viernes, 28 de diciembre de 2012

Hermoso Desastre capitulo 32


No Gracias
Rayé el frente de mi cuaderno, haciendo cuadrados en los cuadros, conectándolos entre sí para formar rudimentarias cajas 3D. Diez minutos antes de que la clase comenzara el aula aún estaba vacía. La vida estaba en las primeras etapas de lo normal, pero aun así me tomó unos minutos mentalizarme a mí misma el estar cerca de alguien que no fuera Agustin y Lali.
―Sólo porque no estemos saliendo, no significa que no puedas usar la pulsera que te compré ―dijo Pablo mientras se deslizaba en la mesa junto a mí.
―He tenido la intención de preguntarte si la quieres de vuelta.
Sonrió, inclinándose para añadir un arco en la parte superior de uno de los cuadros en el papel. ―Fue un regalo,. Yo no doy regalos con condiciones.
La Dra. Ballard volteó su cabeza mientras tomaba asiento a la cabecera de la clase, hurgando en los papeles sobre su desordenado escritorio. La habitación de repente, era un hervidero de parloteo, haciéndose eco de la gran lluvia salpicando contra las ventanas.
―Me enteré de que Gaston y tú rompieron hace un par de semanas. ―Pablo levantó la mano al ver mi expresión de impaciencia―. No es de mi incumbencia. Sólo que parecías tan triste, y quería decirte que lo siento.
―Gracias ―dije, dando vuelta a una nueva página en mi cuaderno.
―Y también quería disculparme por mi comportamiento anterior. Lo que dije fue… cruel. Estaba enojado y arremetí contra ti. No fue justo, y lo siento.
―No estoy interesada en salir, Pablo ―le advertí.
Se rió entre dientes. ―No estoy tratando de sacar ventaja. Seguimos siendo amigos y quiero asegurarme de que estás bien.
―Estoy bien.
― ¿Vas a casa para las vacaciones de Acción de Gracias?
―Me voy a casa con Lali. Usualmente paso Acción de Gracias en su casa.
Pablo comenzó a hablar, pero la Dra. Ballard comenzó su conferencia. El tema de Acción de Gracias me hizo pensar en mis planes anteriores para ayudar a Gaston con un pavo. Pensé sobre cómo habría sido, y me encontré
preguntándome si pedirían una pizza una vez más. Una sensación de abatimiento se apoderó de mí. Al instante la empujé de mi mente, haciendo mi mejor esfuerzo para concentrarme en cada palabra de la Dra. Ballard.
Después de clase, mi rostro enrojeció cuando vi a Gaston correr hacia mí desde el estacionamiento. Estaba bien afeitado una vez más, llevaba una sudadera con capucha y su gorra roja de béisbol favorita, agachando la cabeza lejos de la lluvia.
―Nos vemos después de las vacaciones, , ―dijo Pablo, tocando mi espalda.
Yo esperaba una mirada airada de Gaston, pero no parecía darse cuenta de Pablo mientras se acercaba. ―Hey, Pajarita.
Me ofreció una sonrisa incómoda, y metió sus manos en el bolsillo delantero de su sudadera. ―Peter dijo que vas a ir con él y La mañana.
― ¿Sí?
― ¿Pasarás todas tus vacaciones donde Lali?
Me encogí de hombros, tratando de parecer casual. ―Soy realmente cercana con sus padres.
― ¿Qué pasa con tu mamá?
―Ella es una alcohólica, Gaston. No sabe que es Acción de Gracias.
De repente se sintió nervioso, y mi estómago arrancó con la posibilidad de una segunda ruptura pública. Un trueno retumbó por encima de nosotros y Gaston miró hacia arriba, entrecerrando los ojos mientras gruesas gotas caían sobre su rostro.
―Necesito pedirte un favor ―dijo―. Ven aquí. ―Me arrastró bajo el toldo más cercano y yo accedí, tratando de evitar una nueva escena.
― ¿Qué clase de favor? ―Pregunté, recelosa.
―Mi uh… ―cambió su peso de un pie a otro―. Papá y los chicos todavía te están esperando el jueves.
Gaston ―me quejé.
Miró a sus pies. ―Dijiste que ibas a venir.
―Lo sé, pero… es un poco inapropiado ahora, ¿no crees?
No pareció afectarle. ―Dijiste que ibas a venir.
―Todavía estábamos juntos cuando estuve de acuerdo con ir a casa contigo. Tú sabías que no iba a ir.
