sábado, 11 de mayo de 2013

Amor en Desencuentro... Capitulo 35











Rocío gimió y abrió los ojos, la luz del día se colaba por la ventana dejando ver un día tranquilo y despejado. Cerró los ojos y movió una pierna para estirarse.  Los recuerdos de su encuentro con Pablo la hicieron abrir los ojos de golpe y correr la sabana que se enredaba sobre ella.
Sus heridas estaban cicatrizando y se veían mucho mejor a como  las recordaba, ya no le dolían. 
Se sentó lentamente y lo vio; del otro lado de la habitación en un mueble que, definitivamente, parecía más que incomodo y no era de su tamaño, estaba Gastón durmiendo.  Parecía como si hubiera estado haciendo guardia y hubiera caído dormido descuidadamente. 
Su ropa arrugada y su barba de varios días lo hacían ver cansado y condenadamente sexy.
Rocío se arrastró hasta el borde de la cama para verlo más de cerca y ahogó una exclamación al ver sus ojeras oscuras bajo sus largas pestañas.
Flasahes de los días anteriores volvieron y recordó vagamente como él la cuidaba y mimaba mientras ella iba y venía en el limbo de la inconsciencia.

Sentándose sobre sus talones en la cama miró todo a su alrededor y esto la hizo fruncir el ceño.

El lugar era precioso, era un pequeño cuarto decorado con vinotintos y dorados que le daban al lugar un aire victoriano y romántico, había lindas cómodas y la cama donde ella se encontraba era de dosel con altas telas que caían hacia los cuatro postes que la rodeaban haciéndola parecer una pequeña carpa de encaje.
Era increíblemente suave y cómoda y parecía hecha para 5 personas.

Colocándose de pie, muy silenciosamente, fue hasta el baño y lavó su rostro, gimió internamente al ver la pinta que traía. Su labio parecía menos hinchado pero tenía una pequeña costra en la herida, su mejilla lucia morada allí donde había recibido el golpe y su cabello volaba en todas direcciones.  
Miró la camisa de Gas que la envolvía como una bata muy corta y sacándosela por la cabeza tomó un baño, mordiendo el interior de su mejilla para no gemir cuando el agua cayó sobre ciertas heridas.
Se envolvió en un alborno azul que le quedaba grande y salió.

Gastón seguía donde lo había dejado.
Rebusco por el cuarto hasta dar con un escaparate que contenía ropa femenina de su talla junto a muchos artículos femeninos.
Volvió la vista para ver a Gas y sonrió para sí.
Se colocó un pantalón de pijama y otra camisa de Gas antes de acercarse a él.
Se agachó a su lado y acarició su cabello despeinado que caía por su frente.
-      Gas – lo llamó bajito.
Él se removió en  sueños pero no se despertó.
Siguiendo un impulso ella lo besó en la frente y susurró su nombre de nuevo.

Esta vez él se levantó de un brinco haciendo que ella callera sentada riendo.
-      Rochi – la ayudo a levantarse con extrema delicadeza - ¿¿Hace cuanto estás despiertas??  ¿¿Te sientes bien??  ¿¿Te duele algo??
Rochi lo miró divertida y colocó su palma sobre su boca.
-      Estoy bien, relájate.
Tomando su mano lo hizo caminar hasta la cama y lo sentó.
-      Pero debes tener hambre – habló él.
Ella lo ignoró y le quitó los zapatos.
-      La comida puede esperar, tú estás agotado y a mí unas horas más de sueño no me vendrán mal.
-      Pero Ro…
-      Nada – lo cortó ella y lo besó en la nariz.

Rocío lo acostó y lo arropó antes de dar la vuelta a la cama y acostarse junto a él.
-      Rocío yo…
-      Solo abrázame y duerme.
Gastón no se hizo de rogar y  envolvió una mano en la cintura de la joven pegándola a su cuerpo, Rocío suspiró satisfecha y cerró los ojos sintiéndose tranquila.
Ambos durmieron felices por horas.              



Gastón fue el primero en despertarse. El olor a flores y vainilla que desprendía la joven en sus brazos lo hizo envolverse un poco más a su alrededor y hundir el rostro en su pelo. Era la primera vez que se despertaba junto a ella y sabia que no le costaría nada acostumbrarse a eso. ¡Diablos! Qué bien se sentía tenerla a salvo entre sus brazos. 
Ella se removió y hundió el rostro su cuello haciéndole cosquillas con el aliento.

El estomago de Gastón sonó y ella rió.

-      ¿Hambre vaquero?
Gas se alejó un poco de ella para poder verle el rostro.
-      Buen día bella durmiente. – la saludo sonriendo.

Rocío lo miró un segundo sonriendo y de repente  se llevó una mano a la boca, luego se giró y hundió el rostro en la almohada cubriéndose la cabeza con otra.
-      Hola – contestó con la voz amortiguada por la cama.
-      Hey! – la llamó él – Rochi, bella, sal de ahí.

