jueves, 29 de mayo de 2014

Walking Disaster, capitulo 29 final-epilogo

EPÍLOGO
Las paredes goteaban agua de lluvia de las calles de arriba. Las gotas caían en profundos
charcos, como si estuvieran llorando por él, el bastardo tirado en el centro del sótano en un
charco de su propia sangre.
Yo respiraba con fuerza, mirándolo, pero no por mucho tiempo. Mis dos Glock apuntaban en
direcciones opuestas, conteniendo a los hombres de Benny en su lugar hasta que el resto de
mi equipo llegará.
El auricular enterrado profundamente en mi oído zumbo.
—ETA8 diez segundos Dalmau. Buen trabajo—El jefe de mi equipo, Henry Givens, habló en
voz baja, sabiendo tan bien como yo que con Benny muerto, todo había terminado.
Una docena de hombres armados con rifles automáticos y vestidos de negro de pies a cabeza
se precipitó adentro, y bajé las armas.
— No son más que matones. Sáquenlos como el infierno de aquí
Tras enfundar mis pistolas, saqué la cinta restante de mis muñecas y caminé penosamente
por las escaleras del sótano. Thomas me esperaba en la parte superior, su chaqueta color
caqui y su pelo empapados por la tormenta.
—Hiciste lo que tenías que hacer—dijo, siguiéndome hacia el coche. —¿Estás bien?—dijo,
tratando de alcanzar el corte en mi ceja.
Había estado sentado en esa silla de madera durante dos horas, consiguiendo que patearan
mi culo mientras Benny me interrogaba. Me habían descubierto por la mañana, todo parte
de un plan, por supuesto, pero al final de su interrogatorio se suponía que daría lugar a su
detención, no a su muerte.
Mis mandíbulas se tensaban violentamente debajo de mi piel. Había recorrido un largo
camino desde perder los estribos y a golpear la mierda de alguien que me despertaba la ira.
Sin embargo, en pocos segundos, todo mi entrenamiento había sido inservible, y sólo le tomó
a Benny nombrarla para que eso suceda.
— Tengo que llegar a casa, Tommy. He estado fuera durante semanas, y es nuestro
aniversario… o lo que queda de él
Abrí la puerta del coche, pero Thomas agarró mi muñeca.
—Tienes que ser interrogado, en primer lugar. Has pasado años en este caso
—Desperdicié. He desperdiciado años
Thomas suspiró.
—No quieres llevar a casa esto contigo, ¿verdad?
Suspiré.
— No, pero me tengo que ir. Se lo prometí
— Yo la llamaré. Se lo explicaré
— Mientes
— Es lo que hacemos
La verdad era siempre fea. Thomas tenía razón. Él prácticamente me crio, pero yo realmente
no lo conocí hasta que fui reclutado por el FBI. Cuando Thomas se fue a la universidad, pensé
que estaba estudiando publicidad y más tarde nos dijo que era un ejecutivo de publicidad en
California. Él estaba tan lejos, que era fácil para él mantener su tapadera.
Mirando hacia atrás, tenía sentido, ahora, por qué Thomas había decidido volver a casa por
una vez sin necesidad de una ocasión especial, la noche en que conoció a Rochi. En aquel
entonces, cuando él había empezado a investigar primero a Benny y sus numerosas
actividades ilegales, fue simplemente un golpe de suerte que su hermano conoció y se
enamoró de la hija de uno de los deudores de Benny. Incluso mejor que hayamos terminado
enredados en su negocio.
Al segundo que me gradué con un título en justicia criminal, tuvo sentido para el FBI
contactarme. El honor se perdió en mí. Nunca se me ocurrió a mi o Rochi que tenían miles de
solicitudes al año, y no hacían un hábito el reclutamiento. Pero yo era un agente encubierto,
ya que ya tenía conexiones con Benny.
Años de entrenamiento y tiempo fuera de casa habían culminado con Benny tirado en el
suelo, sus ojos muertos mirando hacia el techo del subterráneo. Toda la carga de mi Glock
estaba enterrada profundamente en su torso.
Encendí un cigarrillo.