―Yo no lo sabía, y ya es demasiado tarde, de todos modos. Thomas está volando hacia acá y Jesus dejó el trabajo. Todo el mundo está deseando verte.
Me encogí, girando las hebras de mi pelo húmedo alrededor de mi dedo. ―Ellos iban a venir, de todos modos, ¿no?
―No todo el mundo. No hemos estado todos nosotros ahí para Acción de Gracias en años. Todos hicieron un esfuerzo por estar allí ya que les prometí una comida real. No hemos tenido una mujer en la cocina desde que murió mamá y…
―Eso no es sexista ni nada.
Él inclinó la cabeza. ―Eso no es lo que quise decir, Pajarita, vamos. Todos te queremos allí. Eso es todo lo que estoy diciendo.
―No les has dicho sobre nosotros… ¿verdad? ―dije en el tono más acusador que podía manejar.
Se inquietó por un momento, y luego negó con la cabeza.
―Papá preguntaría por qué, y no estoy dispuesto a hablar con él sobre eso. Nunca podré sacarme de la cabeza lo estúpido que soy. Por favor, ven, Pajarita.
―Tengo que poner el pavo a las seis de la mañana. Tendríamos que salir de aquí alrededor de las cinco…
―O podríamos quedarnos allí.
Mis cejas se alzaron. ― ¡De ninguna manera! Ya es bastante malo que vaya a tener que mentirle a tu familia y pretender que todavía estamos juntos.
―Te comportas como si te estuviera pidiendo prenderte en fuego.
― ¡Deberías haberles dicho!
―Lo haré. Después de Acción de Gracias… les diré.
Suspiré, mirando a otro lado. ―Si me prometes que este no es un truco para tratar de volver a estar juntos, yo lo haré.
Él asintió con la cabeza. ―Te lo prometo.
A pesar de que estaba tratando de ocultarlo, podía ver una chispa en sus ojos. Apreté los labios, tratando de no sonreír. ―Te veré a las cinco.
Gaston se inclinó para besar mi mejilla, sus labios persistentes en mi piel. ―Gracias, Pajarita.
Lali y Peter me encontraron en la puerta de la cafetería y entramos juntos. Tiré la vajilla de su soporte y luego dejé caer mi plato sobre la bandeja.
― ¿Qué te pasa, Rochi? ―preguntó Lali.
―No voy a ir con ustedes mañana.
La boca de Peter cayó abierta. ― ¿Vas a ir donde Dalmau?
Los ojos de Lali se lanzaron a los míos. ― ¿Tú qué?
Suspiré y le entregué mi dinero a la cajera. ―Le prometí a Gas que iría cuando estábamos en el avión, y él les dijo a todos que yo estaría ahí.
―En su defensa ―comenzó Peter―, él realmente no creía que ustedes iban a romper. Pensó que volverías. Era demasiado tarde en el momento en que se dio cuenta de que ibas en serio.
―Eso es mentira, Pet y lo sabes ―hirvió Lali―. No tienes que ir si no quieres, Rochi.
Ella estaba en lo cierto. No era como si yo no tuviera otra opción. Pero no podía hacerle eso a Gaston. Ni siquiera si lo odiaba. Y no lo hacía.
―Si no voy, va a tener que explicarles por qué no me presenté, y no quiero arruinar su Acción de Gracias. Todos están volviendo a casa pensando que voy a estar ahí.
Peter sonrió: ―Realmente les gustas a todos, Rochi. Jim estaba hablando con mi padre acerca de ti el otro día.
―Genial ―murmuré.
―Rochi tiene razón, bebé ―dijo Peter―. Si ella no va, Jim pasará el día quejándose con Gas. No hay sentido en arruinar su día.
Lali puso su brazo alrededor de mis hombros. ―Todavía puedes venir con nosotros. Ya no estás con él. No tienes que continuar salvándolo.
―Lo sé, La. Pero es lo que hay que hacer.
El sol se fundió en los edificios fuera de la ventana, y me paré en frente de mi espejo, cepillándome el pelo mientras trataba de decidir cómo iba a fingir con Gaston. ―Es sólo un día, Rochi. Puedes manejar un día ―le dije al espejo.
Fingir nunca había sido un problema para mí, es por lo que iba a pasar cuando estuviésemos fingiendo por lo que estaba preocupada. Cuando Gaston
me dejara después de la cena, iba a tener que tomar una decisión. Una decisión que podría estar sesgada por una falsa sensación de felicidad que se presentaría para su familia.
Toc, toc.
