rochi. Solo quiero matar a alguien. Nuestra pobre
chica…
Y entonces, un sonido más terrible que cualquiera de los otros: Mi
padre, llorando.
—Pobre Rochi. Pobre Rochi. Lo que ella debió pasar. Espero que no
recuerde. Ellos dijeron que tal vez no lo haría. Espero que eso sea verdad.
Quiero que nunca recuerde. Solo quiero que ella esté bien.
* * *
Me seco mis últimas lágrimas y suelto una largo suspiro,
preguntándome cuanto tiempo he estado sentada aquí. Preguntándome si
perdí mi toque de queda.
Como si eso siguiera importando. Espero que mis padres me
castiguen para siempre.
La seguridad de mi habitación es todo lo que quiero ahora. Juro que
nunca dejaré esta casa de nuevo. Mi cuerpo entero se siente hueco. No
puedo sentir mi corazón. Difícilmente puedo sentirme a mí misma.
Abro lentamente la puerta delantera y entro al vestíbulo. Mamá se
asoma desde la cocina, como si ella hubiera estado sentada allí esperando.
—Rochi. ¿Eres tú? No escuché un auto estacionarse —dice,
aproximándose—. ¿Cómo fue?
No trato de ocultar mi rostro lagrimoso. Al menos no tengo que
pretender que estoy molesta. Necesito hacer esto rápido, así que saco una
larga y temblorosa respiración y digo: —Oh, mamá.
Las lágrimas comienzan a caer nuevamente.
Mamá irrumpe de lleno. —¡Cariño! ¿Qué está mal?
—Caminé desde la esquina. Nosotros… se acabó. Rompimos.
—¿Por qué? Creí que las cosas estaban yendo tan bien.
—Soy yo. No pude lidiar con eso. Todo fue simplemente demasiado
rápido. Él y yo somos demasiado diferentes.
Puedo decir por la expresión de mamá que ella está completamente
a bordo. Me abraza. Tengo que admitir que sus brazos se sienten de
maravilla. Me aferro a ella, envolviendo mis brazos apretadamente
alrededor de ella y manteniéndolos por demasiado tiempo.
Y entonces, recuerdo lo que necesito hacer.
—Mamá. —Hago una pausa y lloriqueo nuevamente,
apartándome—. ¿Le dirías a papá? La barbacoa tendrá un invitado menos.
Y lo siento. Solo quiero ir a la cama.
—Oh, cariño, por supuesto. Lo lamento mucho también.
Me estremezco ante esas palabras y subo las escaleras. Más lágrimas
llueven. No hago ningún intento de quitarlas. El persistente olor de
lavanda y la cálida sensación del abrazo de mamá me mantienen parada y
la llamo justo antes de aterrizar.
—¿Mamá? —Me giro, ella no se ha movido—. Mañana, si tienes
tiempo, realmente quiero hablar contigo y papá. Necesito decirles algunas
cosas. Algunas cosas más importantes. Algunas no tan buenas.
El rostro de mamá se ilumina. La expectativa en sus ojos casi me
ciega.
—Sí. ¡Por supuesto! Papá y yo queríamos hablar contigo esta noche,
acerca de tu novio también. Pero ahora, ya es tarde y de todos modos, tu
papá sueña dormido en el sofá. Tal vez mañana sea mejor. Estaremos
felices de escuchar cualquier cosa que quieras decirnos.
—Bien —contesto, sintiéndome un poco más ligera de que al menos
no tuve que mentir en esto último. Me detengo en el baño del pasillo para
lavar las pegajosas y secas lágrimas con agua fría antes de cepillarme los
dientes.
Cuando alcanzo mi cuarto, me pongo rápidamente el pijama más
suave que poseo, tirando mi cabello en un moño, y dirigiéndome al
escritorio.
Sin ni siquiera detenerme, tomo mis ensayos finales de solicitud para la
universidad y los arrojo en el pequeño bote de basura bajo mi escritorio.
Tal vez pueda aplicar a alguna escuela en línea…
No importa cuánto intente de no pensar en Gaston, no puedo purgar
todas las terribles cosas que le dije. Como debe de odiarme ahora. Y por
mucho que afirmé que lo odiaba.
Pero no lo hago. Sin importar lo duro que lo intente, no puedo.
Además no puedo culparlo por dejarme sola esa noche.
Él acababa de conocerme, después de todo. O… creo que acababa de
conocerme. Tristemente, aún no puedo recordar conocerlo.