— Llame a Sarah en la oficina. Dile que me reserve el siguiente vuelo. Quiero estar en casa
antes medianoche
— Amenazó a tu familia, Gaston. Todos sabemos lo que Benny es capaz de hacer. Nadie te
culpa
— Sabía que estaba atrapado, Tommy. Sabía que no tenía adónde ir. Me cebo. Me cebo, y yo
caí en ello
— Puede ser. Pero detallar la tortura y la muerte de la esposa de su conocido más letal no
era exactamente un buen negocio. Tenía que saber que no podía intimidarte
— Sí—dije entre dientes, recordando la vívida imagen que Benny había pintado sobre
secuestrar
A Rochi y pelar la carne lejos de sus huesos pieza a pieza.— Apuesto a que él desearía no ser
tan buen narrador
—Y siempre estará Mick. Él es el siguiente en la lista
— Te lo dije, Tommy. Puedo solo asesorarte en eso. No es una buena idea que yo participe
Thomas se limitó a sonreír, dispuesto a esperar otro momento para esa discusión.
Me deslicé en el asiento trasero del coche que estaba esperando para llevarme al
aeropuerto. Una vez que la puerta se cerró detrás de mí, y el conductor se apartó de la acera,
marqué el número de Rochi.
—Hola, cariño— Rochi respondió animada.
Inmediatamente, tomé una respiración profunda, tranquilizador respiro. Su voz era todo lo
que necesitaba.
— Feliz aniversario, Pajarita. Estoy en mi camino a casa
— ¿Lo estas?— preguntó ella, alzando la voz una octava. —El mejor regalo
— ¿Cómo va todo?
— Estamos en casa de papá. James acaba de ganarme otra mano de póker. Estoy empezando
a preocuparme
— Es tu hijo, Pajarita. ¿Te sorprendes que él sea bueno en el juego?
—Me retó, Gas. Él es bueno
Hice una pausa.
— ¿Él te retó?
— Si
— Pensé que tenías una regla sobre eso
— Lo sé— Suspiró.—Lo sé. Yo no voy jugar más, pero él tuvo un mal día, y era una buena
manera de llevarlo a hablar de ello
— ¿Cómo es eso?
— Hay un niño en la escuela. Hizo un comentario sobre mí hoy
— No es la primera vez que un niño hace un comentario sobre la ardiente maestra de
matemáticas
— No, pero supongo que fue especialmente rudo. Jay le dijo que se callara. Hubo una pelea
— ¿Acaso Jay le pateó el culo?
— Gaston
Me eché a reír.
— ¡Sólo era una pregunta!
— Lo vi desde mi salón de clases. Jessica llegó allí antes que yo. Ella podría haber. . .
humillado a su hermano. Un poco. No a propósito
Cerré los ojos. Jessica, con sus grandes ojos color miel, cabello largo, con cuarenta
kilos de media, era mi mini-yo. Ella tenía un igualmente mal temperamento y nunca perdía el
tiempo con palabras. Su primera pelea fue en jardín de infantes, defendiendo de su hermano
gemelo, James, contra un pobre niña inocente que le estaba tomando el pelo. Tratamos de
explicarle que la niña probablemente sólo estaba enamorada, pero Jessie no entendía nada
de eso. Sin importar cuántas veces James le rogara que le permitiera luchar sus propias
batallas, ella era ferozmente protectora, aun cuando él era ocho minutos mayor.
Resoplé.
— Déjame hablar con ella
— ¡Jess! ¡Papá está en el teléfono!
Una pequeña voz dulce vino de la línea. Fue increíble para mí que ella pudiera ser tan salvaje
como yo lo había sido, y aun así sonar, y lucir, como un ángel.
— Hola, papá
— ¿Baby. . . te has metido en algún problema hoy?
— No fue mi culpa, papá
— Nunca lo es
— Jay estaba sangrando. Lo tiraron al suelo
Mi sangre hirvio, pero dirigir a mis hijos en la dirección correcta era lo primero.
— ¿Qué dijo el abuelo?
— Me dijo: 'Era hora de que alguien callara a Steven Matese
Me alegré de que no pudiera verme sonreír de su representación de la impresión de Jim
Dalmau
— Yo no te culpo por querer defender a tu hermano, Jess, pero hay que dejarlo pelear
algunas batallas por su propia cuenta
— Lo haré. Pero no cuando está en el suelo
Contuve otra oleada de risas.
— Déjame hablar con mamá. Estaré en casa en unas horas. Te quiero a montones, bebé
— ¡Yo también te quiero, papá!
El teléfono se resonó un poco mientras hacia la transición de Jessica a Rochi, y luego la suave
voz de mi esposa estaba de vuelta en la línea.
— No ayudaste en nada, ¿verdad?— preguntó ella, aunque ya sabía la respuesta.
