Capítulo 10
Rocio suspiró. Y de pronto se enderezó y escuchó con atención. ¿Qué era aquello?
Sí, alguien estaba llorando. Y los lamentos procedían de la zona en la que estaban las habitaciones de los niños. Se levantó de un salto y corrió hacia allí.
-Está abierta.
Rocio empujó la puerta de la habitación de Aleli y asomó la cabeza. La niña estaba sentada en la cama, con el clarinete en el regazo y una partitura frente a ella.
-¿Puedo pasar?
-¿Se supone que si dijera que no, no entrarías?
-Si dijeras que no, te pediría que vinieras a mi habitación para que pudiéramos hablar allí.
-¿Y si no quisiera hablar? -Aleli se levantó y dejó el clarinete en la cama.
-En ese caso hablaríamos más tarde -respondió Rocio-. Pero sabes tan bien como yo que esta es una cuestión de la que no pienso olvidarme hasta que hablemos de ella, así que es mejor que lo hagamos cuanto antes.
-¿Qué es lo que he hecho esta vez?
-¿Puedo pasar?
-Sí. Dios, pasa. La mayor parte de la gente ni siquiera llama, se limita a entrar directamente en la habitación.
-¿Y por qué debería mostrarte menos respeto del que espero que me muestres tú?
-Porque soy una niña.
-Una situación que a veces puede llegar a resultar agobiante -respondió Rocio, captando toda la atención de la niña-. Una de las cosas a las que me gustaría ayudarte durante los próximos días es a hacer una lista de las características que Monito y tú esperáis de una niñera. Y creo, teniendo en cuenta lo mucho que valoras tu intimidad, que encontrar a alguien que crea que los niños deben ser tratados con el mismo respeto que los adultos debería de ser una prioridad. ¿No te parece?
-Bueno, sí.
-Y tienes que tener en cuenta que vuestra futura niñera debería tener también su propia lista de requisitos, que deje claramente por escrito lo que espera de ti y de Monito.
-Pues le deseo buena suerte a quien sea, porque no somos precisamente unos angelitos.
-Y nadie espera que lo seas. Pero seguro que cualquier persona que entre a trabajar en esta casa tendrá sus propias expectativas.¿Quieres saber cuáles son las mías?
Aleli se encogió de hombros.
-Yo espero sinceridad y amabilidad -dijo Rocio quedamente-. Y las dos cosas que no estoy dispuesta a tolerar son la crueldad y la mentira. Lo de la sinceridad no tiene por qué plantear ningún problema, y la espero de ti en todas ocasiones, sin ninguna excepción. Lo de la crueldad puede ser algo más complicado, porque a veces, y creo que eso es lo que ha sucedido hoy, somos crueles sin proponérnoslo.
Aleli se puso inmediatamente a la defensiva.
-Bueno, ya sabes lo que dice esa vieja canción, a veces es necesario ser despiadado para hacer un bien...
-Es posible que haya ocasiones en las que eso sea cierto. Pero no creo que el autor de la canción estuviera pensando en un niño de seis años.
Aleli se quedó en completo silencio y clavó la mirada en el suelo. Rocio suspiró.
-Aleli, sé que quieres a Monito. ¿Cómo es posible que le hayas dicho entonces esas cosas tan horribles sobre tu padre y esa mujer... Daniela, creo que se llama?
-Daniela, sí. Daniela Collini. Una auténtica bruja. La abuela quiere que Gas se case con ella y he pensado que ya era hora de que mi hermano lo supiera.
-¿Pero por qué has tenido que decirle que Daniela va a ser vuestra malvada madrastra? -todavía estaba asombrada por la falta de sensibilidad de Aleli. Rocio se había pasado casi cuarenta minutos intentando convencer al pequeño de que su madrastra no iba a encerrarlo en una torre.
-Si alguien no hace algo pronto, Gastón terminará casándose con ella.
-¿Y no crees que tu padre hablaría antes con vosotros si realmente estuviera pensando en casarse con Daniela?
-No -Aleli se dejó caer en una silla con un rápido movimiento que a Rocio le recordó extraordinariamente a los de su padre-. Creo que no nos lo diría hasta que se hubiera casado. Cree que soy una niña. O por lo menos me trata como si lo fuera. Dios, esta noche ha estado otra vez aquí. La odio. Es tan repugnante la forma que tiene de frotarse contra mi padre.
Rocio se sentó en el borde de la cama.
-¿Y crees que eso te da derecho a asustar a tu hermano?
-No sabía que Monito se lo iba a tomar así.-Rocio se limitó a mirarla con gesto escéptico.
-Bueno, de acuerdo, quizá lo supiera, pero aun así merece la pena que lo sepa. Si Gaston se casa con esa mujer, nos mandarán a un internado antes de que las flores del ramo de novia hayan tenido tiempo de secarse -añadió Aleli con fiereza.
-Tu padre jamás haría una cosa así.
