Perdon si el proximo Viernes no ven un nuevo capitulo es que comenze el Liceo y estoy a mil, pero cuando tenga tiempo les subire los capitulos que le debo.
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¿Algo más?
El timbre del celular de Brenda hizo eco por su habitación obligándola a despertarse, levantó su cabeza de la almohada sólo para divisar la hora del reloj que colgaba en su pared, gimió al ver la hora.
¿Qué clase de loco le llamaba a las 6:34 a.m.?
Buscó el celular en el mueble junto a su cama y con un ojo abierto vio la pantallita del celular, su hermana era esa loca que la llamaba a las 6:34 de la mañana. Lanzó un suspiro y después contestó el celular.
—Que tu estés loca no significa que todos lo estemos y que puedas llamarme a esta hora —le reclamó.
—Amm ¿Brenda? —dijo una voz masculina por el otro lado del teléfono que enseguida reconoció.
La rubia se sentó con velocidad en la cama y le prestó toda su atención a la llamada.
—Sí, soy yo —de pronto el sueño de le había escapado, estaba más despierta que nunca, como si hubiese bebido una bebida energética y estuviera en pleno efecto.
—Hola, buenos días. Soy Gastón —dijo la voz del otro lado del celular.
¿Por qué Gastón tenía el teléfono de su hermana?
—Sí, buenos días —dijo casi en tono de pregunta—. Amm, supongo que me dirás porque tienes el celular de mi hermana.
—Sí… verás —Gastón dudó y observó a la rubia que dormía a su lado tan pacíficamente que le daba ganas de volver a acurrucarse a su lado—. Ayer nos encontramos en el antro que está por la universidad y como era muy noche cuando salimos la traje a mi casa. Aquí esta —dormida, dijo para él.
Brenda tomó aire y observó su habitación vacía. ¡Era verdad! No había rastro de Rocio. Le sonrió a la habitación, se sentía tan feliz que casi daba de saltos.
—Está bien, pero si mis padres preguntan por ella no tengo idea de que decirles, sé mentir para mí pero no para la santurrona de mi hermana.
—Diles que está en casa de alguna amiga. Cuando…—despierte—. Yo la llevaré a su casa.
—Sí, claro, les diré que está en casa de su amiga Ga…briela, así es, en casa de Gabriela —soltó una carcajada que aturdió a Gastón.
—¿En serio? ¿Gabriela?
—Es gracioso, no lo niegues. Tu nombre tiene una forma femenina de…
—Tengo que colgarte…
Y la llamada se cortó. Brenda bajó de la cama de un salto, estaba vestida con una camiseta que le quedaba sobre las rodillas, sus pies estaban descalzos y pisaba la fría madera del suelo, empezó a caminar hacia el primer piso ya que su boca necesitaba agua. Cuando llegó a la sala escuchó unos suaves golpes en la puerta, frunció el ceño, peinó su cabello con sus manos y abrió la puerta.
Nico estaba de pie en la entrada, cuando su mirada bajó hasta Brenda, le sonrió.
—¿Por qué estás vestida así? —le preguntó mientras la rubia mantenía en su rostro una traviesa sonrisa.
—Esta es mi pijama. Y en verano —jaló el cuello de su camisa—, duermo sin ella.
Nico negó con la cabeza e intentó mantener oculta una sonrisa. Levantó la vista para ver el interior de la casa en busca de alguien, Rocio, para ser más preciso.
Brenda notó la mirada perdida del rubio y le habló.
—Rocio no está…
—Lo sé, creo que está con Gastón —la rubia buscó alguna pisca de enojo o celos en el rostro de Nico pero no encontró nada.
—Por cierto ¿Qué haces aquí? —el muchacho bajó la mirada hacia ella—. Creí que había quedado claro que los besos de ayer sólo habían sido para ver si éramos compatibles y el resultado dio negativo. Además son las 6 y algo de la mañana y dijeron ayer por la noche que iba a haber una tormenta de nieve…
Nico le cubrió la boca con ambas manos y se auto invitó a entrar a la casa, cerró la puerta detrás de él con una mano y con la otra guió a Brenda hasta la sala, aun le cubría la boca. Ambos se sentaron en el sofá y el muchacho retiró su mano de la boca de la rubia.
