
- No vico, no hablaban de eso –
- Y entonces de que hablaban?? – pregunto vico confundido.
Reí y me pare frente a ellos, ellos se pararon automáticamente conmigo. Reí aun más fuerte.
- no chicos, para lo que les tengo que decir deben estar sentados – dije empujándolos hacia el sillón. Cuando estuvieron sentados alce mi camisa y les enseñe mi panza, en realidad no tengo nada porque ha pasado muy poco tiempo pero esperaba que con ese gesto entendieran.
- Te hiciste un tatuaje invisible gata? – pregunto peter con una mueca. Vico me pincho la panza con un dedo y yo se lo aparte de un manotazo.
- Auch!! Che que tienes?? te operaste o que? Y si te operaste que te regresen tu dinero porque yo te veo igual- dijo vico sobandoce la mano
Me mordí el labio exasperada. Baje mi camisa.
- no me opere, no es por mi panza es por lo que tengo adentro. – dije señalándola
- te hiciste un tatuaje interno?? – pregunto peter.
- Como rayos se supone que me voy a hacer un tatuaje interno.??!! – ayudando a mis palabras vico le pego a peter en la cabeza.
- Auch!! Che porque no dejas de dar vueltas y nos cuentas.- hablo peter frotándose la cabeza
- Bueno – respire y con una sonrisa tome un mano de cada uno y la pose sobre mi vientre aun plano.- estoy embarazada. – les solte con una sonrisa que no me entraba en la cara.
Los 2 se pusieron pálidos, se miraron y me miraron.
- rocio dime por favor que estas jugando con mis nervios.- dijo peter serio, esa no era la reacción que esperaba.
- No peter, es real, estoy embarazada. – dije un poco nerviosa.
- Gata, vos estas embarazada? – pregunto vico con vos incrédula y mirada perdida.
- Chicos yo se que es difícil de digerir pero es verdad y yo estoy muy feliz, estoy nerviosa si, bha nerviosa no, estoy muerta de miedo, pero amo mi hijo(a) y me alegra saber que voy a ser madre, por favor no me pinchen el globo.
Los 2 guardaron silencio.
- rochi, no me malinterpretes – dijo vico parándose – pero que se yo, es muy fuerte, vos me estas diciendo que estas embarazada, ósea mi rochi, mi niña, quedo embarazada, vos me estas cargando.
Sonreí.
- primero ya no soy una niña y ahora que voy tener un hijo mucho menos, y segundo – me abalance a el- te necesito, si se que es muy fuerte – separándome- pero no te alegras por mí? Vas tener un sobrino.
Me sonrío de vuelta.
- si me alegro tonta, es raro pero ya lo veo jugando al futbol con nosotros. – solte la risa.
- Y si es niña? – pregunto peter.
- Y si es niña nos apoya en la barra, y mas le vale gritar fuerte.
Las carcajadas que secundaron esas palabras fueron algo inevitable.
- paren – dijo peter con evidente dramatismo- si es niña pobre de el que se atreva a meterse con ella.
- Uff, lo que le faltaba, le salio tíos guarda – dije negando con la cabeza- y si es niño? Que?
- Si en niño hay que enseñarle bien como es la jugada – dijo vico – ese bebe será un ganador, y estoy de acuerdo con piti, si es niña, va a tener que presentarnos a cada uno de sus novios, debemos aprobarlos, si no nos gustan lo siento por ellos.
- Ósea que les van a ahuyentar todos los pretendientes.??
- Contigo fuimos muy flojitos en ese aspecto y mira lo que te paso, con esa bebe seremos extra precavidos.
- ustedes son una par de tarados.
- Che, cuidado con insultarnos frente a la nena (e).
Reí a carcajadas, me hacia bien, hacia mucho que no lograba reír de esa manera, me sentía contenta y liviana, había logrado por fin sacar esos recuerdos dolorosos, ya no tenia secretos con nadie, la vida me sonreía de nuevo, todo pintaba de colores otra vez.
Martes por la mañana un día algo nublado, pero mi ánimo aun se mantenía alegre, salí de la cama y coloque música alegre, me metí a bañar bailando y cantando. A partir de hoy todo iba a ser mejor. Salí de la ducha al ritmo de la música y decidí que al igual que mi estado de ánimo mi ropa también debía ser alegre, unos jeans y una camisa blanca me sentaban bien, maquillaje ligero, un perfume floral y unas sandalias blancas completaban mi atuendo, tome mi bolso y salí a luchar con un nuevo día, la diferencia era que hoy una sonrisa en mi rostro me acompañaba.
Toda la mañana había avanzado tranquila entre recados, llamadas y papeles, por extraño que suene viniendo de mí, me gusta el trabajo, no hago nada muy distinto soy solo una secretaria.
- luz quiere que le entregues este informe al director de publicidad y mercadeo- me dijo Belén una compañera de trabajo, la secretaria del director del departamento de contaduría; una mujer escultural, con la piel color canela, unos ojos de un azules intensos y el cabello castaño oscuro color chocolates. Todas las mujeres que trabajaban en esta revista en realidad son de esa manera, bellas, esculturales y frías, yo vendría a ser el patito feo, realmente tengo que hacer algo o mi autoestima terminara por el subsuelo casi llegando al inframundo.
- Entra sin tocar que no esta, deja el informe en su escritorio y sal sin hacer nada mas- dijo colocando una pila de papeles en mi mesa y se alejo modelando, con sus tacones aguja y su minifalda.
Me pare con delicadeza lo menos que necesito es una avalancha de papeles, tome la dichosa carpeta y me encamine al elevador.