Me pregunto si ese momento estará borrado para siempre. Gaston
trató de decirme sobre eso. Ahora, nunca seré capaz de conocer el resto de
esa historia.
Me imagino a Gaston como un estudiante de primer año, todo
flacucho y enclenque. Debo haberlo soplado como él dijo.
Saco mi anuario de ese año y me deslizo en mi foto. Estoy
impresionada de lo joven que me veía, mucho como Kika lo hace ahora.
Estuve luciendo un gran conjunto de frenos también. Además tenía una
gran actitud que yo era una mujer completa que podía manejar cualquier
cosa. Hasta salir a hurtadillas a fiestas, beber y hablar con chicos mayores.
Mis pensamientos se abatieron, y mi cabeza comenzó a zumbar y
girar mientras mi infinito cansancio se asentaba.
Todo lo que quiero hacer es cerrar los ojos y desvanecerme en la
oscuridad… desvanecerme lejos.
Me levanto y paseo por la habitación, luchando al monstruo del
sueño. El mono en mi espalda.
Estoy tan cansada de tener esta guerra conmigo misma.
Mi mirada escanea todas las cosas que usualmente me hacen sentir
mejor después de haber tenido la pesadilla. Primero, mirar las medusas de
plástico flotando sin rumbo fijo, hacia arriba y abajo. El nado y giros en la
cambiante luz colorida. Me percato que hasta mis mascotas son falsas.
Suspiro y me muevo a estudiar los carteles de películas: el Señor Darcy con
su mano en la mejilla de Elizabeth hace nada por mí, más que querer
escupir. Puede ser que la ame, pero durante toda su vida, Señor Darcy
quiso ser un desgraciado irritable.
Edward Cullen, con sus brazos alrededor de Bella protectoramente
mientras Jacob mira hacia ellos, me hace querer vomitar. ¿Y ellos llamaron
a su bebé Renesmee? POR FAVOR.
Jack y Rose del Titanic me tienen apretando los puños. Rose debió
abandonarlo ese día. Si lo hubiera hecho, podrían haber llegado a la balsa
salvavidas.
Romeo y Julieta se ven como idiotas para mí ahora. Ellos sabían que
no funcionaria. Romeo nunca debería haber vuelto a su balcón. Fue su
estúpida culpa. Él lo sabía. Si él simplemente no hubiera intentado, ambos
habrían vivido. ¿Y quién bebe estúpido veneno para resolver sus
problemas? Lamentable. Patético. Todos ellos.
Las caras en los posters parecen burlarse de vuelta a mí. Tampoco
debí intentarlo.
¿Quien contrata un estúpido y falso novio para resolver sus
problemas? ¿Huh? ¿Huh? Una lamentable y patética persona, como yo.
He sido un actor justo como ellos, todo el verano. Estúpidas
historias. Ninguna de ellos es real.
Despego mi pegatina CLM, Los Chicos en Libros son Mejores para
el parachoques fuera de mi pared y lo arrugo en una pelota.
He aprendido una cosa de este verano. Los chicos en los libros no
son los mejores.
No mejores que Gaston Dalmau sosteniendo mi mano, incluso cuando
estaba pagándole.
Antes de que pueda registrar lo que estoy haciendo, alcancé y saqué
las tachuelas en el cartel de Orgullo y Prejuicio. Veo mientras se desliza
hacia abajo por la pared hasta la alfombra. Tiro del siguiente, y el
siguiente, hasta que todos están abajo y enrollados en el armario. Después
hago lo mismo con mi calendario de fotos. Entonces, todas las páginas de
revista desgarradas con personajes de películas que han robado mi
corazón. Todo… hasta que mis paredes están completamente desnudas.
Mientras admiro mi trabajo, me siento mejor, como si pudiera
respirar. Estoy mucho más allá del punto en que debería estar contando.
Por primera vez, no me molesto. Ahí es cuando me percato que realmente
ya no estoy asustada.
Sólo cabreada. Molesta y cansada. Menos usual sacudida-yterremoto
fiesta de llanto.
Terminando con las paredes, me dirijo a la lámpara de medusas y la
desconecto. La luz del LED se desvanece y las medusas de silicona dejan
de nadar ciegamente en círculos. En cuestión de segundos, ellos flotan en
la superficie con los tentáculos extendidos como si estuvieran muertos.
Hasta eso, es extrañamente realista.
