domingo, 17 de junio de 2012

La regla no escrita capitulo 25


veo a gaston después del almuerzo. Hay mucho ruido. Los pasillos atestados de gente como siempre, pero luego sus ojos se encuentran con los míos y cuando eso pasa el ruido se desvanece. Todo se desvanece, y todo lo que veo es a él. Solo lo veo a él, y es espantoso que tan fácil me llegue, como se amolda en mi corazón. Pasamos junto al otro, y el cuidadoso segundo en que lo hacemos dura para siempre y ni de lejos el tiempo suficiente. Mi mirada es capturada por la suya, el sigue siendo todo lo que puedo ver, y luego nuestros dedos se rozan entre sí, no por accidente—no pretenderé, no puedo—en una caricia que dura un abrir y cerrar de ojos pero me deja con la impresión de su mano contra la mía. Y luego él dice:                        —Tengo que hablar contigo—. y toca mi brazo. Solo roza sus dedos a lo largo, pero me sobresalta. Me mueve. Me hace darme cuenta que él se ha movido incluso más cerca, y lo quiero aun más cerca.

—Voy a hablar con ella esta noche. —el dice—. Se que las cosas estuvieron mal con su padre ayer, y que ella sigue alterada, pero yo no—yo no quiero verte por un segundo en el pasillo como ahora. No quiero decir hola y seguir

caminando. Quiero… quiero que lo nuestros sea real. Quiero que seamos solo tú y yo.                                                                    —¿Vas a hablar con ella esta noche? —mi cabeza gira, mi corazón esta latiendo fuertemente, y esto es todo lo que quería, él es todo lo que quiero, pero ahora… Ahora estoy asustada. No sabía que sería así entre nosotros, que sería algo que no puedo controlar. Que me haría decir:           —De acuerdo. —y decirlo enserio. Y lo hago. Yo en realidad digo: —De acuerdo —y lo digo enserio. De acuerdo, quiero que el hable con eugenia. De acuerdo, quiero estar con él y no solo por un breve momento en el pasillo como el dijo. De acuerdo, quiero que estemos juntos. Que sea real. Me han enseñado que el amor es hermoso y amable, pero para nada es así. Si es hermoso, pero es una terrible hermosura, una despiadada, y tú caes—tú caes, y la cosa es—La cosa es que tú lo deseas. No te importa lo que viene, tu solo quieres a aquel por el que tu corazón late.                                            —Estoy bastante seguro que ella sabe que quiero terminar, pero quiero—ya lo he arruinado lo suficiente —gaston dice—, deseo que tan solo me hubiera quedado hablando contigo esa primera noche, deseo que no hubiera estado tan asustado de decir lo que quería —su rostro es sombrío. Quedar mudos es algo que los dos sabemos. Él le dirá que han terminado, y puede que ella ya lo sepa, pero igual la lastimara. Él la lastimara. Podría decir basta. Podría decir que no lo quiero. Podría mentir. Sé cómo hacerlo, ¿no es así? Pero no dije nada. Solo me quede parada ahí, callada, los dos juntos pero a la vez no. Y luego la campana suena y tenemos que seguir, los dos llevando el resto de nuestro día.

Me tropiezo a través de él lo mejor que puedo, asustada y emocionada, y luego eugenia me encuentra después de la escuela, su mano en mi brazo haciéndome saltar como si me hubiera sorprendido.

—¿Qué pasa contigo? —ella dice—, primero gaston desaparece totalmente luego de decirme que me vería esta noche—y eso fue esta mañana—y luego tú no estabas esperándome en mi auto. ¿Cuánto tiempo has estado aquí parada junto a tu casillero? ¿No sabes que nos tenemos que ir? Dudo. ¿Debería conseguir un viaje a casa con ella? ¿Actuar como si todo estuviera bien cuando no es así? —rocio —ella dice, impaciente, y yo comienzo a mover mi cabeza, empiezo a decir que tengo algo que hacer. Sé que mi mamá vendrá a buscarme si la llamo. —De acuerdo, iba a hacer esto cuando estuviéramos en el auto, pero no puedo esperar más—mira, ¡un regalo! —ella dice, y me entrega una pequeña caja, cuidadosamente envuelta y atada con un pequeño moño azul. Me quede mirándolo. —No sabias, ¿verdad? —eugenia dice—, fue tan difícil no decirte esta mañana, pero quería esperar hasta el final de clases para dártelo.    —¿Qué—por qué hiciste esto? —digo, y mi voz sale débil, floja. —Porque, eres mejor amiga, duh —eugenia dice sonriéndome— ¡Ábrelo! —ella está feliz, tan malditamente feliz, y lo hago, mi torpes dedos sobre en la caja. Dentro hay una cadena plateada con un círculo al final. —Significa amistad eterna —eugenia dice—, o al menos eso dijo que significaba la señora de la tienda donde lo obtuve. Lo compre para tu cumpleaños, pero después de ayer, te lo mereces totalmente. Comienzo a llorar. —Oye —eugeniaa dice, y me envuelve un brazo a mí alrededor, dirigiéndome fuera hacia su auto—, es un collar. Se supone que digas gracias, no llorar. ¿Te lo vas poner? Ponérmelo. Mis manos están temblando. Quiero decirle todo. Quiero ir a casa y esperar todo esto. Esto es lo peor que alguna vez será. Hoy, ahora, es lo peor que jamás me sentiré. Excepto que no lo es.

3 comentarios:

  1. Me encanta esta novela, seguila pronto :) !!

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  2. me encanta la novela pero estan sufriendo muxo los rubios k se deje de inxar euge

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  3. Que jode.. porqe justo ahora... porqe a la otra le entra culpa... nooo.-.. entiendo a euge.. pero mas le hacen daño si le mienten.. y gas me mato de amor.. qiere blanquear es un dulce de leche.. me encanta... espero el siguiente

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