De repente, el beso
se hizo más lento, y él intentó alejarse. Determinada a terminar lo que había
empezado, mi boca trabajó contra la suya más ansiosamente. En reacción, Gaston
se alejó hasta que estaba de rodillas. Me levanté con él, manteniendo nuestras
bocas fusionadas.
Agarró cada uno de mis hombros para mantenerme a raya.
—Espera un segundo —susurró con una sonrisa divertida, respirando fuertemente—.
No tienes que hacer esto, Pajarita. Esto no es de lo que se trata esta noche.
Lo estaba escondiendo,
pero pude verlo en sus ojos, su auto-control no iba a durar mucho.
Me incliné de nuevo,
y esta vez sus brazos cedieron sólo lo suficiente para que rozara mis labios
contra los suyos. —No me hagas rogar —susurré contra su boca.
Con esas cuatro palabras,
sus reservas se desvanecieron. Me besó, duro y con ganas. Mis dedos bajaron a
lo largo de su espalda y se instalaron en el elástico de sus bóxers,
recorriendo nerviosamente las arrugas de la tela. Sus labios se impacientaron,
entonces, y caí contra el colchón cuando se estrelló contra mí. Su lengua se
abrió camino a la mía de nuevo, y cuando gané el valor de deslizar mi mano
entre su piel y sus bóxers, gimió.
Gaston tiró de la
camiseta por encima de mi cabeza, y luego sus impacientes manos recorrieron mi
costado, agarrando mi ropa interior y deslizándola por mis piernas con una
mano. Su boca regresó a la mía una vez más mientras su mano se deslizaba hacia
arriba por el interior de mi muslo, y dejé salir un suspiro largo y
entrecortado cuando sus dedos vagaron donde ningún hombre me había tocado
antes. Mis rodillas se arquearon y temblaron con cada movimiento de su mano, y
cuando clavé mis dedos en su carne, se posicionó encima de mí.
—Pajarita —dijo,
jadeando—, no tiene que ser esta noche. Esperaré hasta que estés lista.
Miré por encima de
mi cabeza y alcancé el primer cajón de su buró, abriéndolo. Sintiendo el
plástico entre mis dedos, toqué la esquina con mi boca, abriendo el paquete con
mis dientes. Su mano libre dejó mi espalda, y se bajó los bóxers, sacándoselos
rápidamente como si no pudiera soportar que estuvieran entre nosotros.
El paquete crujió en
la yema de sus dedos, y después de unos momentos, lo sentí entre mis piernas.
Cerré los ojos.
—Mírame, Pajarita.
Lo miré, y sus ojos
estaban decididos y suaves al mismo tiempo. Movió la cabeza, inclinándose para
besarme tiernamente, y entonces su cuerpo se tensó, empujándose dentro de mí en
un pequeño y lento movimiento. Cuando se alejó, mordí mi labio con incomodidad;
cuando se meció en mí otra vez, apreté mis ojos cerrados por el dolor. Mis
piernas apretadas alrededor de sus caderas, y me besó de nuevo.
—Mírame —susurró.
Cuando abrí mis ojos, se presionó dentro de mí otra vez, y
grité por la maravillosa combustión que provocó. Una vez que me relajé, el
movimiento de su cuerpo contra el mío fue más rítmico. El nerviosismo que había
sentido al principio había desaparecido, y Gaston agarraba mi carne como si no
pudiera tener suficiente. Lo atraje hacia mí, y gimió cuando el placer que
sintió fue demasiado.
—Te he deseado por
tanto tiempo, Rochi. Eres todo lo que quiero —musitó contra mi boca.
Agarró mi pierna con
una mano y se levantó con su codo, sólo unos centímetros por encima de mí. Una
fina capa de sudor comenzó a crearse en nuestra piel, y arqueé la espalda
mientras sus labios trazaban mi mandíbula y después seguían una sola línea
hacia mi cuello.
—Gaston —suspiré.
Cuando dije su
nombre, apoyó su mejilla contra la mía, y sus movimientos se volvieron más
rígidos. Los ruidos de su garganta se hicieron más fuertes, y finalmente se
presionó dentro de mí una última vez, gimiendo y temblando encima de mí.
Después de unos
momentos, se relajó, dejó que su respiración fuera más lenta.
—Ese fue un gran
primer beso —dije con una expresión cansada y satisfecha.