Di media vuelta, mirando hacia la puerta. Mery no había vuelto a la habitación en toda la noche, y sabía que Lali y Peter ya estaban en la carretera. No me podía imaginar quién podría ser. Puse mi cepillo sobre la mesa y abrí la puerta.
―Gaston ―suspiré.
― ¿Estás lista?
Levanté una ceja. ― ¿Lista para qué?
―Dijiste que te recogiera a las cinco.
Crucé los brazos sobre mi pecho. ― ¡Quise decir cinco de la mañana!
―Oh ―dijo Gaston, parecía decepcionado―. Creo que debería llamar a papá y hacerle saber que no vamos a estar ahí después de todo.
― ¡Gaston! ―Gemí.
―Traje el coche de Pet, así que no tenemos que lidiar con las maletas en la moto. Tienen un dormitorio disponible en el que puedes dormir. Podemos ver una película o…
― ¡No me quedo en casa de tu padre!
Su cara cayó. ―Está bien. Yo eh… te veré en la mañana.
Dio un paso atrás y cerré la puerta, apoyada contra ella. Todas las emociones que tenía se mesclaron dentro y fuera de mi interior, y lancé un suspiro de exasperación. Con la expresión decepcionada de Gaston fresca en mi mente, abrí la puerta y salí, vi que estaba caminando lentamente por el pasillo, marcando su teléfono.
―Gaston, espera ―giró y la mirada esperanzada en sus ojos hizo que me doliera el pecho―. Dame un minuto para empacar algunas cosas.
Una sonrisa de alivio, agradecida, se dibujó en su cara y me siguió hasta mi habitación, mirándome meter un par de cosas en una bolsa frente a la puerta.
―Todavía te amo, Pajarita.
No levanté la vista. ―No lo hagas. No estoy haciendo esto por ti.
Él contuvo el aliento. ―Lo sé.
Viajamos en silencio a la casa de su padre. El coche iba cargado de energía nerviosa, y era difícil quedarse quieta frente a los fríos asientos de piel. Una vez que llegamos, Marcos y Jim salieron al porche, todos sonrientes.
Gaston llevó nuestro equipaje desde el coche, y Jim le dio unas palmaditas en la espalda.
―Es bueno verte, hijo ―su sonrisa se amplió cuando me miró―. Rochi Igarzabal. Estamos viendo si adelantamos la cena de mañana. Ha sido mucho tiempo desde que… bueno. Ha sido un largo tiempo.
Asentí con la cabeza y seguí a Gaston a la casa. Jim puso la mano sobre su vientre protuberante y sonrió. ―Los puse a ambos en el dormitorio de invitados, Gas. No pensé que quisieras pelear con el gemelo en tu habitación.
Miré a Gaston. Era difícil verle luchar para hablar. ―Uh Rochi… ella va a… va a tomar la habitación de invitados. Yo voy a quedarme en la mía.
Marcos hizo una mueca. ― ¿Por qué? Ella se ha estado quedando en tu apartamento, ¿no es cierto?
―No últimamente ―dijo, tratando desesperadamrente de evitar la verdad.
Jim y Marcos intercambiaron miradas. ―La habitación de Thomas ha sido el almacén por años, por lo que iba a dejar que tomara tu habitación. Supongo que él puede dormir en el sofá ―dijo Jim, mirando los raídos cojines descoloridos en la sala de estar.
―No te preocupes por eso, Jim. Estábamos tratando de ser respetuosos ―sonreí, tocándole el brazo.
Su risa rugió en toda la casa, y me acarició la mano. ―Has conocido a mis hijos, Rochi. Tú debes saber que es casi malditamente imposible ofenderme.
Gaston asintió con la cabeza hacia las escaleras, y yo lo seguí. Abrió la puerta con el pie y dejó nuestras bolsas en el suelo, mirando a la cama y luego se volvió hacia mí. La habitación estaba llena de paneles de color marrón, la alfombra marrón más allá del desgaste normal. Las paredes eran de un blanco sucio, la pintura desconchada en algunos lugares. Sólo vi un cuadro en la pared, encerraba una imagen de Jim y la madre de Gaston. El fondo era un retrato tipo estudio de color azul, luciendo plumas en el pelo y rostros jóvenes, sonriendo. Tenían que haber sido tomadas antes de que tuvieran los niños, ninguno de ellos podría haber tenido más de veinte años.
―Lo siento, Pajarita. Voy a dormir en el suelo.
