La caja
Los finales fueron
una maldición para todo el mundo excepto para mí. Me mantuvieron ocupada,
estudiando con Mery y Lali en mi habitación y en la biblioteca. Cuando el
horario cambió para las pruebas, sólo vi a Gaston de paso. Me iba a casa con Lali
durante las vacaciones de invierno, agradecida de que Peter se hubiera quedado
con Gaston ya que así no sufriría su muestra constante de afecto.
Los últimos cuatro
días de vacaciones agarre un resfriado, lo que me dio una buena razón para
quedarme en la cama. Gaston dijo que él quería que fuéramos amigos, pero no
había llamado. Fue un alivio tener un par de días para revolcarme en la
autocompasión. Yo quería sacarlo de mi sistema antes de regresar a la escuela.
El viaje de regreso
pareció durar años. Yo estaba ansiosa por empezar el semestre de primavera,
pero estaba mucho más ansiosa por ver otra vez a Gaston. Aunque me di cuenta,
las pocas veces que lo había visto, de que era insensible a las hordas de
chicas que se acercaban a él después de las noticias de nuestra ruptura, él
parecía contento con nuestra nueva amistad. Habíamos pasado casi un mes
separados, dejándome nerviosa e insegura acerca de cómo actuar en torno a él.
El primer día de
regreso, una renovada energía se había arrastrado por el campus, junto con un
manto de nieve. Las nuevas clases y los nuevos compañeros de clase significaban
nuevos amigos y un nuevo comienzo. Yo no tenía una sola clase con Gaston, Pablo,
Peter ni Lali, pero Agustin estaba en todas excepto en una de los mías.
Ansiosamente esperé
a Gaston en el almuerzo, pero cuando llegó, simplemente me guiñó un ojo y luego
se sentó en el extremo de la mesa con el resto de sus hermanos de fraternidad.
Traté de concentrarme en la conversación de Lali y Agustin sobre el partido de
fútbol de la temporada pasada, pero la voz de Gaston mantenía capturada mi
atención. Estaba relatando las historias de sus aventuras y problemas con la
ley que había tenido durante las vacaciones, y la noticia sobre la nueva novia
de Marcos que habían conocido una noche. Me preparé para la mención de
cualquier chica que hubiera llevado a casa o conocido, pero si lo había hecho,
no lo estaba compartiendo con sus amigos.
Bolas metálicas rojas y doradas todavía colgaban del techo de
la cafetería, balanceándose con la corriente de los calefactores. Me rodeé con
mi chaqueta, y Agustin lo notó, abrazándome a él y frotándome el brazo. Sabía
que yo estaba prestando demasiada atención a la dirección general de Gaston,
esperando que él me mirara, pero él parecía haber olvidado que yo estaba
sentada en la mesa.
Una vez que terminó
su almuerzo, mi corazón se agitó cuando caminó detrás de mí y puso sus manos
sobre mis hombros.
— ¿Qué tal tus
clases, Pet? —Preguntó.
Peter puso mala
cara. —Los primeros días apestan. Horas de programas de estudio y las reglas de
clase. Ni siquiera sé por qué me presento la primera semana. ¿Y tú?
—Eh... todo es parte
del juego. ¿Qué tal tú, Pajarita? —Preguntó.
—Lo mismo —dije,
tratando de mantener mi voz casual.
— ¿Has tenido unas
buenas vacaciones? —Preguntó, juguetonamente balanceándome de lado a lado.
—Bastante bueno.
—Sonreí.
—Fantástico. Tengo
otra clase. Hasta más tarde.
Le observé ir en
línea recta hacia las puertas, empujándolas para abrirlas, y luego encendiendo
un cigarrillo mientras caminaba.
—Huh —dijo Lali un
tono agudo. Observó a Gaston atravesar el verde a través de la nieve, y luego
sacudió la cabeza.
— ¿Qué, cariño?
—Preguntó Peter.
Lali apoyó la
barbilla en la palma de su mano, pareciendo molesta. —Eso fue un poco raro,
¿no?
— ¿Cómo fue eso?
—Preguntó Peter, agitando la trenza de Lali hacia atrás para acariciar con sus
labios su cuello.
