domingo, 27 de mayo de 2012

La regla no escrita capitulo 20


Quiero estar sola , pero no lo estoy. eugenia se acerca, viene a mi casa conmigo. Casi siempre se acerca después de la escuela y siempre viene a mi casa como si fuera la suya. Normalmente, eso me gusta, pero no…

No, no hoy

—eugenia —digo mientras ella pone nuestras mochilas en el suelo—. Tengo un montón de deberes y necesito concentrarme, ¿sabes?                                                                                          —Ya trabajas muy duro —dijo ella—. Tienes grandes círculos bajos tus ojos. Pero no te preocupes, no se ven tan mal. Ella mira hacia la cocina y grita: —¿Huelo a comida?                       —Lo haces —dice mamá de vuelta—. He estado trabajando en recetas todo el día. ¿Hambrientas?                                                                                                                                           —Muerta de hambre —dice eugenia, y terminamos sentándonos en la cocina. eugenia prueba cada uno de los tres tipos de ensalada de pasta que mamá ha hecho y hace un motón de comentarios. (―Me gusta el tocino en esta‖. ―¡Oooh! ¡La salsa está genial en esta!‖)

—¿Te gusta? —dice mamá, sonriendo a eugenia—. Comencé con una vinagreta, pero luego pensé, ¿por qué no agregarle un poco de pimienta de cayena para rematarlo? No pensé que notaras eso, sin embargo. Todavía necesita un poco más —me mira—. rocio, cariño, ¿cómo ha estado tu día?                                                       —Ella dice que tiene deberes, pero siempre dice eso —dice eugenia—. ¡Oh! Pero hay un chico en la escuela al que le gusta ella.                                                                      —¿De verdad? —dice mamá, y yo sacudo la cabeza.                                                       —No. Él sólo… es cariñoso y esas cosas.                                                                    —¿Cariñoso? —dijo eugenia riéndose tontamente—. nico no es cariñoso. Él puso su brazo a tu alrededor. Voy a preguntarle si quiere salir contigo. Así tú y él, y yo y gaston podemos salir juntos.                                                                                         —No sé. Yo…                                                                                                                  —Venga, será divertido —dice eugenia—. Podemos hacer que ellos nos inviten a cenar a un sitio agradable. Tengo un vestido muy mono, y podemos salir y coger algo fantástico para ti que te haga parecer diferente. Sexy… —mira a mamá—. Pero no demasiado sexy, por supuesto. Mamá comienza a recoger los platos.                         —rocio, tienes cita con el dentista en veinte minutos. eugenia, ¿quieres que te envuelva un poco de algo para que te lo lleves a casa?                                                —No, estoy bien —dice eugenia, y le da un abrazo a mi madre antes de que ella me levante de la mesa y nos dirijamos de vuelta a la puerta principal. —Deseo que pudiéramos pasar más tiempo juntas ahora —dice ella—. Siento como que el día de hoy ha sido un poco raro o algo. ¿Lo sientes así? . Pero sacudo mi cabeza en un no. Entrecierra los ojos hacia mí. —¿Estás segura de que nico no te invitó a salir? Porque él realmente parecía como si lo estuviera haciendo.                                            —No lo hizo.                                                                                                                   —Me lo dirías si lo hiciera, ¿verdad? Quiero decir, no me importa, pero nosotros estuvimos juntos un tiempo y esto podría ser un poco extraño. Además él… no sé. No parece realmente de tu tipo.

—Tienes razón —digo, con voz tensa—. No lo es. Y además, creo que todavía le gustas.

