Capítulo 4
::Gaston::
ella se apoyó contra
el escritorio de la recepcionista y asimilo
los ojos cerrados de Rochi,
ella cruzó los brazos y cambió
drásticamente, a un
pálido rostro. Ella estaba haciendo alguna
clase de extraña yoga
de tipo respiratorio. Me pregunto si el bulto en la
cabeza es peor de lo
que dice. Tal vez ella tenga una conmoción total.
Estoy convencido de
que ella no se acuerda de mí.
No, en absoluto. Me
atrevería a decir que ella está mejor. Ningún
ataque de nervios
hasta ahora. La chica parece perfectamente normal.
Irritable, sí, pero
también es inteligente, divertida y, sí, tan normal como
yo. Ella no dio
ninguna señal de que supiera nada más allá de mi nombre.
Y el infierno, me
sorprendió saber que ella lo sabía.
Veo algunos papeles
depositados detrás del gran árbol en maceta
cerca de la puerta.
Deambulo a investigar si ella es así. Encuadra. En un
montón de
transcripciones de la escuela y algunas copias de su
currículum. He leído a
través de su interminable lista de logros.
—¿Por qué estás aquí?
¿Para el trabajo? —pregunté en voz baja.
—Por favor. Esta
pasantía es perfecta para mí y lo sabes. He estado
en la lista de
entrevistas desde el tercer año. —Abre los ojos y me golpea
con una mirada seria y
fría—. ¿Tus padres te consiguieron una entrevista
de último minuto? Tú
no estabas en la lista que vi.
Creo que está tratando
de ser mala y me pone nervioso, pero el
descaro que había
tenido anteriormente en su voz no se encuentra ahora.
Es como si la lucha se
hubiera ido fuera de ella.
La lucha ha salido de
mí también. Así que le digo la verdad.
—Mis padres están
muertos. Yo vivo con mi abuela. Mi consejero
universitario hizo
algunas llamadas y consiguió una en el último minuto.
Amplió sus ojos.
—Santo cielo. Supongo que es mi turno para
disculparme.
Realmente, no lo sabía.
—Sucedió cuando yo era
un bebé. Sólo recuerdo a mi abuela como
mi mamá, así que… sí.
Es sólo que… mi vida, ¿sabes? No hay necesidad de
disculparse por lo que
ha sido genial. —Me tumbé en el sofá a su lado—.
Necesito esta
pasantía, así mi abuela no tendrá que pagar mi matrícula. El
empleo paga $8mil por
sólo algunas semanas de trabajo. También estoy
esperando que Geekstuff.com
me permita trabajar durante las vacaciones
y fines de semana del
próximo año. Puedo guardar una tonelada si puedo
empezar este verano.
Además, tiene una beca increíble para la escuela de
minas.
—¿Oh? Genial. Mi papá
trabaja allí —dice ella, empujando su rostro
hacia la rejilla de
ventilación en el techo—. Mmm. $8mil, ¿eh? Me olvidé del
dinero. Trabajaría
aquí de forma gratuita si me lo permitieran.
—Yo soy todo sobre el
dinero. No puedo permitirme olvidar que…
—Hago una pausa,
fascinado por la forma en que la ventilación sopla
tenues rizos rubios
alrededor de sus sienes.
—¿Así que…? —Su
caprichosa ceja, lanzándome una mirada extraña.
—Así que, no importa
lo grande que luzcas tu atuendo geek, y pese
a tus tradiciones de
Star Wars, tus increíbles calcomanías del
parachoques, y tu
condenado currículum perfecto, tengo que tirar los
dados. Por si acaso.
Sin resentimientos, ¿de acuerdo?
—¿Te gustaron las
calcomanías de mi parachoques? Pensé que los
odiabas. —Ella sonríe,
y luego frunce el ceño—. ¿Cómo sabes lo que hay
en mi currículum? —Sus
ojos azules se ensancharon a medida que se daba
cuenta de lo que estoy
sosteniendo.
Muevo las páginas y le
sonrió.
—Si no fuera testigo
de tu entrada, te acusaría de dejar plantar estos
bebés como una forma
alternativa, astuto para impresionar a cualquier
miembro del personal
con el que no se conocieran en persona. —Le
entrego las
transcripciones y una del currículum, entonces me muevo a lo
largo del sofá lejos
de ella—. ¿Criabas cabras para 4-H2?
