—Lamento llegar
tarde, rochita —dijo, presionando sus labios contra los míos—. Feliz cumpleaños.
—Gracias —dije,
viendo a Gaston observándonos por el rabillo de mi ojo.
Pablo levantó mi
muñeca. —La estás usando.
—Dije que lo haría.
¿Quieres bailar?
Negó con su cabeza.
—Uh… Yo no bailo.
—Oh, bueno, ¿Quieres
ser testigo de mi bebida número cinco de Petron? —Sonreí, sosteniendo mis cinco
billetes de veinte—. Tendré el doble si al final de la noche tomó quince.
—Eso es un poco
peligroso, ¿no?
Me incliné hacia su
oído. —Voy a acabar con ellos. He jugado a este juego con mi padre desde que
tengo dieciséis.
—Oh —dijo,
frunciendo el ceño con desaprobación—. ¿Bebías tequila con tu papá?
Me encogí de hombros. —Era su manera de pasar el tiempo juntos.
Pablo no parecía
impresionado cuando sus ojos se apartaron de los míos, escaneando la multitud.
—No puedo quedarme mucho tiempo. Me iré temprano a un viaje de caza con mi
padre.
—Fue buena idea que
mi fiesta fuera esta noche, o no hubieras podido venir mañana —dije,
sorprendida de escuchar sus planes.
Él sonrió y tomó mi
mano. —Hubiera regresado a tiempo.
Tiré de él hacia el
mostrador, tomé otro vaso y lo bebí, lo dejé caer fuertemente en el mostrador
como lo hice anteriormente con el cinco. Brasil me dio otro billete, y baile
hacia la sala. Gaston me agarró y bailamos con Lali y Peter.
Peter me dio un
golpe en el trasero.
—¡Uno! —Agregó Lali
dándome un segundo manotazo en el trasero, y luego todo el mundo en la fiesta
se unió, incluyendo Pablo.
En el número
diecinueve, Gaston frotó sus manos. —Mi turno.
Froté mi trasero
adolorido. — ¡Se amable! ¡Me duele el trasero! —Con una sonrisa malvada, él
tomó impulso. Cerré mis ojos con fuerza. Después de unos momentos, los entre
abrí de nuevo. Justo antes de que su mano hiciera contacto, él se detuvo y me
dio una suave palmada.
— ¡Diecinueve!
—exclamó.
Los invitados
aplaudieron, y Lali comenzó una versión borracha de la canción Feliz
Cumpleaños. Reí cuando llegó la parte de cantar mi nombre y la habitación
entera cantó ―Pajarita.
Otra lenta canción
provino del equipo de música, y Pablo me llevó a la improvisada pista de baile.
No me tomó mucho tiempo averiguar porque no bailaba.
—Lo siento —dijo
después de pisar mis pies por tercera vez.
Apoyé mi cabeza
contra su hombro. —Lo estás haciendo muy bien —mentí.
— ¿Qué vas a hacer
el lunes en la noche?
— ¿Cenar contigo?
—Sí. En mi nuevo
apartamento.
— ¡Encontraste uno!
Él rió y asintió.
—Vamos a ordenar algo, sin embargo. Mi comida no es exactamente comestible.
—Me gustaría
probarla, de todos modos —Le sonreí.
Pablo miró alrededor de la habitación y entonces me llevó al
pasillo. Él gentilmente me presionó contra la pared, besándome con sus labios
suaves.. Al principio, le seguí el juego, pero después tuve la sensación de que
lo que estaba haciendo no era bueno.
—Está bien, Pablo
—dije, maniobrando para apartarlo.
—¿Todo bien?
—Creo es que
descortés de mi parte manosearme contigo en un rincón oscuro cuando tengo
invitados por allí.
Él sonrió y me besó
otra vez. —Tienes razón, lo siento. Sólo quería darte un memorable beso de
cumpleaños antes de irme.
—¿Ya te vas?
Él tocó mi mejilla.
—Tengo que despertarme en cuatro horas, rochita.
Apreté mis labios.
—Bien. ¿Te veré el lunes?
—Me verás mañana. Me
detendré cuando esté de regreso.
Él me llevó a la
puerta y luego besó mi mejilla antes de irse. Noté que Peter, Lali y Gaston
estaban mirándome fijamente.
—¡Papá se ha ido!
—gritó Gaston cuando la puerta cerró—. ¡Hora de que la fiesta comience!
Todo el mundo
aplaudió, y Gaston tiró de mí al centro de la pista.
