La
despampanante mujer se puso en pie, con un vaivén de caderas propio de un
burdel, e ignorando completamente a Rocío, se guindó del cuello de Gastón.
–
¿Daniela que haces aquí? - preguntó
él retrocediendo.
–
Vine por ti mi amor. - susurró
Daniela dando un paso hacia él.
–
Dani... - Gastón miró a Rocío un
microsegundo y de nuevo a la mujer parada frente a él – por favor vístete, te
esperamos abajo.
Y
sin decir más tomó de la mano de Rocío y la guió por las escaleras.
–
¿Que fue eso? - explotó ella apenas
llegaron abajo.
Gastón
se pasó una mano por el rostro y suspiró.
–
Eso, era Daniela, mi ex novia.
Rocío
lo miraba como si le hubiera salido un tercer ojo.
–
¿Tú ex novia? ¿esa mujer era tú ex
novia?
–
si.
–
¿y qué hace aquí?
–
No lo sé – Gastón caminó hasta ella
y la tomó por los hombros no sé lo que hace aquí, o como entró o que quieres
pero...
–
pero claramente se te olvidó
decirme que tenias una novia – lo interrumpió Rocío soltándose de su agarre.
–
Es mi ex novia.
–
¿ah sí? - Rocío lo miró - ¿desde cuándo?
–
Hace... poco, pero lo es, nosotros
ya no tenemos nada.
–
¿y qué hace aquí entonces?
Gastón
negó con la cabeza.
–
no lo sé. Es lo que trato de
averiguar.
–
¿y cómo planeas hacerlo?
–
Preguntándole – afirmó él mientras
veía Daniela bajar las escaleras.
Rocío
la miró de pies a cabeza y un nudo se le hizo en la boca del estomago.
Daniela
era tan sofisticada y elegante, con un cuerpo delgado y estilizado como esas
modelos de pasarela, y su corta cabellera castaña que parecía salir en todas
direcciones pero que no la hacía ver despeinada sino al contrario. Irradiaba
riqueza y ciudad; era una mujer de etiqueta de la cabeza a los pies, de esas
que nunca se despeinan y siempre tienen el maquillaje perfecto. Con sus ojos
castaños como su cabello y su labial rojo parecía la mujer perfecta para que
Gastón llevara del brazo a una de sus reuniones importante. Nada que ver con
Rocío.
–
Gastu cariño, ¿puedes pedirle a tú
amiga que se vaya para poder hablar a solas?
Gastón
rechinó los dientes.
- Daniela, odio que me llames “Gastu” y lo
sabes. Y no estoy de acuerdo contigo, tú y yo no tenemos nada de que hablar y
Rocío es mi...
-
Vecina – lo interrumpió la aludida – soy la esposa de Pablo, el dueño de las
tierras de al lado.
Daniela
le brindó una mirada burlona y luego se arrimó a Gastón con total descaro.
–
Pero cariño, el viaje ha sido
matador y me esmeré para esperarte con una sorpresa en la cama, ¿cuál es tu
problema?
Gastón
se apartó.
–
Mi problema es que pudiste evitarte
ese viaje tan matador no viniendo.
–
Pero quería verte – ronroneó
Daniela. - además hay cosas de la firma de abogados que tenemos que
discutir. - añadió algo más seria.
Gastón
suspiró.
–
¿y no podías haber llamado antes?
Daniela
se cruzó de brazos realzando su busto.
–
Lo hice, y no contestaste mis
llamadas.
–
Bien – Gastón se pasó una mano por
el rostro – hablaremos sobre la firma.
–
Y sobre nosotros – dio por hecho
Daniela.
–
Basta Dani, no me fuerces, todo lo
que teníamos que decir ya lo dijimos.
–
No todo -lo interrumpió esta.
–
Terminamos – afirmó él y su
teléfono comenzó a timbrar.
Gastón
revisó el número y se apartó un poco.
–
Debo contestar, disculpen.
En
un segundo Rocío sitió la mirada penetrante de Daniela sobre ella.
...
–
¿¿Eso qué quiere decir??
-
Necesitamos esas fotos Gastón, las probabilidades de ganar este caso, con la
posibilidad de que Pablo nos ataque con esas pruebas, son casi nulas. Sobre
todo si lo que me dijo Peter es verdad y el hombre era un héroe. Es un caso
cerrado, y no tenemos pruebas del daño que él le causó a ella en su ataque, que
vendría siendo lo que aleguemos en su defensa.
