No Gracias
Rayé el frente de mi
cuaderno, haciendo cuadrados en los cuadros, conectándolos entre sí para formar
rudimentarias cajas 3D. Diez minutos antes de que la clase comenzara el aula
aún estaba vacía. La vida estaba en las primeras etapas de lo normal, pero aun
así me tomó unos minutos mentalizarme a mí misma el estar cerca de alguien que
no fuera Agustin y Lali.
―Sólo porque no
estemos saliendo, no significa que no puedas usar la pulsera que te compré
―dijo Pablo mientras se deslizaba en la mesa junto a mí.
―He tenido la
intención de preguntarte si la quieres de vuelta.
Sonrió, inclinándose
para añadir un arco en la parte superior de uno de los cuadros en el papel.
―Fue un regalo,. Yo no doy regalos con condiciones.
La Dra. Ballard
volteó su cabeza mientras tomaba asiento a la cabecera de la clase, hurgando en
los papeles sobre su desordenado escritorio. La habitación de repente, era un
hervidero de parloteo, haciéndose eco de la gran lluvia salpicando contra las
ventanas.
―Me enteré de que
Gaston y tú rompieron hace un par de semanas. ―Pablo levantó la mano al ver mi
expresión de impaciencia―. No es de mi incumbencia. Sólo que parecías tan
triste, y quería decirte que lo siento.
―Gracias ―dije,
dando vuelta a una nueva página en mi cuaderno.
―Y también quería
disculparme por mi comportamiento anterior. Lo que dije fue… cruel. Estaba
enojado y arremetí contra ti. No fue justo, y lo siento.
―No estoy interesada
en salir, Pablo ―le advertí.
Se rió entre
dientes. ―No estoy tratando de sacar ventaja. Seguimos siendo amigos y quiero
asegurarme de que estás bien.
―Estoy bien.
― ¿Vas a casa para
las vacaciones de Acción de Gracias?
―Me voy a casa con Lali.
Usualmente paso Acción de Gracias en su casa.
Pablo comenzó a
hablar, pero la Dra. Ballard comenzó su conferencia. El tema de Acción de
Gracias me hizo pensar en mis planes anteriores para ayudar a Gaston con un
pavo. Pensé sobre cómo habría sido, y me encontré
preguntándome si pedirían una pizza una vez más. Una
sensación de abatimiento se apoderó de mí. Al instante la empujé de mi mente,
haciendo mi mejor esfuerzo para concentrarme en cada palabra de la Dra.
Ballard.
Después de clase, mi
rostro enrojeció cuando vi a Gaston correr hacia mí desde el estacionamiento.
Estaba bien afeitado una vez más, llevaba una sudadera con capucha y su gorra
roja de béisbol favorita, agachando la cabeza lejos de la lluvia.
―Nos vemos después
de las vacaciones, , ―dijo Pablo, tocando mi espalda.
Yo esperaba una
mirada airada de Gaston, pero no parecía darse cuenta de Pablo mientras se
acercaba. ―Hey, Pajarita.
Me ofreció una
sonrisa incómoda, y metió sus manos en el bolsillo delantero de su sudadera. ―Peter
dijo que vas a ir con él y La mañana.
― ¿Sí?
― ¿Pasarás todas tus
vacaciones donde Lali?
Me encogí de
hombros, tratando de parecer casual. ―Soy realmente cercana con sus padres.
― ¿Qué pasa con tu
mamá?
―Ella es una
alcohólica, Gaston. No sabe que es Acción de Gracias.
De repente se sintió
nervioso, y mi estómago arrancó con la posibilidad de una segunda ruptura
pública. Un trueno retumbó por encima de nosotros y Gaston miró hacia arriba,
entrecerrando los ojos mientras gruesas gotas caían sobre su rostro.
―Necesito pedirte un
favor ―dijo―. Ven aquí. ―Me arrastró bajo el toldo más cercano y yo accedí,
tratando de evitar una nueva escena.
― ¿Qué clase de
favor? ―Pregunté, recelosa.
―Mi uh… ―cambió su
peso de un pie a otro―. Papá y los chicos todavía te están esperando el jueves.
―Gaston ―me
quejé.
Miró a sus pies.
―Dijiste que ibas a venir.
―Lo sé, pero… es un
poco inapropiado ahora, ¿no crees?
No pareció
afectarle. ―Dijiste que ibas a venir.
―Todavía estábamos
juntos cuando estuve de acuerdo con ir a casa contigo. Tú sabías que no
iba a ir.
