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Cap 15
Rocío echó un trago de vodka mientras él se alejaba para bailar con sus admiradoras. Si Gastón estaba enfadado con Rocío por su falta de habilidades sociales, Rocío lo estaba con él porque le parecía inaudito que coqueteara con otras mujeres cuando iban a casarse.
De haber sido una cita normal, lo habría dejado plantado y se habría marchado a casa. Pero no era una cita normal. Estaba condenada a quedarse allí y hacer el ridículo mientras él la dejaba en mal lugar buscando otras compañías. Empezó a dar golpecitos, nerviosa, y decidió que sólo le concedería diez minutos más; pero se llevó una sorpresa enorme cuando un rubio terriblemente atractivo se plantó delante de la mesa y le pidió que bailara con él.
Rocío aceptó sin dudarlo. Era una perspectiva más agradable que seguir sola y aburrida.
Cuando Gastón la vio con el rubio, su irritación aumentó sustancialmente. No podía creer que estuviera bailando con aquel tipo y que bailara de un modo tan aparentemente sensual y provocativo. Sus ojos dorados, fríos como los de un lobo siberiano, se clavaron en la curva de sus caderas y en sus largas piernas. Después, caminó hacia la pareja e hizo un gesto al rubio para que se marchara de inmediato. En cuanto se quedaron a solas, puso las manos en los hombros de Rocío y dijo:
— ¿Se puede saber a qué estás jugando?
Rocío se quedó asombrada con su tono de voz, profundamente agresivo. Le molestó tanto que le apartó las manos de mala manera y caminó hacia la salida, dispuesta a marcharse de allí. Aunque su hermana hubiera firmado un contrato con aquel hombre, no iba a soportar su compañía ni un minuto más.
Gastón reaccionó a su desaire con asombro y perplejidad. Ninguna mujer lo había tratado nunca de ese modo.
La siguió y respondió una llamada telefónica mientras caminaba. Era el dueño de una de las empresas de detectives con las que trabajaba de forma habitual: al parecer, las cosas se habían complicado un poco y no podría entregarle el informe completo sobre la vida de Rocío hasta varios días después. Gastón miró las piernas de la mujer que se había atrevido a desafiarlo y dijo a su interlocutor que olvidara el informe. Quería acostarse con Rocío. La deseaba con toda su alma. Ya no le importaba si era o no era quien decía ser.
Rocío se detuvo al llegar al vestidor, con intención de recuperar el abrigo que su hermana le había prestado.
— ¿Adonde crees que vas? —preguntó Gastón.
—A casa. Yo no salgo con neandertales —respondió Rocío con seguridad—. Tu lugar no está entre los seres humanos, sino metido en una cueva.
A Gastón le divirtió el comentario de los neandertales, pero estaba muy ofendido por su actitud.
—Esto no es una cita —le recordó él, antes de girarse hacia la recepcionista—. ¡Muévase y traiga el abrigo de la señorita! ¡Tenemos prisa!
—No seas tan grosero —protestó Rocío —. La pobre está enferma... no es justo que le grites como si fuera un soldado en un ejército.
Gastón suspiró e intentó calmarse un poco. Victorio y el resto del equipo de seguridad, que ya estaban junto a la puerta, contemplaban la escena con asombro. Jamás habían visto a una mujer que se atreviera a rechazar a su jefe, criticarlo y amenazarlo con dejarlo solo y marcharse a casa.

Me parece muy vien la actitud !!! Espero el próximo!!!!
ResponderEliminarme encanta esta rocio k se aze respetar k se entere gas k no es como las demas espero el siguienteeee
ResponderEliminaresta demaciado fino
ResponderEliminarExcelente actitud ante un hombre que no tiene respeto hacia los demas e incluso hacia una mujer! jaja.. Espero que Rochi lo haga entrar en razon y que haga que salga ese hombre bondadoso que realmente es.. :) espero el proximo! :)
ResponderEliminarNa, que genial el capitulo, me encanto!!! quiero otro. La actitud de Rocio es genial, me mata, y Gaston medio tonto.
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