—Cuando tenía diez
años. —Metió los papeles en su bolso y vino
detrás de mí—. Deja de
leer. Es información privada.
—Te tomaste el tiempo
para hacer copias así que debes querer que
otra persona eche un
vistazo. —Le entregué otro papel y leí la siguiente—.
Creo que no debería
ser yo el que se retire del lugar. Ahora que conoces mi
pobreza, mi verdad de
huérfano, ¿cómo no me dejas tener este trabajo? —
Declaro, tratando de
parecer lamentable.
Ella rueda sus ojos.
—Por favor. Lo dijiste tú mismo, que no estabas
sufriendo ni un poco.
Me encojo de hombros.
—¿No tienes una especie de casita de playa
o un condominio de
refugio en la montaña que necesitas visitar durante
todo el verano? Si tu
papá trabaja en Minas, ya tienes una beca completa a,
por lo menos, una
escuela superior de forma predeterminada. Con tus
calificaciones apuesto
a que ya has sido aceptada en un montón de
lugares. Si no, tú
puedes conseguir algo en cualquier lugar debido a ―las
futuras donaciones de
tu familia‖.
—¿Cómo te atreves a
asumir ese tipo de cosas de mí?
—¿Por qué no? Todo el
mundo sabe de tu abuelo ,Su fábrica de cervezas emplea a la mitad del condado.
Está claro
que la cuenta bancaria
de tu familia lo está haciendo mejor que la mía.
—¿Muy, grosero? Tú no
tienes derecho hablar de mi familia o sus
finanzas.
Sus ojos están
disparando chispas nuevamente, pero ella está
haciendo un gesto de
dolor al igual que su dolor de cabeza, así que bajo el
tono. —Sólo estoy
tratando de enumerar los hechos entre nosotros. —Me
encogí de hombros
nuevamente—. Mi necesidad es obviamente mayor
que la tuya.
—Eso es toro. Mi
necesidad es tan grande. Quiero este trabajo
porque va a darme las
cartas de recomendación que necesito para ir a la universidad . Demándame por
tener metas. Además este lugar me hace ver muy
completa. —Ella
vacila—. Y yo estoy teniendo problemas con eso en la
escuela, porque todas
mis cosas son académicas. No hay equipos. No hay
clubes sociales.
Ella me esquina en el
borde del sofá y tiende su mano. De repente,
todo lo que puedo
notar es cómo de bien redondeada es ella, y lo peor, me
doy cuenta de que
todavía huele a canela y a sol. Al igual que lo hizo hace
tres años.
—Obséquiame. Ese.
Respaldo.
Paso unos cuantos
currículos y vuelo lejos de ella y de ese olor a
canela, reservando el
último papel en mi mano para que pueda terminar de
leerlo.
—Whoa… Hola. ¿Qué es
esto? —murmuró, mirando el papel—.
¿Cómo Ser Normal:
lista de verificación de Rochi Igarzabal, por Kika Igarzabal?
¿Quién es Kika? —Me
río.
La forma en que su
rostro se ha vuelto más blanco que el hielo en el
complejo deportivo.
Creo que este trabajo no es una broma.
—Kika es mi hermanita.
¡Entrega eso!
Haz lo correcto. Como
ella dijo, se trata de información privada. No
es asunto mío.
Sólo que,
posiblemente, podría ser mi negocio.
Indirectamente. No es
su culpa… No mía…
Los ojos de Rochi se
han vuelto salvajes. Expuestos.
—Ella hizo la lista
para mí, como una broma. Es una vergüenza. La
semana pasada hizo
sobre la higiene personal: Cómo NO Repeler a Toda la
Humanidad.
Sonrió cuando Rochi
salta por la lista, pero yo la esquivo fácilmente.
La parte superior de
su cabeza no llega a mi hombro. La única forma en la
que puede llegar a
este documento es si ella intenta subirme. Estoy seguro
de que no está a punto
de ir allí.
—Por favor —susurra—.
Por favor, no…
Su tono de angustia
hace que mi corazón se tuerza. Casi me
arrepiento, pero de
pronto, frente a esta chica, me siento como si yo no
fuera yo.
El hecho de que yo no
tenía coche cuando vi su coche lo demuestra.
