martes, 13 de marzo de 2012

Dilema... y un... no hay tal crisis!! capitulo 41


Entre risas nos recostamos en el sillón frente a la ventana que daba al lago.
El sol comenzaba a descender pero seguía iluminando el día.
Sonreí y sin decir nada me pare de repente. Me miro sorprendido y yo le regale una sonrisa aun más ancha, salí de la casa y sentí el tacto de la áspera madera bajo mis pies descalzos que pronto fue remplazado por el suave pasto, camine sintiendo el calor del sol en mi piel y la brisa fresca jugar con mi cabello. Cerré los ojos abrí los brazos para sentir la naturaleza a mi alrededor. Gaston lo había hecho otra vez me había ayudado a escapar.
Sentí sus brazos rodear mi cintura, y sonreí sin abrir los ojos. Baje los brazos y me quede allí, suspendida en esa burbuja de felicidad, sintiéndome completa, libre y feliz.
Caminamos unidos, a un mismo ritmo, a un mismo paso, hacía el árbol y nos sentamos juntos bajo su gran sombra.
- Es mágico – dijo acurrucándome en su pecho.
- Si. realmente lo es. – dijo abriendo una pequeña versión de bolsillo de un libro.
- Qué es?? – pregunte incorporándome un poco.
- Es un libro de poesías!! - sonrío soñador – quiero estudiar educación e impartir lengua y literatura.
Lo mire anonadada.
- Quieres ser profesor??
- Si – me miro – está mal??
- No – me apresure a decir. – solo que nunca te había imaginado como profesor. –sonreí.
- No te rías - me reto.
- No me rio de vos – hice una pausa dramática – me rio de todas esas alumnas que van a estar tan concentradas en viendo a su sexi profesor que no van a prestar atención a la clase y van a terminar reprobadas. Si no es que reprueban apropósito para pasar más tiempo con vos. – me arrodillo irritada – no estoy muy segura de que me guste mucho ese plan tuyo.
Rio y me beso en la frente.
- Que loca que esta esa cabecita tuya, estás diciendo pavadas.
Me recosté en el.
- Puede ser. – mire el libro – léeme una poesía. –le pedí.
Sonrió y busco entre las paginas.
- Esta poesía me recuerda a ti. – hablo en un susurro delicado. Y comenzó a leer.
La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?
¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa
Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte,
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

¡Pobrecita princesa de los ojos dorados!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste, la princesa está pálida)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe,
?la princesa está pálida, la princesa está triste?,
más brillante que el alba, más hermoso que abril!

