sábado, 25 de febrero de 2012

Amigos Desconocidos Cap 35


Capítulo 35


Rocio vio como Gaston se dirigía hacia los vestuarios. Insultó sin palabras a su amiga por no estar allí con ella. Miró a Rama y aceptó su ayuda sin pedírsela. Cogió al confundido hombre por la muñeca y lo arrastró tras Gaston. Aunque no entendía qué pasaba se dejó llevar. Al llegar hasta los vestuarios y pararse en la puerta, Gaston percibió su presencia.

- Esperad a que me vaya para estar a solas. Solo tardaré un minuto -comentó Gaston furioso intentando parecer amable.
- ¿De qué hablas? No vengo a estar a solas con él. Vengo a hablar contigo -afirmó Rochi sin poder controlar por más tiempo la rabia.
- ¿Y para que lo traes? ¿Como mediador? -se burló Gas cruzándose de brazos.
- Como plan B por si no aceptas por las buenas hablar conmigo -explicó irritada.
- ¿Le vas a pedir que me de una paliza si me niego? -preguntó burlón.
- Espero que sí -rompió su silencio Rama enfadado por la forma en que estaba hablando a su amiga.
- ¡No! -exclamó fulminando a su cómplice para que siguiese callado y poder proseguir su charla- Tú decides Gas ¿quieres hablar conmigo ahora? -preguntó pacientemente Rochi.
- Tengo prisa y muchas mejores cosas que hacer, que escuchar tus quejas y berrinches -protestó Gas acercándose a su ropa.
- Bien. Tú lo has querido -amenazó Rochi dándole la espalda.

Gaston pensó que había ganado la batalla al ver que ella se dirigía hacía la puerta y le daba la espalda. Pero Rocio cogió la llave de la cerradura interior y se la dio a Rama. Antes de que él pudiese hacer algo este ya había salido de la habitación con la llave.

- Cierra con llave y no abras bajo ningún concepto- le ordenó a Rama al otro lado de la puerta.
- ¿Cómo saldrás? -preguntó Rama inseguro aunque ya había cerrado.
- No te preocupes por eso -dijo Rocio riendo al ver como Gaston empujaba del pomo para intentar abrir.

Se sentó cómodamente en una de los bancos y esperó a que él se cansara de empujar. No tardó mucho en pasar. Gaston la fulminó con la mirada, pero sabía que no estaba en el poder de ella sacarlos de allí, así que se sentó en el suelo a esperar. 

- ¿Quieres hablar ahora? -preguntó Rochi caminando hacía él.
- No hay nada de qué hablar. Además no voy a salir antes de aquí por complacerte -replicó ignorando su presencia.
- Te equivocas. En cuanto hablemos saldremos de aquí. A mi me apetece tan poco como a ti el estar aquí. Ya he soportado bastante desprecio por tu parte. Pero quiero aclarar nuestra situación para bien o para mal -explicó la joven aguantando una oleada de tristeza.
- Ya he dicho que no hay nada de qué hablar -repitió sin mirarla.
- Claro que sí lo hay. Y si tú no quieres hablar ¡me vas a escuchar a mí! -espetó furiosa Rocio- No voy a aguantarme callada mientras tú me tratas como si fuese la peor persona del planeta. Te engañé, de acuerdo. Pero nunca mentí en como era cuando estaba contigo ¿Qué importa cómo sea con los demás?

Seguía intentando engañarlo, pero él no se dejaría manipular. Sabía que esa pequeña arpía haría cualquier cosa para tener a un esclavo más, adorándola. Pero él no lo haría.

Y para conseguir no caer tenía que evitar mirarla. Porque si ya era duro escuchar el tono dolido de sus palabras, sería incapaz de no abrazarla si veía sus preciosos ojos tristes. Y sería completamente imposible no hacerla suya en ese habitáculo donde estaban solos, si veía su espectacular cuerpo.

¡No la miraría!, se juró Gaston seguro de cumplir su promesa.

- ¿Qué quieres de mí Gas? -preguntó desesperada- No me voy a disculpar por lo que hice, porque no lo siento. Tenía mis motivos y cuanto más tiempo pasa más cuenta me doy, que tenía razón. Yo era especial para ti porque era la única que no se rendía a tus encantos ¡Y lo hice! Deje de ser única por eso. Pero soy humana Gas -protestó Rochi notando como las lágrimas rodaban por sus mejillas- No puedes culparme por desearte y alejarme de ti como una apestada.