—Oh, así es él —dice ella, me abraza y se va. Vuelvo de nuevo a la cocina.                                      —¿Cita con el dentista? ¿Desde cuándo? Mamá no levanta la vista de la olla que está lavando. —rocio, yo… bueno, sabes que me gusta eugenia, pero a veces ella… a veces deseo que ella te hable un poco diferente. Más agradable. _Mamá ya ha dicho esto antes. No mucho, pero lo ha dicho, y suspiro no queriendo discutir con ella.                                                                                     —Es mi mejor amiga, mamá.                                                                                                                        —Lo sé, habéis sido amigas desde hace mucho, mucho tiempo. Pero ella tiene esa manera de rebajarte que no me gusta mucho, y creo que a veces eugenia también se aprovecha de lo buena que eres._ Miro a mi madre.                                                                                                          —No soy buena.                                                                                                                                                —Por supuesto que lo eres.                                                                                                                      —No lo soy —digo, y me dirijo a mi habitación, pensando en las cosas que hice. Y cómo no se las puedo contar a nadie. Cómo si no lo sintiera tanto como debiera. Cuando eugenia llama esa noche, le digo a mi madre que tengo dolor de cabeza. Ella me da una de esas miradas de madre, la de veo-que-has-pensado-en-lo-que-te-dije, y luego intenta hablar conmigo antes de que me vaya a la cama. —Estoy realmente cansada —la digo, y cierro mis ojos.                         —Sabes que puedes contarme cualquier cosa —dice. No esto. Definitivamente esto no. Pero asiento como puedo, luego le doy las buenas noches y cierro mis ojos. Y los mantengo cerrados hasta que la oigo irse. Aún estoy despierta cuando mis padres se van a la cama. Los dos llevan juntos desde hace veinte años, y me pregunto cómo lo hacen. Si ellos piensan sobre su pasado, el tiempo antes de estar juntos. Si hay cosas que ellos desearían que fueran diferentes. Si hay cosas que anhelan, cosas que ellos querían pero que nunca llegaron a hacer.


Es jueves por la mañana, y he decidido que no puedo ir a la escuela hoy. Yo solo no puedo. El viernes pasado, hace hoy siete días, fui a una fiesta con eugenia y gaston y luego volví a casa con gaston. Hace siete días, gaston y yo nos besamos. Y luego, hace dos días nos besamos de nuevo, y luego ayer… Ayer dije lo que necesitaba. Y apestó, apestó tanto y no puedo hacerlo hoy, no puedo sonreír cuando veo a eugenia y gaston, no puedo verlos y… No, hoy necesito un descanso. Me tendí en mi cama hasta que mamá vino a ver por qué no estaba despierta.                                                        —Estoy enferma —dije, y no tengo que fingir el temblor de mi voz. O en la manera en como quiero encorvarme en una pelota, como si estuviera adolorida. Pienso que tener un estúpido corazón es bastante doloroso, aun cuando el dolor no es físico.

—¿Qué pasa? —mamá pregunta, sintiendo mi frente con la parte posterior de su mano y luego mirándome—. No te sientes caliente.

—Mi estómago —digo, y me hundo apretándome—. ¿Puedes llamar a eugenia por mí y decirle que no venga a recogerme?                                            —Está bien —mamá dice tranquilamente, y la escucho por teléfono con eugenia un minuto después. Ella no dice nada después de eso, pero puedo decir que ella quiere hacerlo y entonces cierro mis ojos, me encorvo y pretendo dormir. Después de un rato, mamá quiere que me tome algo para mi estómago y lo hago porque duele ahora. Duele porque sé que eugenia se pregunta qué me pasa. Nunca le he dejado de hablar, nunca. Incluso cuando tenía la gripe la navidad pasada, hablé con ella cuando llamó, le dejé venir y estar un rato mientras yo me estremecía y me dolía todo el cuerpo y ella pretendía que no le importaba que su madre había salido a comer con un amigo en el día de navidad y le había dado un montón de dvd‘s de ejercicios y libros de dietas como su Regalo. Papá vino después, vestido en su ropa de trabajo y listo para su primera, siempre tarde, clase                                       —No me siento tan bien.                                                     —Lo he escuchado —dice, y se sienta en mi cama—. Ella dice que es una cosa del estómago. Asentí y él tocó mi cabeza. —Tu madre también dice que llamó a eugenia y le dijo que no necesitabas que te llevaran y que tú no quisiste hablar con eugenia cuando ella llamó anoche —dijo y yo lo miré. —¿Tuvieron una pelea? —él pregunta y yo sacudí la cabeza porque nosotras no la tuvimos, no todavía, si ella solo supiera. Si ella supiera lo que he hecho, me odiaría, y si aún yo le dijera a ella cómo me siento, mis ojos se llenarían de lágrimas. Soy una idiota. ¿Por qué no puedo querer a alguien más?        —rocio, no llores —papá dice—. Sé que las cosas lucen mal ahora, pero las amigas tienen peleas, y ustedes dos se conocen desde siempre. Tú solo sé la chica maravillosa que eres y todo saldrá bien.