—Un momento… iré por
otro trago —dije, llevándolo de la mano hacia el mostrador. Bajé de golpe el
vaso cuando terminé otro trago, y reí cuando Gaston tomó uno de los del final,
haciendo muecas al bajar el caballito. Agarré otro, y tragué, y él hizo lo
mismo.
—Siete más, Rochi
—dijo Brasil, y me entregó dos billetes de veinte dólares más.
Limpié mi boca
mientras Gaston me llevaba a la sala otra vez. Baile con Lali, y luego Peter,
pero cuando el del equipo de fútbol trató de bailar conmigo, Gaston tiró de él
hacia atrás por la camisa y negó con su cabeza.
El chico se encogió
de hombros y se dio la vuelta, bailo con la primera chica que vio. Cuando había
bebido diez tragos, el alcohol me golpeó con fuerza, y me sentí un poco mareada
al lado del sofá de Brasil con Lali, bailando como tontas.
Nos reíamos por
todo, agitando nuestros brazos en torno al ritmo.
Me tambaleé, casi
cayendo sobre el sofá, pero las manos de Gaston estaban instantáneamente en mis
caderas para estabilizarme.
—¡Has probado tu punto! —dijo—. Has bebido más que cualquier
otra chica que he conocido. No te dejaré beber más.
—Al diablo contigo
—dije arrastrando las palabras—. Tengo seiscientos dólares que me esperan en
esos tragos, y tú de todas las personas no vas a decirme que no puedo hacer
algo extremo por dinero.
—Si lo que quieres
es dinero, Pajarita…
—No estoy pidiéndote
dinero prestado —me burlé.
—Iba a sugerirte que
empeñaras el brazalete —Él sonrió.
Le di una palmada en
el brazo mientras Lali comenzaba una cuenta regresiva a la media noche. Cuando
las manecillas del reloj se posaron en el doce, todos celebramos.
Tenía diecinueve.
Lali y Peter besaron
cada una de mis mejillas, y Gaston me levantó del suelo, girándome alrededor.
—Feliz cumpleaños, Pajarita
—dijo con una expresión suave.
Miré sus cálidos
ojos verdes por un momento, sintiéndome perdida dentro de ellos. La habitación
estaba congelada en el tiempo mientras nos miramos el uno al otro, tan cerca
que podía sentir su respiración en mi piel.
—¡Más tragos! —dije,
tambaleándome hacia el mostrador.
—Te ves acabada,
Rochi. Creo que es hora de admitas que terminó tu noche —dijo Brasil.
—No soy una gallina
—dije—. Quiero ver mi dinero.
Brasil colocó un
billete de veinte debajo de los últimos dos vasos, y luego les gritó a sus
compañeros de juego. —¡Ella va a beber los últimos! ¡Necesito quince!
Todos ellos se
quejaron y rodaron sus ojos, sacando sus billeteras para sacar billetes de
veinte al lado del último trago. Gaston había vaciado los cuatro tragos más al
lado del número quince.
—Nunca hubiera
creído que podría perder cincuenta dólares en una apuesta de quince tragos con
una chica —se quejó.
—Créelo, —dije,
tomando un vaso con una mano.
Bajé el vaso
—¿Pajarita?
—preguntó Gaston, dando un paso en mi dirección.
Levanté un dedo y
Brasil sonrió. —Ella va a perder —dijo.
—No, no lo hará —Lali
negó con su cabeza—. Respira profundo, Rochi.
Cerré mis ojos e inhalé, tragando lo último de mi bebida.
—¡Santo Dios, Rochi!
¡Vas a morir envenenada de alcohol! —gritó Peter.
—Ella lo tiene —Lali
le aseguró.
Levanté mi cabeza y
permití que el tequila bajara por mi garganta.
Mis dientes y labios
se habían entumecido desde el trago número ocho, y los efectos en ese trago
había hecho que estuviera casi en el borde.
La fiesta entera
estalló en silbidos y gritos mientras Brasil me daba un fajo de billetes.
—Gracias —dije con
orgullo, metiendo el dinero en mi sujetador.
—Eres increíblemente
sexy justo ahora —dijo Gaston en mi oreja mientras caminamos a la sala.
Bailamos hasta la
mañana, y el tequila corrió a través de mis venas hasta que me adentró en el
olvido adapt Jmcguire

desearía que en el próximo capitulo ubiera un beso entre Gas y Rochi nada mas eso !
ResponderEliminarme encanta la nove!
me harto Pablo jajajajajajajajajaja, y Ro esta loca, Gas la ama akljhsahgbs
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