-
Sabes que debemos
hablarlo -
Rocío siguió mirando hacia el exterior la oscura
noche y se puso rígida.
Gastón suspiró y la tomó de
su mano para que se girara a mirarlo, ella no se movió.
-
Ya es casi media
noche – dijo ella evadiendo el tema.
-
¿¿Estas cansada??
-
No.
-
Bien, entonces creo
que es momento de que hablemos. Rocío, necesito saber a que me enfrento para
saber cómo debo actuar.
Ella lo miró sonriendo
cínicamente.
-
¿¿Es que piensas
hacer algo??
-
Por supuesto, no voy
a dejar que alguien te lastime de esa manera y se vaya sin más.
La sonrisa de ella se
volvió un poco más cálida.
-
No puedes hacer nada
Gastón, esta no es tu batalla.
-
¡Y un cuerno que no!
Esta batalla es de los dos porque no voy a dejar que te enfrentes a ella sola.
Rocío lo miró a los ojos.
-
¿¿Por qué no??
-
Porque no voy a
permitir que alguien vuelva a lastimarte.
-
¿¿Por qué??
“Porque te amo” - pensó él, pero no lo dijo.
-
Porque no lo
mereces.
Rocío
suspiró y se fue a sentar frente al fuego.
-
¿¿Qué quieres
saber??
Él
la siguió.
-
¿¿Quién te hizo
eso??
Ella bufó.
-
Pablo, siguiente
pregunta.
Gastón
recurrió a todo su autocontrol para no correr a casa de ese maldito bastardo y
matarlo con sus propias manos.
-
Que sucedió
exactamente.
-
Llegué tarde, él estaba tomando, se puso
violento y me golpeo. Fin.
No, Gastón no descansaría
hasta verlo pudrirse en una cárcel por lo que había hecho.
-
¿¿Con que te golpeó??
Ella se lo pensó un
segundo.
-
Con la mano, con el
puño, con la correa y… No, creo que eso es todo.
Gastón abrió y cerró sus
puños para serenarse. La estudió un segundo y luego preguntó en una octava más
baja.
-
¿¿Vas a dejarlo??
Ella miró lejos de él.
-
No.
Gastón la miró como si lo
hubiera abofeteado.
-
¿No?
Rocío seguía sin mirarlo.
-
No.
-
Pero – caminó hasta
ella y la obligo a mirarlo. - ¿¿Por qué diablos no??
Ella se soltó y caminó
hasta el cuarto.
-
Fin del
interrogatorio.
…
-
¿¿ a dónde vas?? –
preguntó ella mirando cómo se ponía la chaqueta para salir.
Gastón
se detuvo dándole la espalda.
-
A casa.
-
Gas no – ella lo dio
un paso hacia él con ansiedad y él suspiró.
-
Solo voy a buscar
más ropa para mí.
Ella
se removió incomoda.
-
Lamento que sea así,
solo…
-
No – Gastón se giró
y la miró – ni siquiera sabes lo que me molesta.
-
Estás molesto porque
no dejo a Pablo pero…
-
Si – Él dio un paso
hacia ella - ¡Diablos! Si estoy molesto por eso, pero no se queda allí. Me
molesta, no, me duele que después de todo no confíes en mi para ser sincera y
decirme que sucede.
Ella se pasó una
mano por el pelo frustrada
-
Jamás he confiado en
nadie.
-
Confiaste en
Mariana.
Ella lo miró con una
extraña expresión.
-
Lali era mi hermana,
me salvó la vida
-
¿Y yo que hice? - Gas dio un paso hacia ella. - ¿¿Yo que he
intentado hacer todo este tiempo??
Rocío estaba seria.
-
¿¿Eso es lo que
quieres?? ¿¿Quieres que como pago a tú enorme bondad y por tus acciones de buen
caballero te revele cada uno de mis secretos, saque al aire todos los trapos
sucios??
-
Jamás he pedido nada
cambio. – contestó él con los dientes apretados.
-
¿No? ¿Y qué pides
ahora?
-
Que confíes en mí. No
por mí, por ti, para poder ayudarte.
-
No pedí tu
ayuda - rugió ella.
-
No, pero la tienes.
– Gas se pasó una mano por el pelo y caminó en círculos - ¡Rayos! La tienes, no
voy a dejarte sola aunque a veces me provoca hacerlo.
-
Entonces hazlo – le
gritó ella. – Mi vida estaba bien antes de que llegaras, tú solo apareciste y
lo echaste a perder todo.
-
Estabas muerta
cuando yo llegue – Gastón se paró frente a ella y la encaró – te jactas de ser ruda y fuerte y no haces más
que esconderte detrás de tu frialdad y decir “si señor” a todo lo que dice
Pablo. No sé porque le tienes tanto miedo, me gustaría averiguarlo pero
obviamente, tú estás tan cómoda en tu papel de zombie que no te atreves a
luchar contra él.
-
¿Crees que me conoces? – Rocío lo miraba con
rabia - ¿Crees que puedes venir aquí y simplemente juzgarme? – lo apuntó
con el dedo – tú no me conoces, no
tienes idea de quién soy o lo que he vivido para llegar aquí. Tú solo llegaste
en tu auto caro y decidiste ser mi príncipe de brillante armadura, pues te digo
algo príncipe encantado, no te necesito, no te necesitaba antes y no lo hago
ahora. Hay mil damas en problemas que estarían encantadas de que las
rescataras, mal por ti, yo no soy una de esas. Si mi vida es una miseria y
estoy muriendo es mi maldito problema así que déjame tranquila.
