jueves, 12 de julio de 2012

Amor Escondido Cap 11

Por fin llegan todas las respuestas ;) 


Penúltimo
 CapituloCapitulo 11


Rocio se puso de pie. 
-¿Qué puedo hacer por ti, Eugenia? 

Eugenia dejó de mirar indulgentemente a Pablo, que jugaba con Alai.

-Pues...¡Oh, has recibido las flores! -advirtió alegremente cuando vio el ramo en un jarrón sobre la mesa-. Aunque creía que las había enviado a tu casa -añadió desconcertada.
-Las ha traído Gaston.
-Qué amable de su parte -su hermana se sentó en el borde de la mesa de trabajo de Rochi-. ¿Pablo, me harías un favor? -le sonrió con encanto.

Él levantó la vista, torciendo la boca burlona­mente al ver el encanto deliberado de esa sonrisa.

-Si tiene que ver con Alai, no hay problema -se encogió de hombros-. Para cualquier otra cosa, la respuesta es no.
-Tiene que ver con Alai -le aseguró Eugenia-. ¿Te apetece llevarla de paseo a la farmacia de la es­quina y comprar colonia infantil? Su cochecito está fuera.

Pablo miró a Rochi interrogativamente, espe­rando su opinión antes de dar a Eugenia una respuesta.

-Por favor, adelante, Pablo -le dijo Rochi-. Y tómate el tiempo que quieras.

Él asintió con la cabeza, con Alai felizmente instalada en sus brazos.

-Muy bien -aceptó-. ¿Me das el dinero para la colonia? -preguntó a Eugenia con dureza.

Eugenia se rio una vez que Pablo salió con Alai... y el dinero para pagar la colonia.

-No le gusto mucho, ¿verdad? -dijo compun­gida.
-No mucho -afirmó Rochi con indiferencia-. ¿Bueno, a qué has venido, Eugenia?- Su hermana volvió a reírse.
-¿Qué le pasa hoy a todo el mundo? -sacudió la cabeza con perplejidad-. Creía que ayer habíamos resuelto nuestras... diferencias.
-No seas ridicula, Eugenia -replicó Rochi-. Cuidé a Alai por ti porque no me dejaste otra op­ción. Creo que dadas las circunstancias... -tragó sa­liva mientras su voz se quebraba emocionalmente-. Dadas las circunstancias -repitió con determina­ción-, ¡ha sido el colmo por tu parte!
-Oh -Eugenia hizo una mueca-. ¿Todavía estás enfadada conmigo?

Rochi se levantó, inquieta.

-Por supuesto que todavía estoy enfadada con­tigo -respondió impacientemente-. Siempre lo es­taré -añadió con vehemencia.
-Pero... -Eugenia se interrumpió, sacudiendo la cabeza-. He venido a darte una buena noticia -sus­piró-. Esperaba que te alegrarías por mí.

Rochi respiró temblorosamente.

-Espero que seáis felices juntos -dijo con rigi­dez. Su hermana puso mala cara.
-No pareces muy sincera- Rochi se retorció las manos.
-¡Probablemente porque en este momento no me siento muy sincera! ¿Cómo has podido, Eugenia?-se le quebró la voz-.¿Cómo habéis podido? -las lágrimas brillaron en sus ojos mieles.
 -Pero Rochi, ya ha pasado más de un año...-protestó su hermana, frunciendo el ceño.
-Sé exactamente cuánto tiempo ha pasado -la in­terrumpió Rochi temblorosamente-. ¡Pero no me invites a la boda!

Eugenia sacudió la cabeza, desconcertada.

-No lo entiendo. Ayer parecías muy feliz con Gaston...
-Lo estaba -afirmó Rochi con la voz tensa-. Lo he sido.

Su hermana se encogió de hombros.

-¿Entonces dónde está el problema? -hizo una mueca-. Peter y yo esperábamos que...
-¿Qué tiene que ver Peter Dalmau con esto?-la cortó Rochi bruscamente.

Las mejillas de su hermana se sonrojaron.

-Me ha pedido que me case con él... y he acep­tado -anunció cohibida.

