jueves, 30 de mayo de 2013

Casi... capitulo 6


Capítulo 6
::Gaston::
es lunes a la hora del almuerzo. He estado evitando hablar con
Rochi todo el día, sobre todo porque me he estado diciendo
que necesito pensar lo que voy a decirle exactamente.
Además, no tengo ni idea de cómo debemos comenzar esta
cosa de alquiler-de-novio. Pero, por supuesto, esa no es la verdad directa.
Tengo miedo, como siempre. Gaston Dalmau, el mierda de pollo, el que tiene
miedo a Rochi Igarzabal. Otra vez.
Todavía. Siempre. Por lo menos puedo admitirlo. Además, ella parece
ignorarme también.
—Mierda —murmuro y retrocedo un poco cuando veo a Rochi salir
del edificio.
Ella nunca sale afuera en el almuerzo, pero hoy no hay nada en el
calendario por los finales. Hoy, todo el mundo está limpiando las taquillas
y dando vueltas. Mis amigos también han visto a Rochi salir del
edificio. Normalmente comentamos cualquier cosa fuera de lo ordinario
cruzando nuestro punto privilegiado en los escalones altos que llevan al
estacionamiento de los profesores. Rochi Igarzabal, cuando es divisada,
siempre es un blanco fácil para la conversación.
—Mira. Rochi Igarzabal robando mecheros Bunsen y vasos de
precipitación —dice mi mejor amigo Peter. Él se acercó al borde de
los pasos para obtener una mejor visión de la pila gigante de cosas que está
arrastrando hacia su coche—. Esta chica sería del tipo que tiene una red
de robo secreto en la escuela. Podría estar vendiendo cosas en eBay
en estos momentos. ¡Probablemente tiene millones, y nadie la ha
atrapado todavía!
—Lo dudo. Ya tiene más dinero que Dios. —Salta Eugenia,
tratando de llamar mi atención. La ignoro. Eugenia no es parte de nuestro
grupo habitual. Ha estado revoloteando mucho entre nosotros. Peter dice
que está coqueteando con él, pero nuestra amiga Lali dice que está
interesada en mí. Es bonita, pero es malvada y habla demasiado. Como
ahora.
—No está robando —continúa Eugenia—. Tiene su propio conjunto
chatarra de bicho raro. —Eugenia sonríe, y arroja su cabello sobre su
hombro.
—¿Cómo lo sabes? —pregunta Peter, deslizándose más cerca de
ella. Casi me río porque está tratando totalmente de mirar por debajo de
su camiseta.
Eugenia esta tan centrada en mí, que no tiene ni idea. —Rochi era mi
compañera de laboratorio este semestre. A la señora Smith le encantaba
esa chica. Están charlando constantemente acerca de los suministros y
real ciencia. Creo que Rochi ayuda a la profesora a ordenar las cosas para la
clase... como por diversión. Rochi Igarzabal es una ñoña.
Mueve su cabello de un tirón otra vez y puedo jurar que está
esperando a que la vea.
No lo hago.
—Brutal —dice Peter, disparando a Eugenia su simpática ―mirada de
interés‖. Peter tiene esperanza de que su atención hacia Eugenia le
permitirá obtener algo de acción. Pero, sobre todo, quiere hacer que
Lali se ponga celosa, por rechazarlo del mes pasado—. ¿Cómo
sobreviviste a trabajar con ella? —Peter se estremece.
—Recibí una nota increíble. Pero, ella era tan dura. Si no fuera por
la parte en la que me dijo estúpida con sus ojos cada día, le rogaría ser su
compañera el año que viene —dice Eugenia.
—Vamos —hablo para defender a Rochi—. Ella no es tan mala. Ella
es... realmente agradable. Si llegas a conocerla
—¿Has fumado mucho crack, Dalmau? Rochi Igarzabal es como cualquier
súper villana que se me ocurre: ardiente, elegante, peligrosa y aterradora
como el infierno —Peter ríe—. De ninguna manera ella es agradable.
Haciendo un puchero malhumorado, Eugenia agrega: —No puedo
creer que dirías que es ardiente.
Lo intento de nuevo. —Rochi es cualquier cosa menos una súper
villana. Y sí, ella es increíblemente caliente. —Agrego eso porque sé que va
a enloquecer a Eugenia. Y porque es verdad.
Peter parpadea hacía mí. Su sonrisa se desvanece cuando se pone
serio. Gracias a Dios, está demasiado aturdido para hablar. Para Peter
, este es un momento raro.
Lali finalmente se une a nosotros junto con la mitad de su
equipo de porristas. Los tres hemos sido mejores amigos desde siempre.
—¿Cuál es el tema? —dice Lali cuando ella y sus amigas sueltan
sus mochilas y escarban en sus almuerzos.
—De repente, Gaston está convencido que Rochi Igarzabal es agradable —
dice Peter, disparando un vistazo hacía Lali.
Lali levanta una ceja hacia mí. —¿En serio?
—Estuve con ella en la entrevista, y sí creo que es agradable. ¿Y qué?
—Santa mierda. Esa chica debe haber golpeado tu cabeza —añade
Peter.
Puedo decir que está a punto de estallar en carcajadas. No habrá
más momentos de silencio viniendo de él.
