Capítulo 26
Un ruido hueco hizo que Rocio se despertase. Desorientada y adormilada intentó levantarse pero no pudo, un cuerpo yacía sobre ella. Gaston. Recordó todo lo sucedido y observó el cuerpo desnudo del hombre sobre ella. De nuevo el ruido. Llamaban a la puerta. Aún seguían en el local, y ya no se escuchaba música. Seguramente era hora de cerrar y ellos seguían encerrados en esa habitación. Intentó hacer a un lado a Gas, pero no pudo. Así que recurrió a la único que se le ocurrió.
- No se preocupes -gritó Rocio- Yo cerraré cuando salga.
- Rama ya cerró -se escuchó tras la puerta- Soy Can. Te he estado esperando para que me... ¡Ahm! ¿Gas sigue ahí? -preguntó indecisa- No, no me lo digas, no quiero saberlo. Bueno si, pero... ¡Después hablamos! Tú tienes llaves así que podrás salir. Solo venía para avisar de que... ahm, de que ya todos nos vamos. Esto... ya después hablamos.
La voz nerviosa de Cande se perdió con el ruido de sus tacones por el pasillo vacío. Rochi sonrió por las expectativas. Su amiga se había imaginado lo que hacían y seguramente estaba roja pensando en ocultárselo a los demás. Tan dulce, pensó Rochi risueña.
La diversión desapareció de su rostro al notar la tensa erección de Gaston introduciéndose más profundamente en ella. Habían dormido en esa posición, pero la reacción habitual del hombre al despertarse le había fascinado.
Una vez más hicieron el amor, pero esta vez más suave y delicadamente. Él la besaba perezosamente cada parte de piel a su alcance mientras que ella oprimía el miembro de él más profundamente para sentirlo como parte de su mismo ser.
- No hagas eso -ordenó él ronco de excitación.
- ¿Nunca te han dicho que en el sexo nada esta prohibido? -bromeó como pudo entre gemidos.
- Si me exprimes así, no aguantaré ni medio segundo -afirmó Gas acelerando las embestidas.
Rocio había tenido esa misma conversación muchas veces en su vida, pero no podía evitar parecerle única ¡Maldita sea! Estaba totalmente enamorada. Era un asco. Estaba claro que para él solo sería una noche y en cuanto acabasen hablarían de lo arrepentido que se sentía y le pediría que siguiesen siendo amigos. Y como estaba estup¡damente enamorada diría que sí para no perderlo ¡Era un asco!
El éxtasis llegó para ambos y Gas comenzó a preocuparse. Algo le pasaba. No era normal que lo hubiesen hecho... -no recordaba cuantas veces- y aún la desease más. Iba a pensar que era un pervertido o un obseso sexual. La miró, completamente desnuda y peinándose la mata de pelo revuelto, y la tensión volvió a apoderarse de él ¡No era posible!
Se apartó de ella con dificultad, ya que su cuerpo se negaba a la separación, y se concentró en el techo. No estaba con cualquier mujer sino con Rochi, su amiga. Tenían que hablar y para ello era fundamental estar alejados ¡miercoles! Volvía a estar dentro de ella.
Su traicionero cuerpo la había buscado desesperadamente y había comenzado de nuevo a hacerla suya.
Rocio veía la posibilidad de salir de esa habitación muy remota y con cada unión se volvía más vulnerable a él. Cada vez más recuerdos, más amor... ¡Tenía que pararlo! Se levantó, cogió su ropa y se dirigió al baño que había en esa misma sala. Mientras Gaston la devoraba con la mirada.
¿Cómo demonios había podido ocultarle tremendo cuerpo?, se preguntó Gas más excitado, si era posible. Y comenzó a atar cabos. Le había ocultado muchas cosas, toda una vida. Parecía otra en ese ambiente. Y entonces cayó. La chica a la que besó en la fiesta de disfraces y Rochi ¡eran la misma! Se habían besado y ella había actuado al día siguiente como si nada ¿Haría ahora lo mismo? La Rocio que él conocía no sería capaz, pero se había dado cuenta de que no la conocía.
Se vistió y esperó a que saliese del baño. Caminó por la sala de lujo y miró el sofá en el que la había hecho suya durante toda la noche. Y volvió a tener una revelación. De repente la sangre volvía a su cerebro y le permitía pensar. Era más feliz cuando no le llegaba, pensó Gas triste y avergonzado.
Ella salió del baño con una imagen perfecta, como si no hubiese pasado toda la noche en vela haciendo el amor en un sofá. Se veía espectacular. Y la sangre de Gas volvió a desplazarse en el mismo sentido en el que corrió durante toda la noche.
Rocio caminó hacía su amigo y le sonrió. Tenía claro lo que tenía que hacer sino quería perderlo. Hablarían del tema con sinceridad, o toda la que no implicase decir que lo amaba, buscarían una solución sensata para conservar su amistad y se marcharían antes de que los acusasen de ocupas, planeó Rocio segura de que todo saldría como pensaba.