Rochi se quedó mirando a Eugenia, completa­mente estupefacta. ¿Así que los esfuerzos de Peter por encontrar a su hermana el fin de semana habían merecido la pena?
Su segundo pensamiento fue para Gaston. Pobrecillo. ¿Cómo demonios iba a tomarse la noticia de que su hermano se le había adelantado por segunda vez?
Eugenia suspiró.

-Lo hemos pasado mal últimamente. Por culpa de los dos -admitió apesadumbrada-. Pero la verdad es que, a pesar de los problemas que hemos tenido en el pasado, lo amo y quiero compartir mi vida con él.
Rochi se quedó inmóvil como una estatua. Ape­nas podía pensar, y menos moverse.
-¿Y Alai? -consiguió decir a través de sus rí­gidos labios. Eugenia sonrió ante la mención de su hija.
-Peter y ella se adoran.
Rochi no lo dudó ni por un momento; sabía lo encantador que podía ser Peter. ¿Pero dónde quedaba en todo aquello Gaston, el padre de Alai...?
-Esperábamos que Gaston y tú fueseis nuestros tes­tigos, el mes que viene -le explicó su hermana, compungida.

¡No! La respuesta gritó en la cabeza de Rochi. Le resultaría imposible ir a la boda y contemplar el dolor de Gaston al perder a Eugenia por segunda vez. Rochi sacudió la cabeza.

-Me voy a un largo viaje de trabajo el mes que viene -respondió, seria.
Entonces le tocó a Eugenia mostrarse llorosa.
-Rochi, sé que hemos estado distanciadas du­rante un tiempo... y sé que me porté mal en el pasado... ¿Pero no ves que todo se ha arreglado al fi­nal? -añadió suplicantemente-. Gaston y tú siempre habéis encajado mejor que Peter y yo, y... ¿Rochi, no te alegras por mí?
-Siempre has sido una irresponsable, Eugenia -le dijo su hermana con la voz cargada-. ¿Te has parado a pensar en cómo tus acciones afectan a la vida de otras personas?
-Estoy empezando a hacerlo -admitió Eugenia con la voz ronca-. Esta última semana me he dado cuenta. Estaba muy enfadada con Peter, por seguir con su trabajo sin preocuparse de cómo iba yo a arreglármelas con el mío si él no volvía a tiempo para quedarse con Alai. Lo que obviamente no hizo -puso cara de disgusto-. Así que dejé instruc­ciones a Janey de que os trajese a la niña si Peter no volvía el fin de semana. ¡Estaba tan furiosa con él! Pero una vez en Estados Unidos, me di cuenta del error que había cometido, y ya era demasiado tarde para hacer nada.

Rochi se quedó mirando atónita a su hermana. Gaston le había dicho que Peter vivía con una mujer en su apartamento. ¿Podía ser esa mujer Eugenia?
¡Y si Eugenia había estado viviendo con Peter todo el tiempo...!

-Eugenia -empezó a decir lentamente, humede­ciéndose los labios repentinamente secos-. ¿Quién es el padre de Alai?
Su hermana se quedó pasmada por la pregunta.
-Peter, por supuesto. ¿No creerás que he inten­tado cargarle con el hijo de otra persona? -añadió indignada-. Sé que no tienes muy buena opinión de mí, Rochi, ¡pero creo que has ido demasiado lejos!

Rochi tragó saliva, indiferente a la indignación de su hermana. Aquello era demasiado importante para ella como para preocuparse de los sentimientos de Eugenia en ese momento.
-Pero Peter y tú rompisteis hace un año.
-Es cierto -reconoció su hermana bruscamente-. Hemos roto media docena de veces más desde en­tonces, pero volvemos una y otra vez. Llevamos viviendo juntos ocho meses, desde que me enteré que estaba embarazada.

Peter era el padre de Alai... ¡Y Alai tenía los ojos verdes de su tío! ¡A pesar de tener los ojos castaños, Peter debía de ser portador del gen de los ojos verdes!
¿Oh, Dios, que había hecho? Se desplomó en una de las sillas, ocultando el rostro entre las manos. Ella pensaba... creía...
La impaciencia de Gaston con Eugenia invadió la mente de Rochi. No había sido la impaciencia de un amante irritado; estaba verdaderamente enfadado con su hermana. Y si eso era así, su preocupación por Rochi durante el fin de semana había sido au­téntica también...
Así como su ternura y su pasión cuando habían hecho el amor hacía dos noches...
¡Qué había hecho!
-¿Rochi...? -su hermana la miraba con ansiedad.