—Por supuesto que fue agradable... contigo. Tú podrías hacer que
cualquier chica sea agradable. —Eugenia me guiña un ojo y lame sus
labios. Todo lo que puedo hacer es no encogerme.
Lali hace una mueca, sus ojos revoloteando detrás de la espalda
de Eugenia. —¿Quién consiguió el trabajo?
—Los dos lo conseguimos. Rochi y yo vamos a compartir las prácticas.
Así que... supongo... acostúmbrense a verla a mi alrededor. Tal vez lo vean
por ustedes mismos. Ella es agradable.
—Pensaba que siempre tomaban a sólo un solicitante. —Lali
frunció el ceño. Ella fue una de las esperanzadas entrevistadas, pero fue
despedida inmediatamente.
—Sí... lo sé. —Me detengo y busco en mi cerebro algo que decir que
no sea una mentira—. Crearon dos puestos en el último minuto, porque
les gustamos ambos mucho. Me pagan... así que... estoy bien con eso.
Genial... ¿eh? —Me encojo de hombros. Mi garganta se ha vuelto
completamente seca, y no puedo sostenerle la mirada a Lali. Ella será
capaz de decir que algo está fuera de lugar, si no lo ha notado todavía.
—Y le pagan tanto. No es justo —Peter ríe, petulante con la
cantidad de dinero que le había dicho la noche anterior—. Lástima que
Gaston va a tener que inclinarse y lamer los pies de Rochi Igarzabal durante todo
el verano. Si ellos convierten a esa chica en tu jefe a cualquier nivel... tienes
que renunciar. Ningún dinero vale la pena el ser ordenado por eso. —
Sacude su cabeza hacía Rochi.
No puedo responder. Sólo muevo la cabeza y trato de frenar el
impulso de tener que golpear a mi mejor amigo. Entonces me siento mal
por ese pensamiento. Yo soy el que ha cambiado el equilibrio actuando
fuera de la normal, no Peter. Yo soy el que está a punto de pretender
enamorarse de Rochi Igarzabal. No puedo ni imaginar lo que van a decir
cuando lance ese tipo de locura en sus rostros.
Lo que es peor, es que no puedo decirles la verdad, y hemos jurado
nunca mentirnos los unos a los otros. Nunca. Pero primero necesito hablar
con Rochi. Averiguar lo que está bien para ella. Calcular los límites. Sólo ha
pasado un día, pero dejar a Lali y Peter fuera del circuito va a hacer
esto doloroso. Sobre todo porque yo soy un pésimo actor.
—Pobre chica. Ella está demasiado cargada —añade Lali,
viendo a Rochi detenerse para balancear su montaña de cosas—. Debería
haber hecho dos viajes, creo. Hey... ¿ese no es nuestro equipo de
laboratorio?
—Es de ella. Eugenia sabe todo sobre este, ¿no? —le digo, agitando mi
primer vistazo real a Eugenia. Ella sonríe y trato de devolverle la sonrisa.
Pero ahora que pienso que soy un actor, no puedo deshacerme de la idea
de que estoy atrapado en una especie de escenario.
Sonrío más amplio a Eugenia y vuelva a intentarlo. —¿No es cierto,
Eugenia... que obtuvo una gran nota en ciencia este año?
—¿Cuál es el problema contigo, Gaston? Estás extraño. ¿Te quedaste
demasiado tarde estudiando? —Lali se cruza de brazos.
Mierda. Al menos no señaló que soné como un robot monstruo.
Le lanzo otra sonrisa de cartón a Eugenia. Se ve sorprendida porque
finalmente estoy prestándole real atención. Sólo que su expresión es de
espanto.
¿Quién puede culparla? Estoy espantado de mí mismo. Lo que sea.
Ya tengo novia.
Ahogo una risa con ese pensamiento y echo un vistazo a un muy
confundido Peter. Lali me sigue siendo frunciendo el ceño,
esperando a que le responda.
Estoy esperando que alguien me diga mis próximas líneas, o al
menos grite: —¡FRAUDE! —Pero nadie lo hace. Sólo parpadean como si
no me reconocieran. Perfecto.
Me doy la vuelta y miro a Rochi. La cosa extraña del imán que me pasó
ayer vuelve, junto con unos de esos extraños y dolorosos saltos del
corazón. Ella ha desacelerado a paso de tortuga, viéndose bastante
lamentable. Y sola.
De repente, perseguir a Rochi Igarzabal, la chica con la que no tengo idea
de cómo hablar, parece mucho mejor que quedarme aquí y mentirle a mis
mejores amigos.
—Yo… yo iré. Quiero decir... tienes razón, Lali. —La voz de
robot no morirá.
—¿Qué? —dice Lali.
Mis ojos se sienten como enloquecidos mientras se dirigen de cara a
cara. —Alguien debería ayudarla, ¿eh?
—¿Quién? ¡¡Amigo!! No tú. No trabajas para ella, ¡todavía! ¿O lo
haces? —grita Peter, pero ya estoy saltando por las escaleras con una
rápida mirada por encima de mi hombro.
Sus bocas han caído abiertas. Muy abiertas. Desde la sorprendida y
enojada mirada en el rostro de Eugenia, puedo decir que no pasará mucho
tiempo antes de que su tren de chisme deje las pistas.
Bien.
Voy a necesitar toda la ayuda que pueda conseguir.

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