Rochi
el pedazo de papel estaba en blanco. Sabía que Gaston estaba
tratando de darme mi espacio así podría escribir mi carta. Pero
honestamente tenía tantos remordimientos con Pablo que no
sabía por dónde empezar. Sentí que mi corazón explotó cuando
Gaston pronunció la palabra remordimiento. Era como que si él
podía ver a través de mi cuando su mirada encontraba la mía.
Estaba muy avergonzada para mirarlo.
Sabía que existía todavía esta cuerda invisible que mantenía
conectada mi alma con la de Pablo, incluso ahora que no estaba
aquí. Podría tener también una señal tatuada en mi cara que dijera:
Una parte de mi todavía ama a mi ex novio y siempre lo hará.
Gaston alejó esos sentimiento, y sí, sabía que necesitaba sanar, para
dejar atrás el pasado, pero en el minuto en que él decía
remordimiento estaba tentada a saltar de regreso en viejos hábitos,
porque era mi mayor remordimiento hasta el momento, el único que
todavía me mantenía despierta de noche, era la única cosa que
nunca había dicho en voz alta.
Mi mano se sacudió mientras apretaba el bolígrafo entre mis dedos.
Mis nudillos se pusieron blancos por la presión. Suspirando, escribí una
palabra. Y en esa sola palabra todos los remordimientos encajaban
perfectamente.
Vivir.
Me arrepentía de vivir. Todos los malditos días.
Desde el principio la palabra me dio nauseas. Todos los recuerdos
surgieron nuevamente… su sonrisa, su actitud arrogante. Todo era
tan real en mi mente, era casi como si estuviera aquí conmigo, en el
sofá. Él debería estar aquí. De repente furiosa, escribí otra palabra en
mi hoja.
Odio.
Odié que él fuera tomado por mí cuando era tan joven. Odiaba
estar obligada a vivir con su dolor. Odiaba que a la única persona
que podía culpar fuera a mí, pero incluso entonces sabía que los
accidentes ocurren.
Una lágrima se deslizó por mi mejilla, con manos temblorosas escribí
otra palabra.
Virginidad.
Algo que él nunca tuvo la oportunidad de tomar de mí. Una de las
muchas cosas que nunca podría darle. Él no me dejó.
Dijo que era muy joven. Pablo siempre se negó a hablar de sexo.
Sabía que él había tenido sexo. No era exactamente un santo, pero
admiraba que no pretendiera serlo. Siempre fue absurdamente
honesto acerca de las tentaciones que se le presentaban a un
quarterback. Chicas tirándose sobre él como las chicas se tiraban
sobre Gaston, excepto que en cantidades ridículamente más
pequeñas. Él había salido con muchas chicas antes de mí.
—¿Por qué no podemos? —le rogué. De acuerdo, rogar es muy poco
preciso, pero lo amaba, ¿no me amaba él a mí?
—Créeme. —Rio—. No hay nada que amaría más, pero eres muy
joven, Rochi. Necesitas tiempo para descubrirte, y si al final soy
todavía el que quieres, entonces agradecidamente tomaré esa
oferta. Pero hasta entonces… —suspiró y me beso en la mejilla—. No
puedo hacerlo. No cuando no sabes sobre mi pasado, sobre todas
las cosas. Eso solo no estaría bien.
—Entonces, ¿me estás rechazando? —Me deslicé lejos de él y vi
hacia afuera por la ventana mientras una lágrima corría por mi
mejilla.
Él maldijo y me arrastró de nuevo a sus brazos, incluso cuando
forcejeé contra él cada centímetro del camino.
—Deja de llorar —dijo gentilmente—. Créeme, cualquier tipo que no
tuviera respeto por ti y no tuviera valores morales te tuviera en ese
asiento trasero en un instante.
—Tu camioneta no tiene asiento trasero.
—Tú sabes a lo que me refiero. Mírame, Rochi.
A disgusto, me volteé y lo fulminé.
Él rio.
—Recuérdame no molestarte de nuevo.
—Me estás haciendo molestar justo ahora.
—Rochi —gimió y luego me besó suavemente en los labios—.
Déjame ponerlo de este modo. No estoy listo para tomar eso de ti
todavía. Sabes mi reputación antes de conocerte. Solo no podría vivir
conmigo si echo a perder una cosa buena. Y lo que nosotros
tenemos es más que bueno. ¿Sí?
Asentí, es decir, entendí, supongo. Solo que me sentí semi-rechazada
porque él no me quería.
Pero tal vez esto era más.
—Quiero que eso sea para mí. —Pablo maldijo y sacudió su cabeza—
. No tienes idea. Y no sé qué me está reteniendo más que mis propias
obsesiones y el hecho de que te veas tan inocente sentada ahí. Pero
al final… si algo llega a pasar, no sé, en la universidad, o si decides
que no quieres estar más conmigo. Me mataría saber que lo que
compartimos no iba a ser para siempre.
—No seas tonto. —Rodeé mis ojos y lo besé firmemente en la boca—.
Nosotros estaremos juntos para siempre.
Levanté la mirada y vi a Gaston a través de mis ojos aguados. Él
estaba parado en la cocina pacientemente pretendiendo estar
inmerso en la lectura de una revista mientras todos nosotros
sacábamos nuestros corazones.
¿Qué diría su carta? Bajé la mirada nuevamente a la mía y suspiré.
