sábado, 25 de febrero de 2012

Amigos Desconocidos Cap 38

Capitulo 38


Gaston estaba desesperado, Rocio no había ido a trabajar y nadie sabía el motivo. Había preguntado disimuladamente a algunas bailarinas. Ya preocupado había interrogado a todas ellas junto a camareros, porteros y conocidos. Ni Candela ni Victorio sabían nada. No sabía qué hacer, así que sin importarle la hora fue a su casa. No tenia clara la nueva dirección. Ya que desde que se había mudado a la casa con la que siempre había soñado su madre, él no la había visitado. Pero la encontró.

Adormilada la madre de ella le abrió la puerta sorprendida por la visita. Le regañó por aparecer a esa hora de la madrugada y le dejó pasar sin hacer muchas preguntas. Lo adoraba como a un hijo. Siempre lo había dicho y tratado como a tal.

Tras un rato de charla y sin mencionar que Rochi no había aparecido por el trabajo, Gaston se quedó petrificado al enterarse de que se había ido a vivir sola. Sabía que ella lo deseaba. Siempre habían soñado que lo harían juntos. Pero eran fantasías de críos y sus vidas nunca serían compatibles a tal grado. Vivir juntos sería absurdo, cuando ni siquiera se hablaban.

Se despidió y disculpó con la emocionada mujer, tras pedirle que le diese la nueva dirección de su hija. Le había puesto la excusa de haber estado incomunicado por un viaje de negocios con su padre, y por eso no conocer los hechos. Era cierto que pasaba mucho tiempo trabajando con su padre últimamente. Incluso, había pensado irse a vivir solo él mismo ahora que estaba ganando algo de dinero. Pero era incapaz de hacer planes de futuro. Su cabeza solo podía pensar en una cosa. En una persona ¡Rocio! Iría a verla y hablaría con ella. No soportaba ni un día más de tortura.

No estaba preocupado por ella, se aseguro sin poder dejar de imaginar que estaba enferma y sola en un pequeño departamento, o que le hubiese pasado algo. 

Sin darse cuenta había aumentado la velocidad para llegar antes a su destino. Sabía que estaría bien. Rocio era fuerte y no necesitaba de nadie. Ni siquiera de él, a su pesar. Pero tenía que asegurarse de que estaba bien.

Largo rato más tarde llegó a la dirección indicada. Eran unos departamentos muy modernos y en buen estado. Se veía desde fuera que ninguna familia vivía allí. Seguramente solo hombres y mujeres de negocios que necesitaban un lugar en la ciudad de paso entre cada viaje. No sabía como Rocio se podía permitir estar en un lugar así. Era consciente de que su puesto en el local de moda implicaría grandes beneficios, pero no recordaba que ella fuese de las que gastaban todo lo que ganaba sin ahorrar. Si seguía siendo la misma de antes guardaría la mayor parte en el banco y daría una generosa porción a su familia. Pero no era la de antes. Un motivo más para darse cuenta de que era una egoísta superficial. Viviendo por encima de sus posibilidades.

Respiró hondo frente al apartamento 306 y llamó al timbre. Viendo que nadie abría volvió a llamar varias veces más. Se escuchó un pequeño ladrido, una leve regañina al autor del ladrido y segundos después se abrió la puerta. Suavemente ella se asomó para asegurarse de que era alguien conocido y cuando lo vio, abrió del todo. Se veía preciosa con el pelo revuelto y la fina bata. Se encontró sonriéndole como un bobo. Ahora que la veía se daba cuenta lo muchísimo que la había echado de menos.

Rocio no estaba segura de que estuviese despierta del todo ¿Qué hacía Gaston en su casa? ¿Cómo había conseguido su dirección? ¿Y para qué? Lo miraba atónita esperando una explicación. Pero viendo que él solo la miraba muy sonriente intentó reaccionar ¡Estaba en bata! Seguro que tenía que estar horrible. No le extrañaba que él se hubiese reído de su aspecto. Tenía que tener el pelo hecho un asco. Se peino disimuladamente con los dedos mientras hacía un gesto para dejarlo pasar. 

Él observó la vanguardista decoración. No era el hogar acogedor de una familia ni el pequeño apaño de una asalariada media. Aquello había sido decorado por un especialista, estaba seguro ¿De donde había sacado ella el dinero? ¿Qué más ocultaba?