Rochi le dirigió una mirada perdida, sumida en su propia miseria. Esas conversaciones que había te­nido con Gaston los últimos días... Él había pensado que ella era la que estaba siendo infiel en su matri­monio. Con Peter. Y había intentado, a su manera, protegerla del daño que podía hacerle Peter, que continuaba su relación con Eugenia.
Lo que significaba que ella le importaba. ¿Pero le importaría lo suficiente para aceptarla de nuevo?
Una cosa sí sabía: jamás podría contarle a su her­mana las suposiciones erróneas que había hecho du­rante el fin de semana. ¡Jamás se lo podría contar a nadie! Aunque no tenía elección. Si quería recuperar su matrimonio, tendría que explicar su error a Gaston...
El darse cuenta de eso, hizo que se pusiese más pálida todavía.

-Llámame cuando tengas una fecha concreta para la boda -le dijo a su hermana distraídamente-. Intentaré estar allí.
Eugenia se levantó.
-¿Pero serás uno de los testigos?

Rochi pensó que si no había solucionado las co­sas con Gaston para entonces, podía ser su única opor­tunidad de volver a verlo. Si él decidía ir a la boda...

-Pregúntamelo cuando se acerque la fecha -res­pondió-. Y felicidades -añadió un poco tarde-. Tal vez el matrimonio los ayude a sentiros más seguros el uno con el otro. Creo que estáis haciendo lo co­rrecto para Alai.

Eugenia asintió con la cabeza, mirando hacia la puerta al oír que Pablo volvía con la niña.

-¿Puedes... te importaría contárselo a Gaston? -le preguntó, incómoda-. No parecía muy contento conmigo ayer. Y Peter y él llevan meses sin ha­blarse.
-Lo intentaré -respondió ella evasivamente. Aunque no estaba segura de cuándo volvería a hablar con Gaston.
-Bien -Eugenia le apretó la mano, agradecida-. Significa mucho para Peter y para mí -añadió, se­gundos antes de que Pablo entrase con Alai dor­mida en los brazos.

Rochi no sabía si llorar o reír una vez que su hermana se fue con la niña. Llorar porque había de­jado a Gaston sin ninguna razón en absoluto. Reír porque, una vez que el peligro de Eugenia había pasado, se sentía ligeramente ridicula con sus suposiciones.
¿Pero qué iba a hacer?
Había dejado a Gaston por razones erróneas, pero decirle las cosas que había pensado sobre él y Eugenia seguramente solo aumentaría el distanciamiento entre ellos. Se sentía entre la espada y la pa­red. Y no veía la forma de reconciliarse con él...

-Creía que tenías intención de venir a recoger tus cosas cuando yo estuviese trabajando -dijo Gaston desde la puerta abierta del dormitorio de Rochi.

Ella había oído su coche cuando él había vuelto a casa al final de su día de trabajo, y le habían tem­blado las manos ligeramente al pensar en enfren­tarse a su marido por primera vez en dos días. ¡Ha­bía tenido que reunir todo su valor para volver!
Girándose lentamente hacia Gaston, observó su ex­presión severa, su rostro ligeramente más delgado, y sus ojos verdes entornados recelosamente.
¡Estaba receloso! Rochi se alegró de haberse puesto un traje pantalón azul oscuro y una blusa co­lor crema, que ocultaba el hecho de que sus piernas estuviesen temblando por los nervios.
-¿No te importa, verdad? -preguntó ella ronca­mente, mostrándole el cepillo que le había regalado él por Navidad y que estaba a punto de meter en la maleta abierta sobre su cama.
-Llévate lo que quieras -le dijo él con expresión remota, con el traje oscuro y camisa blanca que ha­bía llevado a trabajar-. Son tus cosas.

Rochi se estremeció ante su tono. ¿Pero qué esperaba? Gaston era un hombre orgulloso, y ella lo ha­bía abandonado.

-¿Has visto a Peter?-Ella se volvió de golpe, mirándolo inquisitiva­mente.
-¿Es una pregunta con trampa? Él sonrió con desgana.
-En absoluto -respondió burlonamente-. Solo me preguntaba si había habido... novedades en ese sentido -arqueó sus cejas.