—Escucha. Esta noche no pude dormir así que mientras esperaba a que el mundo despertara encendí mi laptop y apenas abrí mi facebook mi muro estaba lleno de fotografías de Gastón y Rocio, y otras más de tu y yo juntos —la mandíbula de Brenda casi perforó el piso. Hizo memoria y no recordó ver a ningún paparazzi, bueno aunque en realidad no había buscado a ningún paparazzi—. Todos creen que eres Rocio y en las fotos la hacen ver como si estuviera con Gastón y conmigo al mismo tiempo.
—Pero…
Brenda subió corriendo hacia su habitación para tomar su laptop, en cuestión de segundos ya estaba de vuelta con Nico, cuando la encendió esperó impaciente hasta que estuviera
totalmente encendida. Después de una eternidad entró a sus cuentas en varias redes sociales y en todas habían fotos de Rocio y Gastón y otras de ella y Nico.
Era estúpido lo que se decía en las fotos, ambas rubias llevaban ropa diferente y peinados diferentes, por no señalar que el corte de cabello era muy diferente, Brenda era más baja de estatura que Rocio y sin embargo en las fotos decían que la misteriosa novia de Gastón lo había engañado en la misma noche y en el mismo lugar con otro muchacho. En las fotos en donde estaban Nico y Brenda, ella siempre salía de espaldas pero en cambio en las fotos en donde salía Rocio con Gastón si se veía su rostro claramente, como si le hubieran tomado la foto de cerca.
Siguió revisando las casi 50 fotografías y en más de una había querido soltar una sonrisa, sobre todo en las que salían su hermana y el modelo besándose tan enamorados en medio de la pista de baile.
Finalizó de ver todas las fotografías y frunció el ceño. Algo estaba muy mal. Resultaba demasiado extraño que no hubiera fotos de ellos saliendo del bar, sólo cuando estaban dentro, ni siquiera les habían fotografiado entrando al lugar.
Alguien lo había hecho a propósito, alguien había mandado a seguir a Gastón, de eso estaba completamente segura.
—¿Qué tanto observas? —preguntó Nico sacándola de sus pensamientos.
—Esto no está bien —murmuró.
—Desde luego que no está bien, alguien ha manchado la imagen de tu hermana. Por si no lo recuerdas está estudiando teatro y eso no está bien para su imagen…
—¿Me ayudarías a limpiar su imagen? —preguntó la rubia poniéndose de pie. El rubio la vio fijamente y ella le sonrió—. Si aceptas tienes que prometer que no hablarás de nada de lo que te enteres.
—¿Brenda?
—¿Aceptas? —le extendió la mano y Nico entre la duda estrechó su mano con la pequeña mano de la rubia.
***
Los ojos de Rocio se abrieron lentamente pero el brillo de una luz de computadora la encandiló y se envolvió más en la colcha de la cama ya que sentía frio en su habitación. Apoyó su cabeza en la almohada y reconoció el olor de Gastón en ella.
Se incorporó como resorte.
Vio a su alrededor y un fuerte dolor de cabeza la invadió, se llevó ambas manos a la cabeza y la presionó, como si con eso le fuera a disminuir el dolor. Gimió. No estaba en su habitación. Su corazón se aceleró cuando sintió que no llevaba su pantalón puesto y estaba semidesnuda, se tocó en puntos clave de su cuerpo y no sintió ningún dolor. Supuso que si no le dolía alguna parte de su cuerpo entonces no había pasado nada malo ¿no?
La puerta del baño se abrió y Gastón apareció en la habitación, llevaba su cabello mojado, una toalla sobre sus hombros, su torso desnudo y glorioso y unos pantalones de algodón de color gris. Levantó su mirada y se encontró con la mirada castaña de Rocio que tenía la colcha de su cama pegada a su pecho como si estuviese totalmente desnuda…
—Buenos días —musitó el modelo viendo a su hermosa rubia.
—¿Qué pasó? —preguntó Rocio con falta de aire en sus pulmones.
