lunes, 12 de marzo de 2012

LA REGLA NO ESCRITA CAPITULO 11


Termino por sentarme en la mesa de la cocina, y cuando el timbre suena brinco en seguida y luego quiero darme un puntapié cuando abro la puerta y gaston dice:                              —Esto es nuevo. Siempre tengo que tocar el timbre más de una vez antes de que… ah. rocio. Hola.                                                                                                                             —hola —digo, y miro el suelo, no a él—. eugenia está arriba preparándose. Ella estará abajo en un minuto y luego ustedes dos… no importa. Ella estará abajo pronto. —Ah. Bien —él dice, y empuja el pelo de su frente con una mano. Su pelo se echa atrás en seguida, y miro la caída de los hilos manchados con una avaricia que me asusta. No lo miro por lo general tanto tiempo, pero yo he estado esperando y lamentando que él no debería verme aquí y ahora él se sonroja un poco y quiero tocarlo tanto que mi estómago está todo caliente y tembloroso con ello, y mis dedos también tiemblan.                                                                                                                                                 —Deberíamos sentarnos —digo al mismo tiempo que él dice                                             —: ¿Quieres sentarte? —y no nos sentamos, nos sonreímos y estamos de pie aquí, riéndonos el uno del otro. Es gaston, me digo, sólo gaston. Puedo hacer esto. Lo he conocido desde siempre y somos amigos y él sale con mi mejor amiga. Y yo tengo que hacer esto, ser normal. Dejar de mirarlo fijamente. Dejar de desearlo. Señalo la sala en la cual nadie en la casa de eugenia alguna vez se sienta, y él ladea su cabeza y susurra. —Estoy realmente un poco asustado con aquel cuarto.

—Yo también —digo, y todavía sonreímos abiertamente el uno al otro. Parece que no puedo dejar de sonreír, y él parece feliz, como si él estuviera contento de estar aquí. Yo podría extender la mano y tocar su mano. Él está así de cerca. Yo podría tocar su mano y deslizar mis dedos por su brazo y él se inclinaría hacia mí y…

—¡Ya bajo! —eugenia llama desde arriba, y por supuesto él sonríe y está feliz de estar aquí. Su novia está aquí. Giro y me dirijo hacia la sala de estar, parpadeando con prisa para evitar unas estúpidas lágrimas que queman mis ojos, y después de un momento oigo que él me sigue. Me siento en el sillón reclinable, así él y eugenia pueden tener el sofá, y luego podré decir:                                                                                                                  —Ah, mis libros, yo tengo que ir a buscarlos —y dirigirme hacia la cocina entonces no tendré que mirarlo más. Y volveré y estaré limpia de corazón y mente, lo juro, sólo necesito un segundo. O doce. En la cocina, recojo mis cosas y luego me lanzó a la nevera y descanso mi cabeza contra ella. Entonces agarros tres sodas, dos de uva y una de cerveza de raíz y me dirijo a la sala de estar. Estoy tranquila. Estoy relajada. Esto estará bien. Excepto que no es así. El silencio se cae cuando le doy su soda, un silencio con el que estoy familiarizada, un silencio que conozco, y lo miró, y lo veo echar su vista lejos como si él me estuviera mirando, su garganta intenta tragar. eugenia baja, finalmente, y cuando ella lo hace estoy segura que ella debe ver con que fuerza trato de no mirar a gaston y como él procura no mirarme. Tomo un sorbo de mi soda. Mi garganta se siente gruesa, obstruida, y es tan difícil tragar que solo pasa un poquito de líquido.                                                                                                                                                —Entonces, hola —nos dice eugenia a nosotros dos—. ¿Eso es lo qué se dice cuándo alguien entra, sabes? ¿Por qué están tan callados ustedes dos?                                          —¿Yo … es que es la única cerveza de raíz? —gaston dice, y afecto a mi cabeza porque no confío en mí como para decir algo.                                                                                   —Bien, supongo que eso cuenta como hablar —eugenia dice, y sonríe abiertamente a gaston—. Afortunado tú, consigues un beso —ella se inclina hacia él. gaston se levanta, y eugenia se congela.                                                                                                                —Voy a conseguir otra soda —él dice, y se dirige hacia la cocina.                                    —Voy contigo —dice eugenia.