¿Sería la suya para su ex novia? Una cosa era segura. No quería que
él leyera mi carta. Eso lo mataría y no quería herirlo. Él no se merecía
el dolor que viene al estar conmigo. Aun así, lo deseaba, me
preocupaba por él, lo necesitaba más de lo que estaba lista o
dispuesta a admitir. ¿Era egoísta por retenerlo? Todas las
inseguridades de la noche anterior florecieron nuevamente.
Me levanté y me acerqué a él. Su mirada se alzó, esa sonrisa
devastadora, la que me hacía querer rodearlo con mis brazos y
nunca dejarlo ir, apareció en su cara.
—¿Terminaste?
—Sí. —Doblé mi hoja y la coloqué sobre la mesa—. Tenías razón, era
bueno sacar algunas cosas escribiéndolas. —Incluso cuando casi me
mata admitir algunas de las cosas que acababa de admitir.
—Dilo de nuevo.
—¿Fue bueno sacar algunas cosas escribiéndolas? —Sonreí, me
encantaba la forma en la que él estaba tratando de sacarme de mi
tristeza.
Frunció el ceño y sacudió su cabeza, esta vez acercándose y
suspirando en mi oído, sus labios moviéndose justo contra el lóbulo
causando mariposas en mi estómago.
—La otra parte.
—¿Tenías razón?
—Demonios sí, tengo razón. —Su lengua tocó mi oreja y la lamió
antes de absorberla por unos segundos, después abruptamente la
soltó. Camilo aclaró su garganta y nos miró. Menos mal que todos los
demás estaban inmersos en la escritura de sus notas, y yo estaba lista
para caer como un charco a los pies de Gaston. ¿Cómo hacía para
hacerme sentir tan desquiciada?
Por un corto segundo olvidé todo sobre la nota que acababa de
escribir sobre los arrepentimientos. Mi cuerpo reaccionó a Gaston
como la electricidad reaccionaba cuando un cable de alta tensión
está expuesto. Todo se sintió bien, y quería más y más de él.
Solo que no estaba segura de que Gaston estuviera dispuesto a
compartirme con alguien que estaba muerto. No estaba segura de sí
me compartiría. ¿De verdad valía todo eso al final? ¿O se cansaría
de mis caídas emocionales como todo el mundo lo hace? ¿Se
estaría preguntando constantemente donde están mis
pensamientos? ¿Cuándo me besa estará pensando que me gustaría
que fuera Pablo?
—Un centavo por tus pensamientos. —Gaston tomó mi mano y la
besó.
—Mis pensamientos valen más que un centavo —agregué.
Su cara se tornó seria.
—Créeme, lo sé. Solo espero que algún día pueda pagar por ellos. —
Me dio una triste sonrisa y volvió a la silla donde comenzó a reunir
todos los bolígrafos y las hojas—. Muy bien, es hora de que nos
volvamos a reunir todos.
El resto del grupo se sentó. Vicco lucía como si hubiese estado
llorando, estaba hipando y suspirando. Connor lucía igual de mal sino
peor. Podía suponer qué escribió, algo sobre conducir esa noche o
incluso sobre tener licencia. Aaron y Holly estaban tristes también,
pero pienso que gran parte de su dolor venía de algo que no estaba
relacionado con Pablo y el accidente. Aaron besó la cabeza de
Holly y suspiró profundamente.
Gaston agarró las hojas de todos.
—No voy a leer estas. Son privadas. Es entre ustedes y su
arrepentimiento. Pero si alguien quiere compartir, pienso que sería
bueno.
Holly habló.
—Perdí a mi bebé.
Aaron la agarró cariñosamente mientras ella comenzaba a llorar.
—En la secundaria quedé embarazada y tuve un aborto
espontáneo. Fue muy duro y… bueno, eso casi destruyó mi relación
con Aaron.
Aaron aclaró su garganta.
—Era viernes por la noche. Estaba molesto con Holly. Ella había
estado bebiendo y en lugar de quedarme con ella en la fiesta, hui.
Escuché atentamente mientras Holly continuaba donde Aaron lo
había dejado.
—Estaba muy molesta porque él me había abandonado que me
acosté con uno de los jugadores de fútbol. Descubrí que
estaba embarazada al principio de la temporada. Le dije a Aaron y
él amenazó con matar al padre. Pero me negué a decirle quién era.
No era su problema, y eso casi nos mata.
El cuarto cayó en silencio. Holly reprimió algunas lágrimas.
—Se sintió bien. Escribir una carta. Hablar con Aaron sobre eso. Me
siento mejor. Gracias, Gaston.
Gaston sonrió cálidamente.
—Cuando quieras. Y no te preocupes, la primera vez que la Dra.
Murray me pidió que hiciera esto, lloré por días. Y si esto se filtra a la
prensa cazaré a cada uno de ustedes.
Todos rieron nerviosamente.
—Vamos a planificar para reunirnos en unos días. Quiero que todos
piensen sobre arrepentimiento esta semana. Vivan sus vidas cada
momento como si fuera el último. Esto no es acerca de volverse loco.
Es sobre apreciación.
De repente, Gaston lucía mucho mayor que yo. Él había pasado por
mucho en su vida, y lo evidenciaba en la forma en la que hablaba
sobre el arrepentimiento, sobre vivir. Si había algo de lo que estaba
segura, era de que Gaston sabía cómo vivir, y estaba desesperada
por seguir sus pasos. Pero, ¿cómo haces cuando la persona que
esperas seguir sus pasos es exactamente la persona que quieres
llevar contigo?

amo tanto esta nove!! seguii rapidooo
ResponderEliminarotro subi otro cap :D me encanta
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