Hogar
Gaston finalmente atravesó
la multitud con la mano de Benny sobre su hombro, susurrándole en el oído.
Gaston asintió y respondió, y mi sangre se heló al verlo tan amigable con el
hombre que nos amenazó hace menos de veinticuatro horas. Gaston disfrutaba en
el aplauso y felicitaciones de su triunfo mientras la multitud retumbaba.
Caminaba más erguido, su sonrisa era más amplia, cuando me alcanzó, plantó un
beso rápido en mi boca.
Pude probar el sudor
salado mezclado con el gusto cobrizo de la sangre sobre sus labios.
Había ganado la
pelea, pero no sin unas cuantas heridas de batalla propias.
— ¿Qué fue eso?
—Pregunté, mirando a Benny reír con sus cohortes.
—Te lo diré más
tarde. Tenemos mucho de qué hablar —dijo con una sonrisa amplia.
Un hombre palmeó a
Gaston en la espalda.
—Gracias —dijo
Gaston, girándose hacia él y sacudiendo su mano extendida.
—Espero ver otro
encuentro tuyo, hijo —dijo el hombre, entregándole una botella de cerveza—. Eso
fue increíble.
—Vamos, Pajarita.
—Tomó un sorbo de su cerveza, la agitó en su boca y luego escupió, el líquido
ámbar sobre el suelo estaba teñido con sangre. Se movió a través de la
multitud, tomando una respiración profunda cuando nos movimos a la acera
afuera. Me besó una vez más y luego me condujo a la calle principal, sus pasos
rápidos y decididos.
En el elevador de
nuestro hotel, me empujó contra la pared de espejo, agarró mi pierna y la
levantó en un movimiento rápido contra su cadera. Su boca chocó con la mía, y
sentí su mano bajo mi rodilla deslizándose arriba por mi muslo y levantando mi
falda.
—Gaston, hay una
cámara aquí —dije contra sus labios.
—No me importa una
mierda. —Se rió entre dientes—. Estoy celebrando.
Lo alejé. —Podemos
celebrar en la habitación —dije, limpiándome la boca y mirando abajo a mi mano,
viendo manchas de color carmesí.
— ¿Qué está mal contigo, Pajarita? Ganaste, gané,
pagamos la deuda de Mick y acabo de recibir la oferta de mi vida.
El elevador se abrió
y me quedé en el lugar mientras Gaston salía hacia el pasillo. — ¿Qué clase de
oferta? —Pregunté.
Gaston extendió su
mano, pero la ignoré. Mis ojos se estrecharon, sabiendo ya lo que diría.
Él suspiró. —Te lo
dije, hablaremos de eso más tarde.
—Vamos a hablar de
eso ahora.
Se inclinó y me
empujó por la muñeca hacia el pasillo, y luego me levantó del suelo en sus
brazos.
—Voy a hacer el
suficiente dinero para reemplazar lo que Mick se llevó, para pagar por el resto
de tu matrícula, pagar mi motocicleta, y comprarte un auto nuevo —dijo,
deslizando la llave adentro y afuera de su ranura. Empujó la puerta y me dejó
sobre mis pies—. ¡Y eso sólo es el principio!
— ¿Y cómo
exactamente vas a hacer eso? —Mi pecho se apretó y mis manos empezaron a
temblar.
Él tomó mi cara en
sus manos, extasiado. —Benny va a dejarme pelear aquí en Las Vegas. Seis
figuras una pelea, Pajarita. ¡Seis figuras una pelea!
Cerré mis ojos y
sacudí mi cabeza, bloqueando la emoción en sus ojos. — ¿Qué le dijiste a Benny?
—Gaston levantó mi barbilla y abrí mis ojos, asustada de que ya hubiera firmado
un contrato.
Se rió entre
dientes. —Le dije que lo pensaría.
Exhalé el aire que
había estado conteniendo. —Oh, gracias a Dios. No me asustes así, Gas. Pensé
que hablabas en serio.
