miércoles, 8 de enero de 2014

Mi Nombre es Valery Cap 58

Perdonen la demora, me tome unas cortas vacaciones, Gracias por leer y espero que hallan pasado unas felices fiestas



Capitulo 58


Ramiro desapareció durante el resto del día, pues, de repente, se acordó de unos recados urgentes que tenía que realizar y que lo mantendrían ocupado un tiempo indeterminado. Yo me sentí aliviada. Necesitaba tiempo para pensar en lo que había ocurrido y en cómo iba a actuar a partir de aquel momento.

Después de reflexionar sobre lo que había ocurrido con detenimiento, decidí que los besos que nos habíamos dado Ramiro y yo respondían a un momento transitorio de locura y que lo más probable era que él se arrepintiera. Por lo tanto, la mejor estrategia consistía en simular que no había pasado nada. Yo actuaría de una forma calmada, relajada e impersonal.

Estaba tan decidida a demostrarle a Ramiro lo poco que me había afectado todo aquello y sorprenderlo con mi sofisticada frialdad que me sentí decepcionada cuando, el lunes por la mañana, en lugar de él apareció Jack. Jack explicó con voz siniestra que Ramiro no lo había avisado con antelación, que lo había telefoneado al romper el alba y que le había dicho que moviera el culo hasta allí porque él no podía ir.

¿Qué es tan importante para que no pueda venir? —preguntó Pedro con enojo.

Si Jack deseaba poco acudir a la casa de su padre para ayudarlo, Pedro todavía deseaba menos que lo hiciera.

Se ha ido a Nueva York para ver a Daniela —explicó Jack—. La llevará a cenar después de la sesión fotográfica con Demarchelier.
¿Y se ha ido así, de repente? —Pedro puso mala cara y arrugó la frente—. ¿Por qué demonios hace esto? Hoy tiene una reunión con Syncrude, la compañía petrolífera canadiense. —Pedro entornó los ojos y adoptó una actitud peligrosa—. Será mejor que no haya cogido la avioneta Gulfstream sin previo aviso, si no...
No, no ha cogido la Gulfstream.
La respuesta de Jack lo tranquilizó.
Estupendo, porque la última vez ya le advertí que...
Ha cogido la Citation.

Pedro gruñó y cogió su teléfono móvil y yo me llevé la bandeja del desayuno. Resultaba ridículo, pero la noticia de que Ramiro se había ido a Nueva York para estar con su novia me golpeó como un puñetazo en las entrañas. Una gran ansiedad se apoderó de mí cuando pensé en Ramiro con la guapa Daniela de figura de galgo, la del pelo negro y liso y el importante contrato del perfume. Era lógico que hubiera ido a verla, pues para él yo no había sido más que un impulso momentáneo, un capricho, un error.

Los celos me atormentaban, me angustiaban; además, sentía celos de la peor persona que podría haber elegido para sentir celos. No me lo podía creer. «¡Estúpida! —me regañé a mí misma con enojo—. ¡Estúpida! ¡Estúpida!» Pero mi reprimenda no me hizo sentir mejor.
Durante el resto del día, tomé determinaciones y me formulé promesas drásticas. Intenté eliminar de mi mente cualquier pensamiento acerca de Ramiro y me concentré en Gastón, el amor de mi vida, quien había significado para mí mucho más de lo que Ramiro Ordoñez significaría nunca. Gastón, quien era un hombre sexy, encantador y espontáneo, a diferencia de Ramiro, quien era un imbécil y un arrogante.

Pero pensar en Gastón tampoco me ayudó, de modo que me concentré en avivar las llamas del enfado de Pedro mencionando a Ramiro y la Citation a la menor oportunidad. Esperaba que Pedro cayera sobre su hijo mayor como una plaga de Egipto.

Para mi decepción, el malhumor de Pedro desapareció después de que hablara con su hijo por teléfono.

Nuevos acontecimientos en la relación con Daniela—declaró Pedro complacido.

Yo no creí que fuera posible, pero mi estado de ánimo se hundió todavía más. El comentario de Pedro sólo podía significar una cosa, que Ramiro le había pedido que fuera a vivir con él. Quizás incluso la había pedido en matrimonio.
Después de trabajar todo el día y de ayudar a Aleli a practicar los desplazamientos estratégicos del fútbol en el jardín, me sentía exhausta. Aun más, deprimida. Nunca encontraría a nadie. Me pasaría el resto de la vida durmiendo sola en una cama de matrimonio hasta convertirme en una vieja maniática que no hacía otra cosa más que regar las plantas, cotillear acerca de los vecinos y cuidar de sus numerosos gatos.

Me sumergí en un largo baño que Aleli había adornado con espuma de la marca Barbie, la cual olía a chicle. Después, me arrastré hasta la cama y permanecí allí, tumbada y con los ojos abiertos.

Al día siguiente, me desperté con una sensación de rabia contenida pero a punto de estallar, como si el sueño hubiera catalizado mi depresión a un estado de cabreo general. Pedro arqueó las cejas cuando le informé de que no estaba de humor para estar subiendo y bajando las escaleras todo el día y que le agradecería que concretara sus peticiones en una sola lista. Entre los encargos que me encomendó, estaba el de reservar una mesa para ocho personas en un restaurante nuevo.

Un amigo mío ha realizado una importante inversión en el restaurante y he decidido invitar a toda la familia a cenar allí esta noche. Te sugiero que Aleli y tú os pongáis algo elegante.
Aleli y yo no iremos.
Sí que iréis. —Pedro contó A lo» invitados con los dedos—.Vendréis vosotras dos, Julia, Jack y su novia, Vivian y yo y Ramiro.

De modo que, a la hora de la cena, Ramiro ya habría regresado de Nueva York. Mis entrañas se pusieron en tensión, como si las hubieran comprimido con una plancha de plomo.

¿Y qué hay de Daniela? —pregunté con voz cortante—. ¿También irá a la cena?
No lo sé. Será mejor que reserves una mesa para nueve. Por si acaso.
Si Daniela asistía a la cena, si ella y Ramiro estaban prometidos, estaba segura de que no podría soportar aquella reunión.
Reservaré una mesa para siete —le indiqué a Pedro—. Aleli y yo no formamos parte de la familia, de modo que no iremos.
Sí que iréis —replicó Pedro con rotundidad.
Mañana es un día escolar, de modo que Aleli tiene que acostarse temprano.
Entonces cenaremos pronto.
Me pide demasiado —solté yo de una forma repentina.
¿Y para qué demonios te pago, Valeria? —me preguntó Pedro, aunque sin desdén.
Me paga para que trabaje para usted, no para que salga a cenar con su familia.
Él me miró sin parpadear.

Esta noche pienso hablar de trabajo durante la cena, de modo que lleva tu bloc de notas.

Continuara...

*Mafe*
@gastochi_a_mil

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