sábado, 25 de febrero de 2012

Amigos Desconocidos Cap 27




                                                     Capitulo 27

Al llegar a la casa de Gaston se encontraron con la madrastra de este que iba de salida. Ella había saludado a Rochi con cariño y suspicacia, antes de partir. Gas se había sorprendido de que no hiciese ningún comentario sobre su apariencia o sobre el hecho de que llegasen juntos a esas horas de la mañana. Y comenzó a pensar que era el único en ese planeta que no sabía de la verdadera identidad de su amiga.

El plan iba sobre ruedas, se habían duchado por separado, le había dejado una de sus camisetas más anchas y ahora le llevaba la comida en una bandeja, mientras ella se cambiaba en el baño. Pero ella salió solo con esa prenda y su melena mojada en cascada sobre sus pechos, empapando la zona. Y tras quedarse unos minutos embobado mirándole sus largas y torneadas piernas desnudas, la comida pasó a un segundo plano.

Soltó la bandeja sobre el primer mueble que encontró y la atrapó entre sus brazos, sin dejarla protestas con un beso apasionado. La condujo hacía la cama y la tomó con lujuria insaciable.

Lo cosa comenzaba a complicarse. Ella necesitaba hablar de lo que estaba pasando o se volvería loca. No habían hablado de nada desde que llegaron a su casa. Y él no entendía por qué no podía mantenerse lejos de ella ni un segundo. Pero se prometió que no pensaría en el sexo durante el resto del día.

Gas se apartó del cuerpo desnudo de Rocio y se cubrió el rostro con el antebrazo. No podía mirarla y no debía volver a unirse a ella. No sabía qué le pasaba pero tenía que aprender a controlarlo.

Rocio vio el momento perfecto para vestirse y hablar de lo sucedido. Era evidente que él se arrepentía y estaría pensando en ello, solo tenía que decirlo en voz alta y todo acabaría. Volverían a ser los amigos de siempre.

Él notó que ella se levantaba, supo que se estaba poniendo de nuevo su camiseta y dedujo que si abría el cajón de su mesita era para buscar unos boxers ya que él le había roto su ropa interior. Se levantó de un saltó, sin mirarla, y se vistió todo lo deprisa que pudo. Se giró para encontrársela frente a él, con el mismo aspecto irresistible de antes ¡Miercoles! No sería fácil. Le dio la espalda de inmediato y buscó la comida.

- He traído algo de comer -dijo él acercando la bandeja a la cama.
- Bien. Tenga hambre -confesó Rochi sentándose sobre el borde de esta, dejando al descubierto sus piernas por completo.

Él también tenía hambre, pensó excitado. Pero no volvería a hacerle el amor. Tenía que centrarse. Había muchas cosas de las que hablar. Y sino pues podían no hablar ¡pero no harían el amor de nuevo!

Se sentía como si no tuviese voluntad y esa necesidad de ella no le gustaba. No había manera de cubrirla. Por mucho que la poseía no dejaba de necesitarla. Tenía que aprender a controlarse.

