Cada
movimiento de él la alarmaba y le aumentaba la tensión.
Rocío estaba totalmente
exhausta, y no podía pensar. Y cuando su mente se disponía a ordenarse después
del caos de sensaciones vividas, se durmió. Cuando se despertó nuevamente las
cortinas estaban abiertas, el sol brillaba en el cielo, y había una bandeja con
el desayuno a un costado de la cama. Buscó a Gastón y descubrió que se había
ido, lo que la hizo sentir infinitamente sola.
Era
el mediodía, pero ella no hacía más que pensar en lo que había pasado al
amanecer. Su camisón estaba tirado en la alfombra como prueba acusadora de
ello. Suspiró de pena ante la evidencia del horror.
Él
la había despertado en medio de la noche, para que no supiese lo que estaba
haciendo. Se duchó con fricción, pero no pudo borrar las huellas del íntimo
contacto del él.
¿Por
qué le echaba las culpas? Se preguntaba. ¿Por qué se engañaba pensando que él
era el único responsable de lo que pasaba cada vez que la tocaba? La verdad era
que cuando Gastón la tocaba ella se derretía, perdía el control, algo obvio
para Rocío, y que seguramente no se le escaparía a él. Sin ningún esfuerzo, él
le había enseñado a necesitarlo, sin saber bien de qué manera lo necesitaba.
Cinco
años atrás el instintivo deseo de ella la había incomodado en presencia de él.
No había estado preparada para semejante intensidad. Y cuando Gastón había
decidido que durmieran separados, había sido un alivio olvidarse de esas
sensaciones que la habían afligido en presencia de él. Pero cuando Gastón había
decidido romper esa pared que los separaba, la pasión había emergido en toda su
magnitud.
Pero
ahora se daba cuenta de que no lo había dejado de desear, igual que no había
dejado de comprar sus calcetines. Era tan penoso aceptarlo... No le extrañaba
que se hubiera reído de ella.
Y
los arreglos florales que colocaba en el ala de la casa que ocupaba él, tal vez
querían recordarle que ella existía... Se había aferrado a ello como a la
compra de sus calcetines.
Tampoco
se había transformado de sencilla adolescente a una de las mujeres más
elegantes de Londres por casualidad. Probablemente lo había hecho para él. Era
patético amar a un hombre tan ciegamente...
Porque
ella lo amaba. Había querido derrotar a ese amor con el arma de la relación con
el Santiago y negarle su existencia luchando inconscientemente por conseguir la
libertad que su dignidad le pedía. Pero nada había cambiado. Gastón no la
amaba, ni la amaría jamás. Sólo se veía unido a ella sin remedio. Por otra
parte, para él el sexo era algo fisiológico casi. Se despertaba junto a un
cuerpo de mujer y ya se sabía qué iba a pasar, lo único predecible en Gastón.
Así que no debía creerse que de pronto se había convertido en una tentación
para Gastón. Él era un hombre muy viril y sólo buscaba la satisfacción de sus
instintos.
Pero
no la dejaría marchar hasta que ese certificado no apareciera. De pronto sintió
deseos de saber más. ¿Era un certificado de matrimonio? ¿Un certificado de
nacimiento? ¿Un certificado de propiedad de acciones? Siguió enumerando
posibilidades. Las dos primeras le parecieron poco posibles. Gastón había dicho
que estaba protegiendo a su familia. Nunca había hablado de él directamente.
¿Habría cometido algún tipo de delito su familia? ¿Desfalco? ¿Malversación de
fondos?
Se
puso un vestido azul y fue hacia la terraza que dejaba ver a lo lejos el mar y
los acantilados. En otras circunstancias hubiera querido sacar la foto de la
vista espectacular desde allí, explorar la casa, pero sólo ansiaba encontrar a
Gastón. Él estaba en la terraza, y cuando la oyó llegar se dio la vuelta.
Ella
dudó ante sus ojos verdes que parecían penetrarla, y se sintió tan desorientada
que no sabía si acercarse a él o no.
No
podía desviar la vista de sus facciones doradas e inmediatamente recordó cómo
se había sentido horas antes.
Gastón
le dedicó una sonrisa y fue a su encuentro.
-
¿Cómo te sientes?
-
Bien...
-
¿Sólo bien? Se te ve estupenda – él la miró recorriendo su cuerpo con una
mirada posesiva. Se demoró en el cabello rubio ceniza, en la delicada
perfección de su cara. La recorrió de arriba abajo, con descaro -. Estupenda...
– agregó tomándole las manos.
Las
palabras de Gastón pusieron en alerta a su corazón.
- Gas...
- Y
mía – él completó la frase con satisfacción.

y mori de amor que le pasa a gaston se enamoro esta cambiando su actitud con ella y rochi con las concluciones listo se aman y se lo tienen que decir jsdhgdbdnjsdjs <3 hermoso cap espero el proximo
ResponderEliminarChau, mori. Gaston, yo no lo entiendo a este chico, pero me encanta como se esta comportando, parece que ya se esta enamorando <3 <3 muero de felicidad ah. ME ENCANTO. Quiero más.
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