domingo, 26 de febrero de 2012

LA REGLA NO ESCRITA CAPITULO 7







No dormí mucho, alternando entre la emoción (¡EL BESO!) y el terror (¡EL BESO!) y medio esperando que Eugenia viniera y... bueno, no sé qué haría si lo supiera. ¿Gaston le habría dicho? Sabía que no lo haría sonar como que yo lo había besado, no era ese tipo de chico, pero ¿cómo le dirías a tu novia que tu y su mejor amiga se habían besado del modo que no sonara tan feo como era? Por fin me dormí después de que saliera el sol, estaba cansada. El beso casi se veía como un sueño ahora. Pero no lo era. Era real y había pasado, y Eugenia vino —¿Que paso contigo? —dijo Eugenia cuando fui a abrir la puerta

—. Te ves terrible.

—Estoy cansada —dije. Me miro. Temblé por dentro. Lo sabía, lo sabía, lo sabía.

—¿Bueno puedo pasar o qué? —dijo, y yo asentí, todavía esperando por su verdadera reacción, caminó dentro de la casa, olfateando la casa. —Huelo a comida —dijo, aplaudiendo con sus manos, y metiendo la cabeza en la cocina—. Hola —dijo cuando entro allí, saludando a mi mama. Mamá solo dijo:

—¡Mírate! Creo que te pones más bonita cada día ¿Quieres un dulce? Eugenia sacudió sus manos y se sentó en la mesa de la cocina.

—¿Donde está el profesor? —dijo, y gesticule hacía la sala, donde podía oír a papá riendo con una vieja comedia

¿Que estaba esperando Eugenia? ¿Por que actuaba tan normal?

¿Cómo se suponía que haría esto? ¿Cómo podía ser la vieja rocio, la aburrida rocio, Cuando Eugenia lo sabía y se quedaba quieta por alguna razón? La mire, pero estaba mirando el plato como si ahora estuviera pensando en eso. No podía hacerlo. Eugenia volteo a verme, y finalmente dijo —¿Podemos ir arriba? Asentí, con mi estomago revuelto, y la seguí arriba con mi vista confusa por la preocupación y el azúcar. En mi habitación, me atragante, esperando. eugenia fue hacia mi cama y dijo

—¿Qué pasa con gaston? —No quiero decir... espera ¿qué? —no se suponía que diría eso. —¿Qué pasa con gaston? —dijo otra vez—. No me dijo nada en la noche sobre estar molesto conmigo. O de mi cabello. Pero eso no es un gran problema ¿Has hablado con el recientemente?

—Si —dije, y media verdad estaba en mi lengua—. eugenia, yo... bien... tengo que... —Bueno, al menos tú dijiste algo —dijo, y se levanto, sacudiendo su cabello. Cuando lo hacía, note una marca en su cuello, era apenas visible donde su blusa terminaba en el cuello.

—¿Qué es eso? —dije, cuando me miro como diciendo ―¿qué quieres decir?‖ como si no pudiera ver su cuello, y por su puesto gaston no le dijo del beso. Solo regreso a la fiesta y la vio y se dio cuenta lo estúpido que había

sido, después la beso una, dos, un millón de veces, no un beso rápido pero si un chupetón. Algo que la marcaba a ella como suya.

—Bien, estás un poco rara —dijo y se toco el cuello. Sus dedos pararon en la marca. —Oh, demonios —dijo, y se levanto, y fue hacia mi espejo del tocador—. Pensé que esta blusa lo taparía ¿Tienes algo con que taparlo? Sacudi mi cabeza y ella dijo —¿Tu mamá?

—Tal vez ¿pero que esto? A gaston no le importaría —era muy difícil decir las palabras, normal. Ella vio hacia abajo a mi vestido, sonrojada, y la mire. —¿eugenia? —¿No lo digas, de acuerdo? —susurró—. Sé que fue estúpido. Sé que no debía dejar a nico... —¿nico? —nico. Ella me miro por el espejo y se volvió a la cama, cruzándose de brazos.