Gaston hizo una
mueca y se estabilizó antes de hablar. —Hablo en serio, Pajarita. Le
dije que necesitaba hablar, primero, pero pensé que estarías feliz. Está
programando una pelea en un mes. ¿Tienes idea de cuánto dinero es? ¡En
efectivo!
—Puedo sumar,
Gaston. También puedo conservar mis sentidos cuando estoy en Las Vegas, lo que
obviamente tú no puedes. Tengo que sacarte de aquí antes de que hagas algo
estúpido. —Caminé hacia el armario y arranqué nuestra ropa de las perchas,
metiéndolas furiosamente en nuestras maletas.
Gaston agarró mis
brazos gentilmente y me giró. —Puedo hacer esto. Puedo pelear para Benny por un
año y luego estaremos establecidos por un largo, largo tiempo.
— ¿Qué vas a hacer?
¿Dejar la escuela y mudarte aquí?
—Benny va
arreglarlo, hacer que funcione con mi horario.
Reí una vez, incrédula. —No puedes ser así de crédulo,
Gaston. Cuando estés en la nómina de Benny, no sólo vas a pelear una vez al mes
para él. ¿Te olvidaste de Dane? ¡Terminarás siendo uno de sus matones!
Él sacudió la
cabeza. —Ya discutimos eso, Pajarita. Él no quiere que haga nada más que
pelear.
— ¿Y confías en él?
¡Sabes que aquí lo llaman Benny el Astuto!
—Quería comprarte un
auto, Pajarita. Uno lindo. Nuestras matrículas serán pagadas por completo.
— ¿Oh? ¿La mafia
está entregando becas ahora?
La mandíbula de
Gaston se apretó. Estaba irritado al tener que convencerme. —Esto es bueno para
nosotros. Puedo ahorrar hasta que sea el momento de comprar una casa. No puedo
hacer esta clase de dinero en ningún otro lugar.
— ¿Qué hay de tu
título de Justicia Penal? Vas a estar viendo a tus viejos compañeros de clases
trabajando para Benny, te lo prometo.
—Bebé, entiendo tus
reservas, lo hago. Pero estoy siendo listo con esto. Lo haré por un año y luego
saldremos y haremos lo que sea que el infierno quiera que hagamos.
—No sólo dejas a
Benny, Gas. Él es el único que puede decirte cuándo terminaste. ¡No tienes idea
de con qué estás tratando! ¡No puedo creer que incluso estés considerando esto!
¿Trabajar para un hombre que nos hubiera dado una paliza a ambos anoche si no
lo hubieras detenido?
—Exactamente. Lo
detuve.
—Detuviste dos de
sus matones de peso ligero, Gaston. ¿Qué vas a hacer si hay una docena de
ellos? ¿Qué vas a hacer si vienen por mí durante una de tus peleas?
—No tendría sentido
para él hacer eso. Haré mucho dinero para él.
—El momento en que
decidas que no vas a hacerlo más, eres prescindible. Así es como esas personas
trabajan.
Gaston se alejó de
mí y miró afuera de la ventada, las luces parpadeantes coloreando sus rasgos en
conflicto. Tomó una decisión antes de siquiera habérmelo comentado.
—Todo va a estar
bien, Pajarita. Me aseguraré de eso. Y luego estaremos establecidos.
Sacudí mi cabeza y
me giré, empujando nuestra ropa en las maletas. Cuando llegáramos a la pista en
casa, sería el mismo de siempre. Las Vegas le hacían cosas extrañas a las
personas, y no podía razonar con él mientras estuviera intoxicado con el flujo
del dinero y el whisky.
Me negué a discutir más esto hasta que estuvimos en el avión,
asustada de que Gaston me dejara irme sin él. Abroché mi cinturón de seguridad
y apreté mis dientes, observándolo mirar con nostalgia afuera de la ventada
mientras nos elevábamos hacia el cielo nocturno. Ya estaba extrañando la maldad
y las tentaciones sin límites que Las Vegas tenía para ofrecer.
—Es un montón de
dinero, Pajarita.
—No.