Una risa histérica invadió la garganta de Rochi. ¿Novedades? ¿Llamaría él novedad al hecho de que les hubiesen pedido que fuesen los testigos de boda de Eugenia y Peter?
Rochi se encogió de hombros.

-Varias, en realidad -respondió, arrastrando las palabras-. Pero creo que deberíamos sentarnos a ha­blar de ellas en un lugar menos... íntimo -miró in­tencionadamente su dormitorio.
-Pues... -Gaston se interrumpió al oír al ama de lla­ves en la puerta-. ¿Sí, señora Garcia? -le dijo con amabilidad.
Justina Garcia parecía incómoda ante ellos.
-Me... preguntaba si la señora Dalmau se quedará a cenar -dijo con la voz entrecortada, mirando esperanzada a Rochi.
La mujer estaba muy afectada por la separación. Pero no había nada que Rochi pudiera decir o ha­cer para aliviar su infelicidad. ¡No cuando su propia infelicidad era tan apabullante!
Gaston levantó las cejas hacia Rochi.

-No lo sé... ¿vas a quedarte? -le preguntó ama­blemente.
-Me temo que no -respondió Rochi, compun­gida-. Pablo y Alan me han invitado a cenar.
-Solo cena para uno entonces, señora Garcia -le dijo Gaston al ama de llaves, y esperó a que la mujer desapareciera para decirle a Rochi-. Será mejor que te deje continuar si has quedado con Pablo.
-No he quedado hasta dentro de media hora -se apresuró a decir ella, sonrojándose ante la expresión inquisitiva de Gaston-. Quiero... necesito hablar con­tigo, Gaston -le dijo roncamente-. Aquí no. Yo...
-Cena conmigo mañana -dijo él repentina­mente-. No aquí. Puedo recogerte en el salón a las ocho, y podemos ir a un restaurante.

Rochi se humedeció los labios resecos.

-Me parece... bien.

Gaston asintió con un movimiento de cabeza.

-¿Te apetece tomarte un jerez conmigo antes de irte?
-Me encantaría, gracias. Pero solo un poco, tengo que conducir -respondió ella.
-Deja aquí tus cosas de momento -Gaston señaló la maleta que acababa de cerrar-. Puedes recogerlas después.

Cuando se sentaron con sus bebidas, su conversa­ción fue tensa. Gaston le preguntó por el trabajo. Rochi hizo lo mismo. Pero ninguno de ellos estaba particularmente interesado en la respuesta. ¡El tra­bajo era lo último que tenían en la cabeza!
Aquello era horrible. Rochi decidió finalmente beberse la copa lo más rápido posible antes de le­vantarse para irse.
-No quiero llegar tarde -se excusó cuando Gaston levantó la vista hacia ella inquisitivamente.
-Por supuesto que no -dijo él bruscamente, le­vantándose para acompañarla a la puerta-. Dales re­cuerdos a Pablo y a Alan de mi parte.

Rochi se preguntó abatida cómo debía despe­dirse del hombre que había sido su marido... y que obviamente ya no lo era.

-Hasta mañana -le dijo ella.
Él hizo una inclinación de cabeza.
-Estoy deseando que llegue.

¿Realmente lo deseaba? Rochi lo dudaba, mien­tras conducía hacia el apartamento de Pablo y Alan. Pero ella sí. Porque iba a ser la última oportunidad que tenía de salvar su  matrimonio. Podía no funcionar, pero no sería porque no lo intentase.

Fin Capi...
*Mafe*




3 comentarios:

  1. Porque no le dijo, espero el próximo cap ansiosa espero que sea pronto me dejaste con mas ganas!!

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  2. ahh, ah, ah.. me gusto el capi!!.. Obvio que teminan juntos!!.. verdad?!! aajaajaj...

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  3. Me lei toda la historia y me atrapo, INCREIBLE adaptacion. Ahora, esperemos que todo termine bien, no? ah. Gaston me parece que esta enamorado de Rochi pero es muy orgulloso el loco, y que tonta que fue Ro al dejarlo, bueno, nada. EXIJO el ultimo capitulo :) ah re. No, me encanto enserio, y espero con muchas ansias el que sigue.

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