—Si —dijo—. Yo solo... estábamos bailando, y me estaba diciendo lo bien que me veía y me abrazo y después dijo ―Vamos por algo de aire y después nosotros... bueno, estuvimos fuera un rato —su voz se volvió baja y rápida en las últimas palabras.

—¿Tu y gaston rompieron? —mi cabeza estaba hecha bolas porque ellos rompieron y eso era horrible porque a eugenia de verdad le gustaba, ¿pero podía llamarlo? ¿Eso estaría bien?

—No cortamos —dijo, y mi corazón se paro, y mi respiración se detuvo.

—¿No lo hicieron? Pero tú y nico... Ella sacudió su cabeza. —Me asegure de que gaston no viera el chupetón ¿bien? Le dije que me llevara a casa y por eso no podía hablar porque tenía un dolor de cabeza. Y él no puede saber sobre mí y nico ¿está bien? No quiero terminar con él. Me gusta mucho, rocio, pero el... nosotros no hemos estado, ya sabes, haciendo mucho…

 —¿Ustedes... no han hecho mucho? —hice eco como un pájaro, un estúpido pájaro.

—Sí, y no lo entiendo —dijo—. Al principio pensé que, no lo sé, era bueno que no estuviera siempre intentando que hiciera cosas así. Pero él... nos

besamos pero eso es todo, y el solo... no lo sé —se miro las manos, las cuales estaban estrujando mi cobertor—. Creo que me gusta más de lo que le gusto ¿Qué debo hacer? La mire

—¿Qué quieres decir?                                                                                                    —Siempre te gustan más los chicos de lo que tú a ellos. ¿Qué haces con eso? ¿Cómo lo superas?   ----Ouch. Pero la cosa es, que es verdad. Aun así dolía, pensé. Mucho.                                                                                                                                                       —Bueno, a cada chico que me gusta, siempre les has gustado más tú —dije, sentándome a su lado, y era verdad, la terrible verdad, pero no podía llorar ahora. No podía—. La cosa es que no has estado cerca para verlo... bueno, he hecho bastante bien en sacarlo de mi mente y el resto... —me detuve, porque no había ―el resto". Solo había dos chicos. Dos. Y eugenia solo sabía de uno de ellos. pablo. El año pasado, me gustaba pablo, era nuevo y escribía excelentes historias cortas y no había visto a eugenia cuando nosotros estábamos hablando y ella venia. Podía decir que eugenia tenía algo, que lo hacía inmune a ella, y yo... bueno, me gustaba ser la chica a la que quería. Y después pasó lo del baile de bienvenida. pablo me pregunto si podía ir al baile con él y aunque pensara que todos decían que lo odiaban porque el Baile de Bienvenida era increíblemente estúpido, era estúpido e increíble porque tenias que comprar un buen vestido y tenias que ver a los chichos vistiendo diferentes a los jeans y playeras. Todo era glamuroso, pero de cierta forma bueno. Increíble, incluso. Estaba emocionada. Y había ido a comprar el vestido con eugenia, y no algo usado porque el chico con el que iría era alguien que la había botado, entonces compre algo increíble. No me veía tan bien como eugenia, claro... ella compro ese corto, apretado, vestido rojo que incluso la vendedora dijo "Wow" cuando salió del vestidor... pero me veía bonita. O por lo menos pensaba que me veía bien. pablo incluso había dicho que me veía bien cuando me fue a recoger, y otra vez cuando estábamos bailando en el gimnasio sobre decorado con la música que la escuela había puesto. Y después fui al baño.

Y cuando regresaba, vi a dos personas hablando fuera en la esquina del gimnasio. Una de ellas era eugenia... podía ver luces de su vestido rojo... y le hice señas y movimientos para decirle sobre el baile con pablo.