Lali sonrió y se
inclinó hacia su beso. —Está casi normal... tan normal como puede ser Gas. ¿Qué
pasa con él?
Peter sacudió la
cabeza y se encogió de hombros. —No sé. Ha estado así durante un tiempo.
— ¿Cómo de ilógico
es eso, Rochi? Él está bien y tú estás triste —dijo Lali, despreocupada de los
oídos atentos.
— ¿Estás triste?
—Preguntó Peter con una expresión de sorpresa.
Mi boca se abrió y
mi cara ardió de vergüenza al instante. — ¡Yo no lo estoy!
Removió la ensalada del bol. —Bueno, él está malditamente
cerca de estar extasiado.
—Déjalo, La —le
advertí.
Ella se encogió de
hombros y dio otro mordisco. —Creo que él está fingiendo.
Peter le dio un
codazo. — ¿Lali? ¿Vas a ir a la fiesta del Día de San Valentín conmigo o qué?
— ¿No puedes
preguntarme como un novio normal? ¿Agradablemente?
—Te lo he pedido
varias veces... Me sigues diciendo que te lo pregunte más tarde.
Ella se dejó caer en
su silla, haciendo un mohín. —No quiero ir sin Rochi.
El rostro de Peter
se contrajo con frustración. —Ella estuvo con Gas todo el tiempo la última vez.
Apenas la viste.
—Deja de comportarte
como un bebé, La —dije, lanzando un tallo de apio hacia ella.
Agustin me dio un
codazo. —Yo te llevaría, Cupcake, pero no formo parte de todo el asunto de los
chicos de fraternidad, lo siento.
—Eso es realmente
una maldita buena idea —dijo Peter, sus ojos brillantes.
Agustin hizo una
mueca ante la idea. —Yo no soy un Sig Tau, Pet. Yo no soy nada. Las
fraternidades están en contra de mi religión.
— ¿Por favor, Agustin?
—le pidió Lali.
—Déjà vu —me quejé.
Agustin me miró por
el rabillo de su ojo y luego suspiró. —No es nada personal, Rochi. No puedo
decir que haya salido alguna vez en una cita... con una chica.
—Lo sé. —Sacudí mi
cabeza con desdén, sacudiendo mi profunda vergüenza—. Está bien. Realmente.
—Te necesito allí
—dijo Lali—. Hicimos un pacto, ¿recuerdas? A ninguna fiesta solas.
—Difícilmente
estarás sola, La. Deja de ser tan dramática —dije, ya molesta con la
conversación.
— ¿Quieres
dramatismo? Empujé un bote de basura al lado de tu cama, sosteniendo una caja
de Kleenex para ti toda la noche, ¡y me levanté para ir a por la medicina para
la tos dos veces cuando enfermaste durante las vacaciones! ¡Me lo debes!
Arrugue la nariz. — ¡He sostenido tu cabello para vomitar
demasiadas veces, Lali!
— ¡Estornudaste en
mi cara! —dijo, señalando su nariz.
Me soplé el
flequillo de los ojos. Nunca podía discutir con Lali cuando ella estaba
decidida a salirse con la suya.
—Bien —dije
entre dientes. — ¿Agustin? —Le pregunté con mi mejor sonrisa falsa—. ¿Quieres
ir a la estúpida fiesta de San Valentín conmigo?
Agustin me abrazó
contra su costado. —Sí. Pero sólo porque la llamaste estúpida.
Caminé a clase con Agustin
después del almuerzo, hablando de la cita para la fiesta y cuánto la temíamos
ambos. Elegimos un par de escritorios en nuestra clase de Fisiología, y yo sacudí
mi cabeza cuando el profesor comenzó mi cuarto programa de estudios del día. La
nieve comenzó a caer una vez más, impactando contra las ventanas, pidiendo
amablemente la entrada y a continuación cayendo con decepción a la tierra.
Después de acabar la
clase, un chico que conocí de una sola vez dio golpes en mi escritorio mientras
caminaba por al lado, guiñando un ojo. Ofrecí una sonrisa de cortesía y luego
miré a Agustin. Él me lanzó una sonrisa irónica, y yo recogí mis libros y mi
laptop, metiéndolos en mi mochila con un pequeño esfuerzo.