Él escaneó mi rostro
y sonrió. —Tu último primer beso.
Estaba demasiado
sorprendida como para responder.
Él colapsó a mi lado
sobre su estómago, extendiendo un brazo sobre mi cintura, y descansando su
frente contra mi mejilla. Pasé mis dedos por la piel desnuda de su espalda
hasta que escuché que su respiración se equilibraba.
Permanecí despierta
durante horas, escuchando las profundas respiraciones de Gaston y al viento
moviéndose entre los árboles afuera. Lali y Peter entraron por la puerta
principal silenciosamente, y los escuché caminar de puntillas por el pasillo,
murmurando entre ellos.
Habíamos empacado
mis cosas más temprano ese día, y me encogí ante cuán incómoda iba a ser la
mañana. Había pensado que una vez que Gaston se acostara conmigo habría
satisfecho su curiosidad, pero en cambio, él estaba hablando de un para
siempre. Mis ojos se cerraron de golpe ante el pensamiento de su expresión
cuando entendiera que lo había pasado entre nosotros no era una comienzo, era
un cierre. Yo no podía ir por ese camino, él me odiaría cuando se lo dijera.
Salí de debajo de su
brazo y me vestí, cargando mis zapatos por el pasillo hacia la habitación de Peter.
Lali se sentó en la cama, y Peter estaba sacándose su camisa enfrente del
armario.
—¿Está todo bien, Rochi? —Preguntó Peter.
—¿La? —dije,
indicándole que viniera al pasillo conmigo.
Ella asintió,
mirándome con ojos cautos. —¿Qué está pasando?
—Necesito que me
lleves al departamento ahora. No puedo esperar hasta mañana.
Un lado de su boca
se levantó con una conocida sonrisa.
—Nunca pudiste
manejar las despedidas.
Peter y Lali me
ayudaron con mis bolsos, y miré por la ventana del auto de Lali en mi viaje de
vuelta. Cuando dejamos el último de mis bolsos en mi cuarto, Lali me agarró.
—Va a ser tan
diferente el apartamento, ahora.
—Gracias por traerme
a casa. El sol saldrá en unas pocas horas. Mejor vete —dije, apretando su
agarre una vez antes de dejarla ir.
Lali no miró hacia
atrás cuando dejó mi cuarto, y yo mastiqué mi labio nerviosamente, sabiendo
cuán enojada estaría cuando se diera cuenta de lo había hecho.
Mi camiseta crujió
cuando me la saqué por la cabeza, la estática en el aire se había intensificado
con la llegada del invierno. Sintiéndome un poco perdida, me hice un ovillo debajo
mi grueso edredón, e inhalé por la nariz; el perfume de Gaston aún persistía en
mi piel.
La cama se sintió
fría y desconocida, un agudo contraste con el calor del colchón de Gaston.
Había pasado treinta días en un pequeño apartamento con el mujeriego más
infame, y después de todas las discusiones y las suposiciones de última hora,
era el único lugar en el que quería estar.
Las llamadas
empezaron a las ocho de la mañana, y después cada cinco minutos durante una
hora.
— ¡Rochi! —Gruñó Mery—.
¡Contesta el estúpido teléfono!
Me estiré y lo
apagué. No fue hasta que escuché los golpes en la puerta que me di cuenta que
no me iban a dejar pasar el día escondida en mi cuarto como planeaba.
Mery tiró de la
perilla. — ¿Qué?
Lali pasó a su lado, y se paró al lado de mi cama. —¿Qué demonios
está pasando? —Gritó. Sus ojos estaban rojos e hinchados, y todavía estaba
en pijama.
Me senté. —¿Qué, La?
—¡Gaston es un
maldito desastre! No quiere hablar con nosotros, está destrozando el
apartamento, arrojó el estéreo a través de la habitación… ¡Pet no puede hacerlo
entrar en razón!
Me froté los ojos
con las palmas de mis manos, y parpadeé. —No lo sé.
—¡Mentira! Vas a
decirme que demonios está pasando, ¡Y vas a decírmelo ahora!
Mery tomó su bolso
para la ducha y huyó. Cerró la puerta fuertemente detrás de ella, y yo fruncí
el ceño, con miedo de que le diga a la consejera de residencias, o peor, al
Decano de Estudiantes.
—Baja la voz, Lali,
Jesús —susurré.
