miércoles, 5 de septiembre de 2012

El hijo del Magnate Capítulo 34


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 Capítulo 34

Rocío despertó a primera hora de la mañana y tomó el desayuno en la cama. Su madre la llamó por teléfono para desearle suerte, y por el sonido de fondo, Rocío  supo que estaba con los preparativos de la boda de su hermana. Pero se llevó un buen disgusto cuando pidió a Anna que le pusiera con ella, porque Eugenia se negó con la excusa de que estaba ocupada.
Cuando terminó de ducharse, descubrió que una peluquera y una esteticista la estaban esperando. Se hicieron cargo de Rocío y empezaron a arreglarle las uñas y el cabello. A Rocío le pareció una situación absurda. No asumió que estaba a punto de casarse hasta que le subieron el vestido de novia. Era blanco, absolutamente precioso, con un sinfín de diamantes pequeños que brillaban como estrellas. Se quedó tan impresionada con él como con los zapatos, decorados con perlas.
Durante un momento, temió que no le hubieran tomado bien las medidas, pero no tardó en descubrir que le quedaba perfecto. Cuando por fin se miró en el espejo del dormitorio, pensó que no había estado tan bella en toda su vida. Minutos después, salió de la mansión y subió a la limusina que la estaba esperando y que la llevó a un edificio que parecía la sede de algún organismo oficial.
Hacía tanto frío que se estremeció. Justo entonces, una joven se acercó a Rocío, se presentó en su idioma y la acompañó al interior.
— ¿Dónde estamos? —preguntó Rocío.
—En el registro, donde se llevará a cabo la ceremonia civil —contestó la joven, una morena preciosa—. ¿No ha recibido la información que le envié hace unas semanas? Contenía un informe sobre los actos de hoy y unos cuantos consejos que pensé que le serían de utilidad...
Rocío se ruborizó. Evidentemente, la morena había enviado el informe a casa de su hermana y Eugenia no se había molestado en decírselo.
—Lo siento. Lo olvidé —se disculpó.
—El señor Dalmau desea que le cause una buena impresión a su abuela, Ines —explicó la joven—. Él es su único nieto, y naturalmente, este día va a ser muy especial para ella...
Rocío se ruborizó un poco más con su comentario. La joven parecía creer que, si no le decían nada, sería desagradable con Ines.
Poco después, entraron en el salón del registro civil donde se iba a llevar a cabo la ceremonia. La Marcha Nupcial sonaba de fondo, y Gastón se acercó a Rocío con un ramito de flores que resultaba sorprendentemente pequeño entre sus grandes manos. Gastón lo había preparado todo para que
estuviera al gusto de su abuela, desde la decoración hasta el propio vestido de Rocío: pero no había imaginado que un simple ramo de flores aumentara la delicada belleza de su prometida hasta ese punto. Parecía la princesa de un cuento de hadas. Estaba tan bella, que casi no podía dejar de mirarla. Rocío se excitó inmediatamente al verlo. Él la tomó de la mano y Rocío notó la presencia de una anciana de vestido azul y chaqueta que los miró con cariño y sonrió. Era Ines.
La ceremonia fue muy breve, y Rocío aprendió que en Rusia se acostumbraba a poner el anillo de la novia en la mano derecha. Cuando concluyó, firmaron en el registro y Gastón le presentó a su abuela, que resultó ser una mujer encantadora, amable y con sentido del humor.

2 comentarios:

  1. no me imagino lo que era ese vestido...
    ahora que ya estuvo el casamiento, quiero la noche de bodas!

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  2. me encanto el capitulo, aunque medio corto jejox

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