jueves, 15 de noviembre de 2012

Un Matrimonio Diferente... Capitulo 21








Oyó la voz de Gastón, hablando en griego. Pero ella estaba en la cama, ¿cómo era posible? Pestañeo para volver a la realidad. Luego centró su atención en Gastón. Estaba de pie, mirando por la ventana, con un teléfono móvil en una mano. Rocío se sintió confusa. A su mente acudieron imágenes de la noche anterior.
No podía explicar cómo había ocurrido. Eso era lo peor. Primero le había estado gritando furiosa, y luego...
Mientras se ponía rígida debajo de las sábanas, unos músculos poco familiares se quejaron y una leve molestia le recordó toda la pasión que había surgido entre ambos la noche anterior.
Rocío se sonrojó. De no ser porque Gastón estaba presente, hubiera pensado que era un sueño. O una pesadilla...
De pronto sintió cierta identificación con las atractivas chicas que rondaban a Gastón, pero ella seguramente esta a la cola.
Porque las chicas de Gastón seguramente sabrían en qué se metían. Y ella, en cambio, había sido apartada de su camino sin saber cómo. Había tomado la decisión de abandonar a Gastón y eso le había dado fortaleza. Pero entonces él la había llevado a la cama, la había besado, e inexplicablemente la balanza de poder se había inclinado del lado del enemigo. Porque él era el enemigo. Cualquier persona capaz de reducirla a ese nivel era el enemigo.
Su vista, por otra parte, se recreaba en él. En su cabellera rubia, en el ancho de sus hombros que dibujaba la tela de la chaqueta, en las caderas estrechas que en ese momento dibujaban las manos que se metían en los bolsillos del pantalón del traje, en las piernas largas que se separaban levemente. Entonces comprendió cómo había ocurrido.
Se dio cuenta entonces, de que había reprimido toda atracción sexual por Gastón, como medida de autodefensa. Pero había sido peor, porque en el momento en que había tenido la libertad de aflorar, lo había hecho con suma intensidad. Se había traicionado a sí misma en brazos de Gastón. Como siempre había dicho él que ocurriría.
Sintió ganas de llorar. Pero se abstuvo.
Gastón se dio la vuelta, y fue hacia la cama. El depredador le sonrió. Tenía un aire de autocomplacencia, y la miró expresándoselo. Se sentó entonces al borde de la cama, y le dijo:
- Es una mañana estupenda.
Ella oyó la lluvia golpeando en los cristales.
- En Atenas – agregó -. Y si me dices que no vas a venir... no, no te atreverías. No, después de lo que ha ocurrido anoche.
- Eso fue sexo, nada más – dijo Rocío con gesto severo.
Gastón sonrió y bajó la cabeza para decirle:
- Sólo sexo no. Sexo fabuloso, maravilloso, increíble. Si no fuese porque el jet nos está esperando, seguiría en la cama.
- Ayer te he dejado – dijo Rocío con los dientes apretados.
- ¡Dios Mío! Y hoy estamos más cerca que nunca. La vida es impredecible. Piensa en esto como si fuera el primer día de nuestro matrimonio.
- ¡Es lo más nauseabundo que se te puede ocurrir! No quiero ir a Atenas – protestó Rocío.
- Pero lo harás – le dijo él incorporándose -. Mi familia se reunirá para conocerte en casa de mi madre. No me importa si tengo que llevarte a rastras y gritando todo el tiempo. ¡Para que lo sepas, has tomado la decisión anoche!
- Lo has hecho a propósito – se quejó Rocío.
- Sí – contestó él-. Bueno, y ahora, ¿por qué no te vistes? Le di instrucciones a la criada para que te hiciera el equipaje. Pensé que lo que tuvieras aquí no te serviría para Grecia.
Rocío se incorporó en la cama. Se sentía mal realmente.
Fue al cuarto de baño. Su propia estupidez la había llevado a este suplicio.
Ella había creído que Santiago estaba enamorado. ¿Había sido Santiago para ella una forma de evasión de su matrimonio? ¿Lo habría utilizado para sentir las fuerzas necesarias para abandonar a Gastón? Porque la idea de que alguien la amaba le había dado fuerzas, le había dado confianza en sí misma.
Santiago no la amaba. Pero, ¿ella lo había amado realmente?
Había sido muy doloroso descubrir que él la había visto solamente una vez como un objetivo rentable. Pero, ¿lo añoraba ella todavía? No. Todo había terminado. No quería volver a ver a Santiago. ¿Lo había amado realmente? ¿O había sido producto de su gran soledad?

5 comentarios:

  1. Pues a mí me encanta! Síguela, por favor :)

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  2. Me encanta, me encanta. pobre rochuuu =(
    quiero ya el proximooo! :3

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  3. Me encantaaaa!!!!..y a quien dice que no le gusta que mestre la cara, que no sea cobarde al decirlo!.. Es lo mas la nove! espero el proximo!!

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  4. Me muero muerta (?) Gaston esta medio loquito, Rochi tambien ahque. Que onda loca, vos sabes que no lo amas a Santiago, ponete un toque las pilas (? seguila no te demores!

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