El hecho de que la
busqué y voluntariamente rompí la promesa que
le hice a sus padres
lo demuestra una vez más. El hecho de que todavía
estoy aquí cuando
probablemente debería irme y nunca mirar atrás se
solidifica. Esto debe
ser lo que se siente al despertar y descubrir que te has
convertido en un
adicto a las drogas durante la noche. Soy tan alto y estoy
fuera de control ahora
mismo. No puedo detenerme.
La curiosidad en
máxima. En la voz de Rochi Igarzabal. Mi necesidad de
más información se ha
vuelto insaciable e imparable.
Ahora que estoy seguro
de que ella no se acuerda de mí, quiero
conocerla. La ella real.
No la bola-impar-súper-perra
que todo el mundo piensa que ella es,
sino la chica delante
de mí ahora. La que tiene un dolor en la cabeza que
toma el color de sus
mejillas. La chica que le gusta el arte Clone Wars, y
defiende los romances
de Blockbuster. La chica que te juro escondió
algunas sonrisas de mí
antes.
La chica cuyo mismo ―Por
favor‖ y embrujadores ojos me han
atormentado durante
tres años. Sin descanso, leo sobre: —Número uno:
Hacer por lo menos dos
amigos de tu misma edad. Numero dos: Ir a
lugares, además de tu
habitación. Número tres: Conseguir novio. Número
cuatro: Asegúrate de
que mamá y papá noten los números del uno al tres.
Bajo mi mano.
—Apestas —dice ella
arrugando la lista cuando me da la espalda.
Sus hombros estrechos
subiendo y bajando como si ella no pudiera
respirar o podría
llorar, o ambas cosas.
—La lista es real, ¿no
es así? —prosigo—. Es por eso que tú
realmente necesitas
este trabajo.
Ella se dirigió a la
mesa de café donde dejó el bolso, y metió dentro
la lista. —¿Y que si
la lista es real? Estoy enferma, ¿de acuerdo? No es
cáncer ni nada
extremo. Enferma de aquí. —Ella se golpea la sien con el
dedo y se encuentra
con mi mirada muerta—. Permanentemente hecha un
desastre. —Ella se
encogió de hombros—. Mis padres están rastreando mi
vida social. Algo que
tú no entenderías. Esta pasantía me va a conseguir lo
que necesito para
demostrarles a mis padres que yo puedo hacer cosas
normales como
sobrevivir a un trabajo de verano. Si no lo puedo lograr,
ellos no me dejaran ir
a la universidad. ¿Feliz? Ahora que has visto la
prueba. Necesito el
trabajo más que tú, así que, ¿qué tal si me haces el
favor de salir como si
me hubieras estado preguntando todo este tiempo?
—Jesús. Estas
completamente seria. —Tragué.
—Adelante. Ríete.
Estoy segura que puedes conseguir días de
diversión con esta
información en la escuela. —Ella se cruza de brazos. En
lugar de mirar
valiente o defensiva cómicamente como había hecho antes,
tengo la sensación de
que ella necesita sostenerse a sí misma. Como si no
estuviera bien, y no
tiene nada que ver conmigo.
—¿Qué tienes...? ¿Qué
te hace enferma…? ¿O lo que sea? —pregunté
suavemente,
preguntándome hasta donde iba a ir con los detalles.
—Por favor. Yo no voy
a dar más municiones a mano de tus
chismosos amigos.
—Yo no lo diría. Yo no
soy así.
Ella niega con la
cabeza y mira hacia otro lado. —Todo el mundo es
así.
—Correcto. —No la
presioné de nuevo porque mi conciencia lo ha
entendido. Mis amigos
podrían tener un día de campo con su lista. Ya he
ido demasiado lejos.
Además, conozco su diagnóstico: Trastorno de Estrés
Post-Traumático. Esas
son las palabras exactas que su mamá me dijo hace
años. No soy un
experto, pero el TEPTes lo que tienen los veteranos de
guerra después de la
batalla y sobrevivientes de accidentes y también las
víctimas de crímenes.
Pensé que la TEPT hacia que la gente gritara y se
perdiera cuando se les
provocara. Yo había estado provocando a Rochi
desde que había
chocado su carro.
Si ella está
admitiendo que todavía está enferma, eso significa que
yo apesto. Mi pecho se
aprieta. No puedo tragar cuando me fijo en cómo
sus hombros siguen
temblando. ¿Cómo ella no quiere que yo note eso?
Mí falta por ser el
mayor idiota del mundo con la única chica que no
merece otra cosa que
bondad absoluta: especialmente de la única persona
que sabe sobre su
verdadero negocio. Al leer la lista había arrancado su
máscara y le disparé a
la meta mucho después que el pitito había sonado.
