viernes, 19 de octubre de 2012

Hermoso Desastre capitulo 21


Celos
Desperté sobre mi estómago, desnuda y enredada en las sabanas de Gaston Dalmau. Mantuve mis ojos cerrados, sintiendo como sus dedos acariciaban mi brazo y espalda.
Suspiró profundo, contento, y habló en voz baja. —Te amo, Rochi. Voy a hacerte feliz, lo juro.
La cama se hundió al moverse, y luego sus labios se movieron en lentos y cortos besos hacia mi espalda. Me quedé quieta, y justo cuando iba a alcanzar la piel debajo de mi oreja, me abandonó y caminó hacia el baño al otro lado de la habitación. Sus pasos se escuchaban tranquilos por el pasillo, y las tuberías chillaron con la presión del agua en la regadera.
Abrí los ojos y me senté, estirándome. Cada músculo en mi cuerpo dolía, músculos que ni siquiera sabía que tenía. Sostuve la sabana contra mi pecho y miré hacia la ventana, viendo como hojas amarillas y rojas caían en espiral desde las ramas hasta el suelo.
Su celular vibró en algún lugar en el piso, y luego de buscarlo torpemente por el desastre de ropa en el suelo, lo encontré en el bolsillo de sus jeans. En la pantalla sólo aparecía un número, sin nombre.
— ¿Hola?
— Se encuentra… Se encuentra Gaston?
—Está en la ducha, ¿quieres dejarle un mensaje?
—Claro que lo está. Dile que Eugenia llamó, ¿podrías?
Gaston entró, amarrando la toalla alrededor de su cintura salpicada de agua, sonreí y le tendí el teléfono.
—Es para ti.
Me besó antes de mirar la pantalla, y luego negó con la cabeza. — ¿Si? Era mi novia, ¿Qué necesitas, Eugenia? —Escuchó por un momento para después sonreír—. Bueno, ¿Qué te puedo decir? Pajarita es especial. —Luego de una larga pausa, rodó los ojos. Sólo me podía imaginar lo que ella estaba diciendo—. No seas una perra, Eugenia. Escucha, no puedes llamarme más… Bueno, el amor hace eso. —dijo, mirándome cariñosamente—. Sí, con Rochi. Es en serio Eugenia, no más llamadas… Hasta luego.
Lanzó el teléfono a la cama, y se sentó a mi lado. —Estaba un poco molesta. ¿Te dijo algo?
—No, solamente preguntó por ti.
—Borré los pocos números que tenía en mi teléfono, pero supongo que eso no les impide seguir llamándome. Si no lo averiguan por sí solas, yo se los aclaro.
Me miró con curiosidad, y no pude evitar sonreír. Nunca había visto este lado de él. —Confío en ti, ¿lo sabes?
Presionó sus labios con los míos. —No te culparía si esperas que me gane tu confianza.
—Tengo que ir a la ducha. Ya me perdí una clase.
— ¿Ves? Ya estoy siendo una buena influencia.
Me levanté, y él tiró de la sabana. —Eugenia dijo que este fin de semana va haber una fiesta de Halloween. Fui con ella el año pasado, estuvo divertido.
—Estoy segura de ello. —dije, levantando una ceja.
—Sólo digo que hubo bastante gente. Tienen torneos en la piscina y bebidas baratas… ¿Quieres ir?
—En realidad no soy… No soy de las que se disfrazan. Nunca lo he sido.
—Yo tampoco, simplemente voy. —Se encogió de hombros.
— ¿Todavía vamos a los bolos esta noche? —Pregunté, cuestionando si la invitación era sólo una excusa para pasar tiempo a solas conmigo, lo cual ya no era necesario.
— ¡Claro que sí! ¡Y te voy a patear el trasero, también!
—No esta vez. Tengo un nuevo súper poder.
Se rió. — ¿Y cuál es? ¿Lenguaje rudo?
Me incliné para besar su cuello, luego moví mi lengua hasta su oreja, besando su lóbulo. Se congeló en su lugar.
—La distracción. —Murmuré en su oído.
Agarró mis brazos y me empujó sobre mi espalda.
—Vas a perderte otra clase.
Finalmente, luego de convencerlo de abandonar el apartamento a tiempo de ir a la clase de Historia, corrimos al campus y nos deslizamos en nuestros asientos justo cuando el profesor  comenzaba.
Gaston volteó su gorra de béisbol hacia atrás y plantó un beso en mis labios, justo en frente de todos.
En el camino hacia la cafetería, sostuvo mi mano con la suya, entrelazando nuestros dedos mientras caminábamos. Se veía tan orgulloso de sostener mi mano, anunciándole al mundo que finalmente estábamos juntos. Agustin lo notó, miró hacia nuestras manos y me mostró una ridícula sonrisa. Él no fue el único, nuestra simple muestra de cariño provocó miradas y murmullos de las personas mientras íbamos pasando.