–
Lo sé. - Gastón se pasó una mano
por la cara.
Y
pensar que su día había empezado tan bien.
–
Agustín, dame una solución eres el
mejor abogado que conozco.
Agustín
rió al otro lado de la línea.
–
halagarme no te servirá de nada
pero déjame seguir investigando y ver que consigo.
–
Gracias amigo – Gastón se recostó
de la encimera de la cocina y suspiró.
–
Te tiene calado ¿eh?
–
No tienes idea.
–
Rocío, ¿cuándo voy a conocerla? -
preguntó Agustín.
–
Pronto, espero, debo resolver el
problema de su matrimonio y su esposo lunático primero.
–
Siempre supe que eras un romántico.
¿cuando piensas tener una relación normal?
Gastón
rió.
–
Esas son aburridas.
Agustín
se quedó callado y Gastón adivinó que estaba sonriendo.
–
La amas ¿no?.
Gastón
suspiró.
–
más que a nada. Si la conocieras lo
sabrías.
–
No la conozco y te creo – Aguss se
rió – solo no dejes que te corten los...
Gas
estalló en carcajadas.
–
Haré lo que pueda.
...
–
así que... ¿hace cuanto lo amas?
Rocío
luchó consigo misma para no reaccionar.
–
¿qué te hace pensar que lo amo?
Daniela
bufó.
–
No soy estúpida, lo veo – se
encogió de hombros con una sonrisa socarrona – y no te culpo, quiero decir, el
es perfecto. Rico, apuesto y dulce, ¿qué mujer no lo amaría? Yo, por supuesto,
lo hago. Y para ti debe ser aun más atrayente ya que es un medio para salir de
este pueblucho.
–
Gastón no es un medio para nada, yo
jamás lo usaría. - Se defendió Rocío. -
–
¿ah no? ¿entonces si lo amas?.
–
Dije que jamás lo usaría, no que lo
amara.
Daniela
comenzó a caminar alrededor repiqueteando sus zapatos de tacón.
–
Bueno, entonces me alegra que no lo
ames porque así te dolerá menos.
Rocío
se odió por morder el anzuelo.
–
¿a qué te refieres?
Daniela
la miró sobre el hombro y sonrió.
–
O vamos, no eres estúpida, sabes
por qué estoy aquí.
–
Creo que el hecho de que ninguna de
las dos es estúpida ya quedó claro, así que hablemos sin dar vueltas, ¿qué es
lo que quieres?
La
castaña sonrió y se giró para encararla.
–
Vine por Gastón y no pienso irme
sin él.
–
Gastón no va irse hasta terminar
con la remodelación de sus tierras. - habló Rocío con un nudo en la boca del
estomago.
–
Lo sé – Daniela sonrió – es un
testarudo. Pero cuando termine con sus ridículas tierras va a volver a la
ciudad, a su mundo. Y yo no me voy a ir de aquí sin un anillo de compromiso en
mi dedo anular.
Rocío
luchó para no demostrar los mil sentimientos que la llenaron.
Gastón
no pertenecía a su mundo, eso ya lo sabía, cuando terminara se iría, eso
también lo sabía, pero saberlo no hacía que doliera menos. Lo que no estaba dispuesta a aceptar es
verlo casarse con otra, eso no, nunca, sobre su cadáver. La única en portar el
apellido Dalmau seria ella misma. Rocío de Dalmau. Fin.
“Tú
ya estás casada cariño” - habló una fastidiosa voz en su cabeza, que
convenientemente se parecía a la de Daniela.
–
¿Esperas que te pida matrimonio?
–
Sé que me pedirá matrimonio, y no
me iré de aquí antes de eso.
–
¿por qué estás tan segura?
Daniela
rió.
–
Porque yo soy perfecta para él,
solo mírame, soy la perfecta señora de Dalmau. La próxima señora de Dalmau.
Esa
frase quemó los oídos de Rocío y una oleada de nauseas la llenó.

ahhh me mori subi mas rapido
ResponderEliminarah plis subi plis subi el proximo cap no demores porfis !
ResponderEliminarSoy Martu, viste? comentè.. y bueh ya sabes q amo esta nove asique subi seguido y no solo los sabados ajajaj! besos chiquis
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