No lo será, quiero gritar. ¿Cómo pude? Pero yo solo digo                    — Gracias, papá. Él asiente.                                                 —No hay problema. Todos merecen un tiempo libre de vez en cuando. Pero irás mañana a la escuela. ¿De acuerdo?                                           —De acuerdo —digo, porque su pregunta no es en realidad una pregunta. Es una de esas cosas de padres de SÍ-LO-HARÁS. Además quedándome mil años en mi casa nunca va a curarse lo que está mal en mí. Bueno, pienso que sí lo haría, porque estaría muerta, pero aun así luego mi pensamiento de muerte sería acerca de gaston, acerca de cómo él me miró en el coche en su casa antes de que nos besáramos, cómo su boca se sintió sobre la mía en cada momento, cómo de maravillosos fueron ambos… Demonios, demonios, demonios… Piensa en otra cosa. Algo terrible. Lo que eugenia diría si yo le dijera que besé a gaston, no una sino dos veces. Sé lo que ella haría. Su cara obtendría ese look cara blanca en frío que aprendió de su madre y diría ―¿Qué quieres decir con Besar? y yo le diría todo, sangraría los detalles y ella sólo se quedaría mirándome y luego no me hablaría nunca más. Eso funciona. Coloco hacia atrás los besos, y luego cuando mamá finalmente me deja salir de la cama, como lo que ella me hizo de almuerzo y luego me acuesto en el sofá, cambiando los canales y parando en la película que de alguna manera supe que iba a pasar. Es la favorita de eugenia. Y vi a la chica obtener al chico y sonreír a la torpe pero agradable mejor amiga. No me pregunto acerca del resto de la vida de la mejor amiga, esa parte no la muestran. Ella no necesita ser una espía o una asesina. Ella es solo lo que es, una agradable, buena amiga. Eso es cierto, ¡¡¿verdad?¡¡ No para mí, no ahora, y he decidido que necesito una causa para creerlo. Algo para llenar el espacio en mi corazón que gaston ha escrito sobre él. Algo noble, como combatir con una enfermedad. Yo podría escribir cartas o diseñar un par de zapatillas y venderlas para recaudar dinero. O aún mejor, yo podría hacer ambas y volverme famosa, lo cual sería genial. Por lo menos, tengo algo realmente bueno para colocar en mis aplicaciones a la universidad.

Sí, eso es lo que haré. Seré ―la chica de la causa, ni siquiera pensaré en chicos. Estaré demasiado ocupada, y aun así en la universidad estaré tan comprometida a mi causa que no tendré tiempo para nadie, pero un día yo estaré hablando sobre lo que yo creo y habrá un chico allí. Habrá un chico y él vendrá a mí después de todo y decirme que lo que he dicho es maravilloso. Será inteligente, y su cabello negro caerá sobre su cara, y sus ojos serán tan azules que me sentiré como si estuviera viendo el cielo, y él dirá ―rocio, tú no sabes cuánto he querido hablar contigo así. Siempre he pensado que eres maravillosa. Ahora estamos aquí, juntos, creo que es una señal, y yo diré, ―¿Una señal? gaston, me tienes asombrada y él sonreirá y… Y va directo hacia él. A gaston. Enterré mi cara en el sofá y escuché a mamá andar por la cocina, tarareando mientras suena el teléfono. Me pregunto si debería entrar en vudú o hechizos o si puedo de alguna manera caer en un mundo donde las hadas o dragones o ambos existan. Si yo estuviera en un lugar como ese, tendría que trabajar con las hadas o dragones o lo que sea… o quizás combatirlos. De cualquier manera, sería algo enorme, algo que cambia la vida. Algo me detuvo de pensar en gaston.                         —rocio, teléfono —mamá dice, y le eché una mirada al reloj, sé que los de la escuela están fueran, sé que es eugenia. No voy a conseguir ningún hechizo o ser succionada en otro mundo o algo como eso. Yo solo tengo que…. Solo tengo que ser quien se supone que soy. Soy la mejor amiga de eugenia. Yo la escucho. Estoy feliz por ella. Bueno, no estoy tan feliz ahora. Pero lo fingiré hasta que sea real y las cosas estén normales de nuevo.                 —Hey, tú —digo, descolgando el teléfono, esperando que la voz de eugenia me llene el oído.

2 comentarios:

  1. ay pobre rocio de verdad me da muxa lastima ojala sea gaston el del telefono mas vale k asi k deje de sufrir me encanta tus novelas espero cap pronto

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  2. aplausos a la madre de Rocio q le dijo al verdad sobre Eugenia!!!!! la otra la usa de felpudo a Ro y Ro tbn se deja usar....:S
    espero q se haya dado cuenta dsps de pensar tanto q ella no es solo la torpe y agradable mejor amiga de la protagonista y q si quiere ella puede dar el batacazo y ser la la chica maravillosa y popular q es la protagonista.
    Maru!

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