En la puerta de la cafetería, Gaston inhaló su cigarro una última vez y me miró, notando mi desconfianza. Lali y Peter ya estaban dentro, y Agustin había encendido otro cigarro, dejándonos a mí y Gaston solos al entrar. Estaba segura que el rumor había alcanzado todo un nuevo nivel al momento en que Gaston me besó en plena vista de todos en la clase de Historia, y mi miedo de entrar a la cafetería no me abandonaba.
— ¿Qué sucede, Pajarita? —Preguntó, jalando de mi mano.
—Todos nos están mirando.
Llevó mis manos a su boca y besó mis dedos.
—Se les va a pasar. Solamente es el shock inicial. ¿Recuerdas cuando empezamos a salir juntos? Su curiosidad murió luego de un tiempo, y se acostumbraron a vernos juntos. Vamos. —dijo, y me jaló hacia adentro.
Una de las razones por la cual escogí esta universidad fue por su modesta población, pero el desesperado interés por escándalos que venía con ello era extenuante a veces. Era un completo chiste; todos eran consientes de cuan ridículo era el rumor, pero aun así, todos participaban en él.
Nos sentamos con nuestra comida en los lugares de siempre. Lali me dio una sonrisa intuitiva. Ella conversó como si todo estuviera normal, pero los jugadores de fútbol en la otra punta de la mesa me miraban como si me estuviera quemando.
Gaston golpeó mi manzana con su cubierto. — ¿Vas a comerte eso, Pajarita?
—No, puedes tenerla, bebé.
Mis orejas ardieron cuando la cabeza de Lali se giró bruscamente para verme.
—Simplemente salió. —dije, sacudiendo la cabeza. Miré a Gaston, y su expresión era una mezcla entre amor y diversión.
Habíamos utilizado ese término unas cuantas veces esa mañana, y no se me ocurrió que era nuevo para todos los demás hasta que salió de mi boca.
—Acaban de alcanzar el nivel de irritantemente lindo. —Lali sonrió.
Peter tocó mi hombro, — ¿Te quedarás esta noche? —Preguntó, sus palabras se mezclaban con el pan en su boca—. Prometo no salir de mi cuarto a insultarte.
—Estabas defendiendo mi honor, Pet. Estás perdonado. —dije.
Gaston mordisqueó la manzana y masticó, luciendo más feliz de lo que alguna vez lo había visto. La paz en sus ojos había regresado, e incluso cuando docenas de personas miraban cada uno de nuestros movimientos, todo se sentía… correcto.
Pensé en todo el tiempo que había insistido en que estar con Gaston era una mala decisión, y cuanto tiempo había perdido tratando de ignorar todo lo que sentía por él. Viéndolo del otro lado de la mesa, a sus suaves ojos verdes, y el hoyuelo bailando en su mejilla mientras masticaba. No recordaba de qué estaba tan preocupada.
—Se ve espantosamente feliz. ¿Te rendiste finalmente, Rochi? —dijo uno, codeando a sus compañeros de quipo.
—No eres muy inteligente, ¿verdad,? —dijo Peter frunciendo el ceño.
Instantáneamente la sangre subió a mis mejillas, miré a Gaston, quien tenía una mirada asesina en sus ojos. Mi vergüenza se deshizo a la vista de la ira de Gaston, sacudí la cabeza. —Sólo ignóralo.
Luego de unos tensos segundos, sus hombros se relajaron un poco, tomó aire y asintió una vez. Luego de un momento me guiñó.
Estiré mi brazo en la mesa y deslicé mis dedos en los suyos. —Fue en serio lo que me dijiste anoche, ¿no?
Empezó a hablar, pero la risa de ese molesto muchacho llenó la cafetería. — ¡Dios Santo! ¿Gaston Dalmau está siendo controlado?
— ¿Fue en serio cuando me dijiste que no querías que cambiara? —me preguntó, apretándome la mano.
Miré a el riéndose con sus compañeros, y luego me volví a Gaston. —Absolutamente. Enséñale a ese imbécil algunos modales.
Una sonrisa diabólica se extendió por su cara, y caminó hacia el final de la mesa, donde se sentaba.
este se tragó su risa y el silencio se apoderó de la habitación.
—Oye, solo te estaba haciendo pasar un mal rato, Gaston. —dijo mirándolo.
—Discúlpate con Pajarita. —dijo Gaston, fulminándolo con la mirada.
me miró con nerviosismo. —Sólo… Sólo estaba bromeando, Rochi. Lo siento.
Lo miré mal y él subió la cabeza hacia Gaston, esperando su aprobación.
Cuando Gaston se alejó, este se rió y luego le susurró algo a Brasil. Mi corazón se aceleró cuando Gaston se detuvo abruptamente y sus manos se cerraron en puños a sus costados.