Su cabeza se giró en
mi dirección. —Esta es mi decisión. No creo que estés viéndolo todo.
—Creo que has
perdido tu maldita mente.
— ¿Ni siquiera vas a
considerarlo?
—No, ni tú tampoco.
No vas a trabajar para un criminal sanguinario en Las Vegas, Gaston. Es
completamente ridículo de tu parte creer que podría considerarlo.
Gaston suspiró y miró
afuera de la ventana. —Mi primera pelea es en tres semanas.
Mi boca cayó
abierta. — ¿Ya aceptaste?
Él guiñó un ojo. —No
todavía.
— ¿Pero vas a
hacerlo?
Sonrió. —Dejarás de
estar enojada cuando te compre un Pauus.
—No quiero un Pauus
—Me puse furiosa.
—Puedes tener lo que
quieras, bebé. Imagínate cómo se va a sentir ir a cualquier concesionario que
quieras, y todo lo que tienes que hacer es escoger tu color favorito.
—No estás haciendo
esto por mí. Deja de fingir que lo haces.
Él se inclinó, besando
mi cabello. —No, estoy haciéndolo por los dos. Simplemente no puedes ver lo
genial que será.
Un escalofrío
irradió desde mi pecho, viajando por mi columna vertebral hasta mis piernas. Él
no vería una razón hasta que estuviéramos en el apartamento, y estaba
aterrorizada que Benny le hubiera hecho una oferta que no podía rechazar. Me
sacudí mis miedos; tenía que creer que Gaston me amaba lo suficiente para
olvidar los signos de dólares y las falsas promesas que Benny había hecho.
— ¿Pajarita? ¿Sabes cómo cocinar un pavo?
— ¿Un pavo?
—dije, tomada fuera de base por el cambio repentino de conversación.
Él apretó mi mano.
—Bueno, las vacaciones de Acción de Gracias está llegando, y sabes que mi papá
te adora. Quiere venir para Acción de Gracias, pero siempre terminamos
ordenando pizza y viendo el juego. Pensé que quizás tú y yo podríamos intentar
cocinar un pavo juntos. Ya sabes, tener una cena con pavo real por una vez en
la casa Dalmau.
Presioné mis labios
juntos, tratando de no reír. —Simplemente descongelas el pavo y lo pones en un
sartén y lo cocinas en la estufa todo el día. No hay mucho en eso.
— ¿Entonces vendrás?
¿Me ayudarás?
Me encogí de
hombros. —Seguro.
Su atención estaba
desviada de las luces embriagadoras abajo, y me permití tener la esperanza que
él vería cuán equivocado estaba sobre Benny después de todo.
Gaston dejó nuestras
maletas sobre la cama y colapsó al lado de ellas. No había sacado la cuestión
de Benny, y yo estaba esperanzada que Las Vegas estuviera empezando a salir de
su sistema. Bañé a cafre, disgustada que apestara a humo y medias sucias de
estar en el apartamento de Brasil toda la semana, y lo sequé con la toalla en
la habitación.
— ¡Oh! ¡Hueles mucho
mejor! —Reí mientras él se sacudía, rociándome con pequeñas gotas de agua. Se
levantó en sus patas posteriores, cubriendo mi cara con besitos de cachorro—.
También te extrañé, hombrecito.
— ¿Pajarita?
—Preguntó Gaston, golpeando anudando sus dedos.
— ¿Sí? —dije,
frotando a cafre con la toalla amarilla mullida en mis manos.
—Quiero hacer esto.
Quiero pelear en Las Vegas.
—No —dije,
sonriéndole a la cara feliz de cafre.
Él suspiró. —No
estás escuchando. Voy a hacerlo. Verás en unos meses que fue la decisión
correcta.
Levanté la mirada
hacia él. —Vas a trabajar para Benny.
Asintió
nerviosamente y luego sonrió. —Sólo quiero cuidar de ti, Pajarita.