Ella apretó los
dientes. —¿Qué hiciste?
Supuse que él estaría
enojado conmigo; no sabía que entraría en cólera. —Yo… no lo sé —tragué.
—Intentó golpear a Pet
cuando se enteró que te ayudamos para que te fueras. ¡Rochi! ¡Por favor dime!
—Suplicó, sus ojos brillando—. ¡Me está asustando!
El miedo en sus ojos
me obligó a decir sólo la verdad parcial. —Simplemente no pude decir adiós.
Sabes qué difícil es para mí.
—Es algo más, Rochi.
¡Él está absolutamente loco! Lo escuché gritar tu nombre, y después recorrió
todo el apartamento buscándote. Irrumpió en el cuarto de Pet, demandando saber
dónde estabas. Entonces intentó llamarte. Una, y otra, y otra vez —suspiró—. Su
rostro estaba… Jesús, Rochi. Nunca lo había visto así. Arrancó las sabanas de
la cama, y las arrojó, arrojó sus almohadas, destrozó el espejo con su puño,
pateo su puerta… ¡rompiendo las bisagras! ¡Fue la cosa más aterradora que he
visto en mi vida!
Cerré mis ojos,
obligando a las lágrimas agrupadas en mis ojos correr por mis mejillas.
Lali me empujó su
celular. —Tienes que llamarlo. Por lo menos tienes que decirle que estás bien.
—Está bien, lo voy a
llamar.
Me volvió a dar su
teléfono. —No, vas a llamarlo ahora.
Tomé su teléfono en
mi mano y toqué los botones, tratando de imaginar qué podría decirle. Ella lo
arrebató de mi mano, marcó, y me lo pasó. Sostuve el teléfono en mi oído, y
respiré hondo.
—¿La? —Respondió Gaston, su voz llena de preocupación.
—Soy yo.
La línea estuvo en
silencio por varios minutos antes de que finalmente hablara. —¿Qué mierda pasó
contigo anoche? Me desperté esta mañana, y no estabas y tú… ¿sólo te fuiste y
no dijiste adiós? ¿Por qué?
—Lo siento. Yo…
—¿Lo sientes?
¡Te has vuelto loca! No contestas tu teléfono, te escapaste y, qué… ¿por qué?
¡Pensé que finalmente teníamos todo resuelto!
—Sólo necesitaba
algo de tiempo para pensar.
—¿Sobre qué?
— Hizo una pausa—. ¿Te lastimé?
—¡No! ¡No es nada
por el estilo! En verdad… en verdad lo siento. Estoy segura que Lali te
lo dijo. Yo no me despido.
—Tengo que verte
—dijo, su voz desesperada.
Suspiré. —Tengo
mucho que hacer hoy, Gas. Tengo que desempacar y tengo pilas de ropa que lavar.
—Te arrepientes
—dijo él, su voz rota.
—No es… no es eso.
Somos amigos. Eso no va a cambiar.
—¿Amigos?
¿Entonces qué mierda fue anoche? —dijo, la ira fluyendo a través de su voz.
Cerré mis ojos
fuertemente. —Sé lo que quieres. Yo simplemente no puedo… hacer eso ahora
mismo.
—¿Así que sólo
necesitas tiempo? —preguntó con una voz más calmada—. Podrías haberme dicho
eso. No tenías que escaparte de mí.
—Sólo parecía la
forma más fácil.
—¿La más fácil para quién?
—No podía dormir.
Seguía pensando en cómo sería en la mañana, cargando el auto de La y… no pude
hacerlo, Gas —dije.
—Ya es
suficientemente malo que no vas a estar más aquí. No puedes simplemente salir
de mi vida.
Forcé una sonrisa.
—Te veré mañana. No quiero que las cosas estén raras, ¿de acuerdo? Sólo
necesito solucionar algunas cosas. Eso es todo.
—Está bien —dijo—.
Puedo hacer eso.
Terminé la llamada y
Lali me miró fijamente. —¿DORMISTE con él? ¡Perra! ¿Ibas a decírmelo siquiera?
Rodé mis ojos y caí contra la almohada. —Esto no es sobre ti,
La. Esto sólo se convirtió en un complicado desastre.
—¿Qué tiene de
complicado? ¡Ustedes dos deberían estar delirantemente felices, no rompiendo
puertas y escondiéndose en sus cuartos!
