La regla no escrita capitulo 23

--crees que él se pondrá en contacto conmigo de nuevo? ─dice eugenia después de un rato, sus lágrimas reduciéndose.                                  ─Yo… ─comencé a decir, pero ella me interrumpió.                       ─No, espera, no respondas eso. Afrontémoslo, ambas sabemos cuál es la respuesta. Él no lo hará ─se recuesta sobre mi cama y agarra mi teléfono. ─¿Estás llamándolo? ─dije, preguntándome qué pasará si ella lo hace. Ella sacude su cabeza, marcando, y luego mete al teléfono bajo su oído.      ─Hey, gaston ─su voz se quiebra mientras dice su nombre, y luego está contándole que pasó y después está llorando nuevamente, sollozando tan fuerte que se empieza a ahogar, entonces tira el teléfono, y dice─: Habla con él, rocio. Cuéntale el resto.                                            ─eugenia…                                                                ─no puedo hablar con gaston ahora. No quiero estar en el lugar en el que estoy, donde me siento tan mal por ella que odio lo que he hecho, me odio a mi misma y quiero pretender que todo se vaya, pero todavía está llorando tan fuerte, que dice:  ─Por favor. No puedo…no quiero contar nuevamente el final. Recojo el teléfono.

─¿eugenia? ─dice gaston─. eugenia, ¿estás ahí?

─No ─digo, y mi voz está temblando─. Soy rocio. eugenia no puede… ella no puede hablar ahora mismo. Está realmente disgustada.                    ─¿Qué está mal con su papá? ─dice gaston, sonando preocupado, y sé que él lo está. A él le importa, es amable, esa es una de las cosas que amo de él, eso… Que amo de él. No, espera, no puedo amarlo, no ahora, no así, pero... Pero lo hago. ─¿rocio? ─dice él, y puedo decir que esto está lastimándolo, que él se siente mal por eugenia aunque me quiera a mí. Tiene un alma brillante. Y yo… si pudieras verme ahora sería una mancha sobre él, sería nada más que una niebla oscura porque sé que es bueno que se preocupe por eugenia, que él es agradable, pero quiero que se preocupe por mí, sólo de mí. Es terrible. Esa es la única palabra para eso, para mí, y sin embargo todavía quiero que seamos sólo él y yo. Quiero eso, pero las cosas no son sencillas y no hay un “sólo él y yo”. Hay un él, yo y eugenia.           ─rocio ─dice gaston nuevamente─. Quiero…                                ─Sí ─Me permito decir una vez, sólo una vez, porque quiero, he querido, y sé que gaston también lo hace, hacer mejor las cosas. Y por lo tanto es mucho peor.                                                                 ─Pásamelo, puedo hablar ahora ─dice eugenia, sorprendiéndome, y luego se movió hacia mí para pasarle el teléfono. Se lo doy, y dice: ─rocio sólo está siendo protectora. Estoy bien, en serio. Bueno, mayormente. La miro, y me devuelve la mirada, sonriendo su sonrisa fácil, la de cada día, la sonrisa de eugenia. Aunque, no alcanza sus ojos. ─No, no quiero… necesito estar sola esta noche ─dice ella─. No tienes que venir. No, en serio, por favor no. Además, vamos a salir mañana. Así que nos veremos en la escuela, ¿bien? Chau.

Cuelga el teléfono, me lo pasa y dice: ─Sé que dije que no podía hablar, pero parecías tan súper intensa y en serio no quería hablar, lo que era que debía hacer, ¿recuerdas? Así que me preocupó que lo fueras a crispar, y no