- Siéntate si quieres -dijo Rochi tímidamente señalando al sofá de diseño.
- Gracias -repuso ceñudo sentándose- Una casa muy bonita.
- Sí lo es. Algún día cuando tenga la mía espero que se parezca a esta -explicó ella emocionada admirando de nuevo cada detalle como llevaba haciendo desde que se mudó allí.
- ¿Ya estaba decorada cuando tu viniste? -preguntó sinceramente interesado.
- ¡Oh sí! Thiago, un compañero de la oficina, en realidad, uno de mis jefes, es el dueño. Sabía que yo buscaba donde quedarme y me la ofreció. Me cobra una miseria por vivir aquí. A cambio tengo que mantener libre la otra habitación para cuando él vuelva de sus negocios. No es normal que pase mucho por aquí y cuando lo hace suele quedarse en su casa, que es más grande. Pero como la casa esta lejos y este depa esta justo al lado de la oficina, no quería perder su acceso a él -concluyó la explicación con una sonrisa.

- Entiendo -contestó Gaston examinando la mesa como si estuviese probando si fuese capaz de atravesarla con la mirada.

De todo lo dicho por Rochi, Gaston solo había entendido que ella se había hecho amante de un ricachón que le había regalado un bonito sitio donde vivir y poder meterse en su cama cuando quisiese.

Maldijo a la mal'dita superficial que tenía frente a él. Pero ¡que hermosa era! aún despreciándola como lo hacia en esos momentos, lo dejaba sin aliento con una sonrisa.

- Y... -se aventuró a decir Rocio- ¿qué haces aquí?
- No has ido a trabajar y todos estaban preocupados -afirmó sin interés.

"Todos estaban preocupados" ¿Él lo estaría? se preguntó Rochi intentando no tener esperanzas por ello. Pero fue imposible, y una oleada de felicidad la invadió.

- Estaba muy cansada por la mudanza y no me encuentro con la energía suficiente para enfrentar a un puñado de millonarios consentidos con ganas de desinhibirse -explicó Rochi bromista.
- Pensaba que te gustaba tu trabajo -afirmó Gaston pensando que una vez más se equivocaba con ella.
- Se me da bien. Tampoco me disgusta. Es solo que a veces no es fácil sonreír y dar la cara ante tanta gente cuando no te sientes bien -comentó con pesar.
- Supongo -dijo él asintiendo. Estaba seguro de que en el estado en el que él estaba sería incapaz de hacer un trabajo de cara al público. Pero ella era una manipuladora profesional y no tendría problemas en fingir. Aunque no sería necesario porque ella no tenía motivos para estar mal. Era evidente que todo le iba a las mil maravillas.

Rocio sabía que si él había ido hasta allí era por algo. No era para asegurarse de que estaba bien y ya está. Estaba segura de que la habría buscado aunque no hubiese desaparecido sin dar señales. Le pareció que quizás él tenía algo de lo que hablar con ella.

- Creo que no es de mi trabajo o mi casa de lo que has venido a hablar -aseguró Rochi mirándolo expectante.

Gaston la miró atónito durante unos segundos y después sonrió. Ella si seguía leyéndolo como un libro abierto. Estaba claro que no podía ocultar lo que deseaba decirle, lo que deseaba que pasase, lo que deseaba de ella ¡Lo que la deseaba!

- Quería saber si te has planteado mi propuesta -dijo Gaston sin dar más rodeos.

¡Hablaba en serio! ¡La quería como su amante! Rocio no sabía si ofenderse por la proposición, otra vez, o alegrarse de que aún la deseara. Su cuerpo optó por alegrarse sin consultarle primero. No deseaba meterse en su cama, sino en su corazón. Pero eso no sería posible. Había sido muy duro estar sin él. Pero no estaba segura de que estar con él en esos términos no lo fuese a ser más.

No podía decidirse a darle una respuesta y menos cuando la estaba mirando con esa cara inescrutable. Parecía no tener ninguna emoción hacía ella ¿Cómo podía plantearse mantener una relación con alguien a quien le importaba un rábano qué fuese de ella? Daba igual que solo fuese una relación sexual, para ella tenía que haber algún sentimiento. No iba a acabar bien parada si decía que sí.

Fin Capi...

*Mafe*


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