—No puedo estar
con él —susurré, manteniendo mis ojos en el techo.
Su mano cubrió la
mía, y habló suavemente. —Gaston necesita trabajar. Créeme, entiendo cada una
de las reservas que tienes sobre él, pero mira cuánto ha cambiado por ti hasta
ahora. Piensa en las últimas dos semanas, Rochi. Él no es como tu padre.
—¡Yo soy como
mi padre! Me involucré con Gaston y todo por lo que hemos trabajado… ¡poof!
—Troné mis dedos—. ¡Justo así!
—Gaston no dejará
que eso pase.
—No depende de él,
¿no es así?
—Vas a romper su
corazón, Rochi. ¡Vas a romper su corazón! La única chica en la que
confía lo suficiente como para enamorarse, ¡Y vas a clavarlo a la pared!
Me giré lejos de
ella, incapaz de ver la expresión que iba con el tono de súplica en su voz.
—Necesito el final feliz. Por eso vinimos aquí.
—No tienes que hacer
esto. Podría funcionar.
—Hasta que mi suerte
se esfume.
Lali levantó sus
manos, dejándolas caer en su regazo. —Jesús, Rochi, no empieces con esa mierda
otra vez. Ya hablamos sobre esto.
Mi teléfono sonó, y
miré la pantalla. —Es Pablo.
Ella negó con la
cabeza. —Todavía estamos hablando.
—¿Hola? —Respondí,
evitando la mirada de Lali.
—¡rochita! ¡Día uno
de libertad! ¿Cómo se siente? —dijo.
—Se siente… libre
—dije, incapaz de reunir un poco de entusiasmo.
—¿Cena mañana en la
noche? Te he extrañado.
—Sí ——. Mañana es
genial.
Después de colgar el
teléfono, Lali frunció el ceño. —Él va a preguntarme cuando regrese —dijo
ella—. Va a querer saber de qué hablamos. ¿Qué se supone que le diré?
—Dile que voy a
mantener mi promesa. Para a esta hora mañana, él no me extrañará. adapmcguire

H E R M O S O capitulo, ame el gaston desesperado y enamorado al mismo tiempo...Lo que no me gusto, son los pensamientos de rochi!
ResponderEliminarque mala rochi :( pobre gas! igual quiero massss! cuantos caps tien la nove? :)
ResponderEliminarla nove tiene mas o menos 36 capi. Gacias x comenta
EliminarHolaa soy Luciaaa... HERMOSO capitulo.. que lind ver a gas enamorado *-*
ResponderEliminarEspero que todo tenga un final feliz.. besos Moni ;)
Bueno, empezo todo bien, termino todo mal. Confirme que Rochi no tiene cabeza, como va a hacer eso? todo porque? esta loca, pobre Gaston, casi rompe toda la casa, me lo imagino, y ag, no. Peguenle a Rocio por favor, que Lali me haga el favor. Igual, fuera de eso, me encanto como la trato Gastn en su primera vez, fue muy akjbsjgs y muy akjhsjajhs, que se cuenta que lo ama, bueh, creo que ella sabe eso. quiero el proximoooo, no puedo esperar.
ResponderEliminarme encanto el comienzo todo tan lindo su primera vez juntos fue tan lindo, pero despues todo se volvio negro detesto la actitud de Rochi como le va hacer eso al pobre de Gas espero que Lali le haga cambiar de opinion pronto y que Pablo se valla o que se entere que se aman Rochi y Gas
ResponderEliminarmuy bueno me encanto lastima que rochi sea asi ero ya asaran cosas lindas subi mas pronto porfis besos :)
ResponderEliminar@claudiarivero1... me encantoooo me muerooo el todo enamorada y ella que no se quiere dar cuenta que se quede con gas y mande al cargo al idiota de pablo la primer ves de ella y el todo un caballero hjdhfgfghdjhdjndj moriiii subi el proximo pronto besosssssss
ResponderEliminarMe encantooooooo.. necesito mas y mas :)
ResponderEliminarque buenaa que estaa la noveeeee
ResponderEliminarmaaaaaaaaaaaaas
@RochiMyWorld_
mas mas mas mas
ResponderEliminarmaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas
ResponderEliminarrochi q mal asi no te conocia te comportas como una tarada pense q eras mas inteligente y no tan ingenua
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