sábado, 25 de febrero de 2012

LA REGLA NO ESCRITA CAPITULO 6



Aquí esta lo sucedido, aquí está el momento que se ha quedado atorado en mi cabeza, ese del cual él hablo en la fiesta.
Tal vez era nada, pero yo todavía seguía pensando en eso. Había estado pensando en eso. El pasado jueves, fui a la casa de eugenia para dejar un montón de ropa que ella había dejado en mi casa. Mamá la había lavado y yo la saque de mi carro, comprobando antes de que tocara el timbre que la mamá de eugenia no estaba en casa. —Hey —eugenia dijo cuando abrió la puerta y sonrió cuando dije—, su ropa lavada, Su Majestad.
—Amo a tu mamá —ella dijo—. Y a ti también. Pero eso ya lo sabes. Entra.
 —No quiero molestarte —dije, y eugenia sacudió su cabeza y dijo—:
-- No te preocupes, mamá está en el trabajo. Al menos toma una soda o algo. Hice las compras, así que hay más para tomar que el té de dieta Antiguo Secreto.
 —De acuerdo —dije y camine dentro de la casa. Vi a gaston sentado en la sala, en el sofá. —Oh —dije—. No sabía… no vi a el auto de gaston… debería irme.
—¿Por qué? —eugenia dijo—. Solo estamos pasando un rato.
—Oh —dije de nuevo y entonces me di cuenta de que había otras personas en la sala también. eran con los que eugenia hacía interpretaciones cada año y todos ellos estaban sosteniendo sus guiones, mirándome con disgusto.
—Lo siento —dije y eugenia dijo—:
--No, es bueno que estés aquí. Puedes pasar el rato con gaston porque él está totalmente aburrido, pero está siendo demasiado agradable para decirlo. Además él tiene que llevar a todos a
casa, prometí que él lo haría después de que todos hicieran su presentación. Y en cuanto a no ver el carro… bueno, lo hice estacionar calle abajo, así no tendré que ir a buscarlo. Y antes de saberlo, estaba bebiendo cerveza de raíz sentada al lado de gaston mientras todo el mundo hablaba menos él yo y entonces sólo fuimos nosotros dos; eugenia y los demás a salieron a la terraza para hacer una escena,
—Lo siento —dije de nuevo, como si eso fuera todo lo que podía decir—. No sabía… pensé que eugenia estaba sola.
—Podría decirse —gaston dijo—. Le dije a ella que quería hablar cuando vine a visitarla esta noche y la siguiente cosa que sé es que estoy en la sala contigo. —Lo siento —dije por lo que calcule era la milésima vez y gaston dijo—: No, no quería decir eso… es agradable estar sentado contigo. Eso es lo que quiero decir… tú sabes a lo que me refiero. —¿Sacando lo mejor de una mala situación? —dije y sonreí. —No —él dijo mirándome fijamente y yo quería desviar la mirada de sus ojos porque eran demasiado penetrantes, demasiado verdes y él era demasiado atractivo pero no pude alejar la mirada, tenía que mirarlo porque pasaba mucho tiempo convenciéndome de que yo no estaba asustada, que yo estaba actuando como si él fuera sólo otro chico—. Quiero decir que es agradable estar… en realidad no me molesta estar contigo en absoluto. Me gusta. —Si, a mi también —dije, todavía sonriendo y tratando de no interpretar cualquier cosa que él decía. Era estúpido hacer eso y lo sabía. También sabía que debería pararme e irme. Pero no me moví y el dijo: —A menos que me esté preparando para vomitar en la barandilla de un bote, ¿verdad? —y yo automáticamente paré de pensar en irme. —¿Te acuerdas de eso? —Sólo fue el año pasado. —Lo sé —dije y mi voz salió demasiado firme, demasiado calmada, pero por dentro yo estaba temblando.
—No sabía que los botes podían poner así de enfermas a las personas —él dijo—. Juro que la única cosa que evitó que me tirara de la borda fue que
estaba hablando contigo. ¿Cómo es que nunca obtuviste esos zapatos de deporte llenos de puntos? Oh wow, él recordaba. Realmente recordaba. —Lo hice —dije—. No… bueno, no lucían como yo pensé que lo harían. Parecían como una erupción. En zapatos. No fue algo lindo. No puedo creer que me escuchaste balbucear sobre puntos cuando te sentías tan mal. —¿Estas bromeando? —tú fuiste lo mejor de ese viaje. —¿Lo mejor? —dije y luego estaba este…silencio. Era algo extrañamente tenso en una manera que hacía que los dedos de mis pies se doblaran. —Lo segundo mejor, quieres decir —dije para detener ese silencio. Para detenerme a mí de mirarlo y desearlo—. Salir del bote tenía que ser la primera. Afuera, oí a eugenia decir: —tienes que relajarte cuando bailas. Mueve tus caderas un poco. Si, como si… de acuerdo, no tanto. —Deberías ir a practicar con ellos —dije porque quería ese silencio de nuevo, lo quería, demasiado—. Muéstrale como bailar correctamente. —No puedo bailar. —Bueno, no como eugenia. Nadie puede. Pero sólo tienes que abrazarla, no ir al mismo ritmo que ella. —No, en serio. No puedo —él se paró e hizo…algo. Pensé que podría ser un baile. Pero parecía más como algún tipo de ataque. Lo malo era que yo todavía pensaba que él se veía lindo. —¿Ves? Apesto —él dijo. —No, está… bien, en realidad bailas un poco —dije y los dos reímos mientras él se sentaba, nuestros hombros chocaron cuando se acomodo en el sofá. —Te lo dije —él dijo—. ¿Recuerdas cuando te pedí que fuéramos a ese baile en octavo grado? Apuesto a que estas contenta de que te libraste de esa noche.
Todavía riendo y pensando en lo estúpido, y sin embargo adorable, que él se veía, dije: —No, me hubiera encantado, yo… —y mi voz se desvaneció lentamente, oyendo lo que yo estaba diciendo—. Fue mejor que tú te
libraras, porque… bueno, he visto mi foto de octavo grado. Tú la has visto también. No es del todo linda. Él sacudió la cabeza. —No, yo quería ir contigo. Deseaba… Y entonces el silencio volvió, ese silencio y me di cuenta de cuan cerca estábamos. Cuán fácil era estar sentada con él. Sonreírle, hablar con él. Y luego oí a eugenia reír, la oí decir: —Lo sé, gaston es genial. Casi llevamos dos meses juntos —y recordé exactamente en donde estaba. Quien era. Y quien no era. Me puse de pie y dije: —Mejor me voy y ¡oye!, felicidades en sus casi dos meses, recuerdo la noche en la que comenzaron a salir y es genial, demasiado estupendo. —rocio —él dijo, poniéndose de pie también y yo dejé la habitación, diciendo desde afuera: —¡Nos vemos luego! —y salí a la terraza, le dije a eugenia que tenía que irme y la abracé, luego manejé a casa y me dije a mi misma que todas las cosas que yo había pensado eran sólo eso. Cosas que sólo pensé y nada más. Pero ahora… Esta noche ha ocurrido. Y aunque sé que él regreso a eugenia, yo todavía… Lo deseo.

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