sábado, 25 de febrero de 2012

Amigos Desconocidos Cap 45




Capítulo 45


Rocio asistió a sus clases algo nerviosa, incapaz de concentrarse en nada en absoluto. Ya era un hecho ¡Eran amantes! ¿Cómo se debía comportar a partir de ahora? Eso era un misterio que no conseguía obtener respuesta. Habían compartido mayor intimidad de lo que nunca había conseguido con nadie. Sin embargo, se sentía más lejos de él que nunca. Se sentía como un barco a la deriva, dejándose llevar por los acontecimientos. Y no estaba acostumbrada a que eso pasase. Lo normal era que todo su mundo estuviese bajo control. Bajo su control. Pero ya nada lo estaba. Sus estup¡das emociones no la dejaban pensar con frialdad ¿Por qué se tendría que haber enamorado de él? Aunque seguramente siempre lo habría estado. Por eso era incapaz de tomarse en serio a ningún hombre. Por eso nunca se había enamorado antes. Ya lo estaba, ¡de él! 

¡Maldito fuera! Su vida sería más fácil si él fuese uno más. Mucho más fácil, se dijo suspirando mientras caminaba por los pasillos hasta su última clase. En la puerta como todos los lunes a esa hora, la esperaba Victorio para dar esa clase juntos. Al pasar junto a él, ni lo miró. Él hizo caso omiso del hecho y le cubrió los hombros con un brazo mientras se encaminaba a su asiento.

La clase comenzó y tras varios intentos por parte de Victorio por entablar una conversación, Rocio le pidió que se callase que deseaba atender a esa clase. Él era muy consciente de que eso no era cierto e insistió en darle charla.

- ¿Vas a contarme o vas a esperar a que me cuente él? -preguntó él muchacho, seguro de que sabría lo que ocurría antes de que acabase el día.
- No entiendo qué haces aquí -cambió de tema Rochi sin inmutarse por la perspicacia de su amigo- ¿No tienes una empresa que dirigir? 
- Sí y una novia a la que consentir. Pero tengo tiempo para todas -comentó con una sonrisa pícara.
- Reza para que no lo malinterprete y se lo diga a Cande o te quedarás sin tus apreciados testículos.
- ¡Uy, no! -replicó el joven tapándose la zona mencionada- Les he cogido mucho cariño con los años. Y Can también. No creo que haga nada en contra de ellos. No podríamos tener hijos, entonces.
- ¿Hijos? -repitió abriendo los ojos como platos- ¡Dime que cuando mencionas tal cosa Candela te pega! -ordenó Rocio exigente.
- Sí, y no entiendo por qué -informó extrañado.
- Porque la he enseñado bien -contestó risueña mientras se levantaba al terminar la clase.

Candela y ella siempre habían sido de la opinión de que el amor no existe tal cual dicen los cuentos de hadas, solo la satisfacción de las necesidades, carnales o emocionales. Su amiga no tenía las ideas tan claras. Ella pensaba que el amor si existía, aunque fuese doloroso. Pero Rocio siempre había opinado que si provocaba dolor, no merecía la pena sentir ese devastador sentimiento. Pero claro para ella había sido fácil. Había estado enamorada -aunque no lo supiese- de un hombre que la adoraba y le daría todo lo que le pidiese. Pero ahora que sabía que lo amaba y él la despreciaba, entendía que era doloroso e inevitable. Por mucho que quisiese dejar de amarlo y alejarse, no podía.

Victorio vio la cara de pura tristeza de su amiga y la agarró suavemente por los brazos, haciendo que se parase frente a él. Espero unos segundos a que saliese de sus atormentados pensamientos. Viendo que no lo hacía, colocó con ternura una mano bajo su mentón y lo alzó hasta mirarla a los ojos.