?«Calla, calla, princesa ?dice el hada madrina?;
en caballo, con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con un beso de amor».
Lo mire risueña.
- Yo soy la princesa??
- No voy a ser yo – contesto divertido.
- No, vos sos mi príncipe. – acaricie su rostro – además yo no estoy triste, porque a mi príncipe ya lo encontré.
Rio por lo bajo.
- No sabes cuánto te amo rochi.- me mordí el labio inferior.
- No, la verdad que no lose, podrías decírmelo. –
- Mucho, mucho, mucho – repetía una y otra vez mientras me hacía cosquillas y yo no paraba de reír a carcajadas.
- Gas – dije cuando me calme un poco, mire el cielo que comenzaba a tornarse anaranjado.- te amo- me gire y tome su rostro en mis manos. Lo mire a los ojos.- y quiero estar con vos.
Me miro confundido.
- Rochi estamos juntos.
Lo mire exasperada.
- A lo que me refiero es… -respire hondo - quiero hacer el amor con vos… - las palabras salieron por lo bajo.- pero me da miedo – le solté el rostro y agache la cabeza – yo no… nunca… me refiero. – cerré los ojos. – quiero que vos me hagas mujer... pero me da miedo. Perdón!!.
Tomo mi barbilla y me obligo verlo.
- Rochi, te amo, y no hay nada que desee más que estar con vos, voy a esperarte hasta que estés lista.
Asentí suavemente y lo bese.
La tarde caía rápido y el cielo se pintaba de todos los colores. Contemple el atardecer en los brazos de gas sintiéndome la persona más feliz del mundo.
- quiero internarlo – dije en voz baja mientras miraba como el sol se ocultaba tras los árboles.
- Ahora?? – pregunto rozando su nariz con mi cuello.
- Si – me gire y lo mire a los ojos. Vi al hombre que se había convertido en mi todo. Me hundí en sus ojos verdes y me deje llevar por el precipicio de emociones que afloraban en mí. Estaba lista, lo sabia.
Nos recostamos en la grama, bajo el árbol, bajo el atardecer.
- quiero que sea especial. – dijo acariciando mi rostro.
- Lo será, contigo todo lo es. – el sol ya casi había desaparecido por el horizonte y la noche comenzaba a florar el viento.
Nos levantamos en silencio y caminamos al compás hasta la cabaña.
Al entrar Gastón sin soltar mi mano me guío hasta uno de los cuartos más alejados desde donde se veía el árbol y mas abajo el lago en toda la majestuosidad de la noche que lo adornaba.
Encendió una pequeña lámpara que alumbraba tenuemente la habitación donde se encontraba una enorme y cómoda cama. El verla me impresiono, trague con dificultad, los nervios afloraron, me soltó de la mano y salio un momento, me gire y vi un espejo de cuerpo completo, me acerque y contemple mi figura. ¿y si no le gustaba? ¿y si no era tan linda como otras? ¿y si me dejaba? yo era inexperta no sabia nada ¿quizás el quisiera una con experiencia?. Mil dudas afloraron en mis pensamientos haciendo que un nudo se posara en mi estomago. Me mire vestida con una corta camisa de Gastón, descalza y despeinada. Gastón era un hombre, yo solo era una niña. Tuve ganas de llorar y salir corriendo.
- Te amo – lo escuche decir a mi espalda. Me gire sobre saltada y lo contemple bajo la tenue luz de la lámpara, este era Gastón el hombre que amaba.
- Te amo – repetí y me acerque un poco a el.
Tomo mi rostro entre sus manos y sonrío.
- estas segura de esto?? –
Respire profundo.
- estoy completamente segura – lo bese con delicadeza y el me tomo por la cintura, comenzó a mover nuestros cuerpos al ritmo de una música imaginaria y yo me deje llevar, los sonidos del exterior entraban a la pequeña habitación dándole un toque mágico, el roce del viento que se colaba por la ventana rozo mi cuerpo mientras yo seguía meciéndome al compás de nuestros corazones.
Lleve mis manos temblorosas al primer botón de la camisa que cargaba, pero Gastón las tomo en las suyas y las aparto besando con delicadeza mis dedos, giramos siguiendo la música que marcábamos y me beso. Tomo entre sus manos el primer botón que yo antes sostenía y lo abrió.
Me miro a los ojos y yo lo imite. Este era el hombre que yo amaba, era el momento y el lugar. Yo estaba lista. Le sonreí y le incite a que prosiguiera.
Deposito un corto beso en la comisura de mis labios. Y con ternura, casi miedo. Fue abriendo los botones uno a uno.
Todavía tenía la ropa interior puesta, la camisa de gas me quedaba como un sobre-todo. Gastón poso sus manos en mis hombros y con un movimiento suave y delicado deslizo la camisa por mis hombros haciendo que cayera con un golpe sordo dejándome expuesta. Dio un paso atrás y me recorrió con la mirada, mantuve la vista alzada y sonreí tiernamente, en sus ojos vi amor y deseo. Me acerque a el y despeine un poco su pelo.
- Que hermosa eres, Rocío– dijo con voz ronca.
Me sentí la mujer más bella del mundo.
Con suavidad abrí el único botón de su pantalón el cual cayó sin más.
Lo aparto con el pie y yo lo contemple, sus musculosas piernas, su torso bronceado y formado, el vello oscuro que cubría su pecho, sus brazos fornidos. Todo el era una obra de arte. Era… Hermoso.
Uní mis labios con los suyos, con amor, deseo y casi desesperación, quería dejar de pensar y el era mi mejor soma, pase mis brazos por su hombros y me apegue a el, me tomo de la cintura, sentía sus manos recorrer mi espalda, sus caricias me estaban desquiciando; jugaba con su cabello y seguía explorando cada parte de su boca, el contacto de sus labios era adictivo, jugo conmigo, beso mi labio superior, mordía el inferior y volvía a jugar con mi lengua, el contacto de la suya rozando la mía me estaba haciendo perder la cabeza, exploraba, salía y entraba de nuevo. Me aparte un poco (maldito habito de respirar) se apodero de mi cuello y lo lleno de besos, sus manos recorriendo cada centímetro de mi espalda, sus besos en mi cuello, mis manos explorando sus brazos, su espalda, nuestras respiraciones entre cortadas, todo me tenia fuera de mi. Un escalofrío me recorrió cuando sus manos jugaron con el broche de mi corpiño sin soltarlo mientras plantaba un pequeño mordisco en mi mandíbula. Quise jugar, pase mis manos por su espalda y recorrí su piel con mis uñas, me extasíe con la vista, su perfecto cuerpo se encontraba a mi merced y yo iba a aprovecharlo.
En un segundo todo se volvió mas lento, me recostó en el suave y cómodo colchón. Me miro a los ojos.
-estas segura de esto?? – su voz sonó dulce y preocupada.
- he llegado demasiado lejos como para retroceder.
- quiero que sea perfecto. – dijo con algo de vergüenza.
Sonreí enamorada.
-con vos todo es perfecto.
Lo incite a que continuara y con amor y suavidad retiro las ultimas prendas que nos separaban.
Me beso, beso mi rostro, mi cuerpo, me exploro y lo explore a el, con delicadeza, amor, nos conocimos el uno al otros. Grabe en mi memoria cada centímetro de su piel y me deje llevar cuando el hizo lo mismo conmigo. Me estudio, me grabo en su memoria para siempre. Me lleno de emociones y sensaciones que no creía posible mientras recorría cada centímetro de mi piel. Me sentía en un torbellino de emociones, sensaciones, olores, sabores. Gastón era suave, amable y generoso.
- Gastón – dije entrecortadamente. – te amo.
Me miro a los ojos.
- te necesito – intente hablar mientras sentía que una avalancha de caricias me arrastraban a un abismo – hazme tuya, hazme mujer – rogué.
- No quiero que esto acabe nunca… te amo – en un suave movimiento entro en mi.
No sabia donde terminaba yo y donde comenzaba el, un gemido se escapo de mis labios. Era como ahogarse, verse arrastrada por una marea de ingravidez, sin poder pensar en nada, solo sentir. Sentir como no había sentido en mi vida.
Ninguna parte de mi quedó sin ser acariciada y besada por él.
Y el cuerpo de Gastón se me hizo tan familiar como el mío, acariciando amorosamente cada músculo, cada terso contorno, mientras lo besaba.
Cuando él empezó a moverse lentamente dentro de mi, todo dejó de tener relevancia.
- Te amodijo antes de soltarse de su autocontrol y liberarse al placer arrastrándome a mi con el a un mundo se placeres que yo no sabia que existían.
La frase “Tocar el cielo con las manos” ahora tenía cobraba todo el sentido del mundo.
Fin – flashbacks.

1 comentario:

  1. ahhhhh me encanto super gastochi es su primera vez k romantico muy bueno ale aver como sigue aora despues del flashbacks espero el siguiente besitossss

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