Ella se giró para
enfrentarse a mí e intento mi mejor disculpa.
—Cualquier cosa que
quieras hacer (o decir para mí en este
momento), infiernos,
lo merezco, ¿de acuerdo? Soy un completo estúpido.
Incluso puedes darme
un golpe, si lo deseas. Yo no voy a decirle a nadie
sobre eso acerca de
ti. La lista. Nada. Es una promesa.
Tomando una
respiración profunda, muesca su mentón una pulgada
más alto. Ella me lanza
una mirada que dice que no está herida, o insultada
o temblando en todo el
cuerpo justo en frente de mí. Ella quiere que yo le
crea que ella no se
preocupa por lo que acabo de hacer. La vulnerabilidad
evidente que había
visto desaparece. El temblor en los brazos y manos se
detiene. Las capas de
la chica era otro del hielo de la mirada
amenazada, y
desencadena un muro de desprecio. Si yo no hubiera estado
mirando directamente a
ella todo el tiempo, si el ceño fruncido no
coincidía exactamente
con el que ella me dio desde la cabina de su Jeep,
podría haber pasado
por alto.
—¿Quieres ser mi
número tres? —pregunta ella, y levanta las cejas
hacia arriba y hacia
abajo en una ofensiva de distracción. Y funciona.
Estoy completamente
sorprendido.
Humillado. Impresionado.
Ella tiene rostro de jugador. Grave. Ella
es una experta en el encubrimiento.
Después de miles de
juegos de hockey contra oponentes
formidables, me doy
cuenta de que Rochi Igarzabal me derribó, pero no hay
forma de saber si ella
fue. Choqué con cubitos de culpabilidad y una nueva
dosis de auto-odio
alrededor de mí. Casi me derribo sobre mis rodillas.
Ella continúa. —¿Qué
dices, Dalmau? Si consigo un novio de esa lista,
soy oro. —Su voz suena
excesivamente imprudente—. ¿Tú en?
—Uh… no… no, —Es todo
lo que soy capaz de decir, porque no
tengo aire en mis
pulmones.
—Tú no tienes que
mirarme tan disgustado por la idea. —Ella se
encoge de hombros otra
vez, mientras mi mente tambalea fuera de
control—. Estoy segura
de que tienes estándares de chicas que no cumplo.
¿Por qué pones una
cara de limón amargo?
—No estoy haciendo
ningún rostro. Sólo estas…—Me detengo,
porque no puedo pensar
en nada qué decir que no suene hiriente. Y a toda
costa juro nunca por
voluntad propia hacerle daño. Nunca.
—Adelante. ¿Sólo qué?
—Ella demanda—. Cualquier cosa que digas
no me sorprendería.
—Su tono evidentemente auto-condena. Hago un
gesto de dolor
mientras ella continúa.
—Hay miles formas de
terminar. ¿Crees que no los he escuchado?
Prueba con estos: Soy
demasiado perra para ser tu novia, demasiado fea,
demasiado rara, muy
loca, ¿muy inteligente?
—Yo no quería decir
que no me gustaría tenerte como novia —le
digo suavemente,
negándome a picar su anzuelo—. Quiero decir que
alguien más podría
hacerlo. Las novias toman demasiado tiempo.
Ella mira de reojo a
través de sus pestañas y me da la sensación de
que ella está
estudiando mis expresiones.
—¿Cómo sería? ¿Mi
mitad de este trabajo valdría la pena para ti? Tú
has dicho que quieres
el dinero. Vamos. Sé que hay mucho por hacer aquí.
Me siento como si
acabara de entrar en la tierra de la locura.
—No hay ninguna mitad.
Hay un trabajo y me refiero a conseguirlo.
Francamente, este giro
normal de verano parece ser la manera más fácil
que yo ganando la
lotería.
—¿Puedes estar seguro
de que vas a conseguir la pasantía? —dice,
inclinándose más
cerca.
—Estoy casi seguro
—miento.
—La totalidad de esta
pasantía es igual a ocho mil dólares de paga
de verano. —Ella mete
la mano en su bolso y saca normalmente la lista
arrugada y me la
devuelve a mí. —Me ofrezco a trabajar gratis, y tú
aceptas ser mi novio
falso por el resto del verano. ¿Qué tan difícil puede
ser? Vamos a
mantenerlo a luz. No tienes que usar tu nombre real. Si eres
ficticio, entonces tú
no tienes una familia que mis padres necesitan
conocer. Sólo necesito
que alguien me recoja en carro de vez en cuando y…
—No. Para. Por
supuesto que no.