- Bueno -comenzó a decir Rocio- supongo que tengo muchas cosas que explicar y tú muchas dudas que resolver. Además, de... aclarar lo que ha pasado.
- Sí -contestó Gas nervioso- pero salgamos de esta habitación -rogó con ansia. Si seguía allí no sería capaz de hablar, la poseería una y otra vez, hasta morir de agotamiento
Ni siquiera era capaz de estar en el lugar donde había pasado todo, pensó Rochi. Pero era mejor así. Él le dejaría claro que se arrepentía de lo ocurrido y ella volvería a su rol de amiga. Podría soportarlo, se dijo.
Cerró tras de sí y caminaron por las calles desiertas, a tan tempranas horas de la mañana de un domingo. En silencio se miraban fugazmente y esperaban a que el otro comenzase a hablar. Gas se paró y la miró fijamente. Ella imitó el gesto y se preparó para lo peor.
- ¡Hemos hecho una tontería! -exclamó Gaston rompiendo el silencio.
¡Se arrepentía! ¡Lo sabía! se dijo Rochi. Pero ella no lo iba a perder por eso. Y no iba a dejarlo tratarla como a una más. Ella había sido siempre especial y no la iba a despreciar como a cualquier otra porque hubiese sucumbido a sus encantos.
- Entiendo que te ha sorprendido mi apariencia y por eso has actuado de esta forma tan... -comenzó a justificarlo Rochi.
- ¡No! -la interrumpió ceñudo- De tu vida "nocturna" ya hablaremos después -comentó irritado- Me refería a que no hemos tomado precauciones.
- ¡Oh! -sonrió ella- Yo sí, tomo la píldora -informó aliviada.
- Bien -le devolvió la sonrisa y reanudó la marcha- Espera -se paró en seco- ¿Por qué? Si se supone que Vico y tú nunca hicisteis nada.
- La tomaba de antes y simplemente no dejé de tomarla. Además, que no hiciésemos nada no significa que no hubiese expectativas de hacerlo -explicó Rocio algo incómoda.
"La tomaba de antes". Eso quería decir que había tenido otros novios. La miró de arriba a bajo. Muchos otros novios. Con ese cuerpo estaba seguro de que todos los hombres que la conocían lo habrían intentado. Y él era el único estupido que no se había dado cuenta, se recriminó furioso consigo mismo.
- Entonces no hay de qué preocuparse -dijo por pura cortesía Gas cuando lo que quería era una lista detallada de cada uno de esos malditos hombres.
- No en ese aspecto -comentó ella intentando pasar el mal trago lo antes posible.
- No quiero hablar de tus engaños en estos momentos -confesó Gas leyéndole la mente.
- Solo quise ser uno más. Y no era muy adecuado presentarme a jugar a basket con minifalda y tacones.
- Me engañaste y no hay excusas para eso. Pero como he dicho, no quiero hablar de eso ahora -repitió Gaston pensativo- Solo quiero que me aclares una cosa.
- Dime -dijo ella nerviosa.
- Tú eras la chica de la fiesta de disfraces -a Rochi se le descompuso la cara pero él siguió- ¿por qué no me lo dijiste?
- No quería descubrirme -afirmó ella avergonzada por el descubrimiento.
- Pero te besé ¿por qué no dijiste nada? O el lunes cuando me viste.
- ¿Y qué te digo? "Oye Gas, la chica a la que besaste el sábado era yo ¿nos vamos a tomar unas chelas y me hablas de la tipa que te tiraste unos minutos antes?" -se burló malhumorada mientras era él, esta vez, al que se le descomponía el rostro.
- ¿Lo sabías? -preguntó horrorizado.
- Sí, Tu primo me contó -comunicó sin importancia- Y esa es otra, últimamente estabas muy raro, no me contabas nada, temía que si te decía algo dejásemos de ser amigos.
- No tenías la menor intención de contarme nada. Pero te podías haber ahorrado el reírte de mí -espetó Gaston irritado.
- Pero si me levanté para gritarte cuatro burradas y antes de que pudiese decir nada estabas... -se interrumpió para evitar ser la primera en admitir lo que había pasado entre ellos.
Gaston recordó la escena y era verdad, se había excitado al verla enojarse. No la había reconocido pero esa furia le había recordado a Rochi por eso la había deseado tanto. Ahora lo entendía.
- De acuerdo -dijo Gas decidido- Iremos a mi casa, nos ducharemos, nos cambiaremos de ropa y comeremos algo -Se ducharían por separado, le dejaría la ropa menos sexy que pudiese encontrar y comería comida de verdad, no a ella, se prometió y ordenó tajante.
Rochi aceptó la sugerencia porque era evidente que él no deseaba perderla de vista para poder aclarar todo ese mismo día. Y ella también lo deseaba. Aclarar las cosas, no a él. Bueno, a él también, se confesó abatida. Pero era evidente que él solo quería respuestas y se las daría. Cualquier cosa para que todo volviese a la normalidad.
Fin Capi...
*Mafe*

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