Brasil sacudió la cabeza y bufó. —Cuando despiertes, sólo recuerda… que tú solito te lo buscaste.
Gaston levantó la bandeja de Agustin de la mesa y se la pegó a este en la cara, tumbándolo de su silla. trató de meterse bajo la mesa, pero Gaston lo sacó por las piernas y comenzó a golpearlo.
se cubrió y Gaston lo golpeó en la espalda. Se arqueaba y volteaba, levantando sus manos al aire, permitiéndole a Gaston golpear varias veces su cara. La sangre comenzó a fluir y Gaston se levantó jadeando.
—Si te atreves a siquiera mirarla, pedazo de mierda, te voy a romper tu jodida mandíbula. —Gritó Gaston. Me estremecí cuando Gaston pateó una última vez.
La mujer que trabaja en la cafetería corrió hacia fuera, sorprendida del desastre sangriento en el suelo.
—Lo siento —le dijo Gaston, limpiándose la sangre en su mejilla.
Muchos de los estudiantes se levantaron para ver mejor, otros permanecieron sentados mirando entretenidos.
El equipo de fútbol sólo miraba el cuerpo lánguido en el piso, sacudiendo sus cabezas.
Gaston se volteó y Peter se levantó de inmediato, agarrando mi brazo y la mano de Lali, y arrastrándonos por la puerta, detrás de su primo. Caminamos la corta distancia y Lali y yo nos sentamos en los escalones de enfrente, mirando Gaston caminar de aquí para allá.
— ¿Estás bien, Gas? —Preguntó Peter.
—Sólo… dame un minuto. —Contestó, poniéndose las manos en la cadera mientras caminaba.
Peter se metió las manos en los bolsillos. —Me sorprende que te hayas detenido.
—Pajarita dijo que le enseñara modales, Pet. No que lo matara. Necesité todo de mí para detenerme cuando lo hice.
Lali deslizo sus grandes lentes cuadrados de sol para mirar a Gaston. — ¿Qué fue lo que dijo que te puso así, de todos modos?
—Algo que nunca volverá a decir. —Respondió.
Lali miró a Peter, quien se encogió de hombros. —No lo escuché
Los puños de Gaston se tensaron de nuevo. —Voy a regresar adentro.
Peter tomó a Gaston por los hombros. —Tu chica está aquí afuera. No necesitas volver a entrar.
Gaston me miró, forzándose a sí mismo a calmarse. —Él dijo… todos piensan que Pajarita ha… Jesús, no puedo ni decirlo.
—Dilo de una vez. —Murmuró Lali, mirando sus uñas.
Agustin apareció caminando detrás de Gaston, claramente encantado por toda la conmoción. —Cada chico quiere con ella porque logró conseguir al indomable Gaston Dalmau. —Se encogió de hombros—. Es lo que están diciendo allí adentro, al menos.
Gaston pasó por al lado de Agustin, dirigiéndose a la cafetería.
Peter corrió hacia él, tomándolo por el brazo. Gaston le tiró un golpe pero Peter lo esquivó y mis manos inmediatamente volaron a mi boca. Mis ojos fueron a Lali, que se encontraba inafectada, acostumbrada a su rutina.
Sólo se me ocurrió una cosa para detenerlo. Me levanté de las escaleras, corrí hacia él y me puse en su camino. Le brinqué encima, enredando mis piernas en su cintura, él me sostuvo por los muslos mientras yo tomaba su cara, plantando un largo y profundo beso en sus labios. Pude sentir como su ira se iba desvaneciendo con el beso, y cuando me separé supe que ya había ganado.
—No nos importa lo que piensen, ¿recuerdas? No puedes empezar ahora. —dije, sonriendo con confianza. Poseía un mayor efecto en él de lo que creía posible.
—No puedo permitirles hablar así de ti, Pajarita. —dijo con su ceño fruncido. Me puso de nuevo en el suelo.
Deslicé mi brazo dentro del suyo, entrelazando nuestros dedos en su espalda. — ¿Así como? Ellos piensan que tengo algo especial porque tú nunca te habías asentado antes. ¿No estás de acuerdo con eso?
—Por supuesto que sí, solamente no soporto el pensar en que cada tipo en este colegio quiere estar contigo por eso. —Presionó su frente contra la mía—. Esto me va a volver loco. Ya me puedo dar cuenta.
—No dejes que te afecten, Gaston. —dijo Peter—. No puedes pelear con todo el mundo.
Gaston suspiró. —Todo el mundo. ¿Cómo te sentirías tú si todo el mundo piensa en Lali de esa manera?
— ¿Quién dice que no lo hacen? —dijo Lali ofendida. Todos nos reímos y ella hizo una mueca—. No estaba bromeando.
Peter la levantó por las manos y besó su mejilla. —Lo sabemos, bebé. Dejé de ser celoso hace un tiempo. No tenía tiempo de hacer nada más.