―Yo no lo sabía, y ya es demasiado tarde, de todos
modos. Thomas está volando hacia acá y Jesus dejó el trabajo. Todo el mundo
está deseando verte.
Me encogí, girando
las hebras de mi pelo húmedo alrededor de mi dedo. ―Ellos iban a venir, de
todos modos, ¿no?
―No todo el mundo.
No hemos estado todos nosotros ahí para Acción de Gracias en años. Todos
hicieron un esfuerzo por estar allí ya que les prometí una comida real. No
hemos tenido una mujer en la cocina desde que murió mamá y…
―Eso no es sexista
ni nada.
Él inclinó la
cabeza. ―Eso no es lo que quise decir, Pajarita, vamos. Todos te queremos allí.
Eso es todo lo que estoy diciendo.
―No les has dicho
sobre nosotros… ¿verdad? ―dije en el tono más acusador que podía manejar.
Se inquietó por un
momento, y luego negó con la cabeza.
―Papá preguntaría
por qué, y no estoy dispuesto a hablar con él sobre eso. Nunca podré sacarme de
la cabeza lo estúpido que soy. Por favor, ven, Pajarita.
―Tengo que poner el
pavo a las seis de la mañana. Tendríamos que salir de aquí alrededor de las
cinco…
―O podríamos
quedarnos allí.
Mis cejas se
alzaron. ― ¡De ninguna manera! Ya es bastante malo que vaya a tener que
mentirle a tu familia y pretender que todavía estamos juntos.
―Te comportas como
si te estuviera pidiendo prenderte en fuego.
― ¡Deberías haberles
dicho!
―Lo haré. Después de
Acción de Gracias… les diré.
Suspiré, mirando a
otro lado. ―Si me prometes que este no es un truco para tratar de volver a
estar juntos, yo lo haré.
Él asintió con la
cabeza. ―Te lo prometo.
A pesar de que
estaba tratando de ocultarlo, podía ver una chispa en sus ojos. Apreté los
labios, tratando de no sonreír. ―Te veré a las cinco.
Gaston se inclinó
para besar mi mejilla, sus labios persistentes en mi piel. ―Gracias, Pajarita.
Lali y Peter me encontraron en la puerta de la cafetería y
entramos juntos. Tiré la vajilla de su soporte y luego dejé caer mi plato sobre
la bandeja.
― ¿Qué te pasa,
Rochi? ―preguntó Lali.
―No voy a ir con
ustedes mañana.
La boca de Peter
cayó abierta. ― ¿Vas a ir donde Dalmau?
Los ojos de Lali se
lanzaron a los míos. ― ¿Tú qué?
Suspiré y le
entregué mi dinero a la cajera. ―Le prometí a Gas que iría cuando estábamos en
el avión, y él les dijo a todos que yo estaría ahí.
―En su defensa
―comenzó Peter―, él realmente no creía que ustedes iban a romper. Pensó que
volverías. Era demasiado tarde en el momento en que se dio cuenta de que ibas
en serio.
―Eso es mentira, Pet
y lo sabes ―hirvió Lali―. No tienes que ir si no quieres, Rochi.
Ella estaba en lo cierto.
No era como si yo no tuviera otra opción. Pero no podía hacerle eso a Gaston.
Ni siquiera si lo odiaba. Y no lo hacía.
―Si no voy, va a
tener que explicarles por qué no me presenté, y no quiero arruinar su Acción de
Gracias. Todos están volviendo a casa pensando que voy a estar ahí.
Peter sonrió:
―Realmente les gustas a todos, Rochi. Jim estaba hablando con mi padre acerca
de ti el otro día.
―Genial ―murmuré.
―Rochi tiene razón,
bebé ―dijo Peter―. Si ella no va, Jim pasará el día quejándose con Gas. No hay
sentido en arruinar su día.
Lali puso su brazo
alrededor de mis hombros. ―Todavía puedes venir con nosotros. Ya no estás con
él. No tienes que continuar salvándolo.
―Lo sé, La. Pero es
lo que hay que hacer.
El sol se fundió en
los edificios fuera de la ventana, y me paré en frente de mi espejo,
cepillándome el pelo mientras trataba de decidir cómo iba a fingir con Gaston.
―Es sólo un día, Rochi. Puedes manejar un día ―le dije al espejo.
Fingir nunca había
sido un problema para mí, es por lo que iba a pasar cuando estuviésemos
fingiendo por lo que estaba preocupada. Cuando Gaston
me dejara después de la cena, iba a tener que tomar una
decisión. Una decisión que podría estar sesgada por una falsa sensación de felicidad
que se presentaría para su familia.
Toc, toc.