puedes hacer eso con los chicos, quiero decir, mira a mi papá. Él preferiría no verme nunca más a soportar la mierda de mamá. Y eso no va a pasar con gaston. Trago.                                                            ─No es la clase de chico que se molesta porque estás sufriendo.              ─No lo conoces como yo.                                                   ─Lo conozco desde siempre, eugenia. Ambas lo hacemos, ¿recuerdas? Frunce el ceño.                                                                   ─Está bien, lo hacemos. ¿Qué está mal contigo? Yo soy la que cuyo padre es un total imbécil, ¿recuerdas? ─ella suspira y se recuesta en la cama, hojeando mis revistas─. No puedo… no necesito hablar sobre esto o pensar en eso, ¿bien?                                                                 ─Yo… tienes razón ─digo─. Las cosas se han puesto un poco intensas. ─tomo una profunda inhalación. Lo haré. Haré lo que sé que debería, y le contaré todo. Le diré que me gusta gaston. Le diré que lo besé. Le diré que sé que es su novio y que haré cualquier cosa, cualquier cosa, para compensarla. ─Yo… la cosa es que, yo…                                               ─Oh, lo entiendo ─dice ella, sentándose de vuelta y sonriéndome un poco─. Sabía que estabas actuando raro abajo, y sé cuál es el por qué. ¿Qué? ¿Cómo? Pensé que quería contarle, pero ahora... ahora estoy aterrorizada.          ─¿Tú… tú lo entiendes? Bien, eugenia, sé que yo…                         ─nico te llamó, ¿no? ─dice ella─. Tu madre dijo que estabas en el teléfono, después de todo. Y bueno, sé que sabes sobre… lo que pasó entre él y yo pero no es nada, lo juro, y si quieres salir con él, deberías. Sólo se cuidadosa. Es decir, él siempre está diciéndome que todavía me ama, pero eso es… es sólo charla. Es impresionante que te haya llamado. Se inclina contra mí, su hombro tocando el mío. ─Puedo incluso llamarlo esta noche, si quieres. ¿Quieres que haga eso?                                      ─¿Quieres llamarlo?                                                  ─Seguro. Quiero decir, por ti, por supuesto que lo haré. ─Se inclina y recoge una revista, comienza a hojearla casi demasiado casual─. Bien, ¿quién podría llevar una falda como esta? Hace que el modelo (que sabes es pequeñísimo) luzca como Caderon-zilla. Mira. ¿No lo hace? Fingí mirar la foto pero miré las manos de eugenia sosteniendo la revista. Sé que la conozco, pero no puedo… no puedo tener razón. ¿No?

A ella le gusta gaston tanto, que está aterrorizada de que gaston rompa con ella. Ella no puede querer a nico también.                                                                                                                                   ─No tienes que llamarlo ─digo─. Sólo estaba mirando la TV. No estaba en el teléfono.         ─¿En serio? Alivio. Escucho alivio en su voz. Cruzo mis manos, pasmada.                                ─eugenia, ¿a ti… te gusta nico? Ella ríe.                                                                                        ─Estás loca, ¿sabes? Estoy saliendo con gaston, ¿recuerdas? Espero que diga que me ama pronto. Supongo que está esperando a que oficialmente sean ocho semanas, pero desearía que él lo hiciera ya. Quiero escucharlo. Aparta la revista, dobla su espalda, y alza la vista mirando el techo. ─Ugh, no quiero ir a casa y tener que lidiar con mamá, pero si lo hago, ya estará hecho. Mañana vas a ir a la escuela, ¿verdad? No, no respondas eso. Vas a ir. Tienes que ir. Ella me mira. ─Estoy tan segura de que nico te llamó, pero sé que si lo llamo, negará llamarte sólo para burlarse de mí. Pero si se mantiene muy cerca tuyo mañana, sabré que has estado guardando un secreto ─canturrea la última palabra y después se levanta y me da un abrazo rápido. ─Recuerda lo que te dije sobre él, ¿bien? ─dice, y después que ella se va me doy cuenta de que ella realmente nunca respondió mi pregunta. Nunca dijo si le gustaba nico no. Tal vez ella lo hace. Tal vez nico es lo que ella realmente quiere. Pero sé que él no lo es. Lo sé porque ella me dijo algo. Me dijo que espera que pronto gaston le diga que la ama.