Ya había escuchado sobre el guapísimo director de sociales, según tengo entendido se llamaba Ramiro Ordóñez y -es todo un adonis, rubios y más bueno que el pan- son las descripciones de la recepcionista central, por lo que escuche toda mujer hermosa que trabaje en esta revista ha pasado por el y hasta ahora de las pocas chicas que conozco ninguna niega haber sucumbido ante sus encanto.
Al llegar al piso correspondiente me encamine a su oficina, por alguna razón me sentí nerviosa lo cual es ridículo porque, 1 es un simple hombre y 2 no esta. Me pare frente a la puerta y sin mas, entre.
A mi parecer la oficina no estaba tan vacía. Un hombre rubio yacía de espalda a mí, el detalle que en realidad llamo mi atención fueron dos lindas piernas que se enroscaban alrededor de los pantalones negros que cubrían la cintura de este hombre. Mi cerebro tardo medio segundo en procesar la información; cuando en realidad me dí cuenta que sucedía ya era tarde pues habían notado mi presencia, la mujer que se encontraba sentada en el escritorio de un brinco se bajo como una adolescente culpable, acomodo su falda y salio con la cabeza agachada.
No podía moverme lo incomodo de la situación hizo que un rubor profundo se posara en mis mejillas, el tal Ramiro se dio la vuelta y me congelo aun mas; las descripciones que había escuchado no le hacia justicia, era rubio cierto, musculoso no en exceso pero su cuerpo formado se marcaba en su traje de marca, su cabellos rubios un poco largos le daban un aire despreocupado y sexi, y sus ojos… sus ojos eran de un verde hipnóticos, por un momento se me parecieron a los de Gastón, pero deseche esa idea, los de Ramiro eran mas claros con un tono casi grisáceo. Me miro con una sonrisa en el rostro que me quito el aliento, no me costaba imaginar a la increíblemente bella Belen con un tipo como este. Sin quitar la sonrisa de su rostro le dio la vuelta a su escritorio y se sentó, me miro con aire despreocupado y con una vos melodiosa y sexi, dijo un simple.
-hola, que se te ofrece??.- me revise mentalmente para asegurarme de no tener la boca abierta. Me acerque lentamente y deposite la carpeta que tenia en las manos sobre su escritorio sin apartar la vista de sus increíbles ojos. Susurre un –permiso- que estoy segura no escucho y me retire de su oficina lo mas rápido que pude.
Por fin mi jornada de trabajo había culminado, mi día había avanzado sin ninguna novedad, fuera del papelón con el guapísimo director de sociales todo iba bien. Recogí mis cosas y me dirigí al elevador; enserio tengo una suerte de mier…
No lo vi venir y por lo visto el tampoco me vio pues el choque fue inevitable, mi bolso voló por el aire y me hubiera estrellado contra el piso de no ser por un par de fuertes brazos que tomándome por la cintura evitaron mi caída, gracias a esa acción quede suspendida a centímetros del piso con su rostro tan cercano al mió que sentía su respiración en mi rostro, aspire su olor caro y fresco, sus ojos verde me miraron fijamente, esa manera de verme me robo el aliento, su vista se poso en mis labios y no pude evitar que la mía hiciera lo mismo, su boca se curvo en una sonrisa burlona dejando entrever sus blancos dientes, unas ganas de acortar la distancia y posar mis labios en los suyos de hizo presente.
- Ramiro!!- se oyó la vos de una mujer, me enderece con su ayuda y tome mi bolso del piso. Una rubia despampanante me miraba con el deseo de matarme presente en sus azules ojos. Era Valentina, la reina del hielo, una modelo que trabajaba en el área de periodismo, Hope me la presento como la bruja del cuento y actual novia del hombre que segundos antes me tenía en sus brazos.
- Dime valentina que se te ofrece? - respondió este con un tono algo frío.
- se puede saber que pasa aquí?- valentina dio un paso hacia nosotros.
- Nada- me apresure a responder.
- Pues “nada” no fue lo que yo vi- me respondió la bruja.
- Déjala valentina, chocamos sin querer eso es todo- dijo Ramiro interviniendo.
La situación se me antojaba por demás incomoda.
- disculpa – le dije a Ramiro, volteándome solté un – con permiso – mientras me alejaba mi mejor salida era huir.
Cuando ya estaba fuera de vista, corrí por el pasillo hasta el elevador y presione frenéticamente el botón para llamarlo.
- Perdona esa escena con vale recién.- le escuche decir, estaba tan metida en mi tarea de llamar al elevador que no me dí cuenta de su presencia y pegue un pequeño brinco por el susto, lentamente me dí la vuelta y lo vi acercarse.
- Todo bien- fue lo único que me salio como respuestas.
- Alguna ves respondes con mas que una monosílaba?? – pregunto divertido.
No supe que responder y simplemente lo mire, disimuladamente presione el botón unas tres veces mas esperando que como una milagro llegara.
- perdóname ando re colgado- soltó al no encontrar respuesta de mi parte – Ramiro Ordóñez, un placer – se presento tendiendo una mano hacia mi.
- Rocío, igualmente – conteste estrechando mi mano con la suya.
- Rochiiii!! – escuche la inconfundible vos de Hope llamándome- veo que ya conociste a tu jefe – me dijo con una sonrisa en el rostro posándose a mi lado.
- Tu… eres mi jefe? – pregunte con incredulidad señalando a Ramiro.
- Si - respondió este con aire de suficiencia – pero porque me lo preguntas así? Porque soy muy lindo… o muy joven?
- Muy agrandado, no? – hasta que no escuche la exclamación de hope no me di cuenta de lo que había dicho.
Gracias al cielo el ascensor se abrió en ese momento y como un rayo entre en el, el alivio que sentí al ver cerrarse las puertas fue increíble.
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