Di media vuelta,
mirando hacia la puerta. Mery no había vuelto a la habitación en toda la noche,
y sabía que Lali y Peter ya estaban en la carretera. No me podía imaginar quién
podría ser. Puse mi cepillo sobre la mesa y abrí la puerta.
―Gaston ―suspiré.
― ¿Estás lista?
Levanté una ceja. ―
¿Lista para qué?
―Dijiste que te
recogiera a las cinco.
Crucé los brazos
sobre mi pecho. ― ¡Quise decir cinco de la mañana!
―Oh ―dijo Gaston,
parecía decepcionado―. Creo que debería llamar a papá y hacerle saber que no
vamos a estar ahí después de todo.
― ¡Gaston! ―Gemí.
―Traje el coche de Pet,
así que no tenemos que lidiar con las maletas en la moto. Tienen un dormitorio
disponible en el que puedes dormir. Podemos ver una película o…
― ¡No me quedo en
casa de tu padre!
Su cara cayó. ―Está
bien. Yo eh… te veré en la mañana.
Dio un paso atrás y
cerré la puerta, apoyada contra ella. Todas las emociones que tenía se
mesclaron dentro y fuera de mi interior, y lancé un suspiro de exasperación.
Con la expresión decepcionada de Gaston fresca en mi mente, abrí la puerta y
salí, vi que estaba caminando lentamente por el pasillo, marcando su teléfono.
―Gaston, espera
―giró y la mirada esperanzada en sus ojos hizo que me doliera el pecho―. Dame
un minuto para empacar algunas cosas.
Una sonrisa de
alivio, agradecida, se dibujó en su cara y me siguió hasta mi habitación,
mirándome meter un par de cosas en una bolsa frente a la puerta.
―Todavía te amo, Pajarita.
No levanté la vista.
―No lo hagas. No estoy haciendo esto por ti.
Él contuvo el
aliento. ―Lo sé.
Viajamos en silencio
a la casa de su padre. El coche iba cargado de energía nerviosa, y era difícil
quedarse quieta frente a los fríos asientos de piel. Una vez que llegamos, Marcos
y Jim salieron al porche, todos sonrientes.
Gaston llevó nuestro equipaje desde el coche, y Jim le dio
unas palmaditas en la espalda.
―Es bueno verte,
hijo ―su sonrisa se amplió cuando me miró―. Rochi Igarzabal. Estamos viendo si
adelantamos la cena de mañana. Ha sido mucho tiempo desde que… bueno. Ha sido
un largo tiempo.
Asentí con la cabeza
y seguí a Gaston a la casa. Jim puso la mano sobre su vientre protuberante y
sonrió. ―Los puse a ambos en el dormitorio de invitados, Gas. No pensé que
quisieras pelear con el gemelo en tu habitación.
Miré a Gaston. Era
difícil verle luchar para hablar. ―Uh Rochi… ella va a… va a tomar la
habitación de invitados. Yo voy a quedarme en la mía.
Marcos hizo una
mueca. ― ¿Por qué? Ella se ha estado quedando en tu apartamento, ¿no es
cierto?
―No últimamente
―dijo, tratando desesperadamrente de evitar la verdad.
Jim y Marcos
intercambiaron miradas. ―La habitación de Thomas ha sido el almacén por años,
por lo que iba a dejar que tomara tu habitación. Supongo que él puede dormir en
el sofá ―dijo Jim, mirando los raídos cojines descoloridos en la sala de estar.
―No te preocupes por
eso, Jim. Estábamos tratando de ser respetuosos ―sonreí, tocándole el brazo.
Su risa rugió en
toda la casa, y me acarició la mano. ―Has conocido a mis hijos, Rochi. Tú debes
saber que es casi malditamente imposible ofenderme.
Gaston asintió con
la cabeza hacia las escaleras, y yo lo seguí. Abrió la puerta con el pie y dejó
nuestras bolsas en el suelo, mirando a la cama y luego se volvió hacia mí. La
habitación estaba llena de paneles de color marrón, la alfombra marrón más allá
del desgaste normal. Las paredes eran de un blanco sucio, la pintura
desconchada en algunos lugares. Sólo vi un cuadro en la pared, encerraba una
imagen de Jim y la madre de Gaston. El fondo era un retrato tipo estudio de
color azul, luciendo plumas en el pelo y rostros jóvenes, sonriendo. Tenían que
haber sido tomadas antes de que tuvieran los niños, ninguno de ellos podría
haber tenido más de veinte años.
―Lo siento, Pajarita.
Voy a dormir en el suelo.