- Así que -comenzó a decir Gaston deseando centrarse en algo que no fuese el sensual cuerpo de Rocio- eres la relaciones públicas de "El Ritual".
- Sí. Antes era un simple bailarina pero me ascendieron hace poco. En realidad llevaba tiempo ejerciendo el puesto pero no cobraba por ello -explicó Rochi dándole un mordisco a su sándwich.
- Ahora entiendo por qué no me dejaba entrar -comento Gas sin emoción.
- Eso no es culpa mía. Yo nunca dije que no te dejasen entrar. Solo es que no encajabas con el perfil de cliente que el jefe busca.
- Sí, lo sé -admitió Gas comprensivo- Aún no me creo que seas...
- ¿Qué? -¿Una mujer? se preguntó Rochi.
- Tienes toda una vida que yo no conocía. Trabajo, amigos,... ¡novios! -dijo enfadado.
- Entiendo que te enojes por habértelo ocultado.Haremos algo, yo te cuento por qué lo hice y tú me preguntas cuanto desees saber -propuso ella feliz de que él no la odiase por aquello.
- ¿Me contarás toda la verdad? ¿Y podré preguntarte cuanto quiera? -interrogó desconfiado.
- Sí y sí -contestó ella alegremente. Él asintió y ella suspiró para prepararse para su argumentación- Verás, hace mucho de esto -confesó dudosa mientras se levantaba y caminaba por la habitación- Todo empezó cuando volviste a vivir acá. Habías pasado unos años fuera y mi vida había cambiado, mi cuerpo había cambiado. Noté como los chicos comenzaba a tratarme diferente y temí que tú también lo hiciese. Pero tú no estabas, así que exploté mi feminidad todo lo que pude. Y me arrepentí por ello -se interrumpió tragándose una oleada de dolor- No quería dejar de ser yo. Y yo soy la que ves -dijo abriendo los brazos y mostrándose ante él- Juego y me tomo en broma todo en la vida, incluso el sexo. Sabes que me gusta burlarme de todo el mundo y descubrir que tengo un arma tan potente y no utilizarla me parecía absurdo -bromeó sin reír.
- Así que uno de tus deportes favoritos es frustrar sexualmente a cuantos hombres se te acercan -comprendió Gas.
- Mi trabajo es ser sensual y que todos me deseen pero sepan que no me pueden tener -explicó mientras se sentaba al borde de la cama- Pero eso es ahora. En este trabajo solo llevo tres años.
- ¿Solo? ¿Te parece poco tres años trabajando en ese local y yo sin enterarme? -preguntó furioso.
- Te cuento desde el principio. Tú volviste y eras lo único que tenía -confesó triste por los recuerdos- Y todo volvió a ser como antes. Jugábamos, pasábamos el día juntos, me prestabas tu ropa. No había motivos de confesarte nada porque no había nada que contar. Yo era lo que veías.
- ¿Y cuando cambió? -quiso saber Gas con un nudo de preocupación por la cara triste de su amiga.
- Antes de que volvieses pasaron muchas cosas... y conocí a mucha gente... Cuando volviste todo había vuelto a ser igual. Pero de pronto mi papá necesitaba dinero y pensé en trabajar.
- Pero de eso hace poco -la interrumpió sin comprender.
- No. Te conté que necesitaba un trabajo porque quería dejar el que tenía. Hacía un trabajo que no me correspondía y empezaba a hartarme de estar engañándote. Pero aún estaba en la prepa cuando empecé a trabajar. Era menor de edad pero Thiago, el chico que viste anoche bailando conmigo, convenció al dueño de una discoteca para dejarnos montar un espectáculo en pareja. Estuve trabajando allí un tiempo, pasé por otros locales parecidos y después acabe en el de moda
- Entonces, en la prepa y la uni eras como un chico y por la noche te convertías en la reina de la fiesta -simplificó Gas intentando asimilarlo.
- No exactamente -replicó Rochi levantándose de nuevo para evitar mirarlo- En algunos casos me mostraba tal y como era.
- ¿Como cuáles? -comenzaba a no gustarle por donde iba la conversación.
- ¿Recuerdas a Gabo? -preguntó tragando saliva preparándose para lo peor.
- ¡Claro! Me quitó el puesto en el equipo durante todos los años de la prepa. Y si no recuerdo mal te odiaba.
- ¡Ahm! Salimos durante un tiempo y me odiaba porque... ahm... digamos que alguien le quito el puesto a él -bromeó algo tensa.
- ¿Le pusiste el cuerno? -preguntó horrorizado. No se imaginaba a Rochi engañando de esa manera a nadie. Y aún menos se la imaginaba con el chico por el que todas las chicas que conocía suspiraban con mayor énfasis que por él.
- Solo un poquito -confesó con cara de niña buena, los brazos unidos en su espalda y jugando distraídamente con sus pies.
- Ya -comenzó a reírse Gas por la visión ante él- Pero -se puso serio- ¿cuantos años tenías?
- Dieciséis.
- Yo acababa de regresar entonces -calculó Gas y ella asintió- Y vosotros... -no continuó pero ella lo entendió y asintió de nuevo- ¿Con cuantos años perdiste la virginidad? -preguntó atónito por las confesiones.
- Dieciséis.
- ¿Con Gabo? -dedujo él pero ella lo negó- ¿Alguien que conozca? -quiso saber pero volvió a negar con la cabeza. Rochi se había puesto muy triste

Gaston supo que era una de esas cosas que ella había vivido mientras él no estaba. Quería animar a su amiga pero a la vez estaba petrificado con la nueva visión que tenía de ella. Así que dijo la primera tontería que le paso por la cabeza- Así que soy el único tonto que no sabía que eras preciosa.
- ¿Piensas que soy preciosa? -preguntó Rochi con un brillo poco usual en sus ojos.
- Sí, sabes que lo eres. Por eso te has esforzado tanto en taparlo. Sino lo fueses no habría necesidad.
- No lo hice por eso. Simplemente no quería perderte -confesó Rocio arrepintiéndose al segundo de lo dicho.
- Puede que tengas razón. Seguramente me habría cegado tu belleza y no habríamos vivido todo lo que hemos vivido juntos. Anoche me di cuenta y esta misma mañana ¡Te deseo Rochi! -confesó Gaston con expresión sombría- Y es probable que si te hubiese visto así antes hubieras causado el mismo efecto.
- Entonces mi temor de perder nuestra amistad se ha cumplido -afirmó Rochi con deseos de llorar.
- ¡No! -replicó Gaston de inmediato- Cuando tenía las hormonas revueltas y nuestra amistad comenzaba a consagrarse quizás, pero ahora no. Eres especial para mí y no voy a dejar que todo se estropeé por el sexo.

Rochi aceptó que él no la amase, pero seguía siendo especial para él y no dejarían de ser amigos. Se sentía tan vulnerable como siempre que estaba con él pero ya lo había admitido. Lo amaba. No quería alejarse de él y podría seguir como hasta entonces.

- No me malinterpretes -continuó Gaston- No me arrepiento de nada de lo que pasó -afirmó al ver la cara de asombro de ella- y tengo toda la intención de que se repita muchas otras veces -prosiguió antes de que ella pudiese replicar- Duerme un poco -ordenó mientras le daba un besó en la frente y la recostaba en la cama- Yo iré a revisar algo y después nos vemos -dijo tapándola con una manta- ¡Descansa! -gritó desde la puerta antes de cerrarla tras él.

¿Que quería qué? ¿Cómo...? Había dicho que... ¡Oh, Santo Cielo! Se iba a volver loca. Él seguía siendo tan dulce y la consentía como siempre, y a la vez le expresaba que la deseaba y que iba a hacer algo para remediarlo ¡Tenía intención de repetir lo sucedido esa noche! Tenía que estar soñando. Era imposible que eso estuviese sucediendo de verdad. Las cosas no salen tan bien en la vida real. No se había enojado con ella, habían hecho el amor y seguían siendo amigos ¡Imposible!

Fin Capi...

*Mafe*

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