- Preciosa cuéntame qué te pasa -le rogó su amigo preocupado.
- Nada -fue capaz de decir con una leve sonrisa.
- Él te quiere como antes. Es solo que esta confundido. No se esperaba que fueses tan... -no supo como justificarlo más, porque en realidad no lo entendía. Cada día estaba más convencido de que Gaston se estaba volviendo loco. Si él hubiese compartido con alguien lo que ellos habían tenido, nunca habría destrozado tal milagro por, Dios sabe qué estup¡idez que le pasaba por la cabeza a ese cretino. Pero él no era nadie para juzgarlo.
- ¿Tan? ¿Tan qué? Si no le gusta como soy lo podría entender y aceptar. Lo que no soporto es que me desprecie y aún así me busque -comentó Rocio alterada.
- ¿Qué quieres de él Rochi? -preguntó intentando poner luz al asunto.
- ¡A él! ¡Lo quiero a él! -afirmó ella tragándose todo su dolor.
- Te conozco. Eres de las pocas personas que son tan claras y sinceras que es imposible no conocer si pones atención -señaló con un tono de admiración- Y como hombre y como amigo, puedo afirmar sin ninguna duda de que si lo que quieres es a él, no te costaría nada conseguirlo.
- ¡En mi cama! ¡Vaya cosa! -exclamó exasperada.
- Puedes conseguir lo que quieras de él. Como siempre has hecho con todos. Pero además, tienes la ventaja de que a él lo conoces mucho más -explicó Victorio con una sonrisa malévola- Los hombres nunca te han intimidado.
- Pero él no es un hombre. Es Gas ¡Mi Gas! -exclamó Rocio frustrada- No puedo tratarlo como a los demás. Él no... 

¿Por qué no? ¿Por qué no iba a tratarlo como a un hombre más? Él se comportaba como los demás. La buscaba solo por su cuerpo. Ignoraba su personalidad y sus sentimientos como el resto de los hombres. Sería capaz de hacer cualquier cosa por llevársela a la cama, como el resto de los hombres. Definitivamente era un hombre más. 

- Veo que ya te has dado cuenta -afirmó Vico sonriendo ante la expresión de felicidad que se estaba formando en el rostro de su amiga.
- ¡Oh, sí! -corroboró Rochi muy sonriente- Si él prefiere ser un hombre a mi amigo, tendrá que correr con las consecuencias -declaró mordiéndose el labio mientras planeaba su siguiente movimiento. 
- ¡Al fin! Volvió la Rochi que todos queremos, admiramos y, especialmente los hombres, tememos -dijo su amigo con sorna.
- ¡Aja! He estado algo confundida por eso de enamorarme y demás -explicó Rocio como si de algo sin importancia se tratase- Pero mi querido Gas va a conocer a la verdadera Rocio ¿Piensa que soy mala? Pues no es nada para lo que le espera.
- En realidad, piensa que eres perversa -corrigió Victorio.
- ¡Y tiene razón! Pero démosle más motivos para que lo piense -dijo la rubia con una sonrisa traviesa- Mientras este distraída maquinando contra ese ¡mbécil, será más difícil que me afecten sus desaires.
- Tomártelo como un reto o un juego es bueno para que no te afecte. Pero no olvides la meta -le recordó el muchacho con comprensión.
- ¿Matarlo? -se burló la chica irritada por todos los recuerdos de la noche anterior.
- ¡Recuperarlo! -rectificó Vico entre risas.
- Yo sabía que terminaba en "arlo".

Tras despedirse, algo más animada, de su amigo, Rocio se marchó a casa. Tenía toda una tarde por delante de trabajo, donde Gaston no la molestaría. Podría pensar con serenidad cual sería su próximo movimiento. Conocía a su amigo como bien había dicho Victorio. Sabía cuales eran sus puntos débiles. Y entonces recordó algo.

¡El parque!

¡Oh, sí! Sería perfecto para lo que tenía planeado. Gaston dejaría claro si seguía sintiendo algo por ella después de esa noche. Si seguía siendo el mismo de siempre, o le daba igual lo que ella hiciese con su vida.