―Por supuesto que
dormirás en él ―le dije, agarrándome el pelo en una coleta―. No puedo creer que
me metieras en esto.
Se sentó en la cama
y se frotó la cara con frustración.
―Esto va a ser una mierda.
No sé en qué estaba pensando.
―Yo sé exactamente
lo que estabas pensando. No soy estúpida, Gaston.
Él me miró y sonrió.
―Pero aun así viniste.
―Tengo que tener todo listo para mañana ―le dije, abriendo la
puerta.
Gaston se puso de
pie. ―Yo te ayudaré.
Pelamos a una
montaña de patatas, cortamos las verduras, pusimos el pavo a que se
descongelara, y comenzamos la masa de los pasteles. La primera hora fue más que
incómoda, pero cuando llegaron los gemelos, todo el mundo parecía congregarse
en la cocina. Jim contaba historias sobre cada uno de sus muchachos, y nos
reímos de los cuentos de otras desastrosas Acciones de Gracias cuando
intentaron hacer algo más que pedir una pizza.
―Diane era un
infierno de cocinera ―refpauionó Jim―. Gas no recuerda, pero no tenía sentido
tratar después de su muerte.
―Sin presiones,
Rochi ―Marcos se rió entre dientes, tomando una cerveza de la nevera―. Vamos
jugar a las cartas. Quiero intentar recuperar algo de mi dinero que Rochi tomó.
Jim apuntó con el
dedo a su hijo. ―Nada de póker este fin de semana, Trent. Bajé las fichas de
dominó, ve a ordenarlo. Nada de apuestas, maldita sea. Lo digo en serio.
Marcos negó con la
cabeza. ―Está bien, viejo, está bien.
Los hermanos de
Gaston serpenteaban de la cocina, y siguiendo a Trent, deteniéndose para mirar
hacia atrás. ―Vamos, Gas.
―Estoy ayudando a Pajarita.
―No hay mucho más
por hacer, bebé ―le dije―. Adelante.
Sus ojos se
suavizaron ante mis palabras, y me tocó mi cadera. ― ¿Estás segura?
Asentí con la cabeza
y se inclinó para besar mi mejilla, apretando mi cadera con los dedos antes de
seguir a Marcos a la sala de juegos.
Jim vio a sus hijos
desfilar por la puerta, negando con la cabeza y sonriendo. ―Esto es increíble,
lo que estás haciendo, Rochi. No creo que te des cuenta de lo mucho que lo
aprecio.
―La idea fue de la Gas.
Me alegro de poder ayudar.
Se inclinó sobre el
mostrador, tomando un trago de cerveza mientras refpauionaba sobre sus
siguientes palabras. ―Gaston y tú no han hablado mucho. ¿Están teniendo
problemas?
Apreté el jabón para
lavar platos en el fregadero mientras lo llenaba con agua caliente, tratando de
pensar en algo que decir que no fuera una descarada mentira. ―Las cosas están
un poco diferente, supongo.
―Eso es lo que yo
pensaba. Tienes que ser paciente con él. Gaston no recuerda mucho al respecto,
pero era cercano a su madre, y después de
haberla perdido nunca fue el mismo. Pensé que él crecería sin
eso, ya sabes, con él siendo tan joven. Fue difícil para todos nosotros, pero Gas…
dejó de tratar de amar a la gente después de eso. Me sorprendió que te trajera
aquí. La forma en que actúa a tu alrededor, la manera en que te mira; yo sabía
que eran algo especial.
Sonreí, pero mantuve
mi mirada en los platos que estaba fregando.
―Gaston tendrá un
tiempo duro. Va a cometer un montón de errores. Creció en torno a un montón de
niños sin madre y con un solitario y malhumorado hombre viejo como padre. Todos
estábamos un poco perdidos después de Diane murió, y creo que no ayudé a los
niños hacer frente en la forma en que debía hacerlo. Sé que es difícil no
echarle la culpa, pero tienes que amarlo, de todos modos, Rochi. Tú eres la
única mujer que ha amado, además de su madre. No sé lo que voy a hacer con él
si lo dejas, también.
Me tragué las
lágrimas y asentí con la cabeza, incapaz de responder.
Jim apoyó su mano en
mi hombro y apretó. ―Nunca lo he visto sonreír como lo hace cuando está
contigo. Espero que todos mis hijos tengan una Rochi algún día.
Sus pasos se
desvanecieron en el pasillo y me agarré al borde de la pileta, tratando de
recuperar el aliento. Sabía que pasar las vacaciones con Gaston y su familia,
sería difícil, pero no pensé que mi corazón se rompiera de nuevo. Los hombres
bromearon y se rieron en la habitación de al lado mientras yo lavaba y secaba
los platos, poniéndolos a un lado. Limpié la cocina y luego me lavé las manos,
haciendo mi camino a las escaleras para pasar la noche.