Gastón caminó hasta la cama y se sentó a su lado, le apartó una mano del pecho y le besó los nudillos.
—No pasó nada. Puedes confiar en mí —Rocio asintió lentamente sin despegar sus ojos de los de Gastón—. ¿Recuerdas algo? ¿Te duele la cabeza? —por un momento se olvidó del dolor de cabeza.
Gimió y asintió.
Se llevó ambas manos para sobarse las sienes y sonrió ante el borroso recuerdo.
—Recuerdo muchos besos y una cama.
—En eso se puede resumir toda la noche —le dijo Gastón sonriendo.
—¿Qué pasó con el resto de mi ropa? —preguntó la rubia recargándose en el respaldo de la cama.
—¿Te la quitaste para dormir mejor? —le contestó el modelo y Rocio le dio un leve golpe en su brazo desnudo y húmedo por la reciente ducha—. Está bien —se sobó—. Puede ser que mientras nos besábamos sintiéramos calor y nos quitáramos un poco de ropa.
—Oh, sí, eso lo explica mejor —le llegó una punzada de dolor a su cabeza y de nuevo se quejó—. ¿Por qué me duele mi cabeza?
—¿Recuerdas haber bebido algo con alcohol? Estabas muy ebria y el dolor de cabeza puede ser resaca —le comentó Gastón.
Ambos ya estaban sentados sobre la cama. Gastón estaba sin camisa y gracias al frio que hacía la piel de su torso estaba erizada, Rocio no pudo evitar desviar su mirada un par de veces hacia ese lugar de su anatomía, se veía glorioso y sólo de imaginar que la noche anterior había dormido con él semidesnuda se empezaba a sentir acalorada, el sonrojo le parecía pasado de moda.
Suspiró e intentó recordar lo pasado la noche anterior pero sus recuerdos eran mínimos, besos, pieles tocándose y más besos, deliciosos y deseados besos. Le sonrió a sus recuerdos, estaba feliz de poder recordar mínimo eso.
—No recuerdo nada —se rindió, además que tampoco es como si le interesara demasiado recordar lo tonta que pudo haber actuado ebria—. ¿Algo más que me convenga saber? —se giró para poder ver el rostro de Gastón a su lado.
Las esquinas de los labios del modelo tiraron hacia arriba en una sonrisa casi maliciosa acompañada de una mirada de deseo que hizo estremecer a Rocio.
—He descubierto que eres una muy buena bailarina —la rubia se sonrojó. Después de todo no era tan pasado de moda.
—Hay no —dijo totalmente avergonzada, cubrió su rostro con ambas manos y negó con la cabeza. ¿Qué rayos había hecho?—. ¿Algo más? —abrió los delgados dedos de sus manos para poder entrever a Gastón.
—Mmm —el modelo fingió empezar a recordar y su sonrisa se agrandó aun más—. Te prometí que hoy te iba a dar muchos besos.
—¿Qué ibas a…? —no pudo terminar la pregunta porque los labios de Gastón la silenciaron.
Sus labios quedaron aprisionados por los del modelo en un hambriento beso. La posición en que ambos se encontraban no era la mejor para besarse de aquella manera así que Rocio, inconscientemente y llevada por el deseo, se sentó a horcajadas sobre el regazo del muchacho. Sus labios se fusionaron en un increíble beso.
Los brazos de Gastón rodearon la cintura de la rubia y la atrajo más hacia él, en ningún momento separaron sus labios. Ahora que ella ya no estaba ebria se sentía con la necesidad de
besarla más de lo que había podido o se había permitido hacerlo la noche anterior. Ahora ambos se besaban porque querían.
Las manos de Gastón exploraron por debajo de la delgada blusa de Rocio y las manos de ella se movieron hasta jalar el cordón que sujetaba el pantalón del modelo…

ayy no la dejes ahii!! no puedo esperar tanto!! seguilaaa quiero que vuelvan a ser novios pero esta vez en serio y ya!!
ResponderEliminarhay seguilaa plis me encanta la nove *-*
ResponderEliminaraahiiii seguilaaa no la deje ahi porfa!!!!
ResponderEliminarME ENCANTO!! Seguilaa! Por favorr!!!!
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