Las lágrimas llenaron mis ojos, sabiendo que él estaba
resuelto. —No quiero nada comprado con ese dinero, Gaston. No quiero nada que
tenga que ver con Benny, Las Vegas o cualquier cosa que vaya junto a ellos.
—No tenías problema
con la idea de comprar un auto con el dinero de mis peleas aquí.
—Eso es diferente y
lo sabes.
Frunció el ceño.
—Todo va estar bien, Pajarita. Ya verás.
Lo miré por un
momento, esperando por un brillo de diversión en sus ojos, esperando que me
dijera que estaba bromeando. La incertidumbre y la avaricia se reflejaron en
sus ojos.
— ¿Por qué siquiera
me preguntaste, Gaston? Ibas a trabajar para Benny sin importar lo que yo
dijera.
—Quiero tu apoyo en
esto, pero es demasiado dinero para rechazarlo. Estaría loco para decir no.
Me quedé por un
momento, aturdida. Una vez todo había penetrado, asentí. —De acuerdo, entonces.
Has tomado tu decisión.
Gaston sonrió de
alegría. —Ya verás, Pajarita. Va a ser genial. —Se empujó de la cama, caminó
hacia mí y me besó los dedos—. Estoy famélico. ¿Tienes hambre?
Sacudí mi cabeza y
él besó mi frente antes de caminar a la cocina. Una vez sus pasos dejaron el
corredor, tiré mi ropa de las perchas, agradecida de que tuviera lugar en mi
maleta para más de mis pertenencias. Lágrimas de enojo cayeron por mis
mejillas. Yo sabía muy bien lo que sería llevar a Gaston a ese lugar. Había
peleado con uñas y dientes para evitarle los bordes oscuros de mi vida, y el
momento en que se presentó la oportunidad, lo arrastré al centro de todo lo que
odiaba sin un segundo pensamiento.
Gaston iba a ser
parte de esto, y si no dejaría que lo salvara, tendría que salvarme yo sola.
La maleta estaba
llena hasta su límite, y estiré el cierre sobre el contenido abultado. La saqué
de la cama y caminé por el pasillo, pasando la cocina sin mirar en su
dirección. Me apresuré a bajar las escaleras, aliviada de que Lali y Peter
todavía estuvieran besándose y riéndose en el aparcamiento, transfiriendo sus
cosas de su Charger al Honda de ella.
— ¿Pajarita? —Gaston
llamó desde la puerta del apartamento.
Toqué la muñeca de Lali.
—Necesito que me lleves, La.
— ¿Qué está pasando?
—dijo, notando la seriedad de la situación por mi expresión.
Miré detrás de mí para ver a Gaston corriendo por las
escaleras y cruzando el césped hacia donde estábamos paradas.
— ¿Qué estás
haciendo? —dijo, gesticulando hacia mi maleta.
Si le hubiera dicho
en ese momento, toda esperanza de salvarme de Mick, y Las Vegas, y Benny, y
todo lo que no quería estaría perdido. Gaston no me dejaría ir, y por la mañana
me habría convencido a mí misma de aceptar su decisión.
Me rasqué la cabeza
y sonreí, tratando de obtener algo de tiempo para pensar en una excusa.
— ¿Pajarita?
—Estoy llevando mis
cosas. Ellos tienen todas esas lavadoras y secadoras y tengo una cantidad
ridícula de colada que hacer.
Él frunció el ceño.
— ¿Ibas a irte sin decírmelo?
Miré a Lali y luego
a Gaston, esforzándome por la mentira más creíble.
—Iba a volver. Eres
tan jodidamente paranoico —dijo Lali con la sonrisa desdeñosa que había usado
para engañar a sus padres tantas veces.
—Oh —dijo él,
todavía inseguro—. ¿Vas a quedarte aquí esta noche? —Me preguntó, pellizcando
la tela de mi abrigo.
—No sé. Supongo que
depende de cuando esté lista mi ropa.
Gaston sonrió,
poniéndome contra él. —En tres semanas, le pagaré a alguien para que haga tu
colada. O simplemente puedes tirar tu ropa sucia y comprar nueva.