Gaston me agarró la
mano. ―Es temprano, Pajarita. ¿No vas a la cama, o si?
―Ha sido un día
largo. Estoy cansada.
―Estábamos a punto
de ver una película. ¿Por qué no bajas y pasas el rato?
Miré hacia arriba a
las escaleras y luego a su esperanzada sonrisa. ―De acuerdo.
Me llevó de la mano
al sofá, y nos sentamos juntos mientras pasaban los créditos de apertura.
―Apaga esa luz, Mauricio
―ordenó Jim.
Gaston pasó su brazo
por encima de mí, apoyándolo sobre el respaldo del sofá. Estaba tratando de
seguir fingiendo, mientras me apaciguaba. Había sido muy cuidadoso de no tomar
ventaja de la situación, y me encontré en conflicto, agradecida y decepcionada.
Sentada tan cerca de él, oliendo la mezcla de tabaco y su colonia, era muy
difícil para mí mantener distancia, tanto física
como emocional. Tal como me temía, mi decisión estaba vacilando
y luché para bloquear todo lo que Jim había dicho en la cocina.
A mitad de la
película, la puerta principal se abrió y Thomas rodeó la esquina, con maletas
en la mano.
― ¡Feliz Día de
Acción de Gracias! ―dijo, poniendo su equipaje en el suelo.
Jim se levantó y
abrazó a su hijo mayor, y todo el mundo, menos Gaston, se puso de pie para
saludarlo.
― ¿No vas a saludar
a Thomas? ―susurré.
No me miró mientras
hablaba, mirando a su familia abrazarse y reír. ―Tengo una noche contigo. No
voy a perder ni un segundo de ella.
―Hola, Rochi. Es
bueno verte de nuevo ―sonrió Thomas.
Gaston me tocó la
rodilla con su mano y miré hacia abajo, y luego a Gaston. Al darse cuenta de mi
expresión, Gaston sacó su mano de mi pierna y entrelazó sus dedos sobre su
regazo.
―Uh oh. ¿Problemas
en el paraíso? ―preguntó Thomas.
―Cállate, Tommy ―se
quejó de Gaston.
El estado de ánimo
en la sala cambió, y yo sentía todos los ojos en mí, esperando una explicación.
Sonreí nerviosa y tomó la mano de Gaston entre las mías.
―Estamos cansados.
Hemos estado trabajando toda la noche en la comida ―dije, inclinando mi cabeza
en el hombro de Gaston.
Miró nuestras manos
y luego apretó, sus cejas tirando un poco.
―Hablando de
cansado, estoy agotada ―suspiré―. Voy a la cama, bebé ―miré a los demás―.
Buenas noches, muchachos.
―Buenas noche,
hermanita ―dijo Jim.
Todos los hermanos
de Gaston me desearon buenas noches y me fui por las escaleras.
―Voy a la cama,
también ―oí decir a Gaston.
―Apuesto a que sí
―se burló Marcos.
―Bastardo suertudo
―se quejó Jesus.
―Hey. No vamos a
hablar de tu hermana de esa manera ―advirtió Jim.
Mi estómago se
hundió. La única familia real que había tenido en años fueron los padres de Lali,
y aunque habían estado pendientes de mí con verdadera bondad, eran prestados.
Los seis rebeldes, mal hablados y
adorables hombres de abajo me habían
recibido con los brazos abiertos, y mañana les diría adiós por última vez.

Que capitulo más triste. Pense que Rochi iba a reflexionar. Pobre Gaston, pero como dijo el papá, se puede equivocar, él es asi, no entiendo porque es tan dura Rocio, osea, si, pero ya esta, ya paso ahsgasgasjas. Quiero otro.
ResponderEliminarPobre toda la Presion que le estan poniendo a Rochi, y pobre Gas que tiene que desimular tanto, espero que Rochi tome consiencia de lo que dijo Jim y vuelva con Gas..
ResponderEliminarEspero el próximo
Me da pena Rochi, pero siento que está siendo muy dura con Gaston! él es así y puede equivocarse, pero la ama mucho! Quiero el proximo capitulo y ojala Rochi afloje con Gas! Los dos estan sufriendo muchisimo :(
ResponderEliminarque triste cap llorooo ojala rochi vuelva con gas y tome las `palabras de jim se aman tienen q volver gas tiene q olvidarse de esa idea ridicula espero el proximo beossss
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