Colgué la mochila
sobre mis hombros y caminé con dificultad a lo largo de la acera llena de
nieve. Un pequeño grupo de estudiantes había comenzado una bola de nieve en las
pistas, y Agustin se estremeció ante la vista de ellos, cubiertos de polvo
incoloro.
Mi rodilla se
tambaleó, me mantuve acompañando a Agustin mientras terminaba su cigarrillo. Lali
se apresuró a nuestro lado, frotándose juntos los guantes de color verde
brillante.
— ¿Dónde está Pet?
—Pregunté.
—Se fue a casa.
Gaston necesitaba ayuda con algo, supongo.
— ¿No te fuiste con
él?
—Yo no vivo allí,
Rochi.
—Sólo en teoría —le
hizo un guiño Agustin.
Lali puso los ojos en blanco. —Disfruto pasando tiempo con mi
novio, así que me demándenme.
Agustin tiró su
cigarrillo en la nieve. —Me voy, señoritas. ¿Os veré en la cena?
Lali y yo asentimos,
sonriendo cuando Agustin primero besó mi mejilla y luego la de Lali. Él
permaneció en la acera mojada, con cuidando de mantenerse en el medio para que
no perder el equilibrio y caerse en la nieve.
Lali negó con la
cabeza ante sus esfuerzos. —Es ridículo.
—. No está
acostumbrado a la nieve.
Ella se rió y tiró
de mí hacia la puerta.
— ¡Rochi!
Me volví para ver
correr Pablo corriendo y pasando a Agustin. Se detuvo, recuperando el aliento
un instante antes de hablar. Su abrigo de pelaje gris se hinchaba con cada
respiración, y me reí ante la mirada curiosa de Lali mientras lo observaba.
—Yo estaba... ¡whew!
Iba a preguntarte si querías tomar un bocado para comer esta noche.
—Oh. Yo eh... Ya le
dije a Agustin que comería con él.
—Está bien, no es
gran cosa. Simplemente iba a ir a la nueva hamburguesería del centro. Todo el
mundo está diciendo que es muy buena.
—Quizá la próxima
vez —dije, dándome cuenta de mi error. Yo esperaba que no tuviera en cuenta mi
respuesta impertinente como un aplazamiento.
Él asintió con la
cabeza y metió las manos en los bolsillos, caminando rápidamente de vuelta por
donde vino.
Mery estaba leyendo
delante de nosotras su flamante nuevo libro, haciéndonos una mueca a Lali y a
mí cuando entramos. Su comportamiento no había mejorado desde que habíamos
regresado de las vacaciones.
Antes, había pasado
tanto tiempo donde Gaston que los comentarios insufribles de Mery y su actitud
eran tolerables.
Al pasar todas las
mañanas y las noches con ella durante las dos semanas antes de que el semestre
finalizara, estaba empezando a arrepentirme de mi decisión de no compartir la
habitación con Lali.
—Oh, Mery. Cuanto te he echado de menos —dijo Lali.
—El sentimiento es
mutuo —se quejó Mery, con los ojos en su libro.
Lali conversó acerca
de su día y los planes con Peter para el fin de semana. Navegamos por Internet
en busca de videos divertidos, riendo tan fuerte que nos teníamos que secar las
lágrimas. Mery resopló un par de veces ante nuestro estruendo, pero no le hizo
caso.
Estaba agradecida de
la visita de Lali. Las horas pasaron tan rápido que no me pasé ni un momento
preguntándome si Gaston había llamado, hasta que ella decidió que tenía que irse.
Lali bostezó y miró
su reloj. —Me voy a la cama,... ¡Oh, mierda! —dijo, chasqueando los dedos—.
Dejé mi bolsa de maquillaje en donde Pet.
—Eso no es una
tragedia, La —dije, todavía riendo desde el último vídeo que habíamos visto.
—No lo sería si yo no
tuviera mi control de natalidad allí. Vamos. Tengo que ir a por ello.
— ¿No puedes
simplemente conseguir que Peter te los traiga?
—Gaston tiene su
coche. Está en Red con Trent.