— Probablemente no. Tenía un buen argumento
— Siempre lo tiene
— Es cierto. Escucha, estamos llegando al aeropuerto. Nos vemos pronto. Te amo
Cuando el conductor aparcó junto a la acera en la terminal, me apresuré a sacar mi bolsa del
maletero. Sarah, la asistente de Thomas, acababa de enviar a través de un correo electrónico
mi itinerario, y mi vuelo salía en media hora. Corrí a través de la salida y en la seguridad, y
llegué a la puerta justo cuando estaban llamando al primer grupo.
El vuelo de regreso pareció durar una eternidad, como siempre lo hacían. A pesar de que
había usado un cuarto para refrescarme y cambiarme de ropa en el baño, que siempre era un
desafío, el tiempo que faltaba me inquietaba.
Saber que mi familia me estaba esperando era brutal, pero el hecho de que era mi undécimo
aniversario con Rochi lo hacia aún peor. Sólo quería abrazar a mi esposa. Era todo lo que
siempre había querido hacer. Estaba tan enamorado de ella en nuestro undécimo año como
lo estaba en el primero.
Cada aniversario era una victoria, un dedo medio a todos los que pensaban que no íbamos a
durar. Rochi me domesticó, el matrimonio me acomodó, y cuando me convertí en padre,
toda mi perspectiva cambió.
Miré hacia mi muñeca y aparté mi puño. El apodo de Rochi seguía allí, y todavía me hacia
sentir mejor al saber que estaba allí.
El avión aterrizó, y tuve que contenerme para no hacer una carrera a través de la terminal.
Una vez que llegué a mi coche, mi paciencia había expirado. Por primera vez en años, me
corrí los semáforos y zigzagueaba por entre el tráfico. Fue en realidad un poco divertido, me
recordaba a mis días de universidad.
Estacioné en la entrada y apagué las luces. La luz del porche se encendió mientras me
acercaba.
Rochi abrió la puerta, con su pelo de caramelo apenas rozándole sus hombros, y sus grandes
ojos, aunque un poco cansados, mostraron lo aliviada que estaba de verme. La puse en
mis brazos, tratando de no apretarla con demasiada fuerza.
— Oh Dios mío—suspiré, enterrando la cara en su pelo. —Te extrañé muchísimo
Rochi se apartó, tocando el corte en mi frente.
— ¿Te has caído?
— Ha sido un día difícil en el trabajo. Yo podría haberme topado con la puerta del coche
cuando me fui para el aeropuerto
Rochi me atrajo hacia ella otra vez, clavando sus dedos en mi espalda.
— Estoy tan contenta de que estés en casa. Los niños están en la cama, pero se niegan a
dormir hasta que tú los arropes
Me aparté y asentí con la cabeza, y luego me inclinó por la cintura, ahuecando el redondo
estómago de Rochi.
— ¿Qué tal tú? —le pregunté a mi tercer hijo. Besé el ombligo protuberante de Rochi, y luego
me puse derecho de nuevo.
Rochi se frotó la barriga en un movimiento circular.
— Él todavía se esta cocinando
— Bueno—Saqué una caja pequeña de mi equipaje de mano y la sostuve frente a mí. —Once
años hoy, estábamos en Las Vegas. Todavía es el mejor día de mi vida
Rochi tomó la caja, y luego tiró de mi mano hasta que estuvimos en la entrada. Olía como una
combinación de limpieza, velas y niños. Olía como a casa.
— Tengo algo para ti, también
— Oh, ¿sí?
— Sí—Ella sonrió. Me dejó por un momento, desapareciendo en la oficina, y luego salió con
una sobre de papel manila. —Ábrelo
— ¿Me das el correo? La mejor esposa de todos los tiempos —bromeé.
Rochi se limitó a sonreír.
Abrí el sobre y saqué la pequeña pila de papeles en su interior. Fechas, horas, transacciones,
incluso mensajes de correo electrónico. Desde y hacia Benny, con el padre de Rochi, Mick. Él
había estado trabajando durante años para Benny. Había tomado más dinero prestado de él,
y luego tuvo que trabajar para pagar su deuda para que no lo matara cuando Rochi se negó a
pagar.
Sólo había un problema: Rochi sabía que yo trabajaba con Thomas. . . pero por lo que yo
sabía, ella pensaba que yo trabajaba en publicidad.
— ¿Qué es esto?—le pregunté, fingiendo confusión.
Rochi todavía tenía una cara de póquer perfecta.
—Es la conexión que necesitas para relacionar a Mick con Benny. Este justo aquí —dijo,
tirando del segundo documento de la pila—es el clavo en el ataúd
— Está bien. . . pero ¿qué se supone que debo hacer con esto?
La expresión de Rochi se transformó en una sonrisa dudosa.