Ella no respondió. Gastón frunció un poco el ceño, sin entender, y le hizo pequeñas cosquillas cuidando sus heridas pero ella se resistió.

-      No – contestó ella cubriéndose a tientas con las sabana, que se le habían bajo a los pies, sin sacar la cabeza de la almohada.
-      Rochii ¿¿Qué pasa?? – preguntó él algo más preocupado.

Ella se alzó de golpe y lo miró.
-      Me acabo de dar cuenta que… que dormimos juntos – hizo una mueca y hundió su rostro de nuevo.
-      Aja! – fue lo único que él alcanzo a decir.

Ella volvió a salir.
-      Yo nunca había dormido con un hombre. – dijo y se hundió de nuevo.
Él alzó una ceja.
-      Claro, ¿y Pablo que es? ¿Un perro? –
Ella se estremeció y él se arrepintió enseguida de haberlo mencionado.

-      Vamos Ro… No es como si hubiera pasado algo, solo dormimos ¿No?
Ella alzó un poco la almohada con que tapaba su rostro.
-      Cierto.
-      No hay nada de qué avergonzarse, además tú estás mal herida y yo estaba muy cansado    
Ella lo miró sin contestar.
-      Ro, soy solo yo –
Gastón se había acomodado a su lado alineando su cuerpo con el de ella, la miro a los ojos que se entreveían y sonrió.

Ella salió de su pequeño escondite y suspiró.
-      Tienes razón, soy una tarada, no sé lo que me pasa. – rió sin ganas – primero te arrastro a la cama y luego me da un ataque porque dormimos en el mismo colchón – rió de nuevo con más ganas y él se le unió - ¿¿No me diste alguna medicina caducada o algo así??
Gastón negó con la cabeza.
-      Entonces soy solo yo, no me hagas caso.
Él se apoyo de su codo.
-      ¿Sabes qué? Ya sé lo que tú tienes.
Ella sonrió.
-      ¿Sí? ¿Qué?
Gas se levantó y le tendió una mano.
-      Hambre.

Rocío soltó una carcajada y aceptó su mano.

-      Mm… No, me parece que ese es otro.
Él hizo una mueca.
-      Si, también, veamos que hay en la cocina.
Ambos se encaminaron hacia la puerta cuando ella se detuvo y tiró de él.
-      Gas. –
Él la miró.
-      ¿Sí?

Rochi se paró frente a él y lo miró a los ojos.
-      Gracias – susurró, luego lo besó-

Gastón tomó a Rocío por el rostro y profundizó el beso. Se separaron,  varios minutos después, en busca de aire.
-      De nada – susurró él de vuelta y la hizo seguirlo.


Rocío observó  a su alrededor la hermosa cocina acogedora de madera y luego miró a Gas.

-      ¿¿Qué es este lugar?? – preguntó.
-      Es una pequeña cabaña en ruinas al norte de mi propiedad. Se estaba cayendo a pedazos cuando llegue, fue una de las primeras cosas que mande a reparar, luego lo ambiente y aquí estamos.

Ella estudió los pisos de madera y las piedras incrustadas en las paredes, era como una cabaña de cuento.   

Gastón observó su alrededor con el entrecejo fruncido.
-      ¿Te parece un bulo?
Ella lo miró sorprendida.
-      ¿¿Qué??
-      ¿¿Qué si te parece un bulo?? –
Rocío observó la decoración color tierra y azules.
-      No, me parece una cabaña acogedora.
-      ¿¿y el cuarto??
Ella lo pensó.
-      El cuarto si un poco, pero no tanto, es muy elegante para ser un bulo.
Gastón rió.
-      Ja! Peter dijo lo mismo.
-      ¿¿Peter estuvo aquí??
-      Sii – Gastón untó algo al pan – él y Victorio fueron los que me ayudaron a decorar este lugar.
-      ¿¿Victorio??  Si Victorio tiene el sentido del gusto de una roca.
Gastón rió.
-      Aunque no lo creas este lugar es obra de nosotros tres.
Ella volvió a admirar el lugar.
-      Impresionante para tres hombres ¿y para que lo querían?
Él se encogió de hombros.
-      Solo lo queríamos.  Me alegra haberlo arreglado, nos fue útil.
Rocío suspiró y observó atentamente a su alrededor.
-      No voy a poder esconderme aquí por siempre.
Gas la miró y se apoyó de la mesa.
-      ¿¿Quieres hablar de eso ahora??
Ella negó con la cabeza.
-      No, no quiero.
-      Vale, entonces come – dijo  y le pasó un plato con sándwiches algo deformes – sé que no soy un chef pero es lo que hay.
Rocío sonrió y comió uno con ganas.  

4 comentarios:

  1. hayyy!!! me encantaaaa, esta genial gracias por los cap. sube el otro cuanto anytes por favor (soy adicta a tu novela jajaj) :D

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  2. hey soy nadia me encanto sigue asi

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  3. me encanto!., ame que gas este con ella, que la cuide!

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  4. que hermoso capitulo.. me encanta que esten asi tan juntos subi pronto

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