-A mi padre no le gusta vernos cerca de él, pero no quiere admitirlo -la contradijo Aleli-. Para él sería un alivio que alguien tomara esa decisión en su lugar.
-Tu padre jamás permite que alguien decida en su lugar, sobre todo en cuestiones tan importantes como esa.
-Pues se casó con mi madre porque mis abuelos querían que lo hiciera. Y esa es una decisión importante, ¿no te parece?
-Aleli, no me lo creo. En esta época casi nadie se casa porque sus padres quieran que lo haga -Rocio se corrigió inmediatamente-, por lo menos en este país.
-Pues hay gente que sí. Mis dos abuelas eran íntimas amigas. Ambas están cargadas de dinero y les dijeron a Gastón y a Luz que si se casaban les darían montones de dinero. Le he oído contar a Gastón esa historia y al final siempre dice, «así que me enamoré convenientemente de Luz». Él mismo lo admite, y si no te lo crees, pregúntaselo. Daniela también está forrada, pero mi padre ya no necesita dinero. Supongo que lo que buscará esta vez es sexo.
-Aleli, no me parece apropiado que una niña de trece años hable así de su padre.
-Es un hombre, ¿no? Los hombres necesitan sexo y él lleva solo mucho tiempo.
-También las mujeres lo necesitan, pero no creo que debamos hablar...
-Supongo que ahora también hará lo que más le convenga. Mi abuela prácticamente está empujando a Daniela a su dormitorio. A menos que hagamos algo, se va a casar con ella. Yo le he contado que en esta casa había fantasmas, pero me parece que pensó que solo estaba intentando asustarla.
-¿Y era esa tu intención?
-Bueno, sí... Pero eso no significa que no haya fantasmas. A veces los siento, sobre todo por las noches. Y estoy segura de que cuando se casen, Daniela se asustará al darse cuenta de que la casa está embrujada. Querrá marcharse y Gastón no y entonces -se encogió de hombros-, terminarán divorciándose al cabo de unos años. Lo único que yo pretendo es evitarles problemas futuros.
-Vaya, yo pensaba que el espíritu de Ford y del resto de vuestros antepasados se habían quedado tranquilos desde que tu padre compró esta casa.
-Ford se pasea por aquí de vez en cuando -contestó Aleli muy seria-. Pero él no hace nada especial. Es el fantasma de Luz el que se dedica a esas cosas.
-Luz, tu madre.'
-¿Sabes? Murió en esta casa.
-No, no lo sabía.
-Parte de ella todavía está aquí. Eso le sucede a los espíritus de las personas que abandonan el mundo repentinamente, de forma violenta.
Aleli subió las rodillas a la silla y las rodeó con los brazos. Parecía muy pequeña y vulnerable, a pesar de que era obvio que lo que pretendía era hacerle sentirse incómoda a Rocio. Así que, en vez de preguntarle que de qué había muerto su madre, Rocio comentó con voz suave:
-Debe haber sido muy duro para ti que tu madre muriera.
-No quiero hablar de eso. Lo que quiero hacer es averiguar cómo vamos a evitar que mi padre se case con esa bruja.
-Pero si alguna vez quieres hablar de ello...
-¡Ya lo tengo! -se levantó de un salto-.Podrías seducirlo.
-¿Qué?, Perdona, pero no creo que...
-Sí -la interrumpió Aleli, y comenzó a caminar por la habitación, incapaz de permanecer sentada-. Por supuesto, eso es. Si lo que él busca es algo que le convenga, tú eres mucho más conveniente que Daniela...
-Permíteme dejarte una cosa completamente clara, señorita: no tengo la menor intención de seducir a tu padre.
-Oh, vamos. Pero si te gusta. He visto cómo lo miras. He visto cómo le miras el trasero.-Rocio no pudo contener una carcajada.
-Perdona, pero jamás le he mirado el trasero -por lo menos estando Aleli y Monito delante. Aleli también estaba riéndose a carcajadas y Rocio comprendió que no estaba hablando completamente en serio.
-¿Y qué tal si te invitara a una de sus estúpidas fiestas de negocios? -le preguntó a Rocio-. ¿Irías con él?
-¿Y quién se quedaría con Monito y contigo?
-Tina.-Rocio se levantó.
-Creo que ya es hora de que te vayas a la cama.
-Pero no has contestado a mi pregunta. ¿Irías o no?
-La cuestión es que no me lo va a pedir nunca porque está saliendo con Daniela -se dirigió hacia Aleli y le dio un rápido abrazo-. Buenas noches, lunática. Aleli soltó una carcajada.
-Rochi, es un buen plan. Pero eres demasiado...
-¿Cuerda? -terminó por ella-. Afortunadamente para mí. Hasta mañana -salió de la habitación y cerró la puerta tras ella. Necesitaba una buena dosis de aspirina. Y eso que la noche todavía no había terminado.
Continuara...
*Mafe*

me encanta esta nove !!!
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