— Hagas lo que hagas con estas cosas, cariño. Sólo pensé que si lo hacia un poco de
investigación, podrías quedarte en casa un poco más esta vez
Mi mente daba vueltas, tratando de encontrar una salida de esto. Yo había volado alguna
manera mi cubierta.
— ¿Cuánto tiempo tienes sabiéndolo?
— ¿Importa?
— ¿Estás enojada?
Rochi se encogió de hombros.
— Estaba un poco dolida al principio. Tienes bastantes mentiras blancas bajo el cinturón
La abracé, los papeles y sobres todavía en mi mano.
— Lo siento mucho, Pajarita. Lo siento tanto, tanto—Me alejé. —No le has dicho a nadie,
¿verdad?
Ella negó con la cabeza.
— ¿Ni siquiera a Lali o Peter? ¿Ni a papá o los chicos?
Ella negó con la cabeza, nuevamente.
— Soy lo suficientemente inteligente como para entenderlo, Gaston. ¿Crees que no soy lo
suficientemente inteligente como para guardármelo para mí? Tu seguridad está en juego
Ahuequé sus mejillas en mi mano.
—¿Qué significa esto?
Ella sonrió.
—Esto significa que puedes dejar de decir que aún tienes otra convención para ir. Parte de
tus historias de cubierta son francamente insultantes
La besé otra vez, tiernamente tocando mis labios con los suyos.
— ¿Y ahora qué?
— Besa a los niños, y luego tú y yo podemos celebrar once años de “lo hicimos en tu cara”.
¿Qué tal eso?
Mi boca se estiró en una amplia sonrisa, y luego miré los papeles.
— ¿Vas a estar bien con esto? ¿Ayudando a acabar con tu padre?
Rochi frunció el ceño.
— Él lo ha dicho un millón de veces. Yo iba a ser su final. Al menos puedo hacerlo sentir
orgulloso en que tuvo razón. Y los niños estarán más seguros de esta manera
Puse los papeles en el extremo de la mesa de entrada.
— Hablaremos de esto más tarde
Caminé por el pasillo, tirando de la mano de Rochi detrás de mí. La habitación de Jessica era
la más cercano, por lo me metí y besé su mejilla, con cuidado de no despertarla, y luego
crucé el pasillo hasta la habitación de James. Él todavía estaba despierto, acostado en
silencio.
— Hey, amigo—le susurré.
— Hola, papá
— Escuché que tuviste un día difícil. ¿Estás bien? —Él asintió con la cabeza. —¿Estás seguro?
— Steven Matese es un idiota
Asentí con la cabeza.
— Tienes razón, pero probablemente podrías encontrar una forma más adecuada para
describirlo
James frunció su boca por un costado.
— Así que, le ganaste a mamá en el póker hoy, ¿eh?
James sonrió.
— Dos veces
— Ella no me dijo que esa parte—le dije, volviendo a Rochi. Su oscura silueta curvilínea
apareció en la puerta iluminada.— Puedes contarme el minuto a minuto mañana
—Sí, señor
— Te quiero
— Yo también te quiero, papá
Besé la nariz de mi hijo y luego seguí a su madre por el pasillo hasta la habitación. Las
paredes estaban llenas de retratos de la familia y la escuela, y obras de arte enmarcadas.
Rochi se puso en medio de la habitación, su vientre lleno de nuestro tercer hijo,
vertiginosamente hermosa, y feliz de verme, incluso después de que se enteró de lo que
había estado manteniendo oculto de ella durante la mayor parte de nuestro matrimonio.
Yo nunca había estado enamorado antes de Rochi, y nadie ha despertado mi interés desde
entonces. Mi vida era la mujer que estaba delante de mí, y la familia que habíamos hecho
juntos.
Rochi abrió la caja, y me miró con lágrimas en los ojos.
— Siempre sabes qué regalar. Es perfecto —dijo ella, sus gráciles dedos tocando las tres
piedras de nacimiento de nuestros hijos. Se lo puso en su dedo anular derecho, extendiendo
la mano para admirar su nuevo juguete.
— No es tan bueno como tu consiguiéndome un ascenso. Ellos van a saber lo que hiciste, ya
sabes, y se va a poner complicado
— Siempre lo parece con nosotros— dijo, impávida.
Tomé una respiración profunda, y cerré la puerta del dormitorio detrás de mí. A pesar de que
nos habíamos puesto el uno al otro a través del infierno, encontramos el cielo. Tal vez eso
era más que lo que un par de los pecadores se merecía, pero yo no iba a quejarme.
FIN


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