— ¿Vas a pelear para
Benny otra vez? —Preguntó Lali, sorprendida.
—Me hizo una oferta
que no podía rechazar.
—Gaston —empezó Peter.
—Chicos, no empiecen
ustedes también. Si no voy a cambiar de opinión por Pajarita, no voy a cambiar
de opinión por ustedes.
Lali encontró mis
ojos con entendimiento. —Bueno, mejor te llevamos, Rochi. Esa pila de ropa te
va a tomar por siempre.
Asentí y Gaston se
inclinó para besarme. Lo acerqué más, sabiendo que sería la última vez que
sentiría sus labios contra los míos. —Te veo más tarde —dijo—. Te amo.
Peter metió mi
maleta en el baúl de su Honda, y Lali se deslizó en su asiento a mi lado.
Gaston dobló sus brazos sobre su pecho, charlando con Peter mientras Lali
agitaba el encendido.
—No puedes quedarte en tu habitación esta noche, Rochi. Va a
ir directamente allí cuando lo averigüe —dijo Lali mientras lentamente
retrocedía del bloque del estacionamiento.
Las lágrimas
llenaron mis ojos y se derramaron, cayendo sobre mis mejillas. —Lo sé.
La expresión alegre
de Gaston cambió cuando vio la mirada en mi cara. No perdió tiempo en correr a
mi ventana. — ¿Qué está mal, Pajarita? —dijo, golpeando ligeramente el vidrio.
—Vamos, La —dije,
limpiando mis ojos. Me centré en el camino adelante mientras Gaston corría
junto al auto.
— ¿Pajarita? ¡Lali!
¡Detén el puto auto! —Gritó, golpeando su palma contra el vidrio—. ¡Rochi, no
hagas esto! —Dijo, comprensión y miedo distorsionando su expresión.
Lali se giró hacia
la calle principal y presionó el acelerador. —Nunca voy a escuchar el final de
eso… así como tú.
—Lo siento tanto,
La.
Ella miró hacia el
espejo retrovisor y empujó su pie en el suelo. —Jesucristo, Gaston —murmuró
bajo su respiración.
Giré para verlo
correr a toda velocidad detrás de nosotras, desapareciendo y reapareciendo
entre las luces y sombras de las lámparas de la calle. Después alcanzó el final
de la cuadra, se giró en dirección opuesta, corriendo hacia el apartamento.
—Va a volver por su
motocicleta. Nos va a seguir y causar una gran escena.
Cerré mis ojos.
—Simplemente… apresúrate. Dormiré en tu habitación esta noche. ¿Crees que a
Vanessa le importará?
—Nunca está allí.
¿De verdad va a trabajar para Benny?
La palabra se quedó
pegada en mi garganta, así que simplemente asentí.
Lali agarró mi mano
y la apretó. —Estás tomando la decisión correcta, Rochi. No puedes pasar por
eso otra vez. Si no te escuchó, no va a escuchar a nadie.
Mi móvil sonó. Miré
abajo para ver la cara tonta de Gaston, y luego presioné ignorar. Menos de
cinco segundos después, sonó de nuevo. Lo apagué y lo empujé en mi bolso.
—Esto va a ser un
desastre jodidamente espantoso —dije, sacudiendo mi cabeza y limpiando mis
ojos.
—No envidio tu vida por la siguiente semana o así. No puedo
imaginar romper con alguien que rehúsa a mantenerse alejado. Sabes que es así
como será, ¿cierto?

ayyy no se estropearon las cosas pobre ro k gas reaccione no m los separes no seas mala con lo lindos k estaban juntos subi cap pronto
ResponderEliminarPobre Rochi todo lo que tiene que soportar, no queria que se separaran, pero tiene razon no va volver a sufrir. Espero que a Gas se le valla esa estupida idea de peliar para Benny.
ResponderEliminarMe encanta tu nove subi mas seguido
Casi lloro! Que pena por Rochi :( No quiero que se separen! Ojala Gaston recapacite y no acepte la propuesta, las cosas estaran feas!
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