Me sentí enferma. —
¿Otra vez? ¿Por qué está saliendo con Trent tanto, de todos modos?
Lali se encogió de
hombros. — ¿Importa? ¡Vamos!
—No quiero
tropezarme con Gaston. Será extraño.
— ¿Alguna vez me
escuchas? Él no está ahí, está en Red. Vamos —se quejó ella, tirando de
mi brazo.
Me puse de pie con
leve resistencia leve a medida que me sacaba de la habitación.
—Al fin —dijo
Mery.
Nos detuvimos al
apartamento de Gaston, y me di cuenta de que la Harley estaba aparcada debajo
de las escaleras, y que el Charger de Peter había desaparecido. Di un suspiro
de alivio, y seguí a Lali por los escalones helados.
—Cuidado —advirtió
ella.
Si hubiera sabido cómo de difícil sería poner un pie en el
apartamento otra vez, no habría permitido que Lali me convenciera para ir allí.
cafre vino correteando por la esquina a toda velocidad, estrellándose en mis
piernas cuando sus patitas fallaron en conseguir tracción en las baldosas de la
entrada. Lo recogí, dejándole que me saludara con besos de bebé. Por lo menos él
no me había olvidado.
Yo lo llevé cargado
al rodear el apartamento, esperando mientras que Lali buscaba en su bolsa.
— ¡Sé que lo dejé
aquí! —dijo desde el cuarto de baño, pisando fuerte desde el pasillo hacia la
habitación de Peter.
— ¿Buscaste en el
armario debajo del fregadero? —Preguntó Peter.
Miré mi reloj. —Date
prisa, La. Tenemos que irnos.
Lali suspiró con
frustración desde la habitación.
Miré mi reloj otra
vez, y luego me sobresalté cuando la puerta se abrió de golpe detrás de mí.
Gaston tropezó al entrar con los brazos envueltos alrededor de Eugenia, quien
estaba riendo contra su boca. Una caja en su mano me llamó la atención, y me
sentí enferma cuando me di cuenta de lo que era: condones. Su otra mano estaba
en la parte posterior de su cuello, y yo no podría decir los brazos de quién se
enroscaban en torno a quién.
Gaston tuvo una
reacción tardía cuando me vio sola, parada en mitad de la sala, y entonces se
congeló, Eugenia levantó la mirada con una sonrisa residual aún en su rostro.
—Pajarita —dijo
Gaston, aturdido.

Hhemoso cap en realidad lo ame subi el otro ya me muero por leer el prox porfa subi el otroo hoy
ResponderEliminarQuieero otro captulo hoy porfiiiii! Amo todas tus noves ... las leo pero las leo con le cel y muchas veces no me deja comentar.. igual las leo... y son todas buenissimas! :)
ResponderEliminarme encanta la novela pero no m gusta como se estan poniendo las cosas pobre rochii kiero k, la reconcilacion de los rubiossssssss
ResponderEliminarHay ame esta nove súbi el cap 35 ya porfa no pude dormir pensando en lo que va a suceder pprfa subi nove hoy
ResponderEliminarnananna hermoso cap lo ame subi el otro hoy porfa ya quiero saber lo que va a pasar estoy con una intriga ni que te cuento porfa su el cap hoy no aguanto las ganas de leer el csiguiente cap
ResponderEliminarmassssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss cap me dejastes con una intriga
ResponderEliminarno lo puedo creer que Gastón se alla olvidado de Rochi tan rapido, pobre Ro que esta triste por el... no necesito ya el proximo capitulo!
ResponderEliminarAmo la nove,pero odio este capitulo :( Porque Gaston esta con Eugenia?? lloro :( Pobre Rochi!!!! Necesito el siguiente capitulooooo
ResponderEliminarQue final tan de mierda, no puede ser, voy a golpearme contra algo, Gaston es un tonto, osea, no lo es y a la vez si, ay Rochi. No me gusto el capitulo, quiero otro yo esto no puede quedar asi, los dos estan mal.
ResponderEliminarhay pobre ro como se debe sentir hayya necesito el cap quiero ver que pasa porfa subilo hoy no aguanto mas
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