-
¿¿Eso quieres?? –
Gastón caminó hasta la puerta y la miró
- Estás tan metida en ti misma, en tu
propia miseria que ya hasta te es cómodo, quedarte en el fango donde caíste es
más fácil que luchar para salir.
Ella dio un paso hacia él
con lágrimas en los ojos.
-
Luché, toda la vida
luché ¿Y para qué?, para nada, ya está.
-
No – Gastón la tomó
por los hombros – no está, porque ya no estás sola, porque ahora yo estoy aquí y
juntos vamos a lograrlo.
Ella alzó el rostro hacia
él.
-
¿¿Lograr que?? Ni siquiera sabes a lo que te enfrentas.
-
No, pero si tú me lo
dices, si confías en mí lo sabré y podremos vencer.
Rocío
se alejó y se abrazó a sí misma.
-
No.
Gastón la observó un
segundo y dio media vuelta. Abrió la puerta de la cabaña cuando ella lo detuvo.
-
Gasto yo…
Él no se giró
-
¿¿Qué quieres
Rocío??
El silencio inundó la
habitación.
Gastón salió y cerró la
puerta tras sí.
-
Quiero ser libre. –
susurró ella pero él no la escuchó.
…
El viento crecía
embravecido rugiendo con fuerza y la lluvia golpeaba la pequeña cabaña como
intentando echarla abajo.
Rocío se hizo un ovillo en
una esquina y se abrazó a sí misma con sus delgados brazos. Frente a ella un
espejo de cuerpo completo le devolvía su imagen mostrando a una joven
demacrada, asustada e indefensa.
Lagrimas heladas caían en
silencio por su rostro, hace ya mucho que Rocío había dejado de pelear contra
ellas y ahora corrían libre por sus amoratadas mejillas.
El frió se le calaba hasta
el alma y la hacía sentir más sola que nunca.
Rocío escuchó un ruido y no
se atrevió a moverse, su maltratado cuerpo no le respondía. Se sentía débil y
cansada.
Gastón hace horas que había
salido y se había desatado toda la furia de la tormenta. El reloj sobre la
meseta anunciaba las 2 y algo.
Rocío cerró los ojos y
horribles imágenes de la muerte de Mariana y los maltratos de Pablo vinieron a
su cabeza. Estaba asustada y sola.
Se había encerrado en sí
misma tras la muerte de Mariana, lo sabía, pero no le importaba, o no le había
importado hasta ahora. Gastón quería que
confiara en él, y ella lo hacía, sabía que él no la traicionaría, pero le daba
miedo, estaba aterrada, no por él, por ella misma. La única persona a quién se
había abierto había sido Lali y cuando ella se fue Rocío había sentido un vacio
en su interior tan grande que pensó que nunca se recuperaría, el dolor de
perder a su hermana aun seguía allí y
Rocío sabía que probablemente nunca se iría, pero por los momento, era como
mucho, soportable y ella no estaba dispuesta a dejar que otra persona le
importara lo suficiente como para sentir de nuevo ese dolor cuando se marchara.
El reloj dio las 3 y ella
lo miró sin verlo en realidad.
Gastón no regresaba, y si no lo hacía ella no
lo culparía, pero estaba asustada de sus propios monstruos quienes la estaban
atormentando y lo necesitaba. Odiaba hacerlo, pero lo hacía y no quería hondear
en el porqué.
Otra lágrima silenciosa
rodó por su mejilla y ella le rogó a quien quiera que estuviera escuchando por
él, porque viniera a rescatarla como siempre lo hacía.
Abrió los ojos cuando lo sintió agacharse
junto a ella. Sus preciosos ojos verdes la miraron con una mezcla de
sentimientos que ella no pudo adivinar.
Rocío no lo pensó dos veces
y se lanzó a sus brazos enterrando la cabeza en su pecho y sollozando en
silencio.
Gastón la abrazó contra sí
y besó su cabello.
-
Ya está bien, va a
estar bien, estoy aquí.
Rocío sollozó más fuerte.
-
Estaba tan asustada.
Él
la besó de nuevo.
-
No lo estés, no
estás sola.
Rocío se alejó para mirarlo
a los ojos y tomó una decisión.
-
Gastón.
-
¿Sí? – él peinó
algunos mechones que caían sobre su rostro.
-
Gastón, te necesito.
Él juntó sus narices.
-
Aquí estoy.
Ella lo tomó de las solapas
de la camisa y alzó su rostro para mirarlo a los ojos.
- Gastón.
-
Dime.
-
Hazme el amor.

Mierda que manera de necesitarlo. Jajajaja.. Espero pronto el próximo cappp. Ojala rochi confíe en el. Que diga ese misterio en el que nos tiene sumergido.
ResponderEliminaramoo estaa novela con toda mi vidaa!! no entiendoo porquee solo la subees los sabadoos, agonizoo todaa la semanaa para poder leerla creooo, me encantaa enserioo!!
ResponderEliminarayyy muerooo me encanta esta preciosaaaa por favor sube los capyo tambien entro toda la semana y a cada hora a ver si subiste el cap subelo rapido plisss
ResponderEliminarhey soy nadia no me puedo creer que lo dejes hay eres increible
ResponderEliminarcomo se esta poniendo la nove, subi mas seguido no me aguanto hasta el sabado.. porque lo dejaste ahi quiero mas subi pronto
ResponderEliminarSube mas seguido, en serio te lo pido, un capitulo a la semas es poco, sobretodo si nos dejas un capitulo asi. Por favor sube en semana el proximo, me encanta como se esta poniendo la nove, jajaja Ro es una hdp, como puede hacerle algo asi?! jajajja, espero otro mas temprano!
ResponderEliminaraw mencanto !!!!!!!!!!!!!!!!!
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