—Está bien, ya vuelvo —él dice, y eugenia sonríe y dice:                                                     —Apúrate —su voz juguetona, pero cuándo él se ha ido, ella me mira y susurra—: Viste eso, ¿verdad?                                                                                                                        —Yo… lo lamento —digo, y lo hago, pero no como ella piensa. Siento que gaston y yo nos hayamos besado, pero no tanto como debería hacerlo.                                                   –No lo hagas. Arreglaré esto —ella dice, y se dirige a la cocina. Después de un segundo oigo ruidos; la voz de ella, suave, y la voz de él, calmada también, y luego silencio total. Silencio de besos. Dejé mi soda. He doblado los dedos con la presión de mis manos. gaston vuelve después de un minuto, su mirada fija se une a la mía, y veo que él sostiene una cerveza de raíz.                                                                                                               —Me gusta esto más que la uva —él dice, y hay algo en sus ojos, algo… Algo que hace que tome aliento, y que la noche pasada de repente esté en el cuarto con nosotros, todo alrededor de nosotros. Me obligo a decir:                                                                              —A mí también, obviamente —y mantengo firme mi propio agarre, cubriendo las abolladuras lo mejor que puedo.                                                                                            —Lo sé —él dice, y se ruboriza.

¿Dónde está eugeniaa? ¿Qué hace ella en la cocina?                                                          —¿Empezaste la lectura de historia? —él dice, como si él tratara de parecer normal, pero él no lo hace, en absoluto, y me pregunto qué piensa.                                                          —No, todavía no —digo, y no parezco normal tampoco, entonces llamo—: ¿eugenia? porque aunque yo esté bien aquí con él, es sólo que… estamos solos.                               —Yo, anoche —él dice—. Yo… la cosa es que, no pensé que eso pasaría, pero yo… —¿Por qué se miran tan intensamente ustedes dos? —eugenia dice, y alzo la vista y veo que ella está de pie en la entrada mirándonos—. Y rocio, me fui como por dos minutos, máximo. ¿Dónde pensaste que me había ido?

—Yo… estábamos aquí esperándote —digo rápidamente, las palabras salen de mí–. Deberías sentarte. En el sofá.

—¿Quieres decir con mi propio novio? —eugenia dice, y mira a gaston, haciendo rodar sus ojos, pero entonces sonríe abiertamente hacía mí y se sienta al lado de él. —Entonces, ¿están listos para prestarme atención ahora? —ella dice, y lo besa. Contemplo mi libro de historia y luego lo abro. No estoy en la página correcta, pero no importa. No lo miro. Trato de no pensar en eugeniaa y gaston besándose. Trato de no preguntarme que iba a decir antes de que ella entrara. Trato de no pensar en que sé cómo se siente su boca. Cómo sabe. Alzo la vista y eugeniaa pone mala cara, agradablemente, pero sus ojos están preocupados y gaston no la besa, está abriendo su propio libro de historia. Él me mira, directamente a mí, y luego él traga y mira lejos. —Deberíamos empezar —él dice, y eugeniaa dice—: Yo debería haber sabido que rocio aquí lograría ponerte vergonzoso y ponerte todo Chico Estudioso rocio, realmente me debes una por llevarte a mi verdadero novio.                                                                                                                                      —Sí —digo con un nudo en mi garganta—. Sé que lo hago.

1 comentario:

  1. OK.. es obvio q a Gas algo le pasa... es Obvio q no qiere a Euge.. es ObVIO Q SE se muere por Rochi,.... es OBVIO...

    ResponderEliminar