Lali sonrió en apreciación y luego lo abrazó.
Peter poseía la habilidad de hacer que todos a su alrededor se sintieran calmados, sin duda resultado de crecer con Gaston y sus hermanos. Probablemente era más un mecanismo de defensa que cualquier otra cosa.
Gaston acarició la parte detrás de mi oreja, y me reí hasta que vi a Pablo acercándose. La misma urgencia que sentí cuando Gaston quería volver a la cafetería me invadió, e instantáneamente me alejé de Gaston y caminé tres metros y algo para interceptar a Pablo.
—Necesito hablar contigo. —Me dijo.
Miré hacia atrás y luego sacudí mi cabeza como advertencia. —Ahora no es un buen momento, Pablo. De hecho, es un muy, muy mal momento. Gaston y un chico, Chris, pelearon en el almuerzo y él todavía está un poco irritado. Necesitas irte.
Pablo vio a Gaston y luego fijó su vista en mi, determinado. —Escuché lo que sucedió en la cafetería. No creo que estés consciente de en donde te estás metiendo. Gaston es mala influencia, Rochi. Todos lo saben. Nadie está hablando de cuan genial es que tú lo hayas cambiado… todos esperan que él haga lo que sabe hacer mejor. No sé lo que te ha dicho, pero no tienes ni idea de qué clase de persona es.
Sentí las manos de Gaston en mis hombros. — ¿Porqué no le dices, entonces?
Pablo se encogió nervioso. — ¿Tienes idea de cuantas chicas humilladas he llevado a casa de fiestas luego de pasar horas encerradas con él? Te va a lastimar.
Los dedos de Gaston se tensaron en respuesta, posé mis manos en las suyas hasta que se relajó. —Deberías irte, Pablo.
—Debes escuchar lo que te digo.
—No le llames así, joder. —Gruñó Gaston.
Pablo no apartó sus ojos de los míos. —Estoy preocupado por ti.
—Lo aprecio, pero no es necesario.
Pablo sacudió la cabeza. —Él te ve como un desafío a largo plazo, Rochi. Te tiene pensando que eres diferente a las otras chicas simplemente para llevarte a la cama. Se va a cansar de ti. Él posee la atención de un bebé.
Gaston me rodeó, parándose frente de Pablo, tan cerca que sus narices casi se tocaban. —Te permití decir lo que querías. Mi paciencia se agotó. —Pablo trató de mirarme, pero Gaston se inclinó en su dirección—. No se te
ocurra mirarla. Mírame a mí, malcriado pedazo de mierda. —Pablo enfocó sus ojos en Gaston y esperó—. Si se te ocurre al menos respirar en su dirección, me aseguraré de que te vayas cojeando a la escuela de medicina.
Pablo tomó una par de pasos hacia atrás, hasta que estuve en su campo de visión. —Pensé que eras más lista que esto. —dijo, sacudiendo la cabeza antes de voltearse e irse.
Gaston lo observó marcharse, luego se volteó y sus ojos encontraron los míos. —Sabes que eso es pura mierda, ¿verdad? No es cierto.
—Estoy segura que es eso lo que todos piensan. —Me quejé, atrayendo la atención de aquellos que iban pasando.
—Entonces les probaremos lo contrario.
Mientras la semana avanzaba, Gaston se tomó su promesa muy en serio. Ya no conversaba con las chicas que lo detenían en los pasillos, y algunas veces hasta era grosero con ellas. En el momento en que caminamos dentro para la fiesta de Halloween, me encontraba un poquito nerviosa sobre como él planeaba mantener lejos a las fiesteras intoxicadas.
Lali, Agustin y yo nos sentamos en una de las mesas cercanas, mientras veíamos a Gaston y Peter jugar billar con dos de sus hermanos Sig Tau.
— ¡Vamos, bebé! —Gritó Lali, levantándose en el escalón de su banco.
Peter le guiñó, y luego realizó su tiro, metiéndola en el hoyo derecho más lejano.
— ¡Woo! —chilló.
Un trío de mujeres vestidas como Los Ángeles de Charlie se acercaron a Gaston mientras él esperaba su turno, sonreí cuando él trató lo más que pudo de ignorarlas. Cuando una de ellas trazó la línea de uno de sus tatuajes, Gaston jaló su brazo. La apartó para así poder hacer su tiro, y ella hizo un puchero a sus amigas.
— ¿Puedes creer cuán ridículas son? Las chicas aquí no tienen vergüenza. —dijo Lali.
Agustin sacudió su cabeza, asombrado. —Es Gaston. Creo que es lo del chico malo. O creen que pueden salvarlo, o piensan que son inmunes a sus encantos. No estoy seguro cual será.                          adap mcguire 