―Por supuesto que dormirás en él ―le dije, agarrándome el pelo en una coleta―. No puedo creer que me metieras en esto.
Se sentó en la cama y se frotó la cara con frustración.
―Esto va a ser una mierda. No sé en qué estaba pensando.
―Yo sé exactamente lo que estabas pensando. No soy estúpida, Gaston.
Él me miró y sonrió. ―Pero aun así viniste.
―Tengo que tener todo listo para mañana ―le dije, abriendo la puerta.
Gaston se puso de pie. ―Yo te ayudaré.
Pelamos a una montaña de patatas, cortamos las verduras, pusimos el pavo a que se descongelara, y comenzamos la masa de los pasteles. La primera hora fue más que incómoda, pero cuando llegaron los gemelos, todo el mundo parecía congregarse en la cocina. Jim contaba historias sobre cada uno de sus muchachos, y nos reímos de los cuentos de otras desastrosas Acciones de Gracias cuando intentaron hacer algo más que pedir una pizza.
―Diane era un infierno de cocinera ―refpauionó Jim―. Gas no recuerda, pero no tenía sentido tratar después de su muerte.
―Sin presiones, Rochi ―Marcos se rió entre dientes, tomando una cerveza de la nevera―. Vamos jugar a las cartas. Quiero intentar recuperar algo de mi dinero que Rochi tomó.
Jim apuntó con el dedo a su hijo. ―Nada de póker este fin de semana, Trent. Bajé las fichas de dominó, ve a ordenarlo. Nada de apuestas, maldita sea. Lo digo en serio.
Marcos negó con la cabeza. ―Está bien, viejo, está bien.
Los hermanos de Gaston serpenteaban de la cocina, y siguiendo a Trent, deteniéndose para mirar hacia atrás. ―Vamos, Gas.
―Estoy ayudando a Pajarita.
―No hay mucho más por hacer, bebé ―le dije―. Adelante.
Sus ojos se suavizaron ante mis palabras, y me tocó mi cadera. ― ¿Estás segura?
Asentí con la cabeza y se inclinó para besar mi mejilla, apretando mi cadera con los dedos antes de seguir a Marcos a la sala de juegos.
Jim vio a sus hijos desfilar por la puerta, negando con la cabeza y sonriendo. ―Esto es increíble, lo que estás haciendo, Rochi. No creo que te des cuenta de lo mucho que lo aprecio.
―La idea fue de la Gas. Me alegro de poder ayudar.
Se inclinó sobre el mostrador, tomando un trago de cerveza mientras refpauionaba sobre sus siguientes palabras. ―Gaston y tú no han hablado mucho. ¿Están teniendo problemas?
Apreté el jabón para lavar platos en el fregadero mientras lo llenaba con agua caliente, tratando de pensar en algo que decir que no fuera una descarada mentira. ―Las cosas están un poco diferente, supongo.
―Eso es lo que yo pensaba. Tienes que ser paciente con él. Gaston no recuerda mucho al respecto, pero era cercano a su madre, y después de
haberla perdido nunca fue el mismo. Pensé que él crecería sin eso, ya sabes, con él siendo tan joven. Fue difícil para todos nosotros, pero Gas… dejó de tratar de amar a la gente después de eso. Me sorprendió que te trajera aquí. La forma en que actúa a tu alrededor, la manera en que te mira; yo sabía que eran algo especial.
Sonreí, pero mantuve mi mirada en los platos que estaba fregando.
―Gaston tendrá un tiempo duro. Va a cometer un montón de errores. Creció en torno a un montón de niños sin madre y con un solitario y malhumorado hombre viejo como padre. Todos estábamos un poco perdidos después de Diane murió, y creo que no ayudé a los niños hacer frente en la forma en que debía hacerlo. Sé que es difícil no echarle la culpa, pero tienes que amarlo, de todos modos, Rochi. Tú eres la única mujer que ha amado, además de su madre. No sé lo que voy a hacer con él si lo dejas, también.
Me tragué las lágrimas y asentí con la cabeza, incapaz de responder.
Jim apoyó su mano en mi hombro y apretó. ―Nunca lo he visto sonreír como lo hace cuando está contigo. Espero que todos mis hijos tengan una Rochi algún día.
Sus pasos se desvanecieron en el pasillo y me agarré al borde de la pileta, tratando de recuperar el aliento. Sabía que pasar las vacaciones con Gaston y su familia, sería difícil, pero no pensé que mi corazón se rompiera de nuevo. Los hombres bromearon y se rieron en la habitación de al lado mientras yo lavaba y secaba los platos, poniéndolos a un lado. Limpié la cocina y luego me lavé las manos, haciendo mi camino a las escaleras para pasar la noche.