—¡Sí! Es perfecto y tú
lo sabes. Tengo que ser normal, tú conseguir
el dinero, ambos
obtenemos las cartas de recomendación. Además, el
Señor Foley tiene dos
internos por el precio de uno. Di que sí. —Ella
parpadea.
—Imposible. —Parpadeo
de vuelta—. Tú no tienes idea de lo que
me estás pidiendo.
Estoy muy ocupado. —Ruego que ella crea que todo es
acerca de mí, no de
ella—. Yo trabajo en otro lugar, en el complejo
deportivo, y me ocupo
de mi abuela. No. Demasiado complicado.
Me paro y paseo por la
longitud de la sala re-leyendo los puntos de
su lista. Incluso si
yo estuviera de acuerdo, ¿cómo voy a ser capaz de
ocultar mi identidad
de sus padres pitbull? Si alguna vez lo descubrieran
ellos me atravesarían.
Infiernos… Tengo que admitir… Que tiene razón. Es
una buena idea.
¿Podríamos llevarlo a cabo si no uso mi nombre real?
Rastrillo mis manos
por mi cabello.
—No. No, es una
locura. Es imposible.
Miro hacia atrás. Ella
cruzó los brazos y está golpeando ligeramente
su feo zapato en la
alfombra.
—Lo estás haciendo de
nuevo —dice ella.
—¿Qué?
—Te estás poniendo
todo pálido y verdoso. Y estás murmurando
para ti mismo, otra
vez. ¿No puedes al menos ocultar tu rechazo total
hacia mí? Unos minutos
más en tú compañía y también podría ir yo misma
para atarme a las vías
de un tren.
—No digas eso. ¡Ni
siquiera bromees al respecto! La sola idea de
diez semanas estancado
con una sola novia, incluso del tipo falso, me da
urticaria por todo el
cuerpo. Demándame por hacer cara a eso. No creo
que hayas pensado en
esto de paso. Se trataría de todos nuestros amigos,
padres, incluso si no
uso mi nombre real, mensajes de texto, correos
electrónicos y un
montón de tiempo. El tiempo es algo que no hay que
desperdiciar. Además,
sería matar la variedad de… de… Sí… Chica diversión
de mi verano —implico,
preguntándome si ella me pondrá en evidencia.
La única variedad de
mi verdadero verano que anoto son los puestos de
trabajo adicionales
que recogeré en la pista.
Se vuelve de color
rojo brillante y tengo que esconder mi sonrisa.
—Asqueroso —resopla y
vuelve a frotarse las sienes—. Pero si no
puedo convencerte,
entonces tal vez podrías hablar con uno de tus
amigos. Uno chico que
no sea un prostituto como tú.
—¿Qué? —Jadeo.
Asombrado. Ella me golpea en el estómago de
nuevo—. Si… Si digo
que no, tú-tú... ¿significa que vas a pedirle a alguien
más? ¡Estás
completamente chiflada!
—Pensé que habíamos
cubierto ese tema. ¿Eres tu completamente
lento? SI. Soy
chiflada. Es por eso que tengo una lista llamada ―Cómo ser
normal‖.
Mi corazón se retuerce
porque creo que realmente cree eso. —Vas a
ser destruida por los
chismes. Acercarse a cualquier otra persona sería un
suicidio social. ¡No
puedes decirle a nadie más este plan!
Ella hace una mueca.
—¿Quieres dejar de
gritar? Mi cabeza se divide en la mitad desde
hace cinco minutos. No
hay necesidad de vaciar lo que queda. Además,
estoy mucho más allá
de preocuparme por chismes que se apliquen a mí.
Estoy segura de que
podría encontrar a alguien que tomaría $8mil para
pretender una cita
conmigo este verano.
Cuando me encuentro
con su mirada, puedo decir que ella está con
un gran dolor, pero
estoy casi seguro de que no tiene nada que ver con el
golpe en la cabeza
como ha estado jurando.
Tomo una respiración
profunda y lentamente vuelvo a sentarme a su
lado en el sofá.
—¿Por qué no tratas de
conseguir un novio de la forma habitual? Ya
sabes… Conocer gente.