10 comentarios:

  1. amo esa novelaa!! me encantaaaa ahora que gas y rochi estan juntos mas que antes la amo y quiero mass!!

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  2. H E R M O S O S! me encantan como estan, Gaston es un tierno, amo como es con Rochi, amo que la loca se haya animado a tener algo con él, y todos re chusmas loco, osea, por cierta parte me da miedo que Gaston haga algo o que Rocio se arrepienta, pero por ahora estan re chuchis, la ama enserio, y ella tambien lo ama, akjhshgahsfaghshfgahs, estoy feliz ah. Quiero ya el otro.

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  3. segui y por favor que no se peleen hacen una hermosa pareja te felicito por la gran adaptacion :)

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  4. Subii seguido.. es hermosa esa novela!!
    Besos Lucia ;)

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  5. Te juro que ame este capitulo me encanta que Gas la ame tanto como ella a el y que la cuide ahh lo ame
    Ya quiero el próximo!

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  6. Que lindo que se puso la novela...! Me encanta, cada día mejor..! Ya quiero más y más :)

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  7. buenisiiimoooo, gracias por subir mas seguido ;)

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  8. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  9. Me lei los 21 capitulos en unas horas!!1 esta increibleeee! ya estoy esperando el siguiente :)
    Anais - @ags_igarzabal

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