La decisión de no mirarla se quebró ¿Había dicho que lo deseaba? ¿Ella pensaba que ese era el motivo por el que no quería tenerla cerca? Dejó de hacerse preguntas tontas en cuanto la vio llorar, y se fue a abrazarla.

- Lo siento -le dijo secándole las lágrimas con el pulgar- Supongo que esperaba demasiado de ti. Pero no tiene nada que ver con lo que pasó entre nosotros.

Ella no le creyó. Lo había decepcionado y el único motivo que podía encontrar era el haber sido una arrastrada más rogando por su amor. Y encima se había enamorado ¡Era una tarada

Notó como ella aumentaba la intensidad de su llanto y la apretó más contra él. No podía decirle que lo había decepcionado por el simple hecho de ser mujer. Y como todas las mujeres, ser egoísta, superficial y manipuladora. Como su madre. Una maestra en hacer daño a todos los hombres de su alrededor.Él se juró que no acabaría con alguien como ella y con el tiempo se dijo que todas eran iguales. Menos su amiga que era comprensiva, amable, fuerte, divertida y generosa. O eso pensó hasta que descubrió que era como todas las demás.

La tenía entre sus brazos pero no se dejaría conmover por sus sollozos, se prometió inseguro. Había visto demasiadas veces a su madre utilizar su supuesta vulnerabilidad para obtener lo que quería. Y Rocio no era diferente.

Rochi notó como el cuerpo de Gas se tensaba y al mirarlo volvió a ver su rostro oscurecido por algo parecido al odio ¿Qué había hecho ella tan horrible como para que la tratase así?

Se alejó de él tambaleándose levemente mientras que se secaba el rastro de lágrimas con el dorso de la mano.

Gaston observó las largas piernas al descubierto, la suave curva de su espalda, su vientre plano y su estrecha cintura marcada por la fina tela, y sus turgentes pechos. Pensó que el aire comenzaba a escasear en ese cuarto. O eso o sus pulmones habían dejado de funcionar. 

Daba igual que la despreciará o que ella estuviese en medio de una escena dramática en la que se hacía la victima, no dejaba de desearla. Se maldijo por ello pero no dejó de recorrer su hermoso cuerpo con la mirada.

- ¿Qué quieres de mí? -preguntó Rochi desconcertándolo. Había tantas cosas que él quería, pero no hablaría de ellas.
- ¡Nada! -contestó él sin más.
- ¿Se supone que a partir de ahora solo seremos dos conocidos que se saludan por cortesía y poco más? -continuó al ver que él no contestaba- Es lo que parece que tú quieres.

No era lo que quería. Que ella fuese una arpía no la hacía peor que a las demás. Todas lo eran. Simplemente ya no confiaba en ella para hablar como lo hacían antes. Pero no quería alejarse de ella. No era porque la necesitase, se prometió Gaston, era porque su visión era mucho más hermosa que la del resto. Si no podía disfrutar de su amistad al menos podría disfrutar de lo que le podía dar.

Le dio un último vistazo a la perfección de su cuerpo y caminó hacía ella.

- No es lo que quiero -afirmó Gas acercándose peligrosamente a ella.
- ¿Entonces? -preguntó confundida y alarmada por lo rápido que latía su corazón.
- Has dicho que me deseabas -le recordó él muy sonriente y ella se recriminó por su tarades- Parece que controlas muy bien tus hormonas porque no parece que te excite en lo absoluto -protestó mientras repasaba cada detalle de su rostro.
- No pienso convencerte de mis deseos por el sexo masculino, aunque sean referentes a ti -replicó malhumorada.
- Al fin algo de pasión. Aunque sea debida a la ira y no a la excitación -comentó Gaston con una sonrisa malévola.

No podrían ser amigos y si se lo decía era probable que no la viese más, Ninguno de sus amigos era especial para ella, por lo que no le costaría perder el contacto con todos ellos. Pero tenía un plan. Ella haría cualquier cosa para tenerlo cerca y así seguir atendiéndola en todos sus caprichos. Pero esta vez él obtendría algo a cambio. Y sus favores bien merecían la pena.

Fin Capi...

*Mafe*

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