Hago una mueca, preguntándome porque, o como, alguna vez me
gustó en absoluto esta estúpida lámpara de plástico.
Llevo la cosa a mi bote de basura y saco de vuelta los ensayos para la
universidad. Cautelosamente, coloco la lámpara en el fondo de la canasta
de modo que nada de agua se fugue hacia afuera. Pero no pongo los
ensayos de vuelta. Cierro la laptop y la empujo a un lado del escritorio.
Casi cubre la larga y rascada columna de ―números de pesadillas‖.
Mañana, voy a ligarla. Puedo pintar otra vez la superficie de mi
escritorio y reorganizar la habitación entera. Terminé de contar y terminé
con las películas románticas. Y terminé con las lámparas de noche. Y
terminé oficialmente con estar asustada de tal vez tener un mal sueño.
Adelante.
Abrazando ahora los ensayos de la universidad, regreso y miro mi
cama. Mi corazón late con una pequeña oleada de ansiedad mientras mi
valentía se desvanece.
¿Realmente terminé de evitar dormir?
Admiro mi hermoso y verde salvia edredón… las almohadas de
plumas suaves.
El reloj marca las 11:37 p.m.
¿Puedo hacer esto? ¿Puedo solo meterme en ella?
Ya tuve la pesadilla mientras estaba en la furgoneta. Nunca la he
tenido dos veces en la misma noche. Además, no es como si alguna vez
pasaré por un episodio más grande tras la terrible experiencia que
sobreviví en el viaje en la furgoneta.
Dejando a un lado lo de vomitar, creo que lo manejé bien. O no.
Niego con la cabeza. Lo que sea.
Coloco mis ensayos en la mesa de noche, y valientemente trepo a la
cama, empujando las mantas arriba hasta mi barbilla. El calor y suavidad
de las sabanas me envuelven.
Me siento fuerte. Otra vez, ¡reconozco que no estoy ni un poco
asustada!
No de mi misma y tampoco… ¡asustada de caer dormida! No asustada de lo
que podría pasar si lo hago. Saco una profunda respiración.
La pesadilla no tiene ningún poder sobre mí, nunca más. Ahora que
recuerdo, siento como si fuera capaz de manejarla cuando, o si, la pesadilla
regresa alguna vez. Apagó mi luz y me quedo mirando las paredes vacías,
imaginando como colocare los muebles mañana.
Le pediré ayuda a Kika con la cama y a mamá para arreglar los
pequeños hoyos que mis tachuelas dejaron en las paredes. Después de
disculparme con ellos otra vez.
Y les contaré cada segundo de mi verano. ThunderLand. El contrato.
Como tuve mi primer y último beso, y lo mal que se siente tener mi
corazón roto.
Suspiro y giro a mi costado.
Y tal vez, si alguna vez dejo de estar castigada, mamá me dejara
tener un pequeño pez dorado o un par de esas diminutas ranas nadadoras.
Son lindas… y reales… y están vivas… novedosa idea, eso. Mascotas estando
vivas…
* * *
Me despierto con el sonido de papá llamando escaleras arriba. —
Rochi. Despierta. Te necesitamos aquí abajo.
Me toma un segundo reconocer cual habitación es esta…y que estoy
en mi cama, debajo de las mantas con mi cabeza en la almohada. He
dormido la noche entera. Y me siento bastante bien, con excepción de la
parte donde mi corazón duele realmente.
Mi estómago ruge mientras el olor del jarabe caliente de maple de
papá me golpea, casi al mismo tiempo que mis recuerdos de anoche me
hunden.
Aquí vamos de nuevo, de vuelta al punto de partida.
Igual que siempre.
Mientras balanceo mis piernas fuera de la cama, mi mirada aterriza
en mi paquete de ensayos para la universidad y mi corazón se acelera. Me
percato repentinamente que me siento bastante bien.
Y nada se siente igual. ¡Nada en absoluto!
Sí, puedo sentir el peso de mi corazón roto; sí, estoy a punto de ser
permanentemente castigada cuando les cuente a mis padres lo que he
hecho.
Pero el sol está brillando a través de las paredes desnudas de mi
habitación. Dormí en mi cama toda la noche y…. ¡destrocé mi lámpara de
noche de medusas!
Más importante, no me siento ni un poco cansada, no hay nada más
que un poco de miedo sobre lo que tengo que hacer hoy.
Todo esto, y recordé. Todo.
Sonrío y salgo de mi habitación.


No hay comentarios:

Publicar un comentario