Gaston me agarró la mano. ―Es temprano, Pajarita. ¿No vas a la cama, o si?
―Ha sido un día largo. Estoy cansada.
―Estábamos a punto de ver una película. ¿Por qué no bajas y pasas el rato?
Miré hacia arriba a las escaleras y luego a su esperanzada sonrisa. ―De acuerdo.
Me llevó de la mano al sofá, y nos sentamos juntos mientras pasaban los créditos de apertura.
―Apaga esa luz, Mauricio ―ordenó Jim.
Gaston pasó su brazo por encima de mí, apoyándolo sobre el respaldo del sofá. Estaba tratando de seguir fingiendo, mientras me apaciguaba. Había sido muy cuidadoso de no tomar ventaja de la situación, y me encontré en conflicto, agradecida y decepcionada. Sentada tan cerca de él, oliendo la mezcla de tabaco y su colonia, era muy difícil para mí mantener distancia, tanto física
como emocional. Tal como me temía, mi decisión estaba vacilando y luché para bloquear todo lo que Jim había dicho en la cocina.
A mitad de la película, la puerta principal se abrió y Thomas rodeó la esquina, con maletas en la mano.
― ¡Feliz Día de Acción de Gracias! ―dijo, poniendo su equipaje en el suelo.
Jim se levantó y abrazó a su hijo mayor, y todo el mundo, menos Gaston, se puso de pie para saludarlo.
― ¿No vas a saludar a Thomas? ―susurré.
No me miró mientras hablaba, mirando a su familia abrazarse y reír. ―Tengo una noche contigo. No voy a perder ni un segundo de ella.
―Hola, Rochi. Es bueno verte de nuevo ―sonrió Thomas.
Gaston me tocó la rodilla con su mano y miré hacia abajo, y luego a Gaston. Al darse cuenta de mi expresión, Gaston sacó su mano de mi pierna y entrelazó sus dedos sobre su regazo.
―Uh oh. ¿Problemas en el paraíso? ―preguntó Thomas.
―Cállate, Tommy ―se quejó de Gaston.
El estado de ánimo en la sala cambió, y yo sentía todos los ojos en mí, esperando una explicación. Sonreí nerviosa y tomó la mano de Gaston entre las mías.
―Estamos cansados. Hemos estado trabajando toda la noche en la comida ―dije, inclinando mi cabeza en el hombro de Gaston.
Miró nuestras manos y luego apretó, sus cejas tirando un poco.
―Hablando de cansado, estoy agotada ―suspiré―. Voy a la cama, bebé ―miré a los demás―. Buenas noches, muchachos.
―Buenas noche, hermanita ―dijo Jim.
Todos los hermanos de Gaston me desearon buenas noches y me fui por las escaleras.
―Voy a la cama, también ―oí decir a Gaston.
―Apuesto a que sí ―se burló Marcos.
―Bastardo suertudo ―se quejó Jesus.
―Hey. No vamos a hablar de tu hermana de esa manera ―advirtió Jim.
Mi estómago se hundió. La única familia real que había tenido en años fueron los padres de Lali, y aunque habían estado pendientes de mí con verdadera bondad, eran prestados. Los seis rebeldes, mal hablados y
adorables hombres de abajo me habían recibido con los brazos abiertos, y mañana les diría adiós por última vez. 

4 comentarios:

  1. Que capitulo más triste. Pense que Rochi iba a reflexionar. Pobre Gaston, pero como dijo el papá, se puede equivocar, él es asi, no entiendo porque es tan dura Rocio, osea, si, pero ya esta, ya paso ahsgasgasjas. Quiero otro.

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  2. Pobre toda la Presion que le estan poniendo a Rochi, y pobre Gas que tiene que desimular tanto, espero que Rochi tome consiencia de lo que dijo Jim y vuelva con Gas..
    Espero el próximo

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  3. Me da pena Rochi, pero siento que está siendo muy dura con Gaston! él es así y puede equivocarse, pero la ama mucho! Quiero el proximo capitulo y ojala Rochi afloje con Gas! Los dos estan sufriendo muchisimo :(

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  4. que triste cap llorooo ojala rochi vuelva con gas y tome las `palabras de jim se aman tienen q volver gas tiene q olvidarse de esa idea ridicula espero el proximo beossss

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