domingo, 7 de octubre de 2012

El hijo del Magnate Capítulo 51


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 Cap 51
Sacó el teléfono móvil, se metió en una habitación para impedir que Rocío  lo oyera y llamó a  Victorio, su jefe de seguridad, a quien dio instrucciones detalladas sobre lo que debía hacer durante su ausencia, desde redactar un informe exhaustivo sobre las dos hermanas gemelas hasta grabar las conversaciones telefónicas de su esposa y seguirla a todas partes.
Rocío  esperó a que Gastón volviera con Rocío. La posibilidad de haber cometido un fraude la aterrorizaba.
—Eres una impostora —dijo él con frialdad.
Rocío  se mordió el labio inferior.
—Sí.
—Y una mentirosa.
— ¡No te he mentido nunca!
— ¿Que no me has mentido nunca? Desde la primera vez que nos vimos, has fingido ser tu hermana. ¿Acaso te parece que eso no es mentir? —declaró el—. ¿Por qué, Rocío  ? ¿Por qué lo has hecho?
Rocío    intentó tranquilizarse y respiró profundamente. La ira de  Gastón era tan obvia, que la podía sentir como si fuera algo físico.—Cuando Eugenia ya había presentado la instancia, conoció a un hombre, se enamoró de él y se quedó embarazada. Después de eso, ya no se podía casar contigo; pero se había gastado el dinero y...
— ¿Cómo? ¿Se ha gastado todo el dinero?
Gastón la miró con incredulidad y añadió:
—Ni la mayor derrochadora del mundo podría gastarse una cantidad como ésa en tan poco tiempo.
— ¿Una cantidad como ésa? Vamos, Gastón, no sé cuánto le diste, pero seguro que no fue para tanto...
—No te hagas la inocente, por favor. Tu hermana y tú habéis jugado fuerte para quedaros con ese dinero, pero será mejor que reconsideres tu actitud. Nunca he permitido que alguien me estafe y se marche sin más —dijo él con voz peligrosamente suave.
Rocío se estremeció, alarmada.
—Yo no pretendía engañarte...
—Claro, no pretendías engañarme —se burló—. Entonces, ¿cómo es posible que haya pagado una fortuna a una impostora y a una mentirosa que espera que la crea cuando afirma que ni siquiera sabía lo que decía el contrato que su propia hermana firmó?
—No lo sabía, Gastón. No llegué a leer ese contrato —respondió a la defensiva.
Gastón abrió el cajón de un mueble, sacó su ordenador portátil, lo encendió y abrió un documento.
—Aquí tienes tu lectura recomendada para esta noche. Es el contrato, Rocío . Si me estás diciendo la verdad, de lo cual dudo bastante, ¿no crees que sería extraño que firmaras el contrato sin leerlo antes?
—Pero si ya te he dicho que yo no lo firmé..
— ¿Quién se quedó el dinero?
—Eugenia. Lo usó para pagar las deudas de mi madre, que debía dar una parte de la casa y del negocio a mi padre —contestó.
— ¡Oh, vaya! ¡Al final va a resultar que es una santa? —Ironizó Gastón—. Pues si vas a decir lo mismo de ti, ahórratelo... Sinceramente, las historias tristes y lacrimógenas me dejan frío.

2 comentarios:

  1. ahhh!! y tan lindo que venia la cosa!! espeor mas novee!!

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  2. aahhh pero se habia puesto tan linda la nove y ahora se puso peor espero que pronto se arreglen!

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