Y después vi que ella estaba con pablo, y él le estaba sonriendo como nunca me había sonreído a mí. —Sabes que eres la cosa más caliente aquí esta noche —dijo él, y paso una mano bajo su brazo—. Di que bailaras conmigo. Sé que no le darías mie*rda a alguien si estás conmigo. Me quede allí, paralizada, y viendo a eugenia sonreír.                                                                                                                                                       —¿Caliente? ¿Yo? ¿Desde cuándo? ¿Y qué hay de rocio?                                                       —Ella no es caliente —dijo él, y empecé a llorar... solo estaba allí llena de lagrimas, preguntándome si algo de lo que me hubiera dicho era real... y pablo volteo y dijo     —Mie*rda —y camino. Solo se fue, y eugenia vino a mí y dijo —¿rocio? —como si estuviera aterrada, como si fuera su culpa que le gustara a pablo, no yo, y yo la mire, tan hermosa, y la odie. De verdad e inmensamente la odie. A mi mejor amiga. Después corrí... en tacones y todo... y eugenia vino tras de mí, fue con su cita y le pidió su carro y me siguió en el, manejando lentamente mientras caminaba en la acera, todavía llorando, furiosa con pablo e incluso con eugenia, como si fuera su culpa ser más bonita que yo, como si hubiera hecho que pablo dijera todo eso.          —No debí estar de acuerdo en hablar con él —dijo desde el carro andando tras de mí—. De verdad lo siento, rocio. Pensé que él quería hablar de ti. Parecía que le gustabas mucho.                                                                                                                                          —Pensé que era así, pero creo que le gustas mas tú —dije mirándola, todavía furiosa, las lagrimas cayendo por mi cara, y después ella también empezó a llorar y dijo:       —De verdad estoy muy, muy apenada, por favor no te molestes, por favor no me odies —una y otra vez hasta que su voz se rompió. Me detuve y nos conduje a las dos a mi casa. Papá y mamá llevaron el carro de regreso al baile, y eugenia y yo nos quedamos levantas por 4 horas hablando de lo estúpido que era pablo. Me dolió horrible cuando lo vi en la escuela, pero con el tiempo dolió menos, especialmente cuando le escuche una de sus cortas historias y esta era terrible. El único otro chico que me había gustado era gaston. eugenia sabia de esto, pero no. Ella creía que era una cosa de octavo grado, una cosa olvidada. Ni siquiera sabía si lo recordaba, pero yo lo hacía. Y todavía me gustaba. Y nos besamos y...


—Hola, rocio ¿me estas escuchando? —dijo eugenia, meneando una mano sobre mi cara—. No quería decir eso como sonó. Solo no se qué hacer con gaston, como conservarlo conmigo. Y luego la cosa de nico... —ella volteo y rodó sus ojos. Nunca besaría a alguien más si besaba a gaston. Sacudi mi cabeza, tratando de borrar ese pensamiento, y mi mamá toco en la puerta.                                                                
 —Solo quería ver si ustedes dos necesitaban algo.                                                                     —Estamos bien —dije, con mi voz dura y mamá dijo:                                                                —Bueno, solo estaba checando.                                                                                                 —Amo a tus padres —dijo eugenia, con voz lenta—. Desearía que ellos fueran los míos. Me sacudí y trate de concentrarme en su chupetón. Trate de no pensar en cómo tenía a gaston y aun así volteaba a ver a otro. Trate de no pensar en cómo se sentía su boca con la mía. —Oye, mi mama me llevara a ver a mi padre hoy —dijo, su voz todavía era lenta—. ¿Quieres... quieres venir conmigo? La mire. Estaba mirando a mi ventana ahora, jugueteando con su cabello en sus dedos. Sus dedos estaban temblando un poco.                                                                                                                                                       —Claro —dije, y ella me abrazo y me dijo que sería divertido. Las dos sabíamos que era una mentira.

3 comentarios:

  1. hola me encanta la novela pobre ro lo k sufre por estar enamorada de gas ay kiero k esten juntos euge no se lo merece espero cap pronto besos

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  3. Bueee moniii te la debía...
    1)amo esta novee lo juro.. creo q despues de qimica perfecta.. sta es la q hasta ahora mas me gusta
    2)Wow con el re beso... me encanto.. lo juro... son lo mas
    3)es re obvio q gas gusta de rochi y euge 0... q se aclare
    4)eu muy bien no me cae es medio histrionica...superficial... y egocentrista..
    5) ya cumplí... seguí subiendo!!
    #Off

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