Satisfecha con su plan se dispuso a preparar todo lo necesario. Feliz de poder conseguir entender al neandertal que tenía de amigo. O de amante.

Vico quería un hoyo donde meterse. Después de aconsejar a Rocio que jugase un poco con Gaston para que se espabilase y dejase de tratarla tan mal, se lo encuentra hecho un Cristo en su siguiente clase ¡No entendía a su amigo! Si la quería y le afectaba tanto lo que hacía ¿por qué la trataba tan mal?

Se sentó junto a él, que estaba sentado en la última fila, con la cabeza hundida entre los brazos, apoyado sobre la mesa. Esperó a que se incorporara para hablarle, pero no lo hizo.

- Y a ti ¿qué te pasa? -preguntó Victorio irritado por ser incapaz de comprenderlo.
- ¡Nada! ¡Déjame! -ordenó Gaston sin levantar la vista de la mesa.

Estaba de mal humor. Y aunque Victorio no tenía ningunas ganas de que la pagase con él, decidió quedarse. Había aconsejado a su amiga, y debía hacer lo mismo con él.

- Acabo de tener una clase con Rochi -sonrió al ver como él lo miraba expectante- Ya se ha ido a casa -dijo mientras su amigo volvía a hundirse sobre la mesa.

Estaba claro que Gaston estaba interesado en Rocio. Bueno, todos los hombres que conocía lo estaban. Él mismo lo había estado. Pero Gaston tenía el aspecto de ser un hombre atormentado por sus sentimientos. 

No entendía como dos personas que se querían tanto no estaban juntas. Eran el ejemplo claro del amor. Sin embargo, seguían haciéndose daño. Pero al menos, sabía por qué lo hacía Rocio. Gaston era una incógnita.

Estaba apunto de sacar otro tema de conversación, ya que no sabía qué decirle. Pero sonó su teléfono. Rocio le mandó un mensaje.

"Dile a Gas que hemos hablado y te he comentado que saldré con un amigo esta noche, a un parque"

¿A un parque? ¿Qué parque? No tenía sentido. Pero si ella así lo quería es que era parte de su plan. La ayudaría como ella ayudó a que estuviese con Candela.

- ¿Tú lo conoces? -preguntó Victorio a su amigo, que aún seguía hundido sobre la mesa.
- ¿Qué? ¿Quién? -miró a su alrededor con desgana, buscando a la persona de la que hablaba.
- Al chico con el que va a salir Rochi esta noche ¿lo conoces? -preguntó de nuevo, sonriendo por la reacción de su amigo. Estaba claro que el plan de Rocio funcionaba. Gaston estaba tan furioso que parecía querer matarlo a él, aunque solo fuese el mensajero.
- ¡Ella no va a salir con nadie esta noche! -afirmó Gaston, seguro de que si ella lo hacía acabaría haciendo una locura.
- Yo solo sé lo que me ha dicho -explicó Victorio con inocencia.
- ¿Qué te ha dicho? -exigió saber sin paciencia.
- Que esta noche había quedado con un chico -llevó a cabo las órdenes de su amiga, y observó como se le transformaba la cara en pura ira a su amigo- ¡En un parque!

La cara de Gaston ya no se podía describir con la ira. Era dolor y sorpresa. Se quedó mirándolo como si viese a través de él. Perplejo. Inmóvil.

"¡En un parque!". No se atrevería a llevar a nadie al parque. No podía hacerle eso. Por muy rastrera que fuese, no podía hacerle algo así. Ella no sería tan cruel. 

De repente, para Gaston todo lo pasado en esos últimos meses desapareció y solo quedó el pasado. Un pasado juntos. En el que vivieron muchas cosas. Tantas historias juntos que era difícil recordarlas todas.

Nadie iría a ese parque con Rocio. Sabía muy bien lo que significaba ese parque. Él mismo le dio el significado. Ella no iría con nadie. No se lo permitiría.

Fin Capi...

*Mafe*

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