Hablar. ¿Ser agradable? Guardando tu dinero —le
susurro.
—Yo no… Yo no puedo…
—Ella susurra de nuevo, no encontrándose
con mi mirada—. Yo no
soy así. No lo entenderías.
Pero lo entiendo. Y
odio hacerlo.
Antes de que pueda
decir algo más, el Señor Foley está de vuelta en
la habitación. —¡De
acuerdo! Problema resuelto. ¿Quién es el primero? —
El asiente la cabeza
hacia mí—. ¿Listo, Señor Porte? No puedo esperar
para ver sus ideas del
producto.
—Listo. —Le entrego la
lista a Rochi y me pongo de pie.
Cometo el error de
darle una última mirada. En cierto modo me
esperaba verla a punto
de llorar, pero ella me vuelve a sorprender. Su
expresión se convirtió
desafiante, retando. Estoy bastante seguro de que
ella me está
disparando un azul brillante, F-U… con esos grandes ojos
cerrados... Apagados.
Mis muestras de disco
de hockey se agrupan contra mi espalda
cuando llevo encima mi
mochila sobre mi hombro. Casi no puedo respirar.
No puedo caminar lejos
de Rochi ahora que ella me pidió ayuda
directamente.
Además, soy muy
consciente de que mi bolsa está llena de mierda. Si
se trata de muestras
de productos. Ella va a ganar. Ella cree que estoy a
punto de robar su
pasantía, pero después de ver esas calcomanías de
parachoques, sé que
soy el tiro largo. Tan pronto como el Señor Foley
compare mi currículum
de media página con un trabajo de asistente del
entrenador más
snack-bar a lo que Rochi ha escrito sobre ella, estoy muerto.
Mientras me muevo para
seguir al Señor Foley, ella saca sus
calcomanías.
Ella me parpadea los
mejores: Chicos en libros son mejores… Los
chicos en libros son
mejores. ¡Mierda! En parte es culpa mía que Rochi
Igarzabal crea que
esas malditas calcomanías de parachoques sean buenas de
verdad.
—Señor —llamo al Señor
Foley antes de que pueda cambiar de
opinión—. ¿Qué tal si
nos entrevista juntos?
Se desliza la máscara
de Rochi. Ella se encuentra con mi mirada y sus
ojos están tan
encendidos de esperanza, alivio y confianza, que estoy
seguro que he hecho lo
correcto.
Pero luego sale
disparada de su asiento y se encuentra muy cerca de
mí.
—¿Te refieres...?
—susurra.
Asiento con la cabeza,
y ella sonríe. Estoy abrumado por
pensamientos de canela
y sol y cuánto me gusta esa sonrisa real, tan
diferente de las que
había estado fingiendo toda la mañana.
—Gracias. —Ella agarra
mi brazo como si tuviera miedo a dejarme
ir—. Esto va a ser
impresionante. No te arrepentirás.
Me dan ganas de
gritar: Ya estoy arrepentido. ¡He sentido lastima
por tres años!
En lugar de eso sonrió
y digo: —Sí. Vamos a trabajar en los detalles
en la escuela. El lunes.
Ella asiente de nuevo.
Su pequeña mano tiembla contra mi brazo.
Sus dedos parecen
frágiles, con las uñas que han sido masticadas a nada.
Tal vez esto es
absolutamente lo que no debía hacer. Mierda.
Mierda. Y ¡mierda!
¿Qué he aceptado?
No es como si pudiera
retractarme ahora. Ella me dijo que iba a
contratar a otra
persona si no firmo. No podía dejar que eso sucediera. Y
maldita sea, yo
necesitaba este trabajo.
Me comprometo a velar
por ella. Asegurarme de que está bien.
Asegurarme de que no
la lastimen más, incluso de ella misma y sus ideas
extrañas. Diablos, he
estado por encima a Rochi Igarzabal durante tres años en
secreto. Ella no se
acuerda de mí, así que, ¿qué daño puede provenir de
tratar de ser su
amigo?
—¿Cuál es la idea?
—pregunta el Señor Foley, volviendo sus pasos
por el pasillo.
Rochi sigue la
tubería. —Si está de acuerdo, Señor Foley, tenemos una
forma donde podría
contratarnos a ambos, pero sólo pagando un salario.
El Señor Foley levanta
sus cejas salpimentadas por encima